Caracteristicas de la revolucion de los moderados

12.3.- ISABEL II. EL REINADO EFECTIVO

En 1843, para evitar una nueva regencia, se adelantó la mayoría de edad a Isabel II comenzando el gobierno efectivo en 1843. En la primera época se sucedieron varios gobiernos breves hasta el establecimiento de los moderados de Narváez (mayo 1844). Isabel II fue una reina que no cumplió su papel como referente moral, por lo que fue mal vista por el pueblo; además, no estuvo preparada para ser reina en un sistema liberal, al educarse dentro de la “camarilla de la reina” (absolutista)En este periodo (1843-1868) se intentó modernizar España y afianzar la causa liberal, por lo que en el plano económico se buscó un sistema común; en el social, acabar con los privilegios e igualdad ante la ley;
En el jurídico, unificar la jurisprudencia elaborando códigos comunes (Se logra el mercantil, pero no se completan el civil ni el penal). La administración, se dividió en central, provincial y local, con leyes de aduanas y ayuntamientos. En el plano socio-cultural, se buscó un sistema de educación común (se elabora un reglamento de educación primaria, no de segundaria), y se modernizan las comunicaciones, construyéndose el telégrafo, carreteras y el ferrocarril (favoreció el mercado interno y las exportaciones) que comunique a el Estado central con las demás regiones. Destaca el problema del alto gasto de la Hacienda (deuda), la diferencia económica entre regiones (industrialización),el analfabetismo, la oposición de los estamentos privilegiados, la tradición federalista (fenómeno juntista), la intromisión de los militares, la tendencia a la adjudicación del Estado (poco diálogo entre partidos) y la debilidad de la burguesía española (poca industria).Los partidos que dominaron la escena política tenían como denominador común el ser partidos de notables, y estar cohesionados mediante el establecimiento de redes clientelares (dirigencia a cambio de favores), lo que causaba divisiones y facciones internas. Destacaron el partido
Moderado y el Progresista. Los moderados, apoyados por militares, nobles, alta burguesía y los profesionales libres yfuncionarios; estaban divididos en la facción conservadora (Valmes, y Bravo Murillo), que era de derechas; los centristas, entre los que destaca Narváez, Donoso Cortés, Martínez de la Rosa y Pedro José Pidal); y la Izquierda Puritana (Serrano, Cánovas, O´Donnell y Francisco Pacheco), más próximo a los progresistas. El partido Progresista también estaba dividido en los hombres legales (con Manuel Cortina, Collado y Prim) en el ala derecha, los progresistas puros (Madoz, Sagasta y Espartero) en el centro, y la coalición de izquierdas (Orense, Ribero y Becerra) en la izquierdaLa primera etapa del reinado de Isabel II fue la década moderada (1844-54), gobernando Narváez al frente de este partido. Destacó la promulgación de la Constitución del 45, constitución que marginaba a los progresistas y que defendía la soberanía compartida entre corona y Cortes, la confesionalidad católica y la supresión de libertades (libertad de imprenta) para establecer un sistema de orden. El titular del poder ejecutivo era el rey, que delegaba en el presidente al frente del consejo de ministros y de él dependía el judicial. En cuanto al legislativo, la iniciativa la compartían el rey y las Cortes,teniendo el rey derecho de veto absoluto. Las Cortes eran bicamerales, con un senado elegido directamente por el rey y un congreso formado por 350 diputados de 350 distritos electorales elegidos por sufragio censitario (Ley electoral del 46: votan los que justifiquen más de 400 reales).

Otras reformas fueron la reforma fiscal (1845) (excepto Navarra y Vascongadas), por la que se unificó la fiscalidad, se estableció un sistema de contribución mixto equitativo y universal; una ley administrativa (1846) por la que se define España como un Estado liberal, unitario, uniforme y centralista. Sobresale la reforma administrativa, que queda a medio camino (intento de independizar a los funcionarios de la política por Bravo Murillo); y una reforma sobre la jurisprudencia, intentándose codificar el derecho civil y el penal (se logra con el penal, pero no con el civil). También destacó la creación de la Guardia Civil sustituyendo a la Guardia Nacional, se mejoraron las relaciones con la Iglesia con el Concordato de 1851, y se elaboró una política de infraestructuras, con la primera normativa para construir ferrocarriles, (mediante inversión inglesa).

En 1848 se dio en toda Europa revoluciones de carácter político y social. En España esta revolución tendrá un enfoque demócrata y popular, destacando en 1846 la Segunda Guerra Carlista (caen los carlistas, que sólo estaban en Cataluña, en 1848). En 1847, Narváez obtuvo poderes excepcionales (ley de 13/3/1847) que le permitieron subir los impuestos y aumentar la deuda y la represión, lo que permitió mantener el orden y acabar con la revolución del 48. Aunque ésta tuvo repercusiones políticas, ya que hubo una escisión del ala izquierda del partido Progresista dando lugar al partido Demócrata (demócratas puros y los republicanos); y también aumentó el prestigio de Narváez frente a las potencias absolutistas (también por mandar tropas para reponer a Pío IX tras la República Romana de Maccini), lo que hizo que reconociesen a Isabel como reina.

En 1854 hubo otra revolución ocasionada por una crisis política (corrupción en la administración e insatisfacción de los progresistas, que quieren cambiar la Constitución del 45) y económica (subida de precio en los productos de primera necesidad y bajada del salario). Esta situación llevó al pronunciamiento militar de los generales Dulce y O´Donnell (junio 1854), destacando la Batalla de Vicálvaro (Vicalvarada) que demostró la debilidad de los moderados de Sartorius y la incapacidad de los sublevados para vencer, lo que les obligó a buscar apoyo. Cánovas elaboró un manifiesto para conseguir el apoyo de los demócratas y progresistas, proclamándose contra la camarilla de la reina, la Constitución del 45, y las leyes electoral y de impuestos, sacar adelante el proyecto de Bravo Murillo (1852) y mayor autonomía para las provincias. Tras esto, comenzó la revolución progresista, con la formación de juntas revolucionarias de baja representación de las clases populares excepto en Madrid, lo que llevó a la revolución demócrata en la capital, enfrentándose la Junta y las tropas gubernamentales, lo que hizo que la reina depusiese a Sartorius y nombrase presidente a Espartero.

La siguiente etapa de gobierno fue el bienio progresista (1854-56), destacando la creación de la Unión Liberal entre O´Donnell y Cánovas (con la izquierda de los moderados y derecha de los progresistas), y el intento de elaborar la Constitución de 1856, conocida como la “non nata”, que contemplaba la soberanía nacional, la defensa de las libertades, el establecimiento de una jurisprudencia común en el territorio, la meritocrácia en el funcionariado, la confesionalidad católica junto con un acta de tolerancia religiosa, y en cuanto a la organización de poderes, en el ejecutivo el titular era la corona, limitada por las Cortes (no podía declarar amnistías o enajenar los bienes de la corona sin permiso); en el legislativo se proponían Cortes bicamerales con personas con nivel económico y académico y sin la participación del rey en la elección de senadores; y la independencia del poder judicial junto con el restablecimiento de la milicia nacional. Además, en el bienio se promulgaron otras leyes como la desamortización general de Madoz (mayo 1855), la ley general de ferrocarriles (junio 1855), la ley de colonias agrarias (1855) y la ley de sociedades crediticias y del sector bancario (enero 1856), que impulsan la banca privada. Otros proyectos que no salieron a la luz estaban dirigidos a la mejora social, como la formación de asociaciones obreras, la enseñanza primaria obligatoria y gratuita o el proyecto de salud pública y general.

Tras la caída de Espartero (1856) le sustituyó O´Donnell (tres meses), que propuso un Acta Adicional (un mes) dando a la Constitución del 45 un toque progresista. Con la subida de Narváez al gobierno y la Ley constitucional de 1857 se reforman las Cortes con el sometimiento del Congreso al Gobierno, que no se aplicó, y la diferenciación entre senadores vitalicios, por derecho propio(estamentos privilegiados) y hereditario (Grandes de España). Otras leyes en esta época fueron la ley de prensa (1857), que recortó esta libertad; la Ley Moyano (1857) o de educación general (que duró hasta 1970); y la creación de la comisión estadística (1857), que censó la población en el 57, 60, y 67, a partir de ahí cada 10 años.

Entre 1856-63, la estabilidad social y económica alentó a España a aumentar su prestigio internacional, por lo que mandó expediciones a México y la Cochinchina y declaró la guerra a Marruecos (con la Batalla de Tetuán). No obstante, del 63 al 68 hubo un periodo de crisis en el que se alternaron Narváez y O´Donnell. Esta crisis fue política (desacreditación de la corona ante progresistas y demócratas), económica (quiebra bursátil por quiebra de compañías ferroviarias) y agraria, lo que hizo subir los precios y ocasionó una crisis social que ocasionó protestas de las clases populares, que absorbieron la ideología de los progresistas y el Movimiento Obrero.

Como los progresistas de Prim no podían controlar la situación, se dio un pronunciamiento que al fracasar ocasiono el exilio de Prim, que contactó con los demócratas. Estas dos facciones firmaron el pacto de Ostende (1866) al que se sumó Serrano al frente de la Unión Liberal (tras la muerte de O´Donnell) (1867), por el que se propusieron derrocar a Isabel II. En 1868, con la Revolución Gloriosa, varios generales desembarcaron en Cádiz y se pronunciaron forzando a Isabel II a huir de San Sebastián a Francia.


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