Composicion de la desamortizacion

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TEMA 6: EL PROCESO DE DESAMORTIZACIÓN Y CAMBIOS AGRARIOS

JESÚS DAVID CABELLO TRENAS – 2º BACHILLERATO H.C.S



Durante el siglo XIX la agricultura fue la actividad económica más importante, hasta mediados de siglo soportó una permanente situación de atraso.

A este atraso hay que añadir que gran parte de las propiedades estaban vinculadas o amortizadas por lo que sus titulares solo tenían sobre ellas derecho de usufructo. Las propiedades vinculadas se agrupan en dos categorías principales: propiedades de la nobleza y propiedades de la Iglesia.

La principal medida práctica que tomaron los gobiernos liberales del siglo XIX fue la desamortización de los bienes eclesiásticos y municipales. Este hecho se convirtió en el símbolo de la revolución liberal española. Dos de los principios básicos de la ideología liberal eran la propiedad privada y la libertad económica. Ya las Cortes de Cádiz iniciaron un proceso de convertir la propiedad del Antiguo Régimen en propiedad liberal con la suspensión del Mayorazgo y Derechos Señoriales y desamortizando las propiedades de la Iglesia y Ayuntamientos.

La desamortización supuso dos momentos bien diferenciados. En primer lugar, los bienes colectivos de la Iglesia y Ayuntamientos pasarán a ser bienes nacionales. En segundo lugar, la puesta en venta, mediante subasta pública, de los mismos. La desamortización puso en el mercado libre más de la mitad de las tierras de cultivo de España.

La razón más importante de la desamortización fue de tipo financiero: sanear la Hacienda Pública y poner al Estado Liberal en condiciones para poder obtener préstamos de bancos extranjeros y hacer frente a los gastos de la guerra carlista. La segunda gran razón fue el deseo por parte de los gobiernos liberales de desarrollar el concepto liberal de la propiedad. Los liberales pensaban que había que eliminar cualquier impedimento a la disponibilidad de la propiedad y al funcionamiento del mercado. Supuestamente, al desaparecer las manos muertas aumentaría el número de propietarios, los cuales, mediante la aplicación de su trabajo, aumentarían su riqueza.

En la práctica, la desamortización no tuvo intenciones sociales, en el sentido de mejorar la situación de las masas campesinas más desfavorecidas. En la desamortización primó la idea liberal del individualismo económico.

Como resultado, los nuevos propietarios se convertirían en una masa de defensores del nuevo Estado Liberal.

La desamortización se produjo de manera discontinua, influyendo en ella los gobiernos constituidos. Se distinguen los siguientes períodos:

Godoy (1798-1808).

Para costear la guerra con Gran Bretaña la corona contrajo deudas que la pusieron al borde de la bancarrota. Ante esto, Godoy se vio obligado a buscar fondos. La desamortización de Godoy afectó a los bienes de determinadas instituciones religiosas y también incluía bienes no explotados de particulares.

Cortes de Cádiz (1820-1823).

Las Cortes gaditanas continuaron el proceso desamortizador mediante una amplia legislación que expropió bienes pertenecientes a los afrancesados, a concentos y monasterios y a tierras municipales. Todos estos bienes fueron vendidos en subasta pública.

Con la llegada de Fernando VII, estas leyes se paralizaron, pero en el período del Trienio Liberal, continuaron las medidas desamortizadoras. Estás fueron poco ambiciosas y además se deshicieron tras la caída del régimen liberal.

Juan Álvarez Mendizábal (1836).

Durante la regencia de María Cristina, al llegar al poder los liberales progresistas, se retomaron las medidas desamortizadoras. Su aplicación supuso la ruptura diplomática con Roma y la división de la opinión pública.

Esta desamortización (1836-1837) fue eclesiástica. Se declararon en venta todos los concentos, iglesias y catedrales. Los bienes que eran adquiridos en subasta se podían pagar en metálico o con títulos de deuda pública. Puesto que la Iglesia no recibió compensaciones, excomulgó tanto a los expropiadores como a los compradores de las tierras. Hasta el año 1844 los moderados no pararon las desamortizaciones. Los resultados fueron muy variados:

·En cuanto al saneamiento de Hacienda, los resultados fueron menores de lo esperado. Esto fue porque se pagaron en Deuda Pública a precio inferior al real.

·A los lotes de los bienes solo pudieron acceder las oligarquías adineradas.

·No cambió la estructura de la propiedad de la tierra, sino que se acentúo el latifundismo en Andalucía y Extremadura y el minifundismo en el Norte.

·La productividad agrario no aumentó, salvo en zonas destinadas al cultivo que, anteriormente, se utilizaban para el pastoreo.

·Se desarrolló en España una nueva clase propietaria, la burguesía agraria.

Pascual Madoz (Desamortización General de 1855).

Durante el Bienio Progresista (1854-1856) del reinado de Isabel II, Madoz saca a la luz su Ley General de Desamortización en mayo de 1855. Con ella se pusieron a la vente los bienes eclesiásticos que no habían sido afectados en la etapa desamortizadora anterior, los bienes de los pueblos, con cuyo arrendamiento se sufragaban los concejos, y los bienes comunales o baldíos, que eran aprovechados libremente por los vecinos.

En esta ocasión, el campesinado participó en mayor medida en las compras en el centro y norte peninsular. En el sur, el gran tamaño de las fincas sacadas a subasta continuó impidiendo al pequeño campesino acceder a las subastas.

Fue una desamortización aplicada rápidamente y, al no ser retirada por los gobiernos posteriores, alcanzó un gran volumen de ventas. El sistema de pago fue el pago en metálico lo que retrasará mucho el cobro total de lo vendido. La recaudación se destinó a cubrir las necesidades de Hacienda y a financiar el ferrocarril.

Sus resultados no siempre fueron muy positivos:

·Eliminación de la propiedad comunal, lo que provocó la ruina de los ayuntamientos.

·Se perjudicó a los vecinos más pobres ya que se vieron privados del aprovechamiento libre das las tierras comunales por lo que la alta burguesía fue nuevamente la beneficiaria.

·Eliminación de la propiedad eclesiástica, como resultado se acabaron las relaciones con la Iglesia.

·No supuso tampoco la necesaria reforma agraria, aunque trajo consigo la expansión de la superficie cultivada.

A continuación me dispongo a explicar el segundo documento que se nos adjunta a la prueba. El documento consiste en una ley escrita el 19 de mayo de 1855 en Aranjuez en la que el Ministro de Hacienda, Pascual Madoz y, la Reina de España, Isabel II declaran en estado de venta todas las propiedades pertenecientes al Estado, al clero y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas.

Gobierno de la Unión Liberal (1855-1863). O’Donnell.

Durante esta época aparecerán otros decretos que afectarán fundamentalmente a los bienes civiles. En 1863 surgió la Ley de Montes, ésta marcó el destino de este tipo de tierras al eliminar el uso que de ellas hacían los campesinos y fomentó su venta a propietarios privados o su explotación en arrendamiento por particulares.

Ya que hemos visto el proceso desamortizador podremos comentar el primer documento que se nos adjunta a la prueba. Consiste en un diagrama en el que se nos comparan las distintas etapas de la desamortización. La primera etapa, desde 1836 hasta 1844 coincide con la legislación de Mendizábal. En este período observamos como la desamortización fue mayoritariamente eclesiástica. Entre los años 1845 y 1854 se produce una pausa en la legislación anterior, debido a los gobiernos moderados de la época. Posteriormente, en 1855-1856, durante el Bienio Progresista, Madoz llevó a cabo su desamortización civil con lo cual, debido al sistema de pago en metálico a largo plazo, no se obtienen los beneficios hasta años después. Por último, durante el gobierno de la Unión Liberal, O’Donnell llevó a cabo la Ley de Montes. Con esta medida destinó las tierras de los montes a la explotación y privó a los campesinos de su uso.

Las consecuencias del proceso desamortizador fueron importantes, pero no todas las esperadas:

Desde el punto de vista económico, aumentó la superficie cultivada y la producción agraria por la puesta en cultivo de nuevas tierras, frecuentemente debidas a la deforestación. Por otro lado, aumentó la concentración de la tierra en pocas manos, porque las familias poderosas conservaron intacto su patrimonio, con lo que se mantuvieron los grandes latifundios en Andalucía, La Mancha y Extremadura. Tampoco se obtuvieron los resultados financieros esperados; la Hacienda Pública alivió su situación pero los fondos tardaron en llegar. Por último, desaparecieron las formas de propiedad compartida, incompatibles con el desarrollo capitalista.

Desde el punto de vista social, los campesinos no pudieron adquirir las propiedades desamortizadas y muchos vieron empeorar su situación: la mano de obra agrícola se proletarizó, los campesinos no tenían ningún derecho sobre la tierra y se convirtieron en jornaleros. Al desaparecer las tierras comunales, los campesinos más pobres se vieron privados de los pocos beneficios que obtenían de estas tierras y de los servicios sociales de los Ayuntamientos, que quedaron arruinados. Tampoco se consiguió crear una amplia clase media agraria, aunque si sustituyó la estructura social señorial por una estructura capitalista. Por último, los antiguos trabajadores de la tierra no fueron los beneficiarios. Sin embargo, se consolidaron las clases medias urbanas, compradoras de fincas rústicas, que se enriquecieron.

Desde el punto de vista político, las desamortizaciones ayudaron a la consolidación del Estado Liberal; provocaron continuas tensiones entre la Iglesia y el Estado liberal, creándose incluso enemigos entre los más afines a la Iglesia.

Desde el punto de vista cultural, provocó la destrucción o el abandono de un importante patrimonio y la pérdida de numerosas obras de arte.

Paralelamente, con la mejora de los transportes, el aumento de la población y la política proteccionista de los gobiernos moderados a favor de los cereales se incrementó la producción agrícola. El cultivo de la patata y el maíz, el trigo y otros cereales, el olivo y la vid fueron los cultivos predominantes.

La cabaña ganadera disminuyó por la abolición de la Mesta y la desamortización, al favorecer los cultivos en zonas de pastos. Además, la puesta en cultivo de muchas zonas trajo una considerable deforestación.

A finales de siglo, la política proteccionista se acentuó (arancel de 1981) con el objetivo e frenar la crisis agraria que atravesaban los cereales del interior que no lograban venderse en los mercados porque eran más caros que los extranjeros.

Mientras el cereal estaba en crisis, la vid conoció una etapa de auge excepcional al verse arrasadas las viñas francesas. Sin embargo, en 1892 la filoxera se expandió por España y cayeron las exportaciones de vino a Francia.

El olivo conoció el aumento de su cultivo en Andalucía, Cataluña y Bajo Aragón. Desde el siglo XIX al XX, el crecimiento de la superficie dedicada a especias frutales y a cultivos de regadío aumentó.

Por último, para que se produjera un crecimiento económico, era necesario que el capital de las propiedades desamortizadoras se destinase a la industria, lo cual no se produjo.

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