La revolución del 68 es un pronunciamiento militar disfrazado de revolución

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 La revolución de 1868 (Revolución de Septiembre o la Gloriosa) es, en realidad, un pronunciamiento con amplia participación popular. Prim, que era quien encabezaba el movimiento, era consciente de que los amplios sectores burgueses que representaba sólo aspiraban a un nuevo gobierno que tomase las medidas económicas y administrativas necesarias para enderezar la débil economía española. Estos sectores no querían de nin- guna manera subvertir la sociedad y por ello tomaron las medidas necesarias para que el movimiento no se les escapase de las manos. En Septiembre de 1868 por todo el país se forman espontáneamente Juntas Revolú- cionarias, dominadas por progresistas y demócratas. Hasta la formación del Gobierno Provisional de Serrano, las Juntas organizaron a los revolucionarios: Voluntarios de la Libertad. Pero el gobierno provisional, formado por progresistas y unionistas (margina a demócratas) y presidido. Por Serrano (unionista) con Sagasta, Topete, Prim como mi- nistros, se decidieron a estabilizar el nuevo régimen marginando a los demócratas y los republicanos. Esta tarea pasaba por la supresión de las juntas revolucionarias y la Milicia Nacional (Voluntarios de la Libertad), por ello el gobierno provisional las disuelve por decreto: algunas opusieron una gran resistencia. En resumen’se imponen los elementos más conservadores de la coalición evitando cualquier intento revolucionario. 
El sexenio es un periodo turbulento de la Historia de España: relaciona brevemente los conflictos que se dan en el periodo.
  El mismo año de la revolución se produce la insurrección en Cuba (Grito de Yara que da origen a la Guerra Larga) que lastró todo el sexenio, pues no se pone fin a dicho conflicto hasta la paz de Zanjón en 1878. El conflicto obligó a una importante presencia de tropas españolas impidiendo una de las principales promesas y peticiones de los revolucionarios: la abolición de las quintas. Otro conflicto importante va a ser el de los alzamientos republicanos, importantes, aunque puntuales desde 1869, y quetienen su máxima expresión una vez proclamada la República con el movimiento cantonalista del verano de 1873, que pretende imponer una república federal “desde abajo” y que obligaran- a la intervención del ejército. No menos trascendente va a ser una nueva insurrección carlista que se inicia en 1872 y que alcanza especial virulencia tras la proclamación de la república. Dicha insurrección se produce tras unos primeros intentos de participación parlamentaria dirigidos por Nocedal y el conflicto se extiende hasta 1876.A estos  problemas pronto se añadirán otro: reorganización del movimiento obrero con la llegada del internacionalismo, aunque éste preocupó menos a los gobiernos, ya que desde la prohibición de las actividades de la AIT, tras la Comuna de Pan’s, hasta su h disolución efectiva pasaron muchos meses.
Texto¿A quién beneficia la forma de pago estipulada en los artículos 10 y 11? 
La burguésía urbana, junto a la nobleza, fue la principal compradora de bienes desamortizados y se convirtió en terrateniente. Ambas eran las únicas que podían comprar porque tenían dinero y títulos de la Deuda, ya que’el pago de los bienes se hizo, en su mayor parte, con títulos de deuda, pública y los tenedores de éstos o mejor, aquellos capaces de adquiridos en el mercado, fueron la burguésía o la nobleza. Incluso a quienes no tenían títulos en su poder les convénía realizar el pago aparentemente en títulos, aunque en realidad lo hiciesen en dinero, y no por la cuantía del precio de remate sino en cantidad suficiente para comprar títulos, ya que la ley permitía el pago de los lotes subastados o bien en efectivo, o bien por su valor nominal, mucho más alto que el del mercado por la depreciación que había sufrido la deuda española. 

Establece las diferencias entre esta desamortización y la de Madoz en los siguientes aspectos: objetivos y bienes a los que afecta. 

En cuanto a los objetivos en el caso de la de Mendizábal estánestablecidos en la propia ley y eran fundamentalmente ganar la guerra contra los carlistas y para ello era necesario sanear la Hacienda y obtener recursos para financiar dicha guerra, crear una masa de propietarios fieles al régimen liberal (los compradores de esos bienes desamortizados, cuya propiedad sera dudosa si se pierde la guerra) y castigar a la Iglesia, especialmente al clero regular que apoya al carlismo. Por su parte, la de Madoz tiene como objetivo obtener recursos para modernizar el país, ya que; en 1855 no hay ninguna guerra y si un proyecto de modernizar el país dando un impulso a la construcción de la red de ferrocarriles. Por ello, además de amortizar deuda, se destínó parte del producto de las ventas a equilibrar el presupuesto estatal y a subvencionar obras públicas, en especial el ferrocarril. Los recursos de la desamortización de Madoz (sólo se permitíó el pago en metálico) están ligados a esa construcción promovida por la Ley de Ferrocarriles del mismo año: 1855. La desamortización de Mendizábal afectó fundamentalmente a los bienes del clero regular, cuyas órdenes fueron disueltas, mientras que la de Madoz afectó a bienes municipales (propios y comunes), del clero, la instrucción pública, la Beneficencia y la Corona además del clero secular y por ello alcanzó un elevado valor de venta.

Define Mendizábal

Político español miembro de la burguésía comercial gaditana que apoyó el pronunciamiento de encabezado por el general Riego en 1820. Se exilió en Londres cuando se restablecíó en España el absolutismo, donde hizo una gran fortuna y alcanzó gran prestigio. Por ello, la corriente progresista del liberalismo le propuso para sustituir en el gobierno al moderado Martínez de la Rosa en 1835 como presidente y ministro de Hacienda. La medida más significativa que adoptó fue la llamada desamortización de Mendizábal (1836), aunque la desconfianza de la regente le impidió completar su programa con la revisión del Estatuto Real llevándole a dimitir en 1836. No obstante, tras el Motín de los Sargentos de La Granja, recuperó la cartera de Hacienda en 1836—37, continuando las medidas desamortizadoras.

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