La Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio reformista [incluyendo la política de reformas y realizaciones culturales]

14.3. Segunda República: la Constitución de 1931 y el bienio reformista

Tras la marcha de Primo de Rivera, el rey intentó volver a la normalidad institucional anterior a septiembre de 1923, como sí nada hubiese pasado. Así, encargó a Dámaso Berenguer, jefe de la Casa Militar del Rey, que se hiciera cargo del gobierno.
Berenguer pretendió una vuelta a la Constitución de 1876, pero esta vez solo contaba con el apoyo de antiguos caciques, como De la Cierva, Romanones,…. Ni conservadores ni liberales estaban dispuestos a seguirle.

A lo largo de 1930 la oposición fue creciendo. Desde muchos políticos de prestigio (Sánchez Guerra, Osorio y Gallardo,….) que se declararon “monárquicos sin rey”, hasta otros autoproclamados “republicanos“ ( como Alcalá Zamora o Miguel Maura ). A esta oposición también se sumarán intelectuales, algunos militares (sobre todo del cuerpo de Aviación y Artillería), así como los nacionalistas y gran parte del movimiento obrero. En agosto de 1930 se reunieron los representantes de los principales grupos republicanos y nacionalistas. Surgía así el Pacto de San Sebastián, por el que se acuerda un frente común contra la monarquía. Era el llamado Comité Revolucionario, dirigido por Niceto Alcalá Zamora y encargado de contactar con los militares republicanos para conseguir un levantamiento y con los líderes obreros (UGT y CNT aceptaron entrar en el Pacto en septiembre y octubre, respectivamente).

El Comité llegó a preparar un golpe de estado, dirigido por el general Queipo de Llano, que fracasó el 15 de diciembre de ese año. Sin embargo, la opinión pública seguía aumentando sus simpatías por la oposición. Por eso, cuando el almirante Aznar sustituyó a Berenguer y convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, el resultado parecía claramente desfavorable a la monarquía.

El triunfo de las candidaturas republicanas en las grandes ciudades precipitó el 14 de abril de 1931 la proclamación de la República. La amplitud del movimiento popular llevó a que el rey Alfonso XIII, aislado y sin apoyos, se exiliara. Inmediatamente se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas. El gobierno debía dirigir el país hasta que unas nuevas Cortes Constituyentes dieran forma al nuevo régimen. No obstante, el nuevo gobierno tuvo que responder desde un principio al ansia general de reformas. Adoptó las primeras medidas para la reforma agraria, inició reformas laborales, emprendió la reforma militar, aprobó legislación educativa y puso en marcha el Estatuto provisional de autonomía de Cataluña.

El ambiente social, sin embargo, se encrespó inmediatamente. A la vez que la CNT promovía una amplia campaña de huelgas, los enfrentamientos entre la Iglesia y el nuevo gobierno fueron inmediatos. El sector más conservador de la Iglesia, encabezado por el Cardenal Segura, puso todo tipo de trabas al nuevo ejecutivo. El viejo anticlericalismo afloró de nuevo y en mayo de 1931 diversas iglesias y conventos fueron asaltados y quemados. La opinión pública católica se alejó desde un primer momento del nuevo régimen republicano.

Finalmente, en junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes en un ambiente de relativa tranquilidad y las urnas dieron una clara mayoría a la coalición republicano-socialista frente a los desunidos partidos monárquicos y de la derecha.  La nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1931, reflejó las ideas de esta mayoría. Estos son sus principales rasgos:

  • Soberanía popular


    Se declaraba al nuevo estado español como una «República democrática de trabajadores de todas clases».
  • Sufragio universal masculino y femenino


    Tras un largo y complejo debate en las Cortes, las mujeres españolas obtuvieron el derecho de voto. 
  • Extensa declaración de derechos y libertades, entre lo que destacaba el derecho al divorcio y equiparación de hijos legítimos e ilegítimos.
  • Poderes del Estado :
  • Poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales.
  • Poder ejecutivo


    Presidente de la República con escasos poderes y Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente pero que debía contar con la aprobación de las Cortes.
  • Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.
  • Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía.
  • En lo relativo a la «cuestión religiosa» (Art. 36 y 37)
    se establece un estado laico, con separación de Iglesia y Estado, libertad de conciencia y cultos y prohibición para la Iglesia de ejercer la educación.

Tras la aprobación de la Constitución el día 10 de diciembre fue elegido Alcalá Zamora como primer Presidente de la República.

El primer gobierno constitucional estaba formado por miembros de Acción Republicana, radicalsocialistas, socialistas, un catalanista, un republicano gallego y un independiente, estaba presidido por Manuel Azaña, que también era Ministro de la Guerra. Todos presididos por Manuel Azaña, que también desempeñaría la cartera de Guerra. Este gobierno debía sacar adelante todas las reformas contempladas en la Constitución, y para ello contaba con una amplia mayoría parlamentaria.  Pero la realidad social del país era diferente: así, una huelga de la Federación de los Trabajadores de la Tierra en la provincia de Badajoz terminó con una matanza acaecida en el pueblo de Castilblanco. La Guardia Civil mató a un campesino, lo que condujo al asesinato de cuatro guardias civiles. La Guardia Civil, en una especia de venganza, mató a cuatro manifestantes en Arnedo, en La Rioja.

A pesar de todo, el gobierno de Azaña se empeñó en sacar adelante las reformas:

  1. Reforma del Ejército
    Con la Ley de Retiro de la Oficialidad, que permitía a los oficiales retirarse con el sueldo íntegro, redujo su número de 21.000 a 8.000 y el de generales de 150 a 60. Con esto se intentaba configurar un ejército más reducido y adaptado a las necesidades del país.
  1. Reforma Agraria
    El proyecto de reforma agraria consistía, básicamente, en asentar a los campesinos sin tierra en las tierras de latifundio que, por no estar cultivadas o constituir propiedades muy grandes, se consideraban causa principal de la miseria campesina. Después de interminables discusiones en el Parlamento, se aprobó una Ley de Bases para la Reforma Agraria en septiembre de 1932 que afectaba a toda Andalucía, Extremadura, La Mancha y Salamanca. Declaraba la expropiación de tierras, entre otras, de origen jurisdiccional, las incultas, o arrendadas cerca de los pueblos.
  1. La Cuestión religiosa fue la que creó más enemigos a la República. En general la Constitución se aplicó con profundo disgusto en el mundo católico: la orden de los jesuitas fue disuelta, aunque no fueron expulsados del país, y sus bienes nacionalizados, se aprobó una Ley de Congregaciones, que exigía a las Órdenes religiosas una limitación en la posesión de bienes, la posibilidad de disolución en caso de peligro para el Estado y el dominio de este sobre todos sus bienes.
  1. La cuestión autonómica.
    Las elecciones de 1931 dieron la victoria a Esquerra Republicana, dirigida por Francesc Macià. La Esquerra representaba un nacionalismo exaltado que pensaba en la proclamación de una República. No obstante, la Constitución republicana sirvió para tranquilizar los ánimos y, con normalidad, el gobierno catalán (la Generalitat) elaboró un estatuto provisional de autonomía (Estatuto de Nuria).

El gobierno promovió, igualmente, una importante legislación educativa.
Se crearon nuevas plazas de maestros, se inició un programa de construcción de escuelas y se fundó el Patronato de Misiones Pedagógicas para extender la enseñanza entre los adultos.

Pronto, entre el ejército, afloró el descontento y en 1932 el general Sanjurjo intentó un golpe de Estado. Después del fracaso el golpista fue encarcelado, pero una ley de amnistía lo liberó en 1934. Además, en 1933 se hicieron sentir especialmente los efectos de la crisis económica mundial, a lo que se unía la lentitud en la aplicación de las reformas agrarias y el empobrecimiento del campesinado por los bajos precios agrícolas. Pero el detonante de la caída del gobierno de Azaña fue el suceso de Casas Viejas, en Cádiz, donde la Guardia Civil cercó y asesinó a dieciocho anarquistas. El presidente del Gobierno perdió los apoyos políticos y asumió la presidencia Martínez Barrios, que convocó elecciones para el 19 de noviembre de ese año.

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