Consecuencias de la desintegración de la gran Colombia

Estándar 115. Causas de la proclamación de la II República y crisis de los años 30
 El deseo de Primo de Rivera de institucionalizar el régimen se vio frustrado por el escaso apoyo que recibíó. A partir de 1928 los sectores sociales que hasta ese momento habían estado a su lado comenzaron a distanciarse. Las relaciones con el rey se fueron enfriando progresivamente. Además surgieron movimientos de oposición de distinta procedencia.
Por un lado, los viejos partidos dinásticos, que deseaban volver al régimen de la Restauración; el ejército, parte del cual estaba descontento por la política africanista y de favoritismo en los ascensos del dictador; el nacionalismo catalán, que si inicialmente le había apoyado, después se distanció por las medidas anticatalanistas de Primo de Rivera; los intelectuales (Unamuno, Marañón, Jiménez de Asúa,…), contrarios a la dictadura casi desde el principio, se opónían ahora con fuerza tras la política de censura y represión del régimen, que supuso el cierre del Ateneo de Madrid, o de las Universidades de Madrid y Barcelona.
Por otro lado, los estudiantes universitarios, que protestaban por la falta de libertades y por el apoyo de la dictadura a universidades católicas privadas; la izquierda obrera, que a partir de 1927 inicia nuevamente movilizaciones, que se harán más intensas a raíz de la crisis económica de 1929; el PSOE, que desde 1928 apoya la opción republicana.
Y por último, los republicanos, que se habían agrupado en la “Alianza Republicana”, y habían consolidado una imagen de defensa de la democracia y la libertad. Sus líderes en ese momento eran: Lerroux, Manuel Azaña y Marcelino Domingo entre otros.


En Enero de 1930, Primo de Rivera presenta su dimisión al rey, al constatar la falta de apoyo del ejército, siendo esta aceptada. El dictador acabó socialmente aislado e ideológicamente deslegitimado al no haber dado una salida constitucional a la dictadura.
Alfonso XIII, por su parte, encarga la formación de gobierno al general Berenguer (“dictablanda”), con el objetivo de restaurar el orden constitucional. Este nuevo gobierno, preocupado por los desórdenes, tardará en restaurar las libertades. Durante el año de su mandato la oposición fue en aumento, en especial el movimiento republicano.
Los intelectuales crean una “Agrupación al Servicio de la República”, liderada Ortega y Gasset. Los partidos antimonárquicos celebran actos unitarios, siendo el más importante el Pacto de San Sebastián (1930), en el que participan los principales líderes políticos y donde se establece la táctica de la oposición a la monarquía.
Un nuevo gobierno, presidido por el almirante Aznar, convoca finalmente elecciones municipales para el 12 de Abril de 1931. El triunfo de las candidaturas republicanas en las principales ciudades españolas pondrá fin a la monarquía de Alfonso XIII, proclamándose el día 14 de Abril la Segunda República.
La crisis provocada por el crac del 29 se dejó sentir desde el inicio de la II República, con el empeoramiento causado por la paralización de la emigración a América, provocándose así conflictividad social, aunque en España la crisis fue menor que en otros países más industrializados (EEUU, Alemania, Gran Bretaña…).


Estándar 122. Formación del Frente Popular y actuaciones desde triunfo hasta guerra.

A finales del año 1935 se desencadenó el escándalo del estraperlo, una trama de soborno financiero que salpicaba al gobierno surgido en el Bienio Contrarreformista presidido por Serrano, del PRR, con el apoyo de la CEDA. El presidente, desacreditado, decide dimitir y dejar un gobierno provisional de concentración y celebrar elecciones en Febrero de 1936.
La desaparición del centro por el hundimiento de los radicales dividíó la política en dos grandes bloques. La derecha, por un lado, se organiza en torno a la figura de Calvo Sotelo, fundador del Bloque Nacional, presentándose junto a la CEDA, pero sin incluir a la organización fascista, la Falange de las JOUS ni al PNV. Por otro lado, los partidos republicanos de izquierda se presentan bajo el Frente Popular, incluyendo a la Uníón Republicana, PSOE, PCE y el POUM, además del apoyo implícito de la CNT, que trataría de obtener el poder en coalición, como dictaba la Internacional Comunista y reeditando los apoyos de la Revolución de Octubre del 24., También era una forma de frenar el fascismo que se iba extendiendo por Europa.
Las elecciones que gozaron de una gran participación dieron la victoria al Frente Popular con 263 escaños, frente a los 210 de la derecha, gracias al voto de las grandes ciudades y sur y el este de España, además de Asturias.


Tras proclamar a Azaña presidente de la República, el gobierno llevará de nuevo un programa reformista, con una amnistía de los presos de la Revolución del 24, la Restauración del Estatuto de Autonomía Catalán, restaurando a Companys como presidente de la Generalitat, y la consecución del gallego, el envío a la periferia de los militares antirrepublicanos, la destitución de Alcalá Zamora para colocar a Azaña como presidente de la República y la ilegalización de la Falange.
Más relevante fue la restitución del Instituto de Reforma Agraria (IRA) y la reforma agraria, permitiendo esta expropiar fincas y mejorar las condiciones de las personas explotadas, encontrándose, eso sí, con la oposición de los terratenientes.
Sin embargo, la radicalización de la derecha, que pasará a la provocación y el enfrentamiento contra una izquierda que entrará en estas, desatará una inseguridad muy elevada llena de luchas y asesinatos, quema de Iglesias y Conventos y la preparación de un golpe para derrocar al gobierno. Este, incapaz de controlar la situación, soportará esta guerra interna, la cual llegará a su punto máximo el 12 de Julio cuando un grupo de pistoleros de la falange asesinan al teniente José del Castillo y, como venganza, al día siguiente, unos guardias del saldo del izquierdas, asesinan al líder derechista Calvo Sotelo, la gota que colma el vaso para que un grupo de generales fascistas lleven a cabo un pronunciamiento Militar en Ceuta y Melilla el 17 de Julio y el 18, un Golpe de Estado por todo el territorio, entre los que se encuentran Mola, Valera, Goded, Sanjurjo (que iba a ser el líder pero muere accidentalmente) y, por supuesto, Franco, dando lugar todo esto a la guerra civil.


Estándar 124. Discurso Negrín
1. Nos encontramos ante un discurso del político Juan Negrín. Este fue un doctor y político canario que llegó a presidir el último gobierno de la República (1937-1932) sustituyendo a Largo Caballero en el poder. Nacido en Las Palmas de GC en el seno de una familia de comerciantes canarios y estudió medicina en Leipzig. Fue escalando en el PSOE alineado prácticamente con Indalecio Prieto. Tras ser elegido diputado por Canarias en tres legislaturas, alcanzó primeramente el ministerio de Hacienda en el gobierno de Largo Caballero y posteriormente, en su presidencia, que se caracterizó por apoyarse en el PCE y presentar una resistencia que alargara la guerra. En este discurso, Negrín expresa los motivos que llevaron a la sublevación militar del bando nacional.

  
 En primer lugar, comienza relatando los dos primeros gobiernos de la República, el bienio progresista y reformista formado por la izquierda y los republicanos y presidido por Azaña, y también el bienio contrarreformista presidido por el PRR de Lerroux.
Continúa en el segundo párrafo, explicando los resultados de las elecciones que convocó el gobierno de derechas en 1936 y que vence el Frente Popular, dando una ventaja a la izquierda cuando suele ocurrir que quien convoca las elecciones gobierna. Posteriormente, narra en el tercer párrafo las reacciones de la derecha que no aceptó los resultados y trataron de sabotear al gobierno mediante el boicot y la violencia, bajo dictaduras fascistas. También, considera que el gobierno no fue contundente y permitíó estas reacciones, un error que pagaría cuando parte de los extremistas de izquierda entran en la provocación y comenten delitos y asesinan a Calvo Sotelo.


Finalmente, en el último párrafo expresa que, pese al error injustificable del asesinato, este solamente se usó como excusa en la derecha española para justificar un golpe que ya estaba preparado con mucho tiempo, planeado por aquellos reaccionarios que querían recuperar lo que les quitó la República, sus privilegios que con él han recuperado.

2. La Guerra Civil surge en un panorama de grandes convulsiones tanto en España como en Europa. La crisis del 29 complicó enormemente la situación de las democracias europeas que habían surgido con fuerza después de la II Guerra Mundial al generar un clima de agitación y radicalización con el surgimiento político tanto de extrema derecha como de extrema izquierda que se tradujeron en regíMenes totalitarios fascistas como el de Hitler, Salazar o Mussolini, o socialistas como Stalin en la URSS. Solo sobrevivieron aquellas democracias que fueron capaces de integrar el socialismo dentro de los sistemas democráticos.
En España, la caída del gobierno centroderechista de Lerroux por la crisis del estraperlo a finales de 1935 provocó la convocatoria de elecciones para Febrero de 1936, unas elecciones fundamentales por la desaparición del centro político representado por el PRR con la división del bloque derechista con la CEDA y el Bloque Nacional, y la izquierda que se había agrupado en comunistas, socialistas y republicanos en el Frente Popular. La victoria electoral en unas elecciones con una gran participación otorgó el poder a una izquierda que trató de recuperar el programa del Bienio Reformista, contra una derecha que nunca aceptó la derrota pasando a la conspiración, provocación y enfrentamiento.


La radicalización de la izquierda que trató de responder a las provocaciones y los asesinatos del general Castillo y Calvo Sotelo, uno por bando, serán los detonantes del golpe militar que iniciaría la Guerra.

Estándar 127. Consecuencias de la Guerra
La Guerra Civil Española se inició el 18 de Julio de 1936 y tuvo su final el 1 de Abril de 1939. Esta Guerra se produjo como reacción al fracaso del golpe militar en España y trajo consigo numerosas consecuencias:
En primer lugar y tratándose de las consecuencias demográficas, las cifras fueron muy dispares en lo relativo a las pérdidas humanas. Aproximadamente en la guerra e inmediata posguerra se produjeron 500.000 muertes, a las que hay que añadir los no nacidos y la pérdida de población joven. Además, en total hubo unos 450.000 exiliados. Aunque algunos fueron retornando durante la dictadura, muchos no volvieron. Eran población joven, activa y que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país (élites científicas, literarias y artísticas de la Edad de Plata). También fueron evacuados los niños al extranjero.
En cuanto a las consecuencias económicas, fueron catastróficas. La renta nacional y per cápita sufre una caída de la que no se recuperará hasta 1950, se destruye el 60% de las vías de comunicación y el 80% del tejido industrial, especialmente en Asturias y País Vasco. Los cultivos y cosechas también son destruidos. Así mismo, se da el racionamiento y la financiación material de la guerra por parte de la República se hace con las reservas de oro del Banco de España y los nacionales con devoluciones en efectivo y materias primas.


Las consecuencias sociales se basaron en la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores, el desabastecimiento de las ciudades, así como las malas condiciones de vida y el descenso de la natalidad. Se producen destrozos en más de 180 núcleos urbanos, iglesias y centros públicos dejando una población dolida, destrozada y rencorosa. Sin embargo, la oligarquía terrateniente, industrial y financiera recuperan la hegemonía económica y social.

Por último, las consecuencias culturales fueron el exilio y la muerte de los intelectuales y artistas más brillantes, poniendo fin así a la Edad de Plata de la cultura española y dando comienzo al nacionalcatolicismo.
El régimen instaurado por el general Franco supone el fin de la República y del esfuerzo más serio que se había hecho hasta el momento para modernizar el país en un marco democrático de convivencia. El mayor drama de la Guerra Civil fue la pervivencia de las dos Españas, la división de la sociedad civil entre los vencedores y los vencidos, una grave herida difícil de cicatrizar. El régimen de Franco nunca optó por la reconciliación de los españoles.

Estándar 132. Franquismo
Franquismo es el nombre que recibe en la historia el régimen instaurado por el general Franco a raíz de su victoria en la Guerra Civil (1936-1939) y que se prolongó hasta su fallecimiento en 1975. Se caracterizó por un autoritarismo extremo, siendo sus rasgos más relevantes varios.


Por un lado, el totalitarismo, inspirado en el fascismo italiano. El Franquismo suprimíó la Constitución de 1931 y el Parlamento, prohibiendo además todos los partidos políticos y sindicatos obreros no dependientes del régimen. 

Además, el caudillismo: Franco concentró los cargos de Jefe del Estado, Presidente del Gobierno, Generalísimo de los ejércitos y jefe (caudillo) del partido único. 

Por otro lado, la concepción unitaria y centralista del Estado. Se abolieron los estatutos de autonomía de Cataluña y País Vasco, y se prohibíó el uso de lenguas vernáculas. Territorialmente, España se dividíó en provincias a mando de un gobernador civil y en regiones militares.

Asimismo, la represión es carácterística del franquismo. De esta manera, fue sistemática a cualquier tipo de oposición al régimen. 

También hubo un rígido control político e ideológico de la población a través de la Guardia Civil, la Policía Armada, la policía secreta y el Movimiento Nacional (Falange, etc.). Igualmente, un control de la totalidad de los medios de comunicación (prensa, TV y radio), del sistema educativo oficial y de la propia Iglesia católica. La única ideología aceptada y propagada era el “nacional-catolicismo”. 

Los pilares en los que se sustentó el régimen franquista fueron tres el ejército (que participaba en el poder político proporcionando ministros y gobernantes provinciales), el partido único (Falange Española Tradicionalista y de las JONS) donde muchos de sus miembros ocuparían cargos de administración del control los medios de comunicación, y la Iglesia católica, que legitimaba al régimen, se financiaba de él y ejercía el control de la educación y la moral.


En cuanto a la organización del Estado, el franquismo se opuso a toda clase de sistema democrático, por lo que no existíó una división real de poderes. Así, el poder ejecutivo recaía exclusivamente en Franco, el legislativo en unas Cortes establecidas en las Ley Constitutiva de Cortes de 1942, cuyos miembros, los procuradores, eran elegidos por el propio régimen; y el judicial, formado por magistrados también seleccionados por el régimen.
El nuevo régimen se opuso también a reconocer derechos como el de manifestación o la formación de sindicatos. Como alternativa a estos se crearon los llamados sindicatos verticales, dependientes de un sindicato único: la Organización Sindical. Se trataba de una institución controlada por el régimen que favorecía a terratenientes y a la élite industrial y financiera.
Una vez finalizada la Guerra Civil, y ante la falta de una Constitución, el franquismo irá legislando en virtud de las llamadas Leyes Fundamentales del Reino, es decir, un conjunto de leyes aprobadas entre 1936 y 1967 que sirvieron para dar legalidad jurídica al régimen y organizar los poderes del Estado. Estas serían:
 Fuero del Trabajo (1938), Ley Constitutivas de las Cortes (1942), Fuero de los Españoles (1945), Ley de Referéndum Nacional (1945), Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947), Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y Ley Orgánica del Estado (1966).
De esta manera, Franco irá “maquillando” el régimen para dar un aspecto falsamente democrático. Así, España adquiere la forma de “democracia orgánica” basada en la familia, el municipio y el sindicato, a través de los procuradores enviados a las Cortes.


En cuanto a la estructura territorial, se confió el poder a los llamados gobernadores civiles que, además, eran los cabezas del Movimiento Nacional en cada provincia. Por su parte, el poder militar se asentó sobre dos pilares: los gobernadores militares de cada provincia y los capitanes generales (al frente de las provincias militares). Con todo ello, se aseguraban el control del régimen sobre la totalidad del territorio.
Finalmente, en 1969, Franco nombró al príncipe Juan Carlos su sucesor a título de rey, tras jurarle fidelidad a él y a las Leyes Fundamentales del Reino. Este corpus legislativo será modificado por la Ley de Reforma Política (1976) durante la Transición, y derogadas por la Constitución de 1978.

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