El final de Al-Ándalus

1.MODELO 0 A

Describe la evolución política de Al Ándalus


1 El proceso de conquista y el valiato o emirato dependiente (711-756)


Durante esta etapa de asentamiento inicial, la península Ibérica se integró como una provincia más del califato de Damasco, gobernada por un valí o emir (jefe superior) que actuaba como delegado del califa.

Fueron años de gran inestabilidad política y de fuertes enfrentamientos entre los propios grupos musulmanes.

2 El emirato independiente (756-929)


Abd al-Rahman I (756-788), miembro de los Omeyas superviviente de la rebelión abbasí en Oriente Medio, consiguió llegar a la Península, donde se hizo con el poder y se proclamó emir independiente.

Pero esta independencia de Al Ándalus se limitó solo al ámbito político, ya que en el religioso se siguió reconociendo la supremacía espiritual del califa de Bagdad.

En general, el emirato independiente fue una etapa de consolidación y reorganización del poder musulmán en Al Ándalus.

3 El califato de Córdoba (929-1031)


Abd al-Rahman III (912-961) dio el paso definitivo para la independencia de Al Ándalus en 929 al autoproclamarse califa, es decir, independiente en el ámbito político y también en el espiritual. Reivindicaba así la legitimidad de su dinastía –los Omeyas– frente a la usurpación cometida contra su familia en la rebelión abbasí de 750.

El periodo del califato de Córdoba constituyó el momento culminante del poder político musulmán en España.

En el terreno militar la figura más destacada fue Almanzor (976-1002), quien ejercíó el poder efectivo en nombre del califa Hisham II (976-1009).
El califato se convirtió bajo su mando en una dictadura militar, que se manténía gracias a las victorias de su poderoso ejército. Muerto Almanzor (1002), las luchas entre bandos rivales caracterizaron la fase final del califato, que acabó desintegrándose en numerosos reinos de taifas.

4 Los reinos de taifas (1031-1090)


En 1031 una rebelión en Córdoba depuso al último califa, y el califato se fragmentó en una multiplicidad de reinos de taifas.

Su elevado número inicial se fue reduciendo, sobre todo por la incorporación de los más pequeños en otros mayores. Fue una etapa de disputas entre los diferentes reinos.

Pero su debilidad política no se tradujo ni en crisis económica ni en decadencia cultural.

5 La unificación almorávide (1090-1145)


Ante el avance militar y la fuerza creciente de los reinos cristianos (conquista de Toledo en 1085), los reinos de taifas reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultra ortodoxos que habían creado un gran Imperio en el norte de África, al que acabaron incorporando los distintos reinos de taifas.

Sin embargo, el poder de los almorávides no llegó a consolidarse y la unificación de Al Ándalus bajo su mando tuvo una breve duración.

La descomposición del poder almorávide propició una nueva fragmentación política, de la que surgieron los segundos reinos de taifas.

6 La unificación almohade (1146-1232)


Los almohades habían constituido un nuevo Imperio en el norte de África y desde allí cruzaron a la península Ibérica, donde fueron incorporando a sus dominios los nuevos reinos de taifas surgidos tras los almorávides.

La reacción de los reinos cristianos y su victoria en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212) marcaron el comienzo del declive almohade en la Península, cuyo debilitamiento supuso el surgimiento de los terceros reinos de taifas.

7 El reino nazarí de Granada (1237-1492)

Ante el avance cristiano, fueron sucumbiendo todos los nuevos reinos de taifas, excepto el de Granada, que bajo la dinastía nazarí consiguió sobrevivir, aunque sometido al vasallaje de Castilla.

En sus dos siglos y medio de existencia fue escenario de disputas internas casi constantes. Además, la presión exterior ejercida por Castilla obligó a los reyes granadinos a practicar una política que basculaba entre la guerra y la paz; esta última a cambio del pago de parias y el reconocimiento de vasallaje al rey de Castilla.

Finalmente los Reyes Católicos emprendieron una guerra de conquista de diez años de duración (1482-1492), que concluyó con la incorporación definitiva del reino de Granada a la Corona de Castilla. De este modo desaparecíó el último Estado musulmán de la Península.

1.Junio A

Comenta el ámbito territorial y carácterísticas de cada sistema de repoblación, así como sus causas y consecuencias

La repoblación por presura (siglos VIII-X)


Se aplicó en las tierras situadas al norte del Duero y en el Piedemonte pirenaico.

Fue impulsada por la presión demográfica existente en los reducidos núcleos cristianos iniciales y tuvo a su favor que los territorios ocupados estaban prácticamente despoblados, por lo que no requerían una conquista previa.

El sistema de presura consistía en la ocupación de tierras sin dueño, ya que, según el Derecho romano, la puesta en cultivo de un terreno despoblado otorgaba al que lo hiciera la propiedad sobre el mismo.

Este procedimiento se realizó por iniciativa de grupos de campesinos o por iniciativa de nobles y monasterios. El resultado fue el predominio de la pequeña y mediana propiedad de tierras.

La repoblación concejil (siglos XI y XII)


Se aplicó a las tierras situadas entre el Duero y los Montes de Toledo, en el sector occidental, y en el valle del Ebro, en el oriental.

Esta segunda fase repobladora se vio favorecida por el crecimiento demográfico de los núcleos cristianos, que habían iniciado una fase de recuperación y expansión.

El territorio era dividido en concejos con grandes términos o alfoces, regidos por una ciudad o villa cabecera, en la que se instalaba un representante del rey y un grupo de caballeros para su defensa. Una vez constituido el concejo, el rey otorgaba un Fuero, Carta de población o Carta Puebla. A los nuevos pobladores se les concedía un solar para levantar su casa y tierras de cultivo, que al cabo de unos años pasaban a ser de su propiedad; también se les permitía disfrutar de las tierras y bienes comunales (bosques, pastos, etc.).

La población musulmana en estas zonas era numerosa y en general se le respetaron sus propiedades.

La estructura resultante de la aplicación de este sistema se caracterizó por el predominio de la propiedad mediana libre y la abundancia de tierras comunales. Ávila es un ejemplo de repoblación concejil.

La repoblación de las Órdenes Militares (primera mitad del Siglo XIII)


Las zonas afectadas por esta repoblación fueron el valle del Guadiana (La Mancha y Extremadura), en el sector occidental, y la provincia de Teruel y el norte de Castellón, en el oriental.

Se trataba de zonas extensas y poco pobladas, en cuya conquista habían destacado las Órdenes Militares.

Las Órdenes Militares recibieron grandes extensiones de tierra que dividieron en encomiendas (Alcántara y Santiago, en Extremadura; Calatrava, en La Mancha), al frente de las cuales situaban a un caballero de la Orden con cargo de comendador.

La estructura de propiedad predominante fueron los latifundios, dedicados a la explotación ganadera, la solución más idónea para zonas extensas y con escasa población.

La repoblación por repartimientos (segunda mitad del Siglo XIII)


Se aplicó al valle del Guadalquivir y al litoral levantino de Castellón a Murcia, últimas zonas reconquistadas.

Tras la ocupación de una ciudad con sus territorios circundantes, los oficiales reales hacían inventario de los bienes obtenidos y los repartían entre quienes habían participado en la conquista, dividíéndolos en lotes (donadíos) cuyo tamaño y valor estaban en función del rango social de quien los recibía.

A los numerosos pobladores musulmanes de estas zonas se les permitíó permanecer como colonos, pero muchos prefirieron huir a Granada o África.

El resultado fue la creación de grandes latifundios en poder de la nobleza, las Órdenes Militares y la Iglesia.

Conclusión general

El resultado final de todo el proceso repoblador fue una estructura de propiedad de la tierra que se ha mantenido hasta nuestros días prácticamente sin modificaciones, con el río Tajo como línea de división entre una España latifundista al sur y una España de medianas y pequeñas propiedades al norte.

1.Junio B

Explica las causas de la invasión musulmana y de su rápida ocupación de la Península


La presencia de los musulmanes en la península Ibérica se debíó a la confluencia de dos procesos simultáneos:

– El movimiento expansivo del Islam desde el año 634: los musulmanes habían conquistado el norte de África y habían llegado hasta el Atlántico.

– La crisis interna de la monarquía visigoda, que adolecía de una gran debilidad, tanto por el excesivo poder de la Iglesia y la nobleza como por el carácter electivo de la corona.

La causa inmediata fue la Guerra Civil desencadenada a la muerte del rey Witiza (en 710 o 711) tras la revuelta encabezada por el duque de la Bética, Roderico (don Rodrigo), para ocupar el trono. Musa, gobernador musulmán del norte de África, aprovechó la ocasión para emprender la conquista de la península Ibérica: en 711 envió una expedición dirigida por Tariq, que derrotó al ejército de Roderico en la batalla de Guadalete.

 La conquista fue rápida fundamentalmente por dos causas:

– Las escasas resistencias, debido al desinterés de la mayoría de la población hispana por defender una monarquía con la que no se identificaba.

– La actitud de tolerancia y respeto de los invasores musulmanes hacia los cristianos y los judíos, a los que consideraban sus protegidos por ser también «gentes del Libro».

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