Estatuto de autonomía del País Vasco 1979 comentario


7.1. En la historia de España el régimen de la Restauración es el periodo que se inicia en 1875 con el regreso de la dinastía borbónica en la persona de Alfonso XII, y termina en 1931 con la proclamación de la II República. Se distingue una primera etapa, entre 1875 y 1902, en la que se suceden los reinados de Alfonso XII (1875-1885) y la regencia de María Cristina (1885-1902), hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII.  El pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874 llevó a la proclamación de Alfonso XII. Se formó un gobierno provisional, presidido por Antonio Cánovas del Castillo, que fue en realidad el responsable tanto de la restauración borbónica, como de la orientación política del nuevo régimen, que, por ello, recibe el nombre de “canovista”.Cánovas se propuso dos objetivos. En primer lugar, elaborar una Constitución que permitiese el bipartidismo. Con ello, se evitarían los graves problemas de inestabilidad del reinado de Isabel II, los continuos pronunciamientos, la agitación en las calles, etc. En esta línea de pacificar la vida política del país, también se propuso poner fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista.  El bipartidismo del sistema canovista consistíó en que el juego político recaía sólo en dos grandes partidos: el Partido Conservador, dirigido por el propio Cánovas, y el Partido Liberal, liderado por Sagasta. Los demás partidos fueron sencillamente anulados, mediante otro de los aspectos del régimen, el “turnismo” alternancia pacífica en el poder: Ante el estallido de alguna crisis política, el jefe del partido de la oposición pasaba a ser presidente del gobierno. Se convocaban entonces elecciones, que, invariablemente, siempre ganaba el partido del gobierno. Por lo que, como otra carácterística del sistema, siempre hubo una fuerte manipulación o fraude electoral (los “pucherazos”), lo que era posible no sólo porque convénía a los dos partidos, sino por la presión ejercida por los caciques. El caciquismo es otro de los elementos carácterísticos del sistema canovista. Los caciques eran personas notables, sobre todo en el medio rural, con gran influencia en la vida local. Orientaban la dirección del voto, agradeciendo con sus “favores” la fidelidad electoral y discriminando a los que no respetaban sus intereses.El canovismo también intentó apartar al ejército de la vida política, por una ley según la que no podía intervenir en las disputas entre los dos partidos del sistema. Como contrapartida se otorgaba a los militares una cierta autonomía para sus asuntos internos y se dotaba al ejército de un elevado presupuesto.En 1876 se promulgó la Constitución de este sistema, que también fue el resultado del pacto entre los dos grandes partidos. Fue una Constitución de carácter conservador, inspirada en los valores tradicionales de la monarquía, la religión y la propiedad. La monarquía era la institución superior, incuestionable. Por ello, se establecía la soberanía compartida entre la corona y las Cortes, y se concedían amplios derechos al monarca: derecho de veto, nombramiento de ministros y potestad de convocar las Cortes, suspenderlas o disolverlas sin contar con el gobierno. Las Cortes eran bicamerales y estaban formadas por el Senado y el Congreso de los Diputados, este último de carácter electivo. No se fijó en la Constitución el tipo de sufragio, pero leyes posteriores establecieron primero un sufragio censitario, y, más adelante, con el partido liberal en el gobierno, el sufragio universal masculino (1890). La Constitución también proclamaba la confesionalidad católica del estado, aunque toleraba otras creencias siempre que no se hiciese manifestación pública de ellas. Asimismo, el texto constitucional reconocía, sin concretar, los derechos habituales de los ciudadanos dentro del sistema liberal.La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlista y cubana. La restauración de la monarquía, en la persona de Alfonso XII, ya le había restado muchos seguidores al carlismo.
Hubo sin embargo intervención militar, en las regiones que tradicionalmente habían apoyado el carlismo, hasta su total rendición, en 1876. Por otra parte, el final de esta guerra permitíó acabar más fácilmente con la insurrección cubana. Como resultado de la actuación militar y de la negociación con los insurrectos, en 1878 se firmó una paz (la Paz de Zanjón). Como conclusión, el canovismo supuso en síntesis un intento de pacificar la vida política del país, basado en el pacto entre la monarquía y los dos principales partidos, pero no sólo sin contar con las otras fuerzas políticas y sociales, sino anulando la posibilidad de que intervinieran. Por eso, bajo la aparente estabilidad y tolerancia, el sistema se iba desprestigiando, a la vez que la oposición se iba radicalizando, ante la imposibilidad de utilizar la vía parlamentaria. 


7.2.
En 1885, con Cánovas como presidente, murió Alfonso XII. Su viuda, María Cristina, madre de Alfonso XIII, pasó a ser regente. Firmó con Cánovas y Sagasta el Pacto del Pardo (1885), donde se aseguraba el turnismo y su supervivencia, acordando el retorno de los liberales al gobierno, lo que provocaría la separación de Romero Robledo del Partido Conservador en 1890. El sistema de Cánovas tenía como fundamentos: que la monarquía y la nueva Constitución de 1876 (6ª) debían ser respetados por todos los políticos que aspiraran gobernar; mantener el orden social; y un turno pacífico del poder que respetara dichos principios y evitara pronunciamientos militares.El carlismo propagó la idea de que España era la uníón de territorios diferentes con particularidades propias. Al ser derrotados tras la 3era guerra carlista, pasaron de la lucha militar a la política (dos facciones: una dirigida por Vázquez de Mella y, otra, liderada por Nocedal).Las causas del nacionalismo catalán fueron las transformaciones socioeconómicas de la regíón y el apoyo de la alta burguésía. Aparecíó un movimiento cultural y literario conocido como Renaixença, que fomenta la esencia catalana.
Fue en la Restauración de Cánovas cuando el nacionalismo catalán ganó importancia, surgiendo dos modelos alternativos: el republicanismo federal catalán, que reclamaba la soberanía para Cataluña, con Almirall, fundándose el Centre Catalá, con el que demandaba una mayor autonomía; y el de carácter conservador y corporativo, que defendía una república unitaria, fundándose la Lliga de Catalunya (1887).En 1891 Prat de la Riba crea la Uníó Catalanista (fusión de La Lliga y el Centre) que promovíó las Bases de Manresa(1892), que solicitaban autonomía y relaciones bilaterales con España. En 1901 se formó la Lliga Regionalista, liderada Francesc Cambó, que pasó a ser la principal fuerza política nacionalista. El nacionalismo vasco no tiene una fase preliminar cultural y literaria como el catalán. Surgíó debido al deseo de recuperación y defensa de los fueros por parte tanto del clero y burguésía como del campesinado; por lo que surgiría un nacionalismo radical con Sabino Arana: Partido Nacionalista Vasco (PNV)

 Este nacionalismo se caracterizaba por su catolicismo y antiliberalismo y por criticar la modernización del país (bases del carlismo). El regionalismo gallego surgíó del movimiento cultural del Rexurdimento, en el que participó Rosalía de Castro, pero no tuvo tanta repercusión. 

Movimiento obrero y campesino:

 La clase obrera padecía duras condiciones laborales y de vida: salarios bajos, horarios extensos, analfabetismo, malas viviendas, corta esperanza de vida y ausencia de seguros sociales. El movimiento obrero cobró importancia a la par que crecía la industrialización. En 1839 aparecieron en Barcelona las primeras asociaciones de ayuda y las primeras manifestaciones obreras, a pesar de que todas ellas estaban prohibidas legalmente.En 1855 aparece la Junta Central de Directores de la Clase Obrera, que apoyaría la primera huelga general en España, (1855), en Cataluña. Estos reivindicaban la mejora de las condiciones laborales.El anarquismo tuvo una difusión rápida entre los campesinos y obreros de Andalucía, Valencia, Aragón y Cataluña. En 1868 Giuseppe Fanelli, colaborador de Bakunin, fundó los primeros núcleos anarquistas. El principal propagador fue Anselmo Lorenzo. Adoptará también una vía violenta (terrorista), contra Alfonso XII, la Mano Negra (radicales anarquistas), bomba contra Martínez Campos, la procesión del Corpus Christi en Barcelona y el asesinato de Cánovas.

DIFERENCIAS:

 El anarquismo no cree en la fuerza del estado, mientras que el socialismo sí.El socialismo se introdujo de la mano de Paúl Lafargue, yerno de Marx, que fundó el Partido Socialista Obrero Español bajo la dirección de Pablo Iglesias, de ideología marxista. Destaca la fundación del sindicato Uníón General de Trabajadores (UGT, 1888) y la creación de las Juventudes Socialistas (1904).Se desarrolló también un sindicalismo obrero católico, naciendo los Círculos Católicos de Obreros que se reúnen en la Confederación Nacional de Corporaciones Católicas de Obreros.



7.3. Tras la independencia de la mayor parte del Imperio español con Fernando VII, España continuó manteniendo algunos enclaves coloniales repartidos por el mundo: Cuba, Puerto Rico, Filipinas, archipiélagos del Pacífico y posesiones en el norte de África. La época de la Restauración coincidíó con la época del Imperialismo europeo, y España estuvo en 2do plano a nivel europeo, por su escaso desarrollo industrial y a una armada débil. No se integró en ninguno de los bloques de la Alemania de Bismarck, Francia o Gran Bretaña. Cánovas planteó una política exterior neutral ante los enfrentamientos entre estas potencias, provocando la nula defensa del país frente a la amenaza externa de sus colonias.Cuba era la colonia más importante de España por sus mercados. Desde 1868 surgieron movimientos independentistas que originaron la Guerra de los Diez Años (Guerra Larga)
, causada por la nula representación en las Cortes y el deseo de las élites cubanas de obtener poder político. Comenzó con el Grito de Yara (un combate en el poblado de Yara entre líderes cubanos y fuerzas españolas). Fue el general Martínez Campos quien tuvo gran efectividad militar y una política conciliadora con gestos humanitarios; consiguió la firma de la Paz de Zanjón (1878). 
Martínez Campos ocuparía tres meses la presidencia de gobierno cedida por Cánovas, que prevéía que el debate sobre la paz cubana supondría un desgaste del gobierno al ser rechazadas sus medidas por los ricos hacendistas cubanos. Así sucedíó, y Martínez Campos lidió la paz para que Cánovas se llevara los frutos. Finalmente, se concedíó a Cuba mayor autonomía política, representación en Cortes, además de abolirse parcialmente la esclavitud con la Ley Moret de 1870.
Hubo otro conflicto menor: la Guerra Chiquita (1879-80)
, y la creación de partidos políticos como: el Partido Uníón Constitucional, formado por la oligarquía española latifundista; el Partido Liberal, integrado por criollos (descendientes de españoles, nacidos en América) y clases medias; y el Partido Revolucionario Cubano fundado en 1892 por José Martí, que pedía la independencia.

La última Guerra (1895-98



 se inicia con el Grito de Baire en 1895 (enfrentamiento en esa localidad entre españoles e insurgentes). Los dirigentes eran: José Martí, Máximo Gómez; que redactaron el Manifiesto de Montecristo, con el que exigían la independencia. El gobierno envió a Cuba de nuevo a Martínez Campos, dispuesto a negociar y, si no fuera posible, a derrotar la rebelión. La guerra fue muy cruda debido, tanto a la geografía, como a las pésimas condiciones de vida de los soldados (enfermedades como tifus, malaria o fiebre amarilla). Martínez Campos derrotó a las fuerzas independentistas, pero no pudo terminar con las guerrillas que contaban con apoyo de la población. 


Al no querer reprimir indiscriminadamente, abandonó Cuba, siendo sustituyéndole el general Valeriano Weyler, que dividíó la isla en sectores aislados, aplicó castigos, recluyó a la población en núcleos fortificados y arrasó cosechas. Weyler provocó una oleada de protestas internacionales, especialmente en Estados Unidos donde la prensa, a través de los periódicos animaban al presidente McKinley a que entrara en guerra para liberar Cuba. 
Cánovas murió asesinado en 1897 y Sagasta le sustituyó destituyendo a Weyler y concediendo la autonomía a Cuba, pero fue demasiado tarde. Cuando el acorazado estadounidense Maine explotó, en el puerto de La Habana (264 muertos), EE.UU. Acusó a España de haberlo provocado (aunque a día de hoy se desconoce el causante) y le envió un ultimátum, a la vez que el presidente McKinley hacía un último intento de compra a España, que el gobierno español rechazaba. EE. UU declaraba la guerra a España. Tenía evidentes intereses comerciales con la isla. Gran parte de la opinión pública española también se mostraba favorable a entrar en guerra. El gobierno intentó buscar apoyo internacional desesperadamente, pero las potencias europeas le dieron la espalda. Los barcos americanos derrotaron a los españoles en la batalla de Santiago de Cuba y aunque el ejército de tierra no fue vencido, el gobierno español vio absurdo alargar más la guerra y solicitó el armisticio.
Las islas Filipinas vivían parecida situación. España las utilizaba de mercado y comerciaba con tabaco y azúcar. Así estalló la insurrección en 1896 dirigida por José Rizal.Sin embargo, el inicio de la guerra entre EE.UU. Y España convirtió las islas en un escenario bélico. Los estadounidenses destrozaron la flota española de Montojo en la batalla de Cavite en Manila (Filipinas), dando paso a la conquista de las islas por los vencedores.

Consecuencias

En el Tratado de París (1898), España renuncio a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y a la isla de Guam en las Marianas. Cuba fue declarada independiente de España. El resto fue cedido a EE. UU a cambio de una indemnización de 20 millones de dólares. España mantuvo los archipiélagos de las Marianas, las Carolinas y Palaos en el Pacífico que fueron vendidas a Alemania en 1899 por 20 millones de marcos. Como consecuencias de este desastre, trajo el pesimismo en el país. En total hubo pérdidas de unos 200.000 soldados. El coste de la guerra alcanzó unos 2.000 millones de pesetas. Se perdieron los mercados coloniales y la inflación subíó. Se produjeron motines de subsistencia en más de cincuenta ciudades españolas. Para muchos fue la constatación que España había dejado de ser un país de primer orden y clamaron el progreso y cambio ético en la vida pública. La corriente crítica que más fuerza cobró, tras 1898, fue la del regeneracionismo.
Destacan Joaquín Costa y la Generación del 98 (citar algunos)
 con una gran preocupación por España y su atraso que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social acarreada en España por la derrota militar.


8.1. Introducción:


 En el Siglo XIX, España tuvo un cambio económico notable, y, aunque la mayoría de la población seguía trabajando en el sector primario, hubo regiones como Cataluña con un desarrollo industrial. El enriquecimiento del país se debíó a: las desamortizaciones (Mendizábal y Madoz) y la Ley de Ferrocarriles (1855), además del fin del caos en los sistemas monetarios con la implantación de la peseta como unidad monetaria básica en 1868. Todo ello provocó un notable aumento de la población, unos incipientes movimientos migratorios del campo a la ciudad y un progresivo desarrollo urbano = ÉXODO RURADemografía:
La población en los principales países de Europa crecíó durante el Siglo XIX de manera vertiginosa. España quedó algo por debajo, aunque pasó de 10’5 millones (1797) a 18’6 millones de habitantes (1900). Este crecimiento se produjo, sobre todo, en el último cuarto de siglo, en el que hubo mayor estabilidad política con el rey Alfonso XII y el sistema canovista. A finales del XIX las tasas de natalidad y mortalidad se reducían lentamente, aunque seguían siendo de las más altas de Europa. La esperanza media de vida aumentó de 35 a 40 años.Este crecimiento se produjo a pesar de las crisis de subsistencia y las carencias alimentarias, provocadas por el atraso tecnológico de la agricultura y la dura meteorología que provocó épocas de malas cosechas; las mortíferas epidemias de tuberculosis, sarampión, escarlatina, difteria, viruela, tifus y cólera; o la mortandad provocada por las guerras, entre otras, napoleónicas (1808-14) y carlistas (1833-40; 1846-49; 1872-76). En conclusión, en España pervivíó el régimen demográfico antiguo, con la excepción de Cataluña, que inició antes la transición demográfica por su mayor elevado proceso de industrialización. 

Migración:

las migraciones exteriores más destacables en el primer tercio de siglo se dirigían hacia el norte de África (Argelia), América o Europa y eran de carácter temporal en búsqueda de un trabajo agrícola más remunerado, o a Europa (Inglaterra) huyendo de la persecución absolutista de Fernando VII. Hacia mitad de siglo muchas personas buscaron mejorar sus condiciones de vida yendo hacia Hispanoamérica (Argentina) mayoritariamente. En los quince primeros años del Siglo XX más de un millón y medio de emigrantes salieron hacia América.Respecto a los movimientos migratorios interiores, desde el Siglo XIX hasta la primera mitad del Siglo XX, no fueron masivos. No obstante, la industrialización de Cataluña y País Vasco, así como el desarrollo de Madrid o la zona del Levante, hicieron que varias ciudades vieran crecer su población. 

Desarrollo urbano:

el trasvase de población campo-ciudad está muy relacionado al desarrollo agrícola y a la industrialización. En el último tercio de siglo, este proceso se aceleró de manera evidente. La recepción del trabajador urbano en ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona y Bilbao provocó que cambiaran su fisonomía y generaran ensanches y nuevos barrios periféricos.Estos ensanches supusieron grandes desafíos urbanísticos que afrontaron arquitectos de la época como Ildefonso Cerdá, que proyectó el de Barcelona o Arturo Soria y el de Madrid. La ciudad tenía que transformarse para poder dar cabida a nuevas infraestructuras de transporte (estaciones ferroviarias, vías de tren), viviendas nuevas para familias obreras, cómodos barrios burgueses con avances sanitarios, fábricas, talleres y, luego, introducción de alumbrado, alcantarillado o calzadas para vehículos. Todo ello, desde la planificación absoluta.




8.2
En el Siglo XIX, España tuvo un cambio económico notable, y, aunque la mayoría de la población seguía trabajando en el sector primario, hubo regiones como Cataluña con un desarrollo industrial. El enriquecimiento del país se debíó a: las desamortizaciones (Mendizábal y Madoz) y la Ley de Ferrocarriles (1855), además del fin del caos en los sistemas monetarios con la implantación de la peseta como unidad monetaria básica en 1868. Hubo un lento desarrollo industrial, por las medidas proteccionistas, las malas comunicaciones terrestres dificultaron los intercambios comerciales, y la agricultura estaba estancada con cultivos y técnicas tradicionales y con gran parte de la propiedad en el poder de pocos (que intentó corregir las desamortizaciones). El proceso industrializador afectó principalmente a Cataluña y el País Vasco. La industria textil (algodón, lana) catalana fue favorecida por el proteccionismo estatal y la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas (1882), asegurándole el mercado colonial. Además, se construyó la primera fábrica con energía de vapor. Pese a la instalación del primer alto horno en Málaga, la falta de carbón hizo inviable su mantenimiento. Los primeros instalados en el País Vasco se desarrollaron hasta tener que exportar hierro al Reino Unido. Después, se sustituyó el hierro por el acero, y varias empresas se fusionaron (Altos Hornos de Vizcaya), convirtiendo Vizcaya en centro de la siderurgia hispana. 

Minería

Asturias fue el principal centro minero, proporcionando un 50% del hierro español, favorecido por la Ley de Bases Mineras (1868). España se convirtió en la primera exportadora mundial de plomo. 

Otras industrias

Agroalimentarias, químicos, dinamita y papel. 

Sistema de comunicaciones: el ferrocarril

A mediados del Siglo XIX, seguían utilizándose como vías comerciales los seis caminos reales construidos por Carlos III, pero eran intransitables y complejos. La solución era el ferrocarril, que se pretendía que tuviera la función de motor económico. La primera línea ferroviaria que se construyó fue en Cuba (Habana-GüInés, 1837), y, en la península, durante la Década Moderada (1844-54), Barcelona-Mataró (1848) y Madrid-Aranjuez (1851). El mayor impulso lo dio la Ley de Ferrocarriles (1855), que permitíó su financiación extranjera. La mayor parte se planificó de manera radical (de centro a periferia), y subvenciones del Estado incrementaron el capital español. Aumentó la conexión entre zonas agrícolas e industriales, e impulsó la siderurgia y metalurgiaEl proteccionismo protegía la producción nacional frente a la competencia externa, y el librecambismo, por el contrario, defendía la libertad comercial para atraer capital y tecnología extranjeros.

Banca moderna:

al único banco de España (San Fernando) se le sumaron más (Barcelona, Cádiz), gracias a la entrada del capital extranjero para el ferrocarril y la Ley de Sociedades de Crédito, que impulsó el nacimiento de Bancos como Bilbao o Santander, hasta llegar a las sesenta sucursales del Banco de España en 1900.

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