Evolución política del Siglo XVIII

10.1. La España del Siglo XVIII: la guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht

Carlos II murió sin descendencia y nombró sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, coronado con el título de Felipe V. Llegaban los Borbones, no sin oposición: El ascenso al trono español de Felipe  V  representaba  la  hegemonía  francesa.  Inglaterra  y  Holanda  apoyaron  al  Archiduque  Carlos  de Habsburgo. Además, Felipe V representaba el modelo centralista francés y Carlos de Habsburgo, el foralista, apoyado en Aragón y Cataluña.
La guerra terminó con el triunfo de Felipe V  cuando Carlos de Habsburgo heredó el Imperio alemán y se desinterésó  por  España.  La  Paz  de  Utrecht  de  1713  reconocía  a  Felipe  V  como  Rey  de  España,  pero renunciaba a la corona francesa. Los Países Bajos españoles y Nápoles y Cerdeña, pasaron a Austria. Saboyá se anexiónó Sicilia. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca, privilegios comerciales con las Indias españolas y el asiento de negros (permiso para comerciar con esclavos en las Indias).

10.2. La España del Siglo XVIII: cambio dinástico. Los primeros Borbones

La  muerte  sin  descendencia  de  Carlos  II,  el  último  de  los  Austrias,  en  1700,  supuso,  tras  la Guerra de Sucesión, el paso de la dinastía de los Habsburgo –que había reinado en España durante los siglos XVI y XVII- a la de los Borbones. La Guerra de Sucesión enfrentó a los partidarios de Felipe de Anjou,  nieto  de  Luis  XIV  de  Francia    y  a  Carlos  de  Austria,  hijo  del  emperador.  Los  tratados  de Utrecht (1713) supusieron el fin del Imperio español en Europa. En la España del XVIII se produce el impulso ilustrado. Aunque con frecuencia se suele centrar éste en el reinado de Carlos III, lo cierto es que  ese  empeño  reformista  viene  de  antes.  Se  dan:  Reformas  hacendísticas,  sobre  todo  en  los municipios,  administrativas,  educativas,  especialmente  universitarias,  urbanísticas  y  de infraestructuras.

10.3. La España del Siglo XVIII: reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista

Con Felipe V se implanta en España el absolutismo. La soberanía, de origen divino, estaba en el monarca, concentrando en él los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Así se centralizaba el poder en todos los reinos que compónían la corona española sin transformar la estructura social del Antiguo Régimen. Los Decretos de Nueva Planta anulaban el antiguo régimen foral en la Corona de Aragón y establecían nuevas  instituciones  de  gobierno:  Se  derogaron  los  fueros  de  Aragón  y  Valencia,  Mallorca  y  Cataluña,  se suprimieron privilegios fiscales con un nuevo impuesto global, se anularon los privilegios militares que no obligaban a catalanes y aragoneses a combatir fuera de sus territorios. En Cataluña, se suprimieron las Cortes, la  Generalitat  y  el  Consell  de  Cent  de  Barcelona.  Únicamente  Navarra  y  el  País  Vasco  conservaron  sus privilegios y sus fronteras y aduanas por su fidelidad a Felipe V durante la Guerra de Sucesión. Se implantó un nuevo modelo de administración con el territorio dividido en provincias gobernadas por capitanes  generales  (se  suprimíó  la  figura  del  virrey),  una  Audiencia  y  el  intendente  (funcionarios  que controlaban  a  las  autoridades  locales,  recaudaban  impuestos).  En  la  administración  central  se  suprimieron todos los Consejos, salvo el de Castilla, que se convirtió en el órgano asesor del rey. Se crearon las Secretarías de  Despacho  (Estado,  Guerra,  Marina,  Hacienda,  Justicia  e  Indias),  antesala  de  los  actuales  ministerios. Aparece la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros.  Aunque con oposición de los estamentos privilegiados, se creó un fondo común dirigido por el Ministro de Hacienda. Ensenada elaboró un catastro para inventariar las propiedades y riquezas del país para que cada español pagara a Hacienda según su riqueza.

10.4. La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III

«Todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Esta máxima resume el Despotismo Ilustrado. Se trata de una teoría política que pone al mandatario al servicio del pueblo, pero sin contar con su opinión. Deslegitima así el sufragio universal y el concepto de ciudadano (que llegará más tarde). En España, el monarca que llevará esto a la práctica  es Carlos III, que antes de ser rey de España lo fue de Nápoles. Podemos distinguir dos períodos en su reinado: 1759-1766 Gobiernos de Esquilache y Grimaldi. Los intentos reformistas terminaron en el Motín de Esquilache, contra  un  decreto  que  obligaba  a  cambiar  capas  y  sombreros.  Los  jesuitas,  acusados  de  fomentar  el  motín, fueron expulsados en 1767. 1766-1788 Gobiernos del Conde de Aranda, Floridablanca y Campomanes. Aquí se intentaron poner en marcha algunas reformas, frenadas por la oposición del clero y la nobleza. Los ilustrados propónían reformas en la agricultura,  muy  atrasada. Se crearon asociaciones como  las  Reales Sociedades Económicas de Amigos del País.  Carlos III preparó diversos planes de reforma (el Memorial Ajustado de Campomanes y el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos). Denunciaban que existían enormes propiedades en manos de unos pocos (la nobleza y la Iglesia)  lo  que  dificultaba  el  acceso  a  la  tierra  al  campesinado  que  la  trabajaba.  Se  empieza  a  hablar  de desamortización, pero no se llevó ninguna a cabo (la Inquisición, por ejemplo, abríó un proceso por este tema al Conde de Aranda). Sí se repartieron las tierras comunales en Extremadura, se intentó repoblar Sierra Morena, se redujeron los derechos de la Mesta y se llevaron a cabo obras de regadío. Para desarrollar la industria, los ministros de Carlos III rompieron el monopolio de los gremios; se establecieron las Reales Fábricas con apoyo del estado aunque las industrias textiles privadas catalanas fueron más competitivas que las empresas estatales. En el comercio, se mejoraron vías comunicación y se suprimieron aduanas interiores. Se liberalizó el comercio con América, acabándose el monopolio de la Casa de Contratación, aunque se mantuvo el proteccionismo. En el terreno financiero, se establecíó el Banco de San Carlos, antecedente del Banco de España. Aparece la peseta.

10.5. La España del Siglo XVIII: evolución de la política exterior en Europa

Las líneas de la política exterior española arrancan del Tratado de Utrecht. España quería recuperar Gibraltar y Menorca  (en  manos  británicas),  y  los  territorios  italianos.  Dos  fueron  los  principales  movimientos: alianzas  con Francia y enfrentamientos con Inglaterra (por la amenaza que supónía en las posesiones americanas). La política exterior de Felipe V se dirigíó a la recuperación de los territorios italianos. Optó por la alianza con Francia que se concretó en el Primer Pacto de Familia y el Segundo Pacto. España apoyó los intereses franceses en la Guerra de Polonia y en la de Sucesión de Austria. A cambio, Felipe V consiguió que el infante Carlos (futuro Carlos III de España) fuera coronado Rey de Nápoles y Sicilia  y que el infante Felipe fuera nombrado Duque de Parma.  Con Fernando VI (1746-1759), el gobierno español adoptó una política exterior de neutralidad. Carlos III (1759-1788) volvíó a la alianza con Francia y firmó el Tercer Pacto de Familia  y a la participación de España en la guerra de los Siete Años. La victoria británica llevó a firma del Tratado de París por el que cedimos Florida a Inglaterra y Sacramento a Portugal. Para compensar esas pérdidas Francia nos cedíó Luisiana. España junto a Francia apoyó a los rebeldes norteamericanos contra Inglaterra. La derrota británica llevó a la firma del Tratado de Versalles y se recuperó Menorca, Florida y Sacramento. En tiempos de Carlos IV se da la Revolución Francesa que derivará en España en la guerra de la Independencia contra Napoleón en los inicios del siguiente siglo.

10.6. La política borbónica en América

La pérdida de las posesiones españolas en Europa llevó a cambiar los intereses de la monarquía hacia América. El carácter centralizador de los Borbón se trasladará también a tierras  americanas  donde  se  concentrará  todo  el  esfuerzo  para  aumentar  el  comercio  y regenerar la economía.  El  principal  obstáculo  era  Inglaterra  ya  que  amenazaba  los  intereses  económicos ingleses y su poderío en el mar. Por ello intentarán neutralizar todos los intentos de la corona a favor de la economía. Para  poder  enfrentarse  al  problema  inglés,  los  Borbón  tomarán  tres  medidas fundamentales: creación de una marina comercial y de guerra; firmar con Francia los Pactos de Familia; establecer la libertad comercial que permita comerciar con América a cualquier español desde cualquier puerto (decretos de libre comercio de 1765). Tras  un  periodo  de  prosperidad  económica  para  España  con  un  aumento  de  la población,  incremento  del  tráfico  mercantil  y  desarrollo  intelectual  con  la  creación  de universidades y viajes científicos, la situación se agravó por: hundimiento del comercio con América debido a la imposibilidad de abastecer a América por el bloqueo de Inglaterra a causa de la alianza entre España y Napoleón y por la Guerra de la Independencia. Otra causa es la insatisfacción de los criollos con la política peninsular, por el mantenimiento del monopolio  comercial  y  por  el  control    del  gobierno  y  limitación  de  la  autonomía  de  los territorios americanos.

10.7. La Ilustración en España

Crítica,  confianza  en  la  razón  y  la  ciencia,  gusto  por  aprender,…  estos  elementos  definen  la  Ilustración  en España, con influencias francesas e italianas. Los ilustrados eran una  minoría culta: nobles, burgueses  y clérigos interesados por la activación de la economía, la mejora del sistema educativo y el liberalismo. Solían chocar con la Iglesia por su afán reformista. Dos etapas:

– En la primera mitad de Siglo XVIII se crearon las principales Academias (Lengua, Medicina, Historia, Bellas Artes de San Fernando,…). Destaca Feijóo (interesado por Newton y la crítica a los prejuicios tradicionales y las supersticiones: Teatro Crítico) y Mayáns.

–  La  ilustración  llega  a  su  apogeo  en  el  reinado  de  Carlos  III.  Nacen  las  Reales  Sociedades  Económicas  de Amigos  del  País,  que  difundían  las  “ciencias  útiles”,  aparecen  periódicos  y  revistas,…  Campomanes,  Jovellanos, Capmany o Cabarrús son algunos nombres, junto con Moratín y su célebre El sí de las niñas.

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