El reinado de Alfonso XII:
Pero en 1875 empezó un período llamado la Restauración,supónía volver al más puro moderantismo liberal,Cánovas quiso poner fin, en primer lugar, a la guerra civil con los carlistas en el norte, lo que se conseguiría en Febrero de 1876; y en segundo lugar al conflicto de Cuba, concluido, parcialmente, con la Paz de Zanjón (1878) que puso fin a la “guerra larga”,puso medidas como,apoyo de la iglesia,tribunales para delitos de la imrenta,conseguir ejercito amigo,renovar cargos,consitucion 1876:
Se hizo por sufragio universal,sirivo para marcar el modelo canovista:
Imperfecta división de poderes, al otorgar al monarca la facultad de nombrar al jefe de Gobierno. – La soberanía reside en las Cortes con el Rey. – El poder ejecutivo reside en el Rey. – Sufragio censitario (universal masculino en 1890) – Reconocía vagamente las libertades básicas. – Cortes bicamerales. – Senado formado por senadores por derecho propio y vitalicios – Estado confesional, aunque permitía el ejercicio privado de otras religiones.
Canovista:
Las carácterísticas predominantes de la actividad legislativa fueron el reforzamiento de la coerción2 política y del centralismo político–administrativo. La primera constatación de esto fue la abolición de los fueros de las provincias vascas,reorganización de las diputaciones provinciales y los ayuntamientos,censura previa a los impresos El caciquismo fue un fenómeno sociopolítico que se manifestó en España desde mediados del Siglo XIX hasta cumplirse el primer tercio del XX, consistente en el control del poder en determinadas zonas, sobre todo rurales, por personas de gran influencia y prestigio social, los caciques, miembros de una élite local o comarcal caracterizada por su arraigo, su predominio personal y su función de intermediarios.Regencia de Mª Cristina
Que duraría hasta 1902, fecha en que accedíó al trono Alfonso XIII. A lo largo de estos años se mantuvo la alternancia entre los dos partidos dinásticos: canovistas y sagastinos, conservadores y liberales.La ley de prensa de 1883. – La libertad de reuníón y expresión en 1881. – La libertad sindical en 1887. – La introducción del sufragio universal masculino en 1890.
La oposición al sistema político:
republicanos con tres grandes grupos,posibilista:a favor de una democracia conservadora, federalista:buscaban el reformismo social, progreistas–demócratas:pretendían cambio de régimen movimiento obrero:
La separación del mundo obrero de la política oficial contribuyó a empujar al obrerismo a un odio contra el Estado
Los nacionalismos periféricos:
El sistema político liberal se dejó controlar por unas élites militares y políticas que representaban a los sectores más conservadores del liberalismo, que pretendían una unidad nacional. La nueva organización centralista del Estado, con la división territorial basada en provincias, pretendíó desconocer las realidades comunitarias existentes y disolverlas en un proceso de integración común. Los regionalismos periféricos fueron originariamente manifestaciones de las medianas y pequeñas burguésías, aunque es innegable que a ellos también se adhirieron las burguésías dirigentes.
La Guerra de Cuba:
La presencia de España en Cuba era muy importante para ciertos sectores sociales con intereses económicos: la burguésía catalana exportaba tejidos a la isla; de allí se traía azúcar y tabaco, cuya venta ayudaba a equilibrar la balanza de pagos, etc. Estados Unidos tenía gran interés en Cuba, tanto económico como político, como expresión de fuerza del nacionalismo estadounidense. EEUU quiso comprar la isla a España, pero el gobierno se negó, pensando que la cesión provocaría una crisis del sistema político. El descontento cubano se repartía entre la explotación de la colonia y las restricciones del libre comercio de Cuba con los demás países americanos, especialmente EEUU. Eso explica el malestar entre criollos y terratenientes, algunos de los cuales, como José Martí, tuvieron que exiliarse. Fue éste, desde Nueva York, quien dará origen al movimiento de insurrección. En 1895, tras el Grito de Baire, se produjo el definitivo levantamiento independentista. En ese año, los rebeldes hostigaron al ejército español que mandaba el general Martínez Campos, quien, ante su blanda actitud con los insurgentes, fue sustituido por el general Weyler, que, al mando de un gran ejército, se dispuso a exterminar a los revolucionarios, aun a costa de arruinar la isla. Weyler obligó a emigrar a las ciudades a la población rural –Orden de Concentración–, para que la guerrilla no encontrara apoyo; y dividíó el territorio con líneas fortificadas, llamadas trochas. La superioridad de los españoles chocó con el conocimiento del terreno por parte de los cubanos y del material de guerra que enviaban los EEUU. En la Península aumentó el malestar contra la guerra y, tras la muerte de Cánovas, el gobierno de Sagasta reacciónó, concediendo una tímida Ley de Autonomía3 y la sustitución de Weyler por el general Blanco. Pero, cuando esas medidas comenzaban a dar fruto, se produjo la entrada de Estados Unidos en la Guerra, tras la voladura del acorazado Maine en La Habana, de cuyo hundimiento se culpó a España. Hubo un nuevo intento de EEUU para comprar la isla, rechazado también por Madrid. Poco después, en Filipinas, se desarrolla un proceso semejante. La evidente inferioridad táctica y técnica de la escuadra española quedó de manifiesto en Cavite (Filipinas), donde fue aniquilada. Y algo parecido le ocurriría al almirante Cervera en Santiago (Cuba), donde sus barcos fueron hundidos. Por lo que las tropas estadounidenses desembarcan en Puerto Rico y Cuba, adueñándose fácilmente de las islas. El Tratado de París (1898) nos obligaba a abandonar esas dos islas, y a ceder la isla de Guam (la mayor de las Marianas) a EEUU como indemnización de guerra. Aunque los norteamericanos se avinieron a pagar 20 millones de dólares en compensación por Filipinas. Después se vendíó el resto del Imperio colonial (Palaos, Carolinas y resto de las Marianas) a Alemania.