La etapa isabelina el liberalismo moderado

Texto 6 El político-

Militar



a)Se trata de un ensayo sobre la historia contemporánea española realizado por Salvador de Madariaga. Intelectual español (La Coruña 1886-Suiza 1978) que ejercíó de diplomático, escritor e historiador. Pertenecíó a la generación de 1914 conjuntamente con Azaña y Ortega. En la Segunda República estuvo, brevemente, al frente del ministerio de Educación en uno de los gobiernos de Lerroux de 1934. Con la Guerra Civil se exilió primero a Inglaterra y después a Suiza, crítico con el franquismo lo fue también con el desarrollo político de la Segunda República.
b)Madariaga se muestra en el texto extraordinariamente crítico con el liberalismo español decimonónico sobre todo por la importancia que tuvo en su desarrollo la presencia militar “maldición de España en los tiempos modernos”. En este sentido aplica la tradición liberal que considera que el ejército español del XIX evitó el pleno desarrollo civil del liberalismo, a diferencia de países como Inglaterra, teoría muy del gusto de los Ortega, Marañón etc. Para Madariaga no existen diferencias entre militares progresistas y reaccionarios, por cuanto predomina por encima de las ideologías el propio carácter militar, basado en principios como orden, autoritarismo, desprecio a lo intelectual. Algunas de las razones que pudieran explicar esta uníón de ejército con “pensamiento reaccionario” sería la enseñanza militar, primero en los Colegios Militares y después en las Academias “ignorancia …categorías sencillas”, y el papel que los capitanes generales de las provincias tenían, donde proclamaban los estados de excepción por su cuenta y riesgo, disolviendo ayuntamientos o diputaciones según su criterio.
El ejemplo de militar reaccionario, para Madariaga, es Narváez. Proveniente del liberalismo, actúo contra los absolutistas en el Trienio y contra los carlistas en la Regencia de María Cristina, participó en el golpe militar de 1843 y ocupó en diferentes ocasiones la jefatura del Gobierno, siempre al frente del moderantismo. Es verdad que tuvo momentos de intensa represión contra políticos y grupos sociales, pero es excesivamente caricaturesca la descripción que del político moderado se hace en el texto. Narváez es un ejemplo excelente de las contradicciones del liberalismo español, por cuanto pasa de ejemplificar el liberalismo pleno hasta 1840 a corrientes moderadas, que subvierten algunos de estos principios. En realidad la visión que da Madariaga es poco sostenible tal como entendemos en la actualidad la política isabelina.
No fue la imposición militar (como lo será en buena parte del Siglo XX) la que arrumba el poder civil, sino al contrario la debilidad de los partidos y sobre todo el falseamiento sistemático de las elecciones (hasta 1933 el gobierno no pierde las elecciones) la que lleva a fijarse en militares, al frente de los partidos y al pronunciamiento (que nunca fue sólo militar) como mecanismo de alcanzar el poder.
c)El ejército español desempeño un papel preponderante en la evolución de la vida política durante el régimen liberal hasta la Restauración. Este protagonismo de posmilitares de alta graduación en los asuntos públicos internos se convertirá en un fenómeno crónico y nuevo, que define sobre todo la etapa isabelina. La incidencia militar tiene dos esferas distintas. Por una parte la implicación de militares en la política activa, de otra el pronunciamiento militar como forma de cambio de gobierno.
En efecto los tres principales partidos de la etapa isabelina estuvieron liderados por “espadones”: los moderados por Narváez, los progresistas por Espartero y los unionistas por O’Donnell. En el Sexenio los generales Prim y Serrano tuvieron, igualmente, una evidente importancia en el desarrollo político. A esto hay que añadir que muchos otros generales fueron ministros, diputados o senadores; por ejemplo en el Senado de 1853 había 93 jefes militares.
El recurso utilizado con más frecuencia por los mandos del ejército para intervenir en las luchas políticas fue el pronunciamiento. La historiadora Irene Castells define el pronunciamiento como “acto y gesto mediante el cual la personalidad que asume el liderazgo del levantamiento lee un manifiesto, rito que prevé ha de provocar la adhesión de fuerzas militares y civiles que esperan en distintas localidades para salir a la calle”. En todo caso el pronunciamiento será imposible sin la participación de grupos civiles, los pronunciamientos de la etapa liberal nunca pretendieron imponer un sistema “pretoriano” sobre la sociedad. En todo caso, podemos distinguir dos etapas en la etapa de Fernando VII, los levantamientos militares de Mina, Porlier, Lacy, Riego o Torrijos eran sublevaciones contra el absolutismo, muchos de ellos imbuidos (es el caso de Torrijos) de un sentimiento ROMántico, sobre el papel del héroe militar contra la “barbarie”. Hay que tener en cuenta, además, que la Guerra de la Independencia llevó al ejército a un buen número de guerrilleros y de nuevos oficiales, muchos de ellos con una ideología claramente liberal. En la etapa isabelina en general los pronunciamientos se dan contra la otra opción del liberalismo, el partido que gobierna. De hecho parece la única manera de despojar del gobierno a un partido, por cuanto el cambio a través de las elecciones parece imposible. Junto a un buen número de intentos fracasados (Zurbano, cuartel de San Gil), otros tienen éxito. En 1840 Espartero, en 1843 golpe contra Espartero de Narváez y otros militares descontentos como Fernández de Córdoba, Prim..En 1856 la Vicalvarada, unionistas (O’Donnell) y progresistas (Espartero) contra el gobierno moderado y en 1868 La Gloriosa.
Algunos de los motivos que pueden explicar este predominio militar serían:
-El prestigio y la popularidad ganadas por algunos militares en el campo de batalla en los numerosos conflictos bélicos, el ejemplo más notable es Espartero en las guerras carlistas.
-La fuerza de los generales que tienen tropas armadas y amplias competencias en las regiones militares.
-Pero sobre todo la debilidad del poder civil, los partidos carecen de apoyos sociales amplios y firmes y resulta imposible la alternancia en el poder por el fraude electoral, por ello los partidos buscan figuras militares para encabezar los partidos y estimulan el pronunciamiento como medio para llegar al gobierno.

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