Ley de colonización interior maura

7.1. La Restauración Borbónica (1874-1902): Cánovas del Castillo y el turno de partidos. La Constitución de 1876

La palabra Restauración es la denominación que la historiografía española asigna al período comprendido entre el 30 de Diciembre de 1874, fecha de la proclamación de Alfonso XII como rey mediante el Manifiesto de Sandhurst, y el 13 de Septiembre de 1923, fecha en la que el general Miguel Primo de Rivera da un Golpe de Estado e inicia una dictadura. El modelo democrático existente durante el Sexenio es reemplazado por un sistema político liberal, caracterizado por la consolidación de los caciques y el fraude electoral. A finales de 1874, Cánovas se propone construir un nuevo sistema político monárquico, liberal y representativo, pero sin democracia, que evite una repetición de lo ocurrido en el Sexenio (caos económico, desórdenes, gobernantes débiles, carlismo y cantonalismo) e impulse el desarrollo industrial y modernice el país. Así, Cánovas funda un nuevo Partido Conservador en sustitución del antiguo grupo moderado. El fundamento de este sistema consta de cuatro elementos: la Corona y las Cortes, dos instituciones que comparten la soberanía y el poder legislativo; el Partido Conservador canovista y el Partido Liberal creado por los antiguos progresistas en 1880, que ejercen el poder turnándose al frente del Gobierno para garantizar la estabilidad. El mecanismo político-institucional canovista tiene su formación legal en la aprobación de la Constitución de 1876, asemejada a la de Bélgica e Italia. El anteproyecto es preparado por una comisión presidida por Alonso Martínez, pero el auténtico inspirador es Cánovas. Sus carácterísticas son: la soberanía compartida por las Cortes con el Rey; Cortes bicamerales compuestas por el Congreso y el Senado; sufragio restringido; los senadores son elegidos por el rey, por sufragio restringido o por derecho propio; la ampliación de las atribuciones reales: puede designar al jefe de Gobierno, vetar la aprobación de las leyes, nombrar senadores, disolver las Cortes, otorgar indultos y asumir el mando supremo del Ejército. 


Reina pero no gobierna porque está sometido o a la Constitución y las decisiones gubernamentales son adoptadas en la práctica por el Consejo de Ministros; el reconocimiento de los derechos y libertades individuales fundamentales; y la libertad religiosa y el reconocimiento del catolicismo como la religión oficial del Estado español. La práctica del turnismo bipartidista determina que que el Partido Conservador canovista y el Partido Liberal, cuyo líder es Sagasta, se reparten el poder y se alternan en el Gobierno cada dos o tres años. El objetivo es evitar que ninguno de los dos partidos quede excluido del poder y recurra a los pronunciamientos militares y a las insurrecciones revolucionarias; asegurar la estabilidad del sistema político acabando con los bruscos virajes políticos del Sexenio; impedir que los grupos extremistas y hostiles a la monarquía liberal puedan hacerse con el poder; y mantener el orden socioeconómico en beneficio de las clases dominantes. El artificio turnista se asienta sobre la falsificación de las elecciones. Los dos partidos manipulan los procesos electorales, llevándose a cabo en la práctica mediante el 27 “encasillado” donde cada casilla corresponde a un distrito electoral que se rellena con los nombres de los candidatos a diputados. Para lograr el control en los pueblos y ciudades actúan los caciques: individuos poderosos de cada localidad que utilizan su influencia repartiendo favores personales entre los que se muestran fieles y sumisos. Se extiende, así, la corrupción. (El caciquismo persiste en España hasta el segundo decenio del s. XX gracias a la excesiva concentración de poderes en manos del Gobierno; la sumisión, la docilidad de la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles; y el aislamiento de muchas zonas rurales). Entre 1875 y 1880, Cánovas asume la dirección del Gobierno. Así, en 1880 logra integrar en el sistema a la Uníón Católica. Los conservadores lleva a cabo: la victoria militar sobre los carlistas gracias a la que el general Cabrera reconoce en 1875 a Alfonso XII como rey; la abolición definitiva de los fueros vascos y navarros en 1876; la pacificación de Cuba; la creación de un arancel aduanero para reforzar el proteccionismo comercial; y una nueva ley electoral en 1878 que reintroduce el sufragio restringido. En 1881 Cánovas cede el Gobierno a los liberales sagastinos. Entre 1881 y 1884 se impulsa la creación de la Comisión de Reformas Sociales. Durante 1884 y 1885 vuelven los canovistas. En 1885 Alfonso XII fallece de tuberculosis. Su viuda María Cristina de Habsburgo ocupa la jefatura del Estado como reina regente. Cánovas y Sagasta renaudan el turnismo con el pacto de El Pardo. Entre 1885 y 1890, los liberales de Sagasta asumen de nuevo el Gobierno y amplían las libertades de expresión, legalizan las actividades de las organizaciones obreras y sindicales y restablecen en 1890 el sufragio universal masculino para mayores de 25 años. Cánovas es asesinado por Angiolillo en 1897 y será sustituido por Francisco Silvela.


Durante 1884 y 1885 vuelven los canovistas. En 1885 Alfonso XII fallece de tuberculosis. Su viuda María Cristina de Habsburgo ocupa la jefatura del Estado como reina regente. Cánovas y Sagasta renaudan el turnismo con el pacto de El Pardo. Entre 1885 y 1890, los liberales de Sagasta asumen de nuevo el Gobierno y amplían las libertades de expresión, legalizan las actividades de las organizaciones obreras y sindicales y restablecen en 1890 el sufragio universal masculino para mayores de 25 años. Cánovas es asesinado por Angiolillo en 1897 y será sustituido por Francisco Silvela.

7.2. La Restauración Borbónica (1874-1902): Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino.

La palabra Restauración es la denominación que la historiografía española asigna al período comprendido entre el 30 de Diciembre de 1874, fecha de la proclamación de Alfonso XII como rey mediante el Manifiesto de Sandhurst, y el 13 de Septiembre de 1923, fecha en la que el general Miguel Primo de Rivera da un Golpe de Estado e inicia una dictadura. El modelo democrático existente durante el Sexenio es reemplazado por un sistema político liberal, caracterizado por la modernización económica y la hegemonía social de la aristocracia fundista y de la alta burguésía. Las alternativas políticas al régimen de la Restauración son el absolutismo, promovido por los carlistas, la República, y los nuevos movimientos políticos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco. Entre 1830 y 1900 se produce en Europa una eclosión del nacionalismo: el sentimiento de pertenencia a un espacio geográfico concreto por el hecho de compartir una cultura, una lengua, un pasado histórico o costumbres. Este puede ser unificante, como en Gran Bretaña, o separatista, como en Los Balcanes. En España se expanden por Cataluña y el País Vasco donde hay muchas personas que carecen de una arraigada conciencia de pertenencia a España. Esto se debe al fracaso del Gobierno por difundir la identidad y el orgullo patriótico como consecuencia de un sistema de reclutamiento injusto, el fracaso de la enseñanza pública y la incapacidad para proporcionar infraestructuras, servicios públicos y seguros sociales a la población. Las reivindicaciones van desde la petición de autonomía manteniendo la unidad de España hasta la reclamación de la independencia. 


En Cataluña el nacionalismo se desarrolla gracias a diversas corrientes y organizaciones. La Renaixença es un movimiento intelectual, literario y apolítico que surge a partir de los años treinta. Sus impulsores son burgueses que desean contribuir a la difusión del pasado de Cataluña e intentan recuperar sus señas culturales, especialmente la lengua. En 1882, Almirall y Pi y Margall fundan el Centre Català, una organización política que reclama la autonomía catalana dentro del Estado español. Asimismo, la Uníó Catalanista, fundada en 1891 y basada en las Bases de Manresa (1892), redactadas por Prat de la Riba, reclama un amplio régimen de autogobierno para Cataluña. En 1901, se forma la Lliga Regionalista, compuesta por la Uníó Catalanista y los presidentes de las patronales catalanas. Dirigida por Cambó y Prat de la Riba, se distancia de posiciones independentistas aunque demanda la autonomía política para Cataluña. Estas peticiones son ignoradas. El Partido Nacionalista Vasco es fundado en Bilbao en 1895 por Sabino Arana, quien crea todos los símbolos nacionalistas (ikurriña) y formula los fundamentos ideológicos del PNV: aspiración a la independencia de las tres provincias vascas, más Navarra, Laburdi y Zuberoa; agresivo radicalismo antiespañol; exaltación racista y xenófoba de la etnia vasca; ultracatolicismo; promoción de la lengua vasca; y apología del tradicional mundo rural vasco. 29 En Galicia un grupo de intelectuales como Rosalía de Castro y Manuel Murguía impulsan el Rexurdimiento para rescatar y difundir la lengua gallega. De carácter regionalista, su fundamento político surge en 1918 en la primera asamblea de las Irmandades da Fala. Por otro lado, los trabajadores asalariados viven en míseras condiciones, a las que se suman la inseguridad laboral y la insuficiencia salarial En esta situación, las organizaciones obreras se expanden al beneficiarse de la permisividad gubernamental y legislativa. Desde 1890 comienza a celebrarse la jornada del Primero de Mayo. Los seguidores bakunistas crean en 1881 la FTRE, que llega a contar con 65 000 afiliados, la mayoría jornaleros andaluces y obreros catalanes que siguen una táctica sindical respetuosa con la legalidad. Más tarde, la FTRE se hundirá a causa de la represión de la Mano Negra. Los líderes anarquistas más destacados son Anselmo Lorenzo (Salvochea, Fernando Tárrida e Ignacio Clariá). El sindicato que sustituirá a la FTRE es la CNT (1911). Dentro del anarquismo español coexisten dos tendencias: el anarcosindicalista, que propugna una actuación obrera colectiva y reivindicativa para obtener mejoras laborales, y el anarcocomunista, 


que utiliza la lucha clandestina y el terrorismo y es defendida por Kropotkin, Malatesta y Bakunin. Los anarquistas originan una oleada de actos terroristas y en España se lanzan bombas en el teatro del Liceo en Barcelona y Angiolillo asesina a Cánovas en 1897. La ideología anarquista se basa en el rechazo de cualquier forma de autoridad que implique una coerción al defenderse la completa libertad individual; la eliminación del Estado; el igualitarismo; la abolición de la propiedad privada; la defensa de la revolución y del recurso de las huelgas con el fin de destruir el Estado burgués; renuncia a la participación política; rechazo de la religión y de la Iglesia; y confianza en la educación popular, en la razón y la difusión de la ciencia para erradicar la ignorancia. La corriente marxista del movimiento obrero se organiza alrededor de trabajadores que siguen las doctrinas de Marx y Engels, y crean el PSOE en 1879. En 1888 se funda la UGT, y Pablo Iglesias pasa a liderar ambas organización. Su doctrina se basa en la liberación del proletariado; la destrucción del capitalismo; la defensa de la revolución; la socialización de la propiedad privada; el anticolonialismo; y el antimaterialismo. La Iglesia católica española, como en Bélgica, Alemania y Austria, también promueve y tutela organizaciones sindicales para superar los enfrentamientos entre empresarios y el proletariado apelando a que ambos son “hijos de Dios”. Alcanza los 50.000 afiliados y tiene un mayor arraigo entre el campesinado.

7.3. El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos. La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas.

La palabra Restauración es la denominación que la historiografía española asigna al período comprendido entre el 30 de Diciembre de 1874, fecha de la proclamación de Alfonso XII como rey mediante el Manifiesto de Sandhurst, y el 13 de Septiembre de 1923, fecha en la que el general Miguel Primo de Rivera da un Golpe de Estado e inicia una dictadura. El modelo democrático existente durante el Sexenio es reemplazado por un sistema político liberal, caracterizado por la pérdida de casi todos los territorios que España posee en América. Los guerrilleros separatistas cubanos comienzan en 1868 su insurrección liderados por Céspedes, Máximo Gómez y Maceo. 


En 1875, el Gobierno envía 25 000 soldados al mando del general Martínez Campos, logrando sofocar la rebelión combinando la ofensiva militar con negociaciones. En 1878 se pone fin a la guerra firmándose la “Paz de El Zanjón”, que convierte a Cuba en una provincia española, otorga libertad a los esclavos negros, concede un indulto para los independentistas y abole la esclavitud en Cuba. En 1895 estalla una nueva insurrección armada motivada por la independencia económica cubana de la metrópoli desde que la isla se convierte en la primera potencia mundial productora de azúcar. Además, en 1893, Antonio Maura había intentado llevar a cabo un proyecto de reforma autonómica para Cuba buscando evitar nuevos levantamientos separatistas, pero este es rechazado en el Parlamento español. La población isleña está dividida en españolistas e independentistas. En 1892, José Martí funda el Partido Revolucionario Cubano (PRC), encargado de organizar y liderar la rebelión. Los guerrilleros separatistas, apoyados por gran parte del campesinado, incendian numerosas plantaciones españolas e interrumpen las comunicaciones. Llamados mambises, realizan emboscadas contra las tropas españolas. Por su parte, los soldados españoles enviados son novatos, tienen armas y equipos inapropiados y están mal alimentados. Estas tropas combaten contra los mambises pero son diezmados por enfermedades tropicales. El general español Weyler, ordena la creación de centros de internamiento de civiles. El Gobierno de EEUU interviene en este conflicto proporcionando material y armamento a los guerrilleros cubanos. Sus objetivos son: liberar a Cuba, apoderarse de las minas y de las plantaciones azucareras cubanas y dominar militar y navalmente el mar Caribe y Centroamérica. El presidente norteamericano McKinley intenta comprar la isla en 1896 pero la operación es rechazada. McKinley envía a Cuba el Maine, un navío de guerra que estalla y se hunde en la bahía de La Habana. Aunque las causas que lo originan son desconocidas, el Gobierno de EEUU acusa a los españoles y envía un ultimátum al Gobierno sagastino, amenazando con declarar la guerra si no se producía el inmediato abandono del ejército español de la isla. 31 A pesar de que los líderes políticos españoles están seguros de su derrota en una guerra contra EEUU, reciben fuertes presiones provenientes de los periódicos españoles que, unido al deseo de permanecer en Cuba de algunos mandos del Ejército, los lleva a entrar en guerra para evitar un golpe militar, una revolución o una Guerra Civil. 


La flota armada española es destruida en dos enfrentamientos: el primero en Cavite en la bahía de Manila y el segundo en la bahía de Santiago de Cuba. La guerra termina con la firma de la Paz de París en 1898, por la que EEUU recibe Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. A su vez, Cuba alcanza la independencia en 1902, quedando bajo la protección estadounidense. La pérdida de las colonias de España está a punto de provocar un Golpe de Estado encabezado por Polavieja. Asimismo, origina un reforzamiento de los nacionalismos catalán y vasco y la aceleración de la crisis del régimen de la Restauración. El pueblo español vive la derrota como un trauma colectivo y las pesimistas reflexiones de los intelectuales noventayochistas son impulsados por el Regeneracionismo. La Uníón Nacional, dirigida por Joaquín Costa, aspira a movilizar a los labradores y comerciantes alrededor de un programa anticaciquil y regeneracionista persiguiendo rebajar los impuestos, organizando con este fin una huelga en 1900. También se da lugar a la pérdida de materias primas y del mercado en las colonias, provocando una pérdida de ingresos. Además, esta pérdida de los territorios coloniales se produce durante la época del auge del Imperialismo, y acaba vendiendo las Marianas, las Carolinas y Palaos a Alemania.

8.1. Evolución demográfica y movimientos migratorios en el Siglo XIX. El desarrollo urbano

La población crece de manera continuada durante el s. XIX. En el 1800 son 11 500 000 habitantes, en 1877, 16 630 000 y en el 1900, alcanzan los 19 millones. La tendencia de incremento demográfico sostenido se mantiene porque disminuyen las tasas de mortalidad como consecuencia de la mejora de la alimentación, los adelantos económicos y los avances médico-sanitarios (aunque las epidemias de cólera provocan la muerte de 350 000 personas). A principios del s. XIX tenemos un ciclo demográfico antiguo definido por altas tasas de natalidad y mortalidad y, en consecuencia, un crecimiento natural positivo. Más tarde evolucionaremos a un ciclo demográfico de transición, que caracterizado por una tasa de natalidad alta y una tasa de mortalidad baja que dan lugar a un crecimiento natural positivo. A lo largo del siglo aumenta la migración interna desde las zonas rurales hacia las ciudades y los nuevos centros industriales debido a la superpoblación agraria y la mejora de los transportes. 


Con ello, los campesinos persiguen el objetivo de ganarse la vida como obreros asalariados en fábricas o como criados en los hogares burgueses. Hacia 1930, casi 10 millones de españoles viven en ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza o Bilbao. La población joven emigra por motivos económicos desde Galicia, Asturias y Cantabria hasta Brasil, Cuba, México y Argentina. La estructura de la población activa por sectores económicos en 1860 es: sector primario, el 65%; sector industrial, un 15%; y sector terciario, el 20%. Estos datos indican que la revolución industrial afecta de forma incompleta, desequilibrada y lenta a la nacíón. Las reformas urbanas iniciadas en el Siglo XVIII continuarán en el XIX, siglo en el que aumenta significativamente la urbanización como consecuencia del desarrollo de obras públicas, de la modernización de la administración territorial –motivada por la creación de las provincias-, de la desamortización, de la creación de infraestructuras viarias (ferrocarril y carreteras), de la ejecución de obras de saneamiento urbano y de un desarrollo industrial que se concentra en el País Vasco (industria siderometalúrgica), Cataluña (industria textil), Asturias y Málaga. Para adaptarse a las nuevas circunstancias, las ciudades ponen en marcha una serie de operaciones de crecimiento y remodelación de su espacio interior que se concretan en los planes de alineaciones y reforma interior y en los de ensanche. Los proyectos de reforma interior persiguen aliviar la presión social, mejorar las condiciones de vida de la población y los servicios urbanos. Se manifiestan en la construcción de cementerios, mataderos públicos y viviendas, acometidas de aguas, saneamiento, pavimentación de calles, etc. Pero lo que verdaderamente caracteriza este tipo de proyectos es la remodelación de la trama viaria o “haussmanización”, que supone la apertura de nuevas calles o la alineación de las ya existentes con el fin de adaptarlas a las nuevas necesidades circulatorias. Ejemplos sobresalientes de proyectos de reforma interior 33 son la apertura de grandes vías en ciudades como Madrid, Granada, Barcelona, Salamanca y Murcia. Los planes de ensanche son una de las aportaciones más interesantes del urbanismo español de esta época. Los ensanches consisten en la yuxtaposición de un nuevo conjunto urbano coherente, planeado de una sola vez y unido a la ciudad consolidada, pero con una morfología y estructuras propias. Con su creación se pretende facilitar la construcción de viviendas, el crecimiento de la ciudad y el aumento de las rentas del suelo urbano. E


l nuevo tejido urbano incorporado a la ciudad se caracteriza por su morfología de calles perfectamente alineadas de trazado ortogonal que dibujan manzanas de grandes proporciones en las que se levantan edificios dispuestos en torno a un gran patio central. Destinados a acoger la vivienda burguesa, los ensanches son zonas de una calidad medioambiental muy alta, por lo que terminan favoreciendo la segregación social en la ciudad. Entre las experiencias más importantes que se llevan a cabo destacan los planes de ensanche de Madrid (Plan de José María de Castro), de Barcelona (Plan de Ildefonso Cerdá, aprobado en 1860), de Valencia y de San Sebastián (Plan de Ensanche de Cortázar, en 1864).

8.2. La revolución industrial en la España del Siglo XIX. El sistema de comunicaciones: el ferrocarril. Proteccionismo y librecambismo. La aparición de la banca moderna.

España experimenta un proceso de transformación económica y modernización industrial caracterizado, como sucedíó en Europa y EEUU, por el vapor, las máquinas, la fábrica y el ferrocarril. Durante el s.XIX, en España este proceso resulta tardío, lento, incompleto y desequilibrado (tanto interregional como sectorialmente), en comparación con los países más industrializados como Gran Bretaña o Bélgica. El desarrollo industrial se circunscribe a zonas costeras por su fácil accesibilidad por mar y por su proximidad a Francia y Gran Bretaña. En Cataluña se desarrolla una industria textil en la que se utilizan la lana y el algodón importados de América. Sus procesos de fabricación se van mecanizando y se sustituyen los telares manuales por modernas máquinas. En el sector siderúrgico, concentrado en Bilbao, Oviedo-Gijón y Málaga, también se imponen las nuevas técnicas de producción, forjado y laminación de hierro y acero mediante la fundición en hornos. La política proteccionista española favorece el crecimiento de los sectores industriales en Cataluña y Vizcaya, mientras que casi toda la Península permanece desindustrializada. Durante el Sexenio democrático la explotación y comercialización de los yacimientos mineros de Huelva, Murcia y Ciudad Real queda en manos de empresas privadas extranjeras, como la francesa o la anglo-alemana, mediante concesiones estatales a perpetuidad. Estas empresas pagan, como impuesto, el 1% del mineral extraído. 


Algunos de los motivos que retardan y ralentizan el proceso de desarrollo industrial es la deficiente red de comunicaciones (la orografía hispana carece y dificulta los transportes), la ausencia de mentalidad empresarial y la carencia de excedente agrícola. La expansión de las ciudades hará necesaria la introducción de los tranvías. El ferrocarril transforma los transportes terrestres de España y Europa al abaratar y acelerar los movimientos de personas y mercancías. Además, para construir raíles, locomotoras y vagones se multiplica el número de trabajadores y la producción de madera y vidrio. Por ello, se obtienen beneficiosas repercusiones en la industria siderúrgica, la minería y el comercio. La primera línea ferroviaria que se realiza en España es la de Barcelona-Mataró en 1848 y, la segunda, la de Madrid-Aranjuez. En 1855 se promulga la Ley General de Ferrocarriles, que acelera el ritmo de construcción de líneas ferroviarias. En consecuencia, se crea una red radial a escala nacional con centro en Madrid y se elige un ancho de vía de 1,67 m, distinto al del resto de Europa (1,44m), para evitar una invasión francesa y debido a la orografía española (se pensaba que Europa cambiaría su ancho de vía por su estabilidad. El AVE es el único tren español con el ancho de vía europeo.) lo que contribuye al aislamiento comercial del país. Asimismo, el Estado otorga en subasta la construcción de líneas a la empresas que pidan la menor cantidad de dinero, provocándose que se utilicen materiales de baja calidad y se descuiden las tareas de inspección de las obras, creándose una deficiente infraestructura viaria. Las tres mayores compañías concesionarias de ferrocarril 35 son MZA, NORTE y Prost. Con esta ley, desde Madrid salen radios hacia la periferia, pero no existe conexión entre las áreas más dinámicas. En 1900 hay 12 500 km de vías y se incrementa la presencia de empresas e inversores de capital españoles. En 1882 la familia Ybarra crea la empresa siderúrgica vizcaína de Altos Hornos e introducen el convertidor Bessemer para la fabricación rápida y barata del acero. En 1888 se construye la empresa de construcción naval Astilleros del Nervión. En cuanto a la economía, desde el s. XVIII se adoptan medidas proteccionistas. Los aranceles españoles son elevados “derechos diferenciales de bandera” (un impuesto que gravaba el transporte de mercancías importados por barcos extranjeros) y prohíben la importación de productos como algodón, lana y cereales. Los defensores del proteccionismo son los fabricantes y empresarios industriales vascos y catalanes y los productores de cereal castellano. 


Sin embargo, el ministro de Hacienda Figuerola, aprueba en 1869 la ley del arancel librecambista, por el que se acaba con las prohibiciones de los “derechos diferenciales de bandera” y se rebajan las tarifas. Se pretende permitir la inversión extranjera para aumentar la competitividad y sustituir la falta de iniciativa privada, pero la industria española acaba por verse incapaz de competir con la extranjera. Por ello, en 1875 se aprueba otro arancel hiperproteccionista. En 1856, el Banco Nacional de San Fernando pasa a denominarse Banco de España. Permanece bajo control del Gobierno, se encarga de la emisión de papel moneda y de la financiación del déficit público mediante la concesión de préstamos al Estado. Aparte de este organismo, otros poseen autorización para poner billetes en circulación, hasta que, en 1874, el Banco de España asume el privilegio exclusivo de emitir papel moneda de curso legal a escala nacional. También se crean entidades privadas como el Banco de Santander. Durante el reinado de Isabel II continúa la deuda pública como consecuencia de las guerras, la burocracia y el mantenimiento económico al clero. Los gobiernos españoles, al borde de la bancarrota, suspenden su pago de deudas repetidamente, por lo que los bancos extranjeros exigen elevados intereses por la concesión de nuevos préstamos. En 1848 Figuerola efectúa una reforma monetaria al establecer la peseta como nueva unidad del sistema monetario, acabando con el caos monetario existente cuando había más de 20 monedas distintas, incluidas piezas inglesas y francesas, en circulación. A su vez, para modernizar el sistema financiero, Mon y Santillán unifican los impuestos: impuestos de consumo, territoriales e industriales y comerciales.

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