El Colapso del Comunismo y la Disolución de la URSS

El Derrumbe de los Sistemas Comunistas

En la URSS, la llegada al poder en 1985 de Mijaíl Gorbachov supuso un cambio radical con el pasado. Por primera vez, un hombre relativamente joven se hizo cargo de un gigante enfermo e intentó su curación. La economía soviética estaba estancada desde los 70. Gorbachov puso en marcha un plan de reestructuración interna conocido como Perestroika que llevaría al país hacia una economía de mercado capitalista tras el fracaso comprobado de la economía planificada. Pero para llevar a cabo sus objetivos económicos, estos debían acompañarse de un cambio en el orden político: el pluripartidismo, elecciones libres… y estas medidas desencadenaron el nacionalismo de las zonas no rusas que llevaron al hundimiento de la URSS e hicieron inviable el experimento de Gorbachov.

Perestroika y Glasnost

En el último periodo de la Guerra Fría en la Unión Soviética, el líder del Comité Central del Partido Comunista, Gorbachov, realizó profundas reformas que buscaban democratizar al país y de esa manera terminar con el Estado totalitario. La reforma política de 1985 llamada Glasnost consistió en quitar el control de los medios de comunicación al Estado y entregarlos a la opinión pública nacional y extranjera para contribuir a la libertad de expresión. La otra reforma radical se realizó en 1986, llamada Perestroika, con la cual se perseguía la independencia económica a través de la creación de cooperativas. Es importante subrayar que aunque estas reformas fueron importantes para que el pueblo ruso tuviera información de los problemas políticos y económicos de su país, ambas contribuyeron a que se llevara a cabo la disolución de la URSS y con ello el fin del Estado Socialista.

El Hundimiento de los Regímenes Comunistas

Se produjo una oleada de revoluciones en el otoño de 1989, lo que produjo el derrumbamiento en cadena de los regímenes comunistas en los países del Este. Fue un proceso ante todo inesperado. En lo que podríamos denominar el Otoño de los Pueblos, el carácter pacífico de las movilizaciones fue la nota sorprendente: todo se consiguió sin violencia. El detonante fue la Perestroika. De haberse opuesto militarmente Moscú, el proceso habría sido frenado en sus primeras fases. Pero el gobierno soviético dejó que se manifestaran libremente. Con ello, Gorbachov dio luz verde a la instalación de regímenes democráticos en estos países. La caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 es el símbolo de la desaparición de la Guerra Fría y la evaporación del comunismo. Uno tras otro, los líderes comunistas fueron dejando el poder; a su vez, se convocaban elecciones democráticas. En Polonia se celebraron las primeras elecciones libres, se formaron nuevos gobiernos en Hungría, Bulgaria y Checoslovaquia. En todos los casos, el protagonista fue el pueblo. Sin embargo, mientras en los países de Europa del Este se vivía este clima de euforia, en la URSS, su futuro se veía con pesimismo. En efecto, las reivindicaciones nacionalistas ponían en peligro el futuro de la URSS.

La Desaparición de la URSS

Hundidos los regímenes comunistas en Europa Central, solo se mantenía en el continente el modelo del socialismo real en la Unión Soviética. Sin embargo, como se ha apuntado, las reivindicaciones nacionalistas ponían en peligro el futuro de la URSS. En 1990 se celebraron las primeras elecciones libres en los diferentes estados de la URSS. En las repúblicas bálticas triunfaron los independentistas. En la Federación Rusa triunfó Boris Yeltsin, miembro del PCUS. En 1991, los acontecimientos en la URSS aceleraron su destrucción. Los separatismos, el reformismo de Yeltsin y la crisis económica hicieron tambalear a Gorbachov. El 19 de agosto de 1991, un golpe de Estado del PCUS y la KGB buscó volver a los tiempos de la unidad de la URSS. El golpe fracasó. El 19 de agosto, en efecto, víspera de la firma del Nuevo Tratado de la Unión, que modificaría la estructura de la URSS y permitiría el autogobierno de las repúblicas, los sectores conservadores del partido y de la propia KGB, aislaron a Gorbachov en Crimea, donde estaba de vacaciones. Los golpistas formaron un Comité de Emergencia y suspendieron todas las libertades propiciadas por la Perestroika. El mundo contuvo el aliento durante los tres días que duró el golpe. Se temía el regreso a un régimen totalitario y a los años tensos de la Guerra Fría. Pero el golpe fue desarticulado y se inició una revolución de signo inverso con dos consecuencias trascendentales: el fin del comunismo y el fin de la Unión Soviética. El PCUS fue disuelto y clausurados sus centros. Al mismo tiempo, las repúblicas iniciaron una imparable cadena de declaraciones de independencia. Antes de terminar el año (1991) desapareció oficialmente la URSS; en sustitución surgió una nueva entidad de estados soberanos (la CEI o Comunidad de Estados Independientes). Compuesta por 11 estados, la CEI nació el 21 de diciembre. Cuatro días después, el 25 de diciembre, Gorbachov dimitió de su cargo de presidente de un estado que ya no existía. Solo su política hizo posible la transformación del mapa europeo.

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