La División del Imperio Romano
Debido a la gran extensión del **Imperio Romano**, su organización política era difícil y las luchas por el control del imperio se sucedieron a lo largo de su historia.
De hecho, los romanos tuvieron diferentes sistemas de gobierno con el fin de dirigir de forma efectiva y práctica un imperio tan complejo. Pero en el **siglo III**, aquel imperio de vastas dimensiones era una caricatura de lo que había sido antaño: estaba totalmente desestructurado y dividido, y sus líderes estaban muy lejos de ser las grandes figuras que le habían dado forma en siglos anteriores.
Debido a esta crisis, los intentos de reunificación y reorganización fueron muy difíciles, dado que la crisis era económica, religiosa, militar y política. Desde el inicio de este siglo, el imperio experimentó la **anarquía**, facilitada por la falta de una figura poderosa en el liderazgo y los constantes cambios en el poder. Los militares más poderosos se disputaban el poder, generales rebeldes se autoproclamaban emperadores con cierta frecuencia, y los gobernadores más influyentes conspiraban, lo que generaba constantes enfrentamientos civiles y rebeliones.
**Diocleciano**, durante su mandato (285-305), intentó una gran reforma del Imperio a todos los niveles. Reorganizó el ejército, dividiéndolo en dos: uno encargado de la defensa de las fronteras y el otro del control de los territorios internos. Separó el poder civil y político del militar para evitar que los gobernadores de las provincias también mandaran las tropas. A nivel político, **quitó funciones al Senado** y **personalizó todo el poder en la figura del emperador**, convirtiendo el Estado Romano en una **monarquía absolutista** donde los ciudadanos pasaron a ser súbditos. A nivel administrativo, **duplicó el número de provincias** a fin de que los gobernadores fueran menos poderosos y no pudieran planear una rebelión. A nivel económico y social, trató de salir de la crisis provocada por la insostenibilidad del sistema esclavista. Para ello, **vinculó** a los campesinos con la tierra que trabajaban en forma de **colonato**, y **creó corporaciones de artesanos**, gravando a los ciudadanos con nuevos impuestos y obligaciones fiscales. También **persiguió duramente a los cristianos** para revitalizar el paganismo. Pero además, **realizó una división administrativa del imperio**, nombrando **dos emperadores** (uno para Oriente y otro para Occidente) que gobernaban a su vez con **dos corregentes (Césares)**. Este sistema de gobierno se conoció como **Tetrarquía**. A pesar de sus intentos de unificación, esta medida sería el inicio de la división real del Imperio, ya que en la práctica era una división formal que acabaría dividiendo en dos el antiguo territorio imperial.
Las reformas de Diocleciano tuvieron un éxito inicial aparente y el imperio revivió parcialmente, sobre todo en la parte oriental, que era dirigida por él. La capital del imperio fue trasladada a **Nicomedia**, siendo la parte oriental, desde hacía tiempo, la más próspera y la que menos problemas tenía con respecto a la occidental.
La **Tetrarquía** preveía un mecanismo de traspaso de poder para evitar los conflictos de sucesión que se habían producido en épocas anteriores. Teóricamente, los Césares tenían que sustituir a los emperadores después de 25 años de gobierno, pero el traspaso de poder no se produjo de forma efectiva. **Majencio y Constantino** iniciaron una lucha de poder por la parte occidental, resultando victorioso Constantino. Posteriormente, **Constantino** se hizo con el control de la parte oriental al derrotar a Licinio.
El Imperio volvió a tener un solo emperador, quien intentó reunificar las dos partes del imperio, cada vez más separadas en todos los aspectos. La capital del imperio se trasladó a **Constantinopla**, y grandes cantidades de oro imperial pasaron a la parte oriental. Mientras tanto, Occidente continuó con una decadencia progresiva, agravada por las constantes **incursiones bárbaras**. Las reformas militares de Constantino desprotegieron las fronteras, y la parte occidental del imperio sería cada vez más vulnerable.
Ni Constantino ni sus sucesores pudieron evitar la división del imperio. A su muerte, se iniciaron nuevas guerras civiles por el control de las dos zonas imperiales. Finalmente, en el **año 379**, **Teodosio** fue nombrado emperador de la parte occidental y, unos años más tarde, en el **394**, se hizo con el control de la oriental. Fue en el **año 380** cuando **declaró el cristianismo como religión oficial del Imperio**, siendo además el último emperador que gobernaría las dos partes del Imperio. A su muerte, en el **año 395**, el gran Imperio Romano se dividió entre sus dos hijos. Esta vez no se trató de una división administrativa, ya que no existiría una nueva unificación del imperio.
La parte occidental sería dirigida por **Honorio**, con capital en **Milán** y después en **Rávena**, durando menos de un siglo. Sometida a constantes invasiones, con la defensa de las fronteras encargada a **bárbaros federados** y con continuas luchas civiles internas, se desharía políticamente en el **año 476**.
La parte oriental pasaría a manos de **Arcadio**. Su riqueza, el esplendor de la gran ciudad y capital, **Constantinopla**, la menor presión de los pueblos bárbaros y la unidad de la religión cristiana, hicieron que dichos factores le permitieran evolucionar y convertirse en la gran civilización imperial que conoceríamos como **Bizancio**. La cual, con variaciones territoriales, se mantendría como entidad política prácticamente durante un milenio, hasta el **año 1453**, en que sería sometida por el **Imperio Turco**.
La Aparición del Cristianismo
La religión romana se conoce con el nombre de **paganismo**. Era **politeísta**, y el culto a muchas divinidades diferentes formaba parte también de la vida pública romana, llegando en algunos momentos de su historia a incorporar a la religión oficial el culto al emperador como una divinidad más.
La religión cristiana, inicialmente una **escisión del judaísmo**, se extendió con fuerza por todos los dominios del Imperio a partir del **siglo I d.C.** El mensaje cristiano de **redención y salvación** arraigó con cierta facilidad entre las clases bajas y desfavorecidas, y entre las masas de población más desesperadas. La hostilidad de los judíos también ayudó a que el cristianismo arraigara en muchos de los pueblos antisemitas. De hecho, los primeros mártires cristianos murieron a manos de los hebreos. La crisis moral, económica y política también facilitó la implantación progresiva del cristianismo, por su mensaje de **esperanza y reivindicación moral**.
Los cristianos fueron perseguidos por los romanos debido a su menosprecio al politeísmo romano y al paganismo, y especialmente por su negativa a adorar al emperador. Los romanos recelaban y desconfiaban de los cristianos al no entender su mensaje de **humildad, caridad y esperanza de redención en otra vida**.
El emperador **Nerón**, en el **año 64**, los acusó falsamente del incendio que destruyó la capital del Imperio, el cual, al parecer, fue provocado por él mismo, generándose un gran odio hacia los cristianos.
Los cristianos, cada vez más numerosos, llegaron a ocupar cargos importantes tanto en el ejército como en la administración romana, lo que creó un problema para los dirigentes romanos, quienes trataron de apartarlos de dichos cargos.
Las persecuciones contra los cristianos fueron muchas y sangrientas. Especialmente grave fue la de **Diocleciano** en el **siglo III**, conocida como la **Gran Persecución**. **Diocleciano** dictó edictos contra ellos: fueron desprovistos de sus propiedades, su culto fue prohibido y se les obligó a renegar de su fe.
A pesar de los mártires y apóstatas, el cristianismo, lejos de desaparecer, se consolidó, y su jerarquía eclesiástica también. Las persecuciones y los martirios reforzaron el cristianismo y su Iglesia, siendo su comportamiento sectario y su fe lo que desconcertaba a los romanos.
Estas persecuciones continuaron hasta el **año 311**, cuando el emperador **Galerio** promulgó un edicto de tolerancia religiosa. Dos años más tarde, en el **año 313**, **Licinio y Constantino** promulgaron el **Edicto de Milán**, donde se decretó la libertad de culto religioso en todo el Imperio y el retorno de sus propiedades y bienes a los cristianos.