Explorando la Fe Cristiana: Eucaristía, Evangelios, Papas y Mártires

La Eucaristía: Sacramento de Unidad y Memorial de Cristo

La Eucaristía es un sacramento central en las iglesias cristianas, que consiste en la consagración del pan y el vino como memorial de la muerte y resurrección de Jesús, y su posterior distribución entre los fieles. También conocida como la Santa Misa en la Iglesia Católica, esta ceremonia religiosa celebra el sacramento de la Eucaristía, haciendo presente el sacrificio de Jesús.

La celebración eucarística consta de dos partes principales: una primera parte, la Liturgia de la Palabra, en la que se proclaman las lecturas bíblicas del día y el sacerdote ofrece la homilía; y una segunda parte, la Liturgia Eucarística, donde tiene lugar la consagración del pan y del vino, transformados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y se reparte la comunión a los fieles.

El Proceso de Formación de los Evangelios Canónicos

La composición de los Evangelios, tal como los conocemos hoy, no fue un evento único, sino un proceso gradual que abarcó varias etapas:

1. Primera Etapa: La Experiencia Directa (Vida de Jesús)

Esta fase se centra en la experiencia directa de los discípulos que convivieron con Jesús y fueron sus testigos presenciales. Jesús los envió a predicar lo que habían visto y oído, no a escribir. Esta etapa se desarrolló aproximadamente entre los años 1 y 30 d.C., culminando con su condena y crucifixión por los romanos.

2. Segunda Etapa: La Predicación Oral (Transmisión Apostólica)

Comprende la fase de predicación y transmisión oral que tuvo lugar después de la muerte y resurrección de Jesús, extendiéndose hasta aproximadamente el año 65 d.C., antes de la destrucción de Jerusalén (año 70 d.C.). En este periodo, Jesús fue proclamado como Cristo y Mesías, el Señor, el Salvador, el Hijo de Dios, y su persona y obra fueron iluminadas a la luz del Antiguo Testamento. Durante esta etapa, comenzaron a surgir pequeñas comunidades cristianas.

3. Tercera Etapa: La Puesta por Escrito de Textos Iniciales

En esta fase, las comunidades cristianas comenzaron a preocuparse por establecer por escrito los recuerdos y enseñanzas de Jesús que ya conocían. Discípulos que no habían visto ni oído directamente a Jesús se dedicaron a esta tarea, basándose en los testimonios dejados por los apóstoles. Se redactaron así los primeros textos y colecciones de dichos y hechos de Jesús.

4. Cuarta Etapa: La Redacción Final de los Evangelios

Finalmente, se llegó a la redacción propiamente dicha de los Evangelios tal como los conocemos hoy: el Evangelio de Marcos alrededor del año 65 d.C., los de Mateo y Lucas entre los años 80 y 90 d.C., y el de Juan aproximadamente en el año 100 d.C. Estas redacciones conservaron los rasgos y géneros literarios de los anuncios orales, y al escribirlos, los evangelistas tuvieron en cuenta los problemas y necesidades específicas de las comunidades a las que se dirigían.

Jorge Mario Bergoglio: Biografía del Papa Francisco

Jorge Mario Bergoglio, electo Sumo Pontífice el 13 de marzo de 2013, nació en la capital argentina el 17 de diciembre de 1936. Se diplomó como técnico químico y, posteriormente, eligió el camino del sacerdocio, ingresando en el seminario diocesano de Villa Devoto.

El 11 de marzo de 1958, pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Completó sus estudios de humanidades en Chile y, en 1963, al regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José de San Miguel. El 13 de diciembre de 1969, recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. Prosiguió su preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973, emitió la profesión perpetua.

De nuevo en Argentina, fue maestro de novicios en Villa Barilari en San Miguel, profesor en la facultad de teología, consultor de la provincia de la Compañía de Jesús y también rector del Colegio. El 31 de julio de 1973, fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, cargo que desempeñó durante seis años. Después, reanudó su trabajo en el ámbito universitario y, entre 1980 y 1986, fue nuevamente rector del Colegio de San José, además de párroco en San Miguel. En marzo de 1986, se trasladó a Alemania para ultimar su tesis doctoral.

Fue el cardenal Antonio Quarracino quien lo llamó como su estrecho colaborador en Buenos Aires. Así, el 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio de ese mismo año, recibió la ordenación episcopal en la catedral de manos del purpurado. Como lema, eligió «Miserando atque eligendo» («lo miró con misericordia y lo eligió»), e incluyó en su escudo el cristograma IHS, símbolo de la Compañía de Jesús.

El 3 de junio de 1997, fue promovido a arzobispo coadjutor de Buenos Aires. Menos de nueve meses después, tras la muerte del cardenal Quarracino, le sucedió el 28 de febrero de 1998 como arzobispo primado de Argentina. El 6 de noviembre siguiente, fue nombrado también Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en el país y desprovistos de Ordinario de su propio rito.

En octubre de 2001, fue nombrado relator general adjunto para la décima asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicada al ministerio episcopal. Este encargo lo recibió en el último momento en sustitución del cardenal Edward Michael Egan, arzobispo de Nueva York, cuya presencia era necesaria en su país a causa de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

Jorge Mario Bergoglio hizo historia al ser elegido el 13 de marzo de 2013 como el primer Papa latinoamericano y también el primer jesuita en ocupar la Sede de Pedro.

Guillermo José Chaminade: Profeta y Fundador de la Familia Marianista

Cuando un cristiano no se desconcierta ni se encierra en medio de la crisis, sino que trata de ser fiel a su fe y, a la vez, salir renovado, vislumbrando una nueva etapa y abriéndose al futuro, es que entiende la fe como una vocación de progreso. Cuando esa crisis se llama Revolución Francesa, y ese cristiano es un sacerdote de Burdeos, llamado Guillermo José Chaminade, nos encontramos ante una creación eclesial original y compleja: la Familia Marianista.

Esta familia se basa en uno de los primeros movimientos modernos de apostolado seglar, La Congregación de la Inmaculada (fundada en 1800), y en dos congregaciones religiosas: las Hijas de María Inmaculada (1816) y la Compañía de María (1817).

Chaminade se comportó paradójicamente en medio de la revolución: no como un nostálgico de lo que se estaba perdiendo, sino como un profeta de lo que estaba llegando, de lo que Dios quería. Acertadamente, Juan XXIII dijo de él, al declarar sus virtudes heroicas: «Con toda justicia se le considera como un pionero y un precursor».

Chaminade intuyó los signos de los tiempos, el cambio social y de valores que provocaba la Revolución, y respondió cristianamente:

  • Dio un sí a la Libertad como apertura y encarnación, como estilo de tolerancia y respeto a la conciencia personal, con sentido de adaptación.
  • Dio un sí a la Igualdad, creando una congregación religiosa en la que laicos y sacerdotes trabajan unidos con los mismos derechos y deberes, en un proyecto común y complementario.
  • Dio un sí a la Fraternidad, impulsando la creación de verdaderas comunidades de fe, vida y misión, de seglares, religiosas y religiosos, imprimiendo en ellas el sello de la sencillez, la cordialidad y el espíritu de familia.

Toda su espiritualidad se puede resumir en el misterio de la Encarnación: vivir de la fe, como María, para acoger, como Ella, la Palabra que viene a nuestras vidas y que toma carne. El «espíritu de María», su estilo evangélico de caminar, nos impulsa a formar en nosotros la persona de Jesucristo y nos lleva siempre a escucharle, a creer en Él y a actuar haciendo vida su palabra: «Haced lo que Él os diga». Esta es una encarnación misionera para nuestro mundo de hoy.

Hoy, los marianistas, inspirados por Guillermo José Chaminade y Adela de Trenquelléon, fundadores de la Familia Marianista, han dejado una estela profunda en la comunidad eclesial. El río de vida que ellos recorrieron llegó al mar, y desde ahí su carisma se ha expandido por el mundo. Su espíritu continúa vivo en muchos hombres y mujeres que, en más de treinta países, forman parte de los dos Institutos religiosos —la Compañía de María y las Hijas de María— y de las Comunidades Laicas Marianistas, movimiento seglar heredero de la Congregación de la Inmaculada.

Con Cristo como centro de su vida, buscan vivir de la fe, formados por María y comprometidos en una comunidad de misión. Este es el carisma marianista, un don de Dios a la Iglesia y testimonio de que, hoy como ayer, también es posible vivir en toda su profundidad y alegría el Evangelio de Jesús.

Beato Santiago Gapp: Un Mártir de la Fe contra el Nazismo

Jakob (Santiago) Gapp nació en Wattens, Tirol austríaco, el 26 de julio de 1897. Proveniente de una familia obrera pobre y cristiana, fue el último de siete hijos. Con grandes sacrificios, sus padres le brindaron todas las oportunidades de estudio posibles.

En 1914, estalló la Primera Guerra Mundial. En 1915, Italia atacó a Austria, y Jakob, con solo 18 años, fue al frente de batalla. Resultó herido y fue condecorado con una medalla al valor. Al final de la contienda, con su patria derrotada, fue hecho prisionero. Sufrió nueve meses de cautiverio antes de regresar a casa en 1919. Fueron meses amargos en los que la utopía marxista, el bolchevismo que parecía haber logrado la revolución social definitiva en Rusia, sedujo su alma generosa y llena de deseos de justicia. La desolación de su madre al ver a su “pequeño” alejado de Dios y de la Iglesia fue inmensa. Sin embargo, como una nueva Mónica, consiguió del Señor su conversión.

En mayo de 1939, Santiago Gapp se trasladó a España. La Guerra Civil había terminado, y los marianistas, que necesitaban reactivar sus obras, dieron la bienvenida a varios religiosos austríacos. Para facilitar su integración, Jakob tradujo su nombre y se hizo llamar Padre Santiago. Fue profesor y capellán en los colegios marianistas de San Sebastián y Valencia. Sufría con las noticias que le llegaban de Austria, sintiendo la nostalgia de su patria ausente y entregada a una sistemática descristianización.

Nueve Meses de Prisión en Berlín

Santiago Gapp no fue enviado a ningún campo de concentración, sino que se le sometió a un juicio exhaustivo. Sus respuestas fueron claras y valientes. El propio Dr. Neuhaus, quien lo interrogó, quedó impresionado y declaró extensamente en la Causa de Beatificación. Nos relata que el texto de los interrogatorios, firmado libremente por Gapp, llegó al despacho de Himmler, el jefe supremo de la Gestapo, quien exclamó: “Con un millón de hombres como Gapp, pero de nuestra ideología, dominaremos el mundo”.

El 13 de agosto de 1943, después de recibir la notificación de su ejecución, Santiago Gapp pidió escribir unas cartas, lo cual le fue concedido. Escribió dos: una a su familia y otra al Padre Jung, quien había sido su superior en Austria y en ese momento ejercía como superior general de los marianistas.

  • En la primera carta, resumió sus saludos a sus familiares y les explicó el motivo de su escritura: la inminencia de su muerte.
  • En la segunda carta, dirigida a su superior, el Padre Jung, le relató sus vivencias y le compartió con detalle el momento de su encuentro con Dios, incluyendo la fecha, hora y lugar de su sentencia y ejecución.

Mientras estaba encarcelado en Berlín, los fiscales permitieron que un sacerdote visitara a Santiago en su celda. La Iglesia lo ha declarado Mártir de Cristo. Juan Pablo II lo beatificó en Roma el 24 de noviembre de 1996, en la fiesta de Cristo Rey.

Beato Santiago Gapp, ruega por nosotros. Para que, como tú, también nosotros seamos valientes para denunciar las incompatibilidades de las ideas erróneas de nuestro tiempo con nuestra profesión de cristianos.

Las Persecuciones Romanas contra los Cristianos Primitivos

La historia temprana del cristianismo estuvo marcada por una serie de persecuciones sistemáticas por parte del Imperio Romano. A continuación, se detallan las diez persecuciones más significativas:

1. Primera Persecución: Nerón (64-68 d.C.)

La primera persecución masiva ocurrió bajo el gobierno de Nerón, a partir del año 64 d.C. Se le recuerda como el emperador que incendió Roma y luego culpó a los cristianos por las muertes y la destrucción causadas por el fuego. Ordenó que a algunos cristianos se les cosieran pieles de animales salvajes para ser arrojados a los perros, mientras que a otros se les cubrió con camisas endurecidas con cera, se les clavó a postes y se les quemó en sus jardines para iluminar la noche. Lejos de disminuir el espíritu del cristianismo, esta persecución aumentó la devoción y la determinación de la comunidad cristiana.

2. Segunda Persecución: Domiciano (81-96 d.C.)

La segunda persecución tuvo lugar durante el gobierno de Domiciano, a partir del año 81 d.C. Cualquier calamidad que sucedía, ya fuera hambruna, pestilencia o terremotos, él culpaba a los cristianos y ordenaba su ejecución.

3. Tercera Persecución: Trajano (108-117 d.C.)

La tercera persecución primitiva ocurrió durante el gobierno de Trajano, a partir del año 108 d.C. Los cristianos fueron golpeados, decapitados y devorados por fieras. Aproximadamente diez mil cristianos fueron ejecutados durante este periodo.

4. Cuarta Persecución: Marco Aurelio Antonino (161-180 d.C.)

La cuarta persecución tuvo lugar durante el gobierno de Marco Aurelio Antonino, a partir del año 162 d.C.

5. Quinta Persecución: Septimio Severo (193-211 d.C.)

La quinta persecución se le atribuye a Septimio Severo, a partir del año 192 d.C. Los cristianos fueron quemados en la hoguera, se les vertía alquitrán caliente en las cabezas, fueron decapitados, colocados en agua hirviendo y destrozados por fieras.

6. Sexta Persecución: Maximino el Tracio (235-238 d.C.)

La sexta persecución tuvo lugar durante el gobierno de Maximino el Tracio, a partir del año 235 d.C. En este tiempo, numerosos cristianos fueron ejecutados sin un juicio y enterrados indiscriminadamente en fosas comunes, a veces arrojando cincuenta o sesenta cuerpos en una sola fosa.

7. Séptima Persecución: Decio (249-251 d.C.)

La séptima persecución sucedió durante el gobierno de Decio, a partir del año 249 d.C. En este periodo, una de las principales figuras martirizadas fue Fabián, el obispo de Roma, quien fue decapitado el 20 de enero del año 250 d.C.

8. Octava Persecución: Valeriano (253-260 d.C.)

La octava persecución ocurrió durante el gobierno de Valeriano, a partir del año 257 d.C. Una vez más, se utilizaron todo tipo de torturas para ridiculizar a quienes afirmaban ser cristianos y para el entretenimiento de los gobernantes y sus invitados.

9. Novena Persecución: Aureliano (270-275 d.C.)

La novena persecución ocurrió durante el gobierno de Aureliano, a partir del año 274 d.C., cuando Félix, el obispo de Roma, fue martirizado.

10. Décima Persecución: Diocleciano (303-311 d.C.)

La décima y más severa persecución tuvo lugar durante el gobierno de Diocleciano, a partir del año 303 d.C. A este periodo se le conoció comúnmente como la Era de los Mártires, y en parte, fue ocasionada por el creciente número y la visibilidad de los cristianos.

Las persecuciones se llevaron a cabo con métodos brutales, incluyendo el potro, azotes, espadas, puñales, cruces, venenos y hambrunas.

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