La Construcción de España: De Al-Ándalus a la Unificación de los Reyes Católicos según Fusi

La Conquista Musulmana y la Arabización de Al-Ándalus (Según Fusi)

La arabización e islamización de lo que los conquistadores llamaron inmediatamente Al-Ándalus se extendió hasta el año 750. Durante este periodo, Al-Ándalus se integró como provincia en el Califato Omeya de Damasco. Se estableció un nuevo orden administrativo y se consolidaron las fronteras. En el año 732, estas fronteras se fijarían al norte en el valle del Ebro y al oeste, en una especie de tierra de nadie escasamente poblada. Dichas fronteras estaban defendidas por coras o provincias militares musulmanas, y por castillos y fortalezas.

La Desintegración del Califato de Córdoba

El Califato de Córdoba (929-1031), cuya capital fue Córdoba, fue un estado unido y arabizado, caracterizado por un gobierno eficaz, una hacienda rica y un ejército poderoso. A finales del siglo X, tuvo un líder destacado: Almanzor. La crisis del Estado cordobés fue una profunda crisis de legitimidad de la propia institución califal y, como tal, tuvo unas causas fundamentales internas. La desintegración del Califato produjo causas inmediatas y causas profundas.

Causas Inmediatas de la Desintegración

  • Débil personalidad de Hisham II.
  • Desconfianza y malestar producidos en círculos del poder por el régimen autoritario creado entre 978-1002 por Almanzor.
  • Crisis por la sucesión de Hisham II a partir de 1009.

Causas Profundas de la Desintegración

  • La debilidad de los conceptos de «Estado» y «Nación» en el islam.
  • Concepción árabe-islámica del poder como liderazgo carismático apoyado en clientelas étnico-tribales y lealtades personales.

División del Territorio (Según Fusi)

El rey Sancho Garcés III (1000-1025) anexionó Sobrarbe, Ribagorza, tierras del valle del Ebro y Soria, así como territorios de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. En 1035, Sancho el Mayor dividió sus territorios entre sus hijos: dejó Pamplona a su hijo mayor García, y creó los nuevos reinos de Aragón y Castilla para Fernando, quien entre 1037 y 1605 reunió por matrimonio las coronas de Castilla y León.

El Policentrismo Español (Según Fusi)

El policentrismo, la coexistencia (pacífica o armada) de varios estados soberanos, definía la realidad española. Castilla y León, con unos 355.000 kilómetros cuadrados y cuatro millones de habitantes, un conglomerado de tierras y antiguos reinos en el norte, y los nuevos e inmensos territorios en los valles del Guadiana y del Guadalquivir, emergió a finales del siglo XIII como un estado básicamente peninsular.

La Política de los Trastámara hasta la Unión de los Reyes Católicos (Según Fusi)

La política de los Trastámara, basada en intereses dinásticos y enlaces matrimoniales, llevó a la unión peninsular: la unión de Castilla y Aragón en 1469, a través del matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los Reyes Católicos. Los intereses catalano-aragoneses en el Mediterráneo hicieron que España figurara por primera vez «gloriosamente en el mundo» (como escribió en Bosquejo histórico de la Casa de Austria, 1869, el historiador y político Cánovas del Castillo).

El camino hacia la unión de 1479 fue extraordinariamente complejo. Todos los reinos peninsulares —Castilla, Aragón y, dentro de este, Cataluña— se vieron sacudidos a lo largo del siglo XV por procesos de crisis dinásticas, guerras civiles, tensiones entre la monarquía y la nobleza, luchas nobiliarias, intervenciones políticas y militares entre los países vecinos y guerras de expansión territorial.

En Navarra, se llevó a cabo la guerra civil entre el rey Juan II de Aragón (casado con Blanca de Navarra) y su hijo, el príncipe de Viana. Al casarse con Blanca de Navarra, Juan II también fue consorte de Navarra entre 1425 y 1479.

Las circunstancias dieron sentido a la acción política, los planteamientos y las ambiciones de los Trastámara —la dinastía castellana que dirigía Castilla desde 1369 y Aragón desde 1412— hacia alguna forma de unidad monárquica y territorial. Era una idea ya ambicionada por Enrique II e implícita en las iniciativas de Fernando I de Antequera (rey de Aragón entre 1412 y 1416), de su hijo Juan II (rey de Aragón y Navarra) y de su nieto Fernando el Católico. La designación de Fernando I de Antequera, nieto de Enrique II, como rey de Aragón en 1412, se produjo por el Compromiso de Caspe (pacto político entre los representantes de Aragón, Valencia y Cataluña).

Por último, los Trastámara apuntaban a Portugal y Granada. Juan I invadió Portugal en dos ocasiones, ambas sin éxito. Los Reyes Católicos casarían a Isabel con Alfonso V (rey portugués). Con respecto a Granada, Fernando de Antequera, como regente de Castilla, relanzó la guerra, en la que continuarían sus sucesores hasta mediados del siglo XV y que retomarían los Reyes Católicos ya en 1481.

Características de la Unión de 1479 (Según Fusi)

La unión dinástica de 1479 no fue un hecho circunstancial o fortuito. La religión había sido esencial para la configuración política y social de Castilla y León, Navarra, Portugal y Aragón. La Iglesia peninsular mantuvo a lo largo de la Edad Media la memoria de la organización unitaria de que se dotó desde su nacimiento en las épocas romana y visigótica, y proyectó la visión de la Península como una unidad. La religión también contribuyó a reforzar el carácter «divino». Por último, parecía convenir a los intereses comerciales, ganaderos y matrimoniales de Castilla y a las necesidades de defensa y seguridad de Aragón. Sin duda, fue una unión dinástica permanente y no una unión nacional.

Reorganización de Castilla y la Corona de Aragón bajo los Reyes Católicos (Según Fusi)

La unión de las dos coronas fue constitucionalmente frágil. Los Reyes Católicos iban a crear un tipo de Estado nuevo: el embrión de la monarquía absoluta.

La reorganización del reino fue amplia y profunda, incluyendo:

  • Creación de la Santa Hermandad (1476-1498) como policía rural, tributaria y judicial.
  • Saneamiento de la Hacienda (reformas de 1480 y 1495 que aumentaron los ingresos de la Hacienda real y redujeron las rentas y exacciones de la nobleza).
  • Reforma del Consejo Real (1480) como órgano supremo de la gobernación de Castilla y de la afirmación de la autoridad de los reyes.
  • Reorganización de la administración de justicia, con el reforzamiento de la Real Chancillería de Granada como tribunales supremos de justicia.
  • Control de villas y ciudades a través de delegados del poder real.
  • «Despolitización» de la Generalitat catalana y del Ayuntamiento de Barcelona mediante la implantación del sistema de «insaculación» o sorteo de cargas.
  • Establecimiento del Consejo de Aragón (1494) como órgano asesor de los reyes para las cuestiones de esa corona.
  • Nombramiento de lugartenientes o virreyes como representantes suyos en aquellos territorios.
  • Control directo de las Órdenes Militares por la Corona.

Los Reyes Católicos asumieron la acción de gobierno de sus reinos casi por entero y la ejercieron directamente con sus colaboradores más cercanos (los cardenales Mendoza y Talavera y luego Cisneros) y los secretarios reales (Hernández de Zafra, López Conchillos), apoyados en una burocracia crecientemente profesionalizada de «letrados».

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