El período comprendido entre 1955 y 1966 en Argentina se caracterizó por un complejo entramado de inestabilidad política, intentos de exclusión del peronismo y los sindicatos, y una búsqueda de integración en la economía mundial de posguerra y la Guerra Fría. Los debates giraron en torno a la aceptación de la inversión extranjera y la gestión del fenómeno peronista. Esta etapa estuvo marcada por un “empate” político, donde ninguna fuerza lograba imponer su proyecto, pero todas se bloqueaban mutuamente. Esto derivó en gobiernos civiles débiles, sucesivos golpes de Estado, un debilitamiento de la democracia y un uso creciente de la violencia política.
La Revolución Libertadora y la «Desperonización» (1955-1958)
En 1955, la Revolución Libertadora derrocó al General Juan Domingo Perón con un amplio apoyo civil, militar y eclesiástico. Inicialmente, el General Lonardi asumió la presidencia con una postura conciliadora. Sin embargo, fue rápidamente reemplazado por el General Aramburu, impulsado por los sectores más duros del ejército. Bajo el gobierno de Aramburu se inició la política de “desperonización”:
- Disolución del Partido Justicialista.
- Intervención de la Confederación General del Trabajo (CGT).
- Expulsión de peronistas de cargos públicos.
- Prohibición de símbolos y menciones a Perón.
- Combinación de represión con reeducación política.
El gobierno militar buscó eliminar la influencia peronista en el ámbito laboral, prohibiendo huelgas y removiendo dirigentes sindicales, mientras los empresarios avanzaban sobre derechos laborales. En respuesta, surgieron los “comandos de la resistencia peronista”, que emplearon pintadas, sabotajes y atentados, fortaleciendo la identidad peronista. En 1956, un levantamiento militar liderado por el General Valle fue brutalmente reprimido con fusilamientos y asesinatos en José León Suárez. Para 1957, la estrategia de desperonización había fracasado: el peronismo recuperó el control sindical y reorganizó la CGT en torno a las “62 Organizaciones Peronistas”, bajo la dirección de Perón desde el exilio.
El Gobierno de Aramburu y la Crisis Económica (1955-1958)
Durante la presidencia de Aramburu, el rumbo económico careció de claridad. Se desmanteló el modelo peronista, se cerró el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), se favoreció al sector agropecuario, Argentina se incorporó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, y se aplicaron ajustes que provocaron una baja en los salarios y generaron huelgas, sin lograr atraer inversiones ni resolver la crisis económica.
La Convención Constituyente y el «Voto en Blanco» (1957)
En 1957, se convocó a una Convención Constituyente con el objetivo de anular la Constitución de 1949. A pesar de que el peronismo estaba proscripto, Perón instruyó a sus seguidores a votar en blanco, opción que resultó ser la más elegida. La Convención fracasó en sus objetivos principales, a excepción de la incorporación del artículo 14 bis, que consagraba derechos laborales. Quedó patente que ningún candidato presidencial podía obtener la victoria sin el apoyo peronista.
El Desarrollismo de Frondizi (1958-1962)
En 1958, Arturo Frondizi, candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), triunfó con el 41,7% de los votos. Su victoria se basó en un acuerdo secreto con Perón y el apoyo de las 62 Organizaciones, al que se sumaron sectores progresistas, de izquierda, católicos y conservadores.
El gobierno de Frondizi impulsó el desarrollismo, una política que combinaba el libre mercado con el desarrollo industrial a través de la inversión extranjera. Se permitió la exhibición de símbolos peronistas, se otorgó una amnistía y se aumentaron los salarios, medidas que generaron alarma en los sectores militares y antiperonistas. Durante su mandato, se logró casi el autoabastecimiento petrolero y se triplicó la producción de acero, al tiempo que aumentó la inversión extranjera. Sin embargo, Frondizi perdió el apoyo de la izquierda y enfrentó crecientes huelgas tras la aplicación de un ajuste del FMI en 1959 y el Plan Conintes (Conmoción Interior del Estado) de represión.
Derrocamiento de Frondizi y el Gobierno de Guido (1962-1963)
En 1962, Frondizi fue derrocado por los militares, quienes se opusieron a que permitiera elecciones donde el peronismo ganara en varias provincias y a su política exterior de no romper relaciones con Cuba. Los militares impusieron como presidente a José María Guido, quien anuló las elecciones, disolvió el Congreso y reprimió al peronismo. Dentro del Ejército se produjo una pugna entre los “colorados” (represivos) y los “azules” (más pragmáticos y políticos), resultando victoriosos estos últimos bajo el liderazgo de Juan Carlos Onganía.
El Gobierno de Illia y la Debilidad Democrática (1963-1966)
En 1963, se convocaron nuevas elecciones, esta vez sin la participación del peronismo. Resultó electo Arturo Illia, de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), con apenas el 25% de los votos. Su gobierno se caracterizó por la falta de mayoría en el Congreso y un apoyo débil por parte de empresarios, sindicatos, militares y peronistas.
Illia defendió un rol activo del Estado en la economía, anuló los contratos petroleros firmados por Frondizi y aplicó controles de precios, lo que generó tensiones con el empresariado, el FMI y los intereses extranjeros. A partir de 1964, enfrentó fuertes huelgas convocadas por la CGT y divisiones internas dentro del sindicalismo, con figuras como Augusto Vandor buscando una autonomía respecto a Perón.
En 1965, se permitió la participación peronista en las elecciones, aunque de forma limitada. La Unión Popular, un frente peronista, obtuvo un gran caudal de votos, lo que alarmó tanto a los militares como al propio Perón. La llegada de Isabel Perón a Argentina intensificó las disputas internas dentro del movimiento obrero. A pesar de que la economía mostraba signos de crecimiento, la prensa, los estudiantes y los empresarios percibían al gobierno como débil y anacrónico. Los militares, por su parte, temían el avance del peronismo, del sindicalismo y de las ideas marxistas.
El Golpe de Estado de 1966
El 28 de junio de 1966, Illia fue derrocado por un golpe militar que dio inicio a la dictadura autodenominada “Revolución Argentina”, bajo el lema de “objetivos y no plazos”.
Transformaciones Sociales y Culturales en los Años 60
La década de 1960 en Argentina fue testigo de profundos cambios sociales y culturales. El crecimiento de la clase media y el fortalecimiento del Estado de Bienestar impulsaron el consumo y otorgaron un protagonismo sin precedentes a la juventud. Las universidades experimentaron una expansión significativa, con una mayor presencia de mujeres y sectores medios. Se recuperó el gobierno tripartito en las instituciones académicas y los claustros se llenaron de intensos debates ideológicos, influenciados por la Revolución Cubana y la creciente peronización del movimiento estudiantil.
Auge Cultural y Censura
El auge cultural se manifestó en diversas expresiones:
- Literatura de mayor accesibilidad.
- Revistas políticas de gran circulación.
- Artes vanguardistas promovidas por el Instituto Di Tella.
- Expansión del teatro, el cine y la televisión.
Sin embargo, este clima de renovación y efervescencia cultural se vio abruptamente frenado en 1966, cuando los militares impusieron la censura y un estricto control sobre las universidades, marcando el fin de una era de apertura y debate.