La guerra de la independencia causas desarrollo y consecuencias

TEMA 1.- La Guerra de la Independencia: causas, bandos en conflicto y desarrollo.
1. LOS ANTECEDENTES Y LAS CAUSAS DE LA GUERRA En época de Carlos IV, tras la Revolución Francesa, la tradicional amistad hispano-
francesa se rompíó tras la ejecución de Luis XVI de Francia, en 1793. La política nacional estaba entonces dirigida por Manuel Godoy, valido de Carlos IV, principal partidario de esa ruptura. Como consecuencia, Francia declaró la Guerra de la Convencíón a España y su resultado fue la pérdida de la isla de Santo Domingo. Un año después, España y Francia se aliaban de nuevo tras la firma del Tratado de San Ildefonso en 1794 por el cual España participará, junto a Francia en varios conflictos bélicos contra Gran Bretaña. En 1801 España declaró la guerra a Portugal por su violación del bloqueo comercial a Gran Bretaña, decidido para proteger los intereses franceses; fue la denominada Guerra de las Naranjas. A su término, España obtuvo Olivenza, que quedaba incluida en Extremadura. Pero el enfrentamiento en el mar con Gran Bretaña tras la derrota de Trafalgar en 1805 supuso la destrucción de la armada española y, como consecuencia, el comercio con América se redujo de forma significativa y aún más los ya escasos ingresos estatales. Mientras, las industrias que fabricaban para el mercado americano entraron en crisis. El panorama político nacional también era difícil. Godoy puso en marcha la desamortización de los bienes eclesiásticos con el objetivo de equilibrar la deuda pública. Sin embargo, lo que consiguió fue ganarse la animadversión del clero, en un ambiente de descontento social generalizado, que veía en él al culpable de la desastrosa situación que atravesaba España. Por otro lado, los sectores más reaccionarios se agrupaban en torno a Fernando, hijo de Carlos IV, que empezaba a conspirar contra su padre. En este contexto, con Napoleón como emperador de Francia y con el proyecto de adueñarse de Europa, firmó con España el Tratado de Fontainebleau de 1807, en el que se acordaba la invasión de Portugal y el reparto de su territorio entre ambos países. Antes de formalizarse el tratado, las tropas francesas comenzaron a avanzar por territorio español camino de Portugal. Pronto Napoleón exigíó la apertura del comercio americano a los buques franceses y el establecimiento de la frontera entre España y Francia en el Ebro. Mientras la invasión francesa se lleva a cabo, la situación política se deterioraba cada vez más a causa de la desconfianza y la desuníón de la familia real, en la que se sucedían las conspiraciones del Príncipe de Asturias, que ambicionaba el trono de su padre, Carlos IV. En medio de este clima, el 17 de Marzo de 1808 tuvo lugar el Motín de Aranjuez, protagonizado por el pueblo e instigado por los colaboradores de Fernando, que perseguían provocar el final del despotismo ministerial, encarnado por el valido Godoy, el derrocamiento revolucionario de Carlos IV y el ascenso al trono de su hijo Fernando. Sin embargo, Carlos IV y su esposa no aceptaron la nueva situación y solicitaron la intervención de Napoleón en su favor. Éste convocó a la familia real en Bayona, donde les convencíó para que renunciaran al trono a cambio de amplios dominios en Francia y de la conservación de sus títulos nobiliarios. En Bayona, Napoleón nombró rey de España a su hermano José Bonaparte mediante una fórmula de traspaso de poderes que manténía la apariencia de legalidad: Fernando VII devolvía el trono a su padre, Carlos IV, quien renunciaba a él a favor de Napoleón, quien a su vez, lo cedía a su hermano José. La ocupación francesa, junto a la alarma provocada por las noticias que llegaban de Bayona y la experiencia revolucionaria del Motín de Aranjuez, provocaron una insurrección popular en las calles de Madrid el 2 de Mayo de 1808, cuando el resto de la familia real abandonaba el Palacio de Oriente camino de Francia, que fue brutalmente reprimida por los franceses. Con este episodio dio comienza la Guerra de la Independencia contra los franceses. 2. LOS BANDOS EN CONFLICTO La Guerra de la Independencia fue, fundamentalmente, una guerra de liberación contra un invasor extranjero; pero también una Guerra Civil, ya que un importante sector de la población española aceptó y respetó la legitimidad de José I Bonaparte. El territorio quedó dividido en dos partes, cambiantes con el transcurso del conflicto, bajo control de uno u otro bando.
2.1. LA ESPAÑA DE JOSÉ I La parte del territorio español ocupada por el ejército francés contaba con el apoyo de los llamados afrancesados, entre los cuales había viejos reformistas e ilustrados que pretendían una modernización gradual y pacífica de España. Para evitar nuevas revueltas, Murat , lugarteniente de Napoleón en Madrid, logró que el Consejo de Castilla, el Ayuntamiento de Madrid y la Junta de Gobierno, que se manténían tras la marcha de Fernando VII, apoyaran la coronación del nuevo monarca, José I, hermano de Napoleón. Así, una asamblea de notables fue convocada en Bayona para tomarle juramento como rey y hacerle propuestas para la redacción de una carta constitucional, elaborada por Napoleón. Se trataba así de una carta otorgada, denominada Estatuto de Bayona. 2.2. LA ESPAÑA DE LA INSURECCIÓN POPULAR Y LA RESISTENCIA Ante el vacío de poder, la población se organizó en Juntas locales y provinciales que asumieron la soberanía e incitaron al pueblo a la defensa del país. Se creó la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, integrada por representantes de las juntas provinciales como Jovellanos o Agustín de Argüelles. La presidía el conde de Floridablanca. Su objetivo era organizar la lucha contra el rey francés, mediante la coordinación de los grupos que no lo reconocían como tal, incluyendo la contribución decisiva de la guerrilla popular, y solicitar el apoyo de Gran Bretaña. También se ocupó del poder ejecutivo y convocó Cortes para redactar el primer texto constitucional de España. La lucha de guerrillas fue un hecho novedoso ya que supónía la participación del pueblo en el conflicto de forma directa, no en vano la guerrilla se encargaba de acosar y hostigar al ejército francés. El pequeño número de personas que integraba cada partida permitía una enorme agilidad; además, conocían el terreno mejor que el invasor y contaban con la infraestructura que les brindaba el apoyo popular. Algunos guerrilleros famosos fueron Juan Martín Díaz El Empecinado, Espoz y Mina y el cura Merino 3. EL DESARROLLO DE LA GUERRA: ETAPAS
1. Hasta Noviembre de 1808: freno a la conquista francesa. Durante el verano de 1808 el ejército español logró determinar el avance francés en Valencia, Zaragoza y Gerona. La derrota infligida a las tropas galas por el general Castaños en Bailén supuso la huida francesa de Madrid, incluido el rey José I, que se retiró a Vitoria. Era la primera vez que los ejércitos napoleónicos resultaban vencidos en tierra, lo que motivó que el propio Napoleón se pusiera al mando de una expedición para ocupar España. En el mes de Julio, Gran Bretaña envió a La Coruña un ejército mandado por el militar y hombre de estado Arthur Wellesly, duque de Wellington.
2. Desde Noviembre de 1808 a Enero de 1812: nuevas victorias francesas. Al final de 1808, Napoleón conquistó Madrid y regresó a Francia. Paulatinamente, sus tropas fueron avanzando hacia el sur y conquistaron, en 1809, Gerona Zaragoza, La Mancha, el valle del Guadalquivir y, en 1810, el resto de Andalucía. La actuación de los guerrilleros españoles resultó decisiva durante este período al dificultar la comunicación y el abastecimiento de las tropas francesas.
3. De 1812 al final de la guerra: la ofensiva hispano-inglesa desde Portugal culminó en las victorias de Arapiles y Vitoria, que coincidieron con la retirada de las tropas napoleónicas, enviadas a Europa oriental para participar en la campaña de Rusia. A finales de 1813 se firmó el Tratado de Valençay, formalizado unilateralmente por Fernando VII, al margen de las potencias europeas, con Napoleón, que garantizaba su regreso a España.
4. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA El resultado de esta guerra fue catastrófico para España, que se vio obligada a enfrentarse a una enorme crisis demográfica y económica: campos arrasados, ciudades destruidas y desorden en el medio rural, donde pervivían antiguas partidas de guerrilleros. El final de la guerra coincidíó, además, de una crisis económica en Europa. También supuso la aparición de un elemento que será una constante en la historia posterior española: el comienzo del intervencionismo militar en la vida política

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