El imperialismo es la expansión de un estado más allá de sus fronteras con el fin de dominar otros territorios que reciben el nombre de colonias. Las colonias son sometidas y explotadas por una potencia a la que se denomina metrópolis.
A lo largo de la historia han existido distintos imperios, pero solo se utiliza el término imperialismo para referirnos al proceso histórico del siglo 19 hasta la Primera Guerra Mundial (1870-1914), cuando asistimos a la época del gran imperialismo, es decir, cuando alcanza su mayor expresión el reparto colonial de África y Asia.
Causas del imperialismo
- Economía: el proceso de industrialización comprendido por la potencia a lo largo del siglo 19 genera necesidades por el nacimiento del capitalismo, la búsqueda de nuevos mercados para dar salida a los productos manufacturados y la necesidad de encontrar nuevas materias primas y fuentes de energía necesarias para la industria de las metrópolis.
Consecuencias del imperialismo
- Las colonias de África y Asia fueron sometidas a una explotación económica que impediría su desarrollo una vez alcanzada la independencia, debido a que se verían agotadas sus materias primas y fuentes de energía.
- Las metrópolis europeas consideraban el deber de civilizar a los pueblos de África y Asia, considerados inferiores a los europeos de raza blanca por su grado de desarrollo económico, científico y cultural. Así adoptarían la lengua, la religión, las tradiciones o la cultura de la metrópolis, limitándose las culturas autóctonas.
- Los colonos serán considerados como inferiores, divulgándose ideas racistas, sobre todo en aquellas colonias de explotación, donde la mayoría de la población es autóctona y la minoría blanca europea controla la administración, el gobierno y explota los recursos naturales y materias primas en beneficio de la metrópolis.
Los grandes imperios coloniales
En el último tercio del siglo 19 hasta la Primera Guerra Mundial, las grandes potencias industrializadas dotadas de adelantos teóricos y militares construyen extensos imperios. El imperio británico fue el más importante de todos, alcanzando su mayor desarrollo durante la época victoriana (1837-1901), bajo el reinado de la reina Victoria. La época victoriana se caracterizó por el gran desarrollo económico que experimentó el Reino Unido, convirtiéndose en la mayor potencia económica del planeta, además del mayor imperio colonial. Desde el punto de vista político, la época victoriana vino determinada por la estabilidad y las reformas electorales que se sucedieron a lo largo del siglo 19 y que democratizaron el sistema político británico mediante la ampliación del sufragio, incorporando a la vida política a las clases medias. La vida política británica durante la época victoriana se basó en la alternancia entre dos grandes partidos (bipartidismo): los conservadores (los tories) liderados por Robert Peel y, sobre todo, Benjamin Disraeli, y por otra parte, los liberales whigs, liderados por Gladstone. El problema principal de naturaleza política que afecta al Reino Unido fue el nacionalismo irlandés, debido a que los irlandeses católicos estaban sometidos a la soberanía británica desde el siglo XVII y reclamaban tener su propio gobierno, que se lograría tras el fin de la Primera Guerra Mundial con la independencia de la República de Irlanda, mientras que Irlanda del Norte seguiría formando parte del Reino Unido.
Imperio británico: fue el más extenso de todos y el más coleccionado. Uno de cada 4 ciudadanos pertenecían a él. Los británicos poseían en América del Norte Gibraltar, Malta y Chipre. En África contaban con todo África Oriental, Egipto, Sudán, Uganda, Kenia, Rodesia y Sudáfrica. Además, los británicos tenían bajo su control el canal de Suez, que se inauguró por la reina Victoria en 1869. Con la construcción de ese canal, se simplificaron los transportes entre Europa y el extremo oriente de Asia. Los británicos también poseían en África Somalia, Gambia, Sierra de la Península Arábiga, Omán, Dubái y la joya de la corona, la India Británica (India, Pakistán, Bangladesh, Birmania y Ceilán). En América, poseían el dominio de Canadá y Jamaica.
Imperio alemán: se construyó durante la época del káiser Guillermo II, dentro de su política de intervención en los distintos conflictos internacionales entre los dos grandes imperios, logrando así crear un imperio. En los años 1884-1885 se celebró la Conferencia de Berlín, que sería el punto de partida del reparto del continente africano. En ella se acordaron medidas sobre la navegación y el comercio en el río Congo y se proclamó el principio de que ninguna potencia podría reclamar ningún territorio si no lo había ocupado de manera efectiva. Además, en esta conferencia se aceptaron las reivindicaciones coloniales de Alemania. Las colonias alemanas en África fueron Togo, Camerún, Tanzania y Namibia. En Asia, poseían la costa de China (Port Arthur). Estas colonias alemanas pasarían a formar parte de los dos grandes imperios coloniales tras el fin de la Primera Guerra Mundial y debido al Tratado de Versalles.
Imperio español: España, al igual que Portugal, era un imperio en decadencia debido a que a finales del siglo XIX había perdido buena parte de su imperio colonial construido a finales del siglo XV. Solo seguían manteniéndose Cuba, Puerto Rico en América y las Islas Filipinas en Asia, que se perderían en la guerra contra Estados Unidos en 1898. España, por cuestión de prestigio, va a querer participar en el reparto colonial de África. El protectorado español en el norte de Marruecos, tras la Conferencia de Algeciras de 1906, el Sáhara Occidental, la Guinea Española y la isla de Fernando Poo.
Imperio holandés: los holandeses también construyeron un imperio colonial. Se establecieron en Sudáfrica, pero fueron expulsados por los británicos. En Asia, los holandeses poseían las Indias Holandesas Orientales, hoy en día Indonesia. En América, la Guayana Holandesa.
Imperio ruso: Estados Unidos va a experimentar una expansión territorial favorecida por la continua inmigración europea, que va a colonizar los nuevos territorios. Estados Unidos va a comprar territorios como Luisiana, Alaska (comprada a Rusia). Los norteamericanos van a ocupar territorios indígenas y van a enfrentarse a México por el control del medio oeste. Tras la guerra, se incorporaron Texas, California, Arizona y Nuevo México. Estados Unidos tuvo que enfrentarse a una guerra civil donde existían intereses contrapuestos entre los estados del norte (Nueva York, Nueva Jersey), industrializados y partidarios de la abolición de la esclavitud, y los estados del sur, agrarios, donde existían grandes haciendas de algodón, azúcar, etc., trabajando con mano de obra esclava. La llegada de Abraham Lincoln, partidario de abolir la esclavitud, aumentó la tensión de tal forma que los estados del sur (Georgia, Alabama) decidieron abandonar la unión y crear su propia confederación de estados. A su vez, crearon una constitución. El gobierno norteamericano no aceptó la separación y se inició la Guerra de Secesión (1861-1865), en la cual se enfrentaron los ejércitos de los estados del norte de la unión con los estados del sur. La victoria en la guerra de los estados del norte supuso la abolición de la esclavitud y el triunfo de la unión. Tras la guerra, Estados Unidos tuvo que reconstruir el país y se desarrolló la extensión de ferrocarril y la colonización del oeste.
Imperio belga: el reino de los belgas también tuvo una colonia en África gracias al impulso decisivo de su rey, Leopoldo II. Esta colonia es el Congo Belga.
Imperio portugués: Portugal fue el país europeo que construyó el primer imperio colonial en el siglo XV y que abrió las rutas comerciales entre el occidente europeo y el oriente de Asia. Sin embargo, al igual que España, durante la época del imperialismo se concentraba en un proceso de decadencia tras el reconocimiento de independencia de Brasil. Las colonias portuguesas en África son la Guinea Portuguesa, Cabo Verde, Santo Tomé, Angola y Mozambique. En Asia, Macao y Timor Oriental.
Imperio japonés: Japón creó un gran imperio en Asia. Las colonias japonesas eran la Península de Corea y Formosa.
Imperio italiano: Italia también tuvo un imperio colonial en África que se desarrolló a partir de la creación del Reino de Italia. Las colonias africanas italianas eran Libia, Eritrea y Somalia italiana.
El periodo de la paz armada (1870-1914)
Se inicia con el fin de la guerra franco-prusiana y la batalla de Sedán, que llevará a la creación de Alemania en 1871 con el káiser Guillermo I, y termina con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Dentro del periodo de la paz armada, distinguimos dos etapas:
- 1870-1890: durante esta primera etapa se establecen los sistemas de alianzas militares diseñados por Bismarck, que será el árbitro de la política exterior europea. Los sistemas bismarckianos tendrán como objetivo, tras la derrota franco-prusiana y la entrega de Alsacia y Lorena, aislar diplomáticamente a Francia. Los sistemas de alianza militares diseñados por Bismarck fueron la Entente de los Tres Emperadores, firmada por Guillermo I de Alemania, el emperador de Austria Francisco José y Alejandro II de Rusia. Debido a la rivalidad existente entre Austria y Rusia en los Balcanes tras la desaparición del Imperio Turco, finalmente Rusia decide abandonar la alianza de los Tres Emperadores.
- Triplice Alianza: a Austria y Alemania se les suma Italia ante la retirada de Rusia.
- Bismarck no podía permitir que un gran imperio europeo como Rusia quedara fuera de su sistema de alianzas militares, por lo que firmó un tratado secreto por el cual, en el caso de que Francia declarara la guerra a Alemania, Rusia se declararía neutral. Durante esta primera etapa, Bismarck demostró sus dotes como hombre de estado y logró su objetivo, ya que en caso de guerra con Francia, Alemania se vería aislada diplomáticamente.
- 1890-1914: esta segunda etapa se inicia con la llegada al poder de Alemania del hijo del káiser Guillermo II, quien decide prescindir de los servicios del viejo canciller Bismarck y tomar las riendas de la política. Alemania quiere tener una mayor importancia a nivel internacional, lo que se reflejará en lo político imperialista y militarista. Es decir, Alemania participará en los distintos conflictos internacionales entre las grandes potencias (Francia y Reino Unido) con el fin de arrebatarles colonias. Así, Alemania construye un imperio, provocando un tremendo recelo entre los dos grandes imperios que, a pesar de los enfrentamientos que habían tenido en el reparto colonial de África y de Asia, deciden acercar posturas ante la actitud imperialista y militarista. Este acercamiento entre los dos grandes imperios queda plasmado en la llamada «crisis de Fashoda» (1898), por la cual Sudán pasaría a manos británicas. Francia y el Imperio Británico sellaron una alianza transcendental para las relaciones exteriores de ambos países, por lo cual Francia y Reino Unido irán de la mano en las dos guerras mundiales.
Del mismo modo, Guillermo II no consideraba que fuera posible una alianza militar entre la Francia de la Tercera República y el sistema absolutista de los zares de Rusia, por lo cual no quiso renovar el tratado de no agresión (secreta) con Rusia. Esto sería aprovechado por Francia, que al no renovar el tratado de no agresión entre Alemania y Rusia, acabarían incorporándose a la Triple Entente (Reino Unido, Francia y Rusia).