Ascenso y Transformación de Potencias Globales en el Siglo XIX

Las Nuevas Potencias Emergentes: Estados Unidos y Japón

Estados Unidos

1. Evolución de Estados Unidos

La independencia de las trece colonias y la formación de un Estado republicano y federal en el territorio limitado al norte por Canadá y al sur por Florida fueron el origen de Estados Unidos. Entre el Mississippi y los Apalaches se extendía una inmensa región de llanuras dominada por las tribus indias. Colonos, fuerza militar y compañías comerciales, desde los años finales del siglo XVIII y primeros del siglo XIX, obtuvieron del Estado permiso para ir ampliando y colonizando los territorios de la Unión, lo que se conoció como la conquista del Oeste. Las diferencias entre el noreste (industrial, financiero y proteccionista) y el sur (contrario al proteccionismo aduanero, agrario y esclavista) se dirimieron en la Guerra de Secesión (1861-1865), que finalizó con la victoria nordista y el establecimiento de una cada vez más potente Unión.

2. Evolución Política y Expansión Territorial

George Washington (1789-1797) estableció la unidad aduanera y económica entre los estados (desarrollo industrial, comercial y financiero), con derecho de veto sobre leyes aprobadas por el Congreso. Desde principios del siglo XIX, los conflictos con los estados esclavistas del sur comenzaron por la prohibición del comercio de esclavos en Georgia, la promulgación de leyes sobre extranjeros y de sedición interna; estas dificultades se aminoraron desde el comienzo de la conquista del oeste, por el descubrimiento de minas de oro en California.

Fue el Congreso el encargado de dictar una serie de leyes que determinaban la forma de reparto de la tierra entre los colonos en la imparable marcha hacia la frontera. Con frecuencia, las extensiones de tierra cultivable eran de gran tamaño. Los colonos, mayoritariamente anglosajones, angloamericanos, alemanes y escandinavos, emigraron progresivamente, lo que provocó un gran incremento demográfico.

Además de la fuerza militar y del desplazamiento de oleadas de inmigrantes que buscaban tierras para colonizar, fue decisiva la construcción del ferrocarril para relacionar comercialmente los estados financiero-industriales del este con los agrícolas (algodón, caña de azúcar) del sur (predominio de latifundismo y esclavismo) y con los agrícolas, ganaderos y comerciales del oeste (explotaciones de tamaño medio y familiar).

La división política fundamental entre el norte, el este y el oeste, abolicionistas (solo mantenían leyes discriminatorias en la restricción de derechos políticos y entrada en locales públicos), y el sur, esclavista, se debió al incremento del volumen de la mano de obra esclava (pasó de menos de un millón en 1800 a 4 millones en 1860). Los plantadores del sur invirtieron una considerable cantidad de dinero en la compra de esclavos negros, mano de obra imprescindible para el cultivo del algodón por el excesivo calor y humedad.

3. La Guerra de Secesión (1861-1865)

El triunfo electoral del republicano Abraham Lincoln (1861), antiesclavista, provocó la separación de los estados esclavistas del sur (Carolina del Sur, Georgia, Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas), que se constituyeron en Confederación, aprobaron una Constitución, eligieron un presidente (Jefferson Davis) en 1861 y establecieron la capitalidad en Richmond. Durante la guerra civil, los federados del norte (comerciantes, industriales, representantes del alto desarrollo tecnológico) impidieron la venta de algodón a los sureños (sociedad agraria) bloqueando todos los puertos y, siguiendo la táctica de la destrucción sistemática ideada por los generales Grant y Sherman (incendio de Atlanta), acabaron con los recursos y la moral de los confederados dirigidos por Robert E. Lee, que capitularon en Appomattox (9-IV-1865). A los pocos días, un sudista asesinó al presidente Lincoln.

Japón: La Era Meiji

Desde la implantación del régimen Tokugawa, restaurador del título de shogun (1603), Japón siguió una política de exclusión diplomática y comercial y permaneció aislado del mundo. En la segunda mitad del siglo XIX, el sistema feudal de los Tokugawa fue eliminado mediante la Revolución Meiji; rápidamente se adoptaron cambios políticos, sociales, culturales, militares y económicos que permitieron en pocos años la formación de un Estado poderoso y avanzado.

1. La Monarquía Absoluta Shogunal

Durante dos siglos, Japón permaneció aislado del mundo, manteniendo relaciones comerciales únicamente con Holanda. Los rusos, tras la ocupación de Siberia, pretendieron establecer comercio, a la vez que también los ingleses y los americanos intentaron un acercamiento. La política nipona de rechazo a los extranjeros provocó cierta hostilidad entre los comerciantes, los samuráis y los intelectuales, partidarios de la occidentalización y la modernización, que pidieron la supresión del régimen shogunal y la apertura al exterior.

2. Las Luchas Señoriales (1853-1868)

La llegada de comerciantes extranjeros marcó el origen de enfrentamientos internos. Los japoneses cambiaron su actitud ante la amenaza de intervención militar de la escuadra estadounidense dirigida por Perry (1853), quien consiguió la apertura de seis puertos para el comercio (1864-1868); a la vez, Rusia, el Reino Unido, Francia y Holanda también gozaron de estas ventajas.

La oposición rechazó la debilidad del gobierno frente a los tratados comerciales, lo que dio inicio a la guerra entre los diferentes feudos. Exigiendo la devolución a Japón del prestigio imperial, se constituyó la Liga Imperial, de la que formaban parte los clanes sudistas; la revolución consiguió la capitulación del shogun, a quien seguían considerando usurpador del trono.

El príncipe Mutsuhito (1867-1912) fue el emperador encargado de comenzar la modernización del Japón imperial.

3. Época Meiji

El Japón imperial Meiji (que significa ‘gobierno ilustrado’) inició, desde 1868, una etapa de renovación y restauración, imponiendo las modernizaciones del mikado y de los clanes del sur. Las principales transformaciones que cambiaron al nuevo país fueron políticas, económicas, sociales, militares y culturales.

Los Imperios del Este: Rusia, Austria-Hungría y el Imperio Otomano

En la Europa central, en Rusia y en los Balcanes, se mantenían tres extensos imperios multiétnicos, en los que las instituciones liberales prácticamente no existían y que, además, mantenían una importante rivalidad por el control de los pueblos balcánicos y los estrechos que comunicaban el Mediterráneo con el mar Negro.

El Imperio Ruso

Desde Polonia hasta el océano Pacífico, un vasto territorio había sido dominado de forma progresiva desde el siglo XVIII, y constituía el Imperio Ruso:

  • Social y económicamente, Rusia era un Estado atrasado, esencialmente rural, que no había llevado a cabo la Revolución Industrial y que, hasta 1861, mantuvo la servidumbre campesina.
  • Su sistema político era la autocracia de la dinastía Románov, que descansaba en el poder absoluto del zar, respaldado por la burocracia estatal, el Ejército y la Iglesia ortodoxa:
    • Alejandro II (1855-1881) emprendió algunas reformas movido por el creciente descontento popular; así, abolió la servidumbre campesina, reformó el sistema judicial y creó asambleas locales (zemstvos), lo que, sin embargo, no significó la democratización del país ni la mejora de las condiciones de vida campesinas; fue asesinado por los revolucionarios del grupo La Voluntad del Pueblo (Naródnaya Volia).
    • Le sucedió su hijo Alejandro III (1881-1894), de carácter autoritario, que mantuvo intacto el sistema autocrático de la monarquía rusa.

La Cuestión de Oriente

Con ese nombre se conoce al conflicto internacional originado por las aspiraciones rusas en el mar Mediterráneo, que fue el principal objetivo en política exterior de los rusos, en el que encontró la oposición del Imperio Otomano, que controlaba los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, y del Imperio Austríaco, que trataba de incrementar su influencia sobre los pueblos balcánicos.

Se trató de un conflicto que duró décadas, y que se desencadenó con la Guerra de Crimea (1853-1856):

  • El origen está en la ocupación rusa de los principados turcos de Moldavia y Valaquia.
  • Gran Bretaña, Francia y Piamonte intervinieron en apoyo de los turcos, por lo que los rusos fueron derrotados y obligados a aceptar la Paz de París (1856), tras la que tuvieron que devolver el sur de Besarabia y la desembocadura del Danubio, mientras que Moldavia, Valaquia y Serbia quedaron supeditadas a un acuerdo internacional.
  • Tuvo otras consecuencias para el contexto europeo, pues supuso el fin oficial de la situación surgida del Congreso de Viena, inició la rivalidad en torno a los Balcanes y certificó el carácter artificial del Imperio Otomano.

El Imperio Austríaco: La Creación de la Monarquía Dual

Tradicionalmente bajo la corona de los Habsburgo, el Imperio Austríaco simbolizaba el espíritu conservador, y pese a su derrota en la guerra con Prusia, mantenía el control sobre gran parte de Europa central.

  • En el plano político, era un Estado absolutista, que descansaba en la autoridad imperial y en una poderosa burocracia.
  • En el ámbito económico, no se había incorporado plenamente a la Revolución Industrial; solo de manera paulatina, se fueron abriendo paso reformas de carácter liberal, que favorecieron el desarrollo industrial en Austria, Bohemia, Moravia y Hungría.
  • Desde un punto de vista social, el Imperio estaba constituido por un conglomerado de pueblos controlados por la minoría austríaca (checos, eslovenos, húngaros, eslovacos, etc.), que comenzaban a mostrar aspiraciones nacionalistas. El emperador Francisco José I (1848-1916) se vio obligado a satisfacer los deseos de Hungría, y creó, en 1867, la Monarquía Dual, por la que Hungría recibió autonomía política en sus asuntos internos.
  • En cuanto a la política exterior, la derrota de Sadowa (1866) privó a Austria de su tradicional protagonismo en Alemania y provocó cambios estratégicos que orientaron su política exterior a incrementar su influencia en la Europa balcánica, lo que generó frecuentes tensiones con rusos y turcos.

La Debilidad del Imperio Otomano

El Imperio Turco Otomano se extendía por gran parte del Mediterráneo oriental y de los Balcanes, pero a mediados del siglo XIX presentaba una creciente debilidad provocada por diferentes motivos:

  • Un sistema político basado en el poder personalista del sultán. Entre 1839 y 1876, los sultanes iniciaron un proceso de modernización de la Administración y del Ejército, conocido como tanzimat. Con posterioridad, la presión ejercida por el movimiento nacionalista de los Nuevos Otomanos dio lugar a la aprobación de una Constitución en 1876, que estableció una monarquía parlamentaria.
  • La quiebra económica que sufría el Imperio.
  • La complejidad étnico-religiosa de su población.
  • Las aspiraciones territoriales de otras potencias europeas, que ya le habían obligado a aceptar la independencia de Grecia y la autonomía de Serbia, Valaquia y Moldavia.

En 1875, el Imperio Otomano volvió a enfrentarse a Rusia por el apoyo de esta a la insurrección de Bosnia y Bulgaria. La derrota otomana llevó al Congreso de Berlín (1878), que concedió la independencia a Serbia, Montenegro y Rumanía, y otorgó al Imperio Austrohúngaro la administración de Bosnia-Herzegovina.

Cuestión de Oriente (Duplicado)

Con ese nombre se conoce al conflicto internacional originado por las aspiraciones rusas en el mar Mediterráneo, que fue el principal objetivo en política exterior de los rusos, en el que encontró la oposición del Imperio Otomano y el Austríaco. Se trató de un conflicto que duró décadas, y que se desencadenó con la Guerra de Crimea. El origen está en la ocupación rusa de los principados turcos de Moldavia y Valaquia. Gran Bretaña, Francia y Piamonte intervinieron en el apoyo de los turcos, por lo que los rusos fueron derrotados y obligados a aceptar la Paz de París. Tuvo otras consecuencias, pues supuso el fin oficial del Congreso de Viena, e inició la rivalidad en torno a los Balcanes y certificó el carácter artificial del Imperio Otomano.

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