El Camino hacia la Independencia de Brasil
Contexto Pre-Independentista
En Brasil, se observaba una cierta timidez por parte de las élites criollas a la hora de demandar la independencia, ya que socialmente eran un grupo minoritario. Existía poca hostilidad hacia la metrópoli porque Portugal era una pequeña potencia que no estaba involucrada en la política europea, lo que se tradujo en una menor imposición fiscal. Además, la colonia, por sí misma, era más grande y contaba con una mayor población que la metrópoli.
Todo el proceso estaría marcado por la constante intromisión de Gran Bretaña, que defendía los intereses de Brasil, llegando incluso a trasladar a la familia real portuguesa cuando se inició el proceso independentista. Esto se hizo a cambio de una rebaja arancelaria para sus productos, la libertad de comercio y la abolición de la trata de esclavos (en ese momento, en manos portuguesas). La trata también era muy importante para Gran Bretaña porque temían que el azúcar producido en Brasil con mano de obra esclava fuera más barato que el que se empezaba a producir sin esclavos en las Indias Orientales; de ahí su interés en abolir la esclavitud. Brasil se había considerado un emporio para la distribución de productos ingleses en América del Sur.
La Llegada de la Familia Real y el Fortalecimiento Local
En 1808, la familia real portuguesa se trasladó a Río de Janeiro debido a la invasión napoleónica de la Península Ibérica. Al principio, todos los ministros eran portugueses, pero poco a poco se fue abriendo el gabinete a los brasileños, lo que reforzó el papel de las oligarquías locales y la fidelidad a la Corona, sin que ello generara, en un primer momento, deseos de independencia. Se crearon nuevos cortesanos y clases medias que se vieron favorecidos por la política de apaciguamiento y apertura, de tal forma que en 1815, Brasil fue elevado a la categoría de reino, con los mismos derechos que la metrópoli. Sin embargo, comenzaron a surgir reivindicaciones nacionalistas en el noroeste.
Hacia la Proclamación de la Independencia
En 1817, tuvo lugar la República de Pernambuco, un intento fallido de secesión integrada por miembros del ejército y campesinos, pero no pudo imponerse a los portugueses debido al apoyo británico. En 1820, se estableció en Lisboa una Junta Provisional que aprobó la Constitución de Cádiz y reclamó el regreso del rey a Portugal. El regreso del rey a Portugal propició la formación de Juntas de carácter liberal y agudizó una incipiente conciencia brasileña, diferenciada de la portuguesa. El rey dejó como regente a su hijo Dom Pedro.
Las Cortes portuguesas no comprendieron la situación de Brasil y defendieron el monopolio comercial, lo que no fue del agrado ni de los británicos ni de los brasileños. Los conservadores aprovecharon la inquietud generada por el auge de los liberales de Bahía y Lisboa para presionar a Dom Pedro a sustituir la Asamblea Constituyente, que estaba en funcionamiento, por un Consejo de Procuradores.
El Grito de Ipiranga y la Consolidación
El 7 de septiembre de 1822 se proclamó la independencia con el Grito de Ipiranga, desconociendo cualquier autoridad de Lisboa. En diciembre, Pedro I fue proclamado emperador de Brasil, un hecho impulsado por la aristocracia brasileña. Se alcanzó un pacto político entre las élites, que condujo a una independencia conservadora y a la consolidación de los intereses británicos; muchos autores hablan de una inversión de los intereses oligárquicos. En Bahía, la Junta seguía controlada por soldados portugueses, por lo que los conservadores que impulsaron la independencia tuvieron que maniobrar tanto con estas aspiraciones como con el peligro de una guerra clasista y racial en las zonas más esclavistas de influencia azucarera (como Interlagos).
La represión se llevó a cabo por vía marítima con la ayuda de los británicos. Pedro I encargó al almirante Cochrane la formación de una marina brasileña que él mismo lideraría. Así, en 1824, los últimos soldados portugueses abandonaron el territorio, e Inglaterra presionó a Portugal en 1825 para que reconociera la independencia de Brasil, al no haber ya presencia militar portuguesa. La independencia no resultó tan cruenta como en otros casos hispanoamericanos. Los principales beneficiados fueron los británicos, que habían logrado todos sus objetivos. Cuba, por su parte, sirvió de asilo para soldados y refugiados, convirtiéndose en un bastión de la reacción monárquica. La independencia se llevó a cabo bajo el lema de “Ordem e Progresso”, un lema que, de hecho, se encuentra en la bandera nacional.
El Imperio Brasileño: Reinados y Transformaciones
El Reinado de Pedro I (1822-1831)
Pedro I fue emperador de Brasil (1822-1831) y rey de Portugal como Pedro IV (1826), aunque abdicó pocos meses después en favor de su hija María. En el momento en que se proclamó emperador, casi un tercio de la población estaba constituida por esclavos (1,2 millones de un total de 4 millones). Tomás Calvo sostiene que no existía un sentimiento de nación consolidado, pero sí un enemigo común: el ejército portugués. Sin embargo, durante el reinado de Pedro I, comenzaron a apreciarse dos tendencias: una, integrada por portugueses, que defendía mantener el statu quo; y otra, local brasileña, partidaria de la escisión.
Estas tendencias se evidenciaron con la Constitución de 1824, de apariencia liberal: reconocía una monarquía parlamentaria, se hacía eco de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, etc., pero el Parlamento no fue convocado hasta 1826. Esta Constitución, sin embargo, otorgaba al ejecutivo la máxima autoridad del país (nombraba a los jueces del Tribunal Supremo), lo que resultaba en una situación aparentemente liberal, pero con matices autoritarios y conservadores.
Revueltas y Conflictos
Continuaron produciéndose revueltas, como la de Pernambuco en 1824, donde se planteó la creación de la Confederación del Ecuador, una nueva entidad política que no llegó a materializarse debido a las escisiones y los desacuerdos entre sus miembros en torno a la cuestión del esclavismo: dudaban entre aprobar la abolición o pactar con los dueños de los esclavos. Además, esta revolución fue reprimida por el emperador, que utilizó barcos franceses, ingleses y portugueses; sus líderes fueron ejecutados.
Entre 1825 y 1828 se produjo la Guerra contra Buenos Aires, que culminó con la creación de Uruguay, antigua provincia Cisplatina brasileña. Esto, junto con los asuntos dinásticos en Portugal, obligó al rey a abdicar en su hijo Pedro II (1831-1889). Su abdicación supuso una victoria para el partido liberal brasileño. Sin embargo, en ese momento solo contaba con 5 años, por lo que se estableció un periodo de regencia, que contribuyó a la formación de una conciencia nacional. Además, hubo intentos de influir en el joven monarca y las revueltas fueron un hecho cotidiano.
El Reinado de Pedro II y la Consolidación
En 1831 se formó la Guardia Nacional, que permitió hacer frente a las revueltas junto con el ejército. En 1834 se aprobó la Ley Adicional de la Constitución de 1824, que aumentó el poder de las Provincias, presentándose como una medida progresista para pacificar al pueblo. Asimismo, se dio un periodo de desarrollo económico que impulsó la construcción de vías férreas. Además, se inició la prohibición del tráfico de esclavos y un proceso gradual de abolición de la esclavitud. Se alternaron en el poder el partido liberal y el conservador.
La Guerra de la Triple Alianza (1864-1870)
Entre 1864 y 1870 se produjo la Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, en la que participaron Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay. Este último país fue el más perjudicado, al morir gran parte de su población, sobre todo masculina. Brasil obtuvo muchos beneficios, destacando el fortalecimiento de su ejército. Pero también provocó que los oficiales jóvenes comenzaran a cuestionar el sistema, ya que se les frenó el ascenso de cargo debido a la nueva política de ascensos y recompensas que se inició tras la guerra. Estos, unidos a liberales más radicales, eran contrarios al planteamiento del emperador de una paz sin contemplaciones.
Ambas facciones desembocaron en la creación del Partido Republicano en 1871, un partido de corte nacionalista, especialmente presente en São Paulo. Hasta 1889, el emperador controló la Cámara de Diputados, pero a partir de ese momento, dicho partido fue ganando importancia, especialmente en Rio Grande do Sul y Minas Gerais, aunque no llegó a desempeñar acciones de gobierno importantes. En el último cuarto del siglo XIX, los republicanos y los paulistas (de la región de São Paulo) se encontraron en las tareas de gobierno. A esto se unieron las clases medias, que tampoco se sentían identificadas con este imperio desgastado.
La Abolición de la Esclavitud y la Caída del Imperio
El imperio acabó cayendo debido al proceso de abolición de la esclavitud, impulsado tras la guerra. Hubo amplios opositores a estas medidas, entre ellos los promonárquicos y los grandes esclavistas. Esta abolición de la esclavitud se produjo a través de una serie de leyes promulgadas a lo largo de un extenso periodo:
- Ley de Tráfico (1850): Prohibió la trata de esclavos.
- Ley del Vientre Libre (1871): Estableció que los hijos de madres esclavas nacerían libres.
- Ley Sexagenaria (1885): Otorgó la libertad a los mayores de 60 años.
- Ley Áurea (1888): Decretó la abolición total de la esclavitud en Brasil, sin indemnización para los propietarios.
Tras todas estas medidas, el emperador se vio obligado a abdicar. La oposición a la abolición aceleró la crisis que puso fin al régimen imperial. Ante esta oposición de las élites, se produjeron intentos, desde la cúspide del poder, de fomentar la inmigración de personas del norte de Europa, facilitada por el gobierno, aunque esta medida no tuvo el éxito esperado. La esclavitud estaba presente en todo el país y en todos los sectores económicos. Esta ley no puede considerarse revolucionaria, sino reformista, lo que proyecta una imagen conciliadora de la élite. Una vez depuesto el emperador, se produjo la instauración de una República en 1889, con la correspondiente Constitución republicana para todo el estado en 1890.
Brasil en el Siglo XX: Un Breve Panorama
El siglo XX de Brasil se caracteriza por: la I República (1889-1930), el populismo de Vargas y el Estado Novo (1930-1946), la II República (1946-1964) y los gobiernos militares (1964-1982). Cabe destacar que, en Brasil, la experiencia traumática de la dictadura no fue tan grave como en otros países de la región.
Economía e Industrialización en Brasil
Pilares Económicos
En cuanto a la economía de Brasil, cabe destacar el azúcar, al cual se destinaba la mayoría de la mano de obra esclava. También tuvo importancia el caucho, siendo Belém la principal ciudad exportadora, con 2500 toneladas anuales. Pero su producción más importante fue el café, que desde el siglo XIX experimentó un crecimiento constante y llegó a producir tres cuartas partes de la producción mundial. La mayor parte se cultivaba en la zona de São Paulo, y su cultivo no podía ser asumido por cualquiera debido a su precio y al tiempo que requería. El café generó una dependencia del monocultivo, lo que alteraba los precios según la calidad de la cosecha. A esto se sumaron otros productos de países de América del Sur. Pero los destinatarios no cambiaron, concentrándose en los mercados europeos y norteamericanos.
Desarrollo Industrial
En cuanto a la industrialización, el nuevo país blindó sus fronteras para evitar que las potencias económicas lo inundaran con productos a bajos precios que pudieran derrumbar la industria local. En 1890 se elevaron las tasas, lo que se conoció como Arancel Proteccionista. No se produjo una industrialización muy modernizadora hasta el siglo XX, y con ella llegó la urbanización. A la industria le costó consolidarse y fortalecerse en Brasil.
Abolición de la Esclavitud en España: Un Apunte Comparativo
En cuanto a la abolición de la esclavitud en España, se considera que se inició tras la Constitución de Cádiz de 1812. A mediados de siglo (1865-1867) se creó la Sociedad Abolicionista Española, donde destacó Rafael Mª de Labra. Esta sociedad fue el órgano de expresión de la causa abolicionista, impulsada por diputados progresistas. En 1870 se promulgó la Ley de Moret o del Vientre Libre. La abolición se produjo antes en Puerto Rico que en Cuba, ya que el número de esclavos era menor y, por lo tanto, los daños económicos para los afectados también lo eran. Más adelante, en 1880, se promulgó la Ley de Patronato, que permitía al dueño gestionar la liberación de los esclavos; sin embargo, esta fue una abolición gradual y controlada.