El Despertar Nacional en el Cáucaso y Moldavia: La Ruta hacia la Independencia Post-Soviética

La Independencia del Cáucaso: Un Polvorín de Diversidad

Las ambigüedades de poder en relación con el polvorín del Cáucaso. A diferencia de los bálticos, que son relativamente homogéneos en el plano cultural, los caucásicos presentan notables diferencias. Estas repúblicas se caracterizan por:

  • Una diversidad étnica y religiosa muy compleja.
  • La pervivencia de una memoria de los conflictos entre comunidades de siglos pasados.

La anexión y la Pax Soviética impuesta a los pueblos del Cáucaso, que siguió a las declaraciones de independencia tras la Revolución de Octubre, había conseguido mantener en estas regiones una calma precaria, a menudo ofuscada por bruscos despertares de los sentimientos nacionales. La política soviética en el Cáucaso se desdobló en:

  • Mantener el rigor ideológico que asfixiaba toda veleidad en la expresión del sentimiento nacional, salvo que esta se pudiera aprovechar para los intereses exteriores de la URSS.
  • Tolerar la existencia de una economía paralela que debía satisfacer las necesidades materiales de la población y que, al mismo tiempo, enriquecía a los dirigentes locales.

La división territorial, obra intocable de Stalin cuando era Comisario de las Nacionalidades, resultaba maquiavélica. En el territorio de las tres repúblicas del Cáucaso estaban incluidos grupos minoritarios que pertenecían a la etnia principal del país vecino. Este puzle administrativo tenía por objeto hacer del poder central el árbitro indispensable y dueño de la situación, una expresión llevada al extremo de la política del divide y vencerás de los Romanov. Con la llegada de Gorbachov, muchos esperaban respuesta a sus aspiraciones nacionales, pero era imposible hacerlo desde el poder central, lo que llevaría a su propia destrucción.

Armenia (Capital: Ereván)

Los armenios eran considerados por Moscú como personas muy preparadas. A pesar del sentimiento nacional vivísimo, no había hostilidad especial con respecto a los rusos. La opinión pública, por tanto, esperaba que se arreglase el contencioso de Nagorno Karabaj (también llamado Alto Karabaj). Tras la unión de esta región con Azerbaiyán (capital: Bakú), numerosos azeríes se habían instalado allí. El porcentaje de armenios había bajado notablemente, hasta el punto de que en 1926 la población era casi uniforme: el 95% era armenia y el 5%, azerí. En 1989, los armenios quedaron reducidos al 76%. Desde los años 80, el gobierno de Bakú había enviado numerosos funcionarios y cuadros, si bien la administración y la policía de Karabaj todavía seguían siendo armenias.

Con motivo de la llegada de la Perestroika y la Glasnost, los armenios del Alto Karabaj reunieron 80.000 firmas para su adhesión a Armenia. Cuando Gorbachov hizo saber al primer secretario del PC armenio en Ereván que no cambiarían las fronteras, el Sóviet de la región de Nagorno Karabaj votó por unanimidad el 20 de febrero de 1988 la vuelta a Armenia. Al mismo tiempo, reclamaron autonomía para la república y que no se instalaran industrias contaminantes (Bakú era un centro petrolífero de gran importancia).

En Karabaj, se enfrentaron armenios con azeríes. El 28 de febrero se produjeron incidentes violentos de los azeríes contra barrios armenios. Se convocó entonces una huelga indefinida en Karabaj que se prolongó hasta julio de 1988. Moscú pidió que cesaran las hostilidades porque desestabilizaban la región y emprendió medidas represoras contra los manifestantes. El 15 de junio, el Sóviet Supremo de Armenia solicitó a Moscú que incorporara Karabaj a Armenia, propuesta desoída. Moscú envió entonces tropas a la zona, lo que provocó una honda sensación de amargura en los armenios que no eran partidarios de la unificación de Karabaj y que, tradicionalmente y en su mayoría, eran prorrusos. Los armenios se sintieron traicionados y decidieron que solo a ellos les competía su propia defensa, por lo que en Karabaj surgieron las primeras milicias armenias, a las que siguieron otras azeríes. Los armenios de Azerbaiyán huyeron a Armenia al tiempo que los azeríes de Armenia se refugiaron en Azerbaiyán. Moscú se resistió a sacar sus tanques, medida que no llegaría a producirse aún.

El 7 de diciembre se produjo un seísmo en Armenia que provocó más de 20.000 muertos. Lo que podría haberse traducido en una tregua supuso una nueva complicación. El 10 de diciembre, las autoridades soviéticas secuestraron a la mayoría de los miembros del Sóviet de Karabaj y Moscú colocó la región bajo su control directo, en contra de los deseos armenios. El 27 de mayo de 1989 se convocó una manifestación para conmemorar la independencia de 1919. Se produjeron reclamaciones de independencia y se registraron disturbios y decenas de muertos.

Azerbaiyán (Capital: Bakú)

Ya desde comienzos de 1989 existía un Frente Popular Azerí, defensor de su lengua y cultura, que derivaría en peticiones de soberanía para la república. Los azeríes gozaban de un nivel de vida muy bajo a pesar de las grandes riquezas del subsuelo, argumento para fomentar un cambio político. La organización política del Frente se produjo en agosto, cuando promovieron manifestaciones y huelgas en las que se exigía la expulsión de los trabajadores armenios y se llegó a cortar las líneas férreas entre Bakú y Ereván. El 23 de septiembre, el Sóviet Supremo azerí proclamó la soberanía de la república y legalizó el Frente Popular Azerí, opuesto al PCUS. El 11 de octubre, Moscú aseguró que mantendría el orden en Nagorno Karabaj, tomando partido, de facto, por Azerbaiyán. El 1 de diciembre, cuando el Sóviet Supremo de Armenia aprobó la adhesión de Nagorno Karabaj a Armenia, estalló la guerra civil. Ante la escalada de violencia, Moscú declaró el estado de excepción en Armenia y en Azerbaiyán.

El Frente Popular Azerí cuestionó el mantenimiento del poder soviético y reclamó la independencia y la posterior unión con los azeríes de Irán. El 19 de enero de 1990, el ejército soviético tomó Bakú, lo que provocó inquietud en los demócratas rusos, que se preguntaron si este hecho suponía una vuelta a la brutalidad y a la represión. Comenzaron los ataques a Gorbachov, al que acusaron de que con su doble juego en el Cáucaso había agravado la situación. De hecho, había perdido toda su credibilidad para los armenios. Además, el odio de los musulmanes azeríes se extendería a otros de la URSS. En julio, los nacionalistas ganaron las elecciones en Armenia y el 4 de agosto fue elegido presidente de la república un nacionalista moderado. Se abrió el camino a la independencia. La división de Armenia y Azerbaiyán por el control del Alto Karabaj arrinconó a Moscú, que terminó perdiendo la dirección de la situación.

Georgia (Capital: Tiflis)

A pesar de la prosperidad con Shevardnadze como ministro de Exteriores de la URSS, los georgianos nunca habían renunciado a encontrar un día la independencia. Las minorías prorrusas serían un elemento protagonista en este camino. La población en Georgia se distribuía así:

  • 80% de georgianos
  • 7% de rusos
  • 5% de azeríes
  • 8% de osetios, abjasios y otros.

Los abjasios se organizaron en 1987 alrededor de un Frente Popular Abjasio. El 18 de marzo de 1988, temiendo el horizonte de una Georgia independiente, proclamaron la secesión de la república autónoma de Abjasia respecto de Georgia (mapa 1), para su unificación con Rusia. Este hecho produjo enfrentamientos entre georgianos y abjasios. Los osetios, por su parte, reclamaron la unificación del territorio de Osetia del Sur (Georgia, mapa 2) con Osetia del Norte (Rusia). Moscú no se mostró favorable ni a unos ni a otros. Sin embargo, el nacionalismo georgiano creció y acusó a Rusia de apoyar a los independentistas de ambos bandos. Gorbachov, por su parte, acusó a los dirigentes de Georgia de corrupción, lo que hirió el sentimiento nacional y provocó el apoyo de la ciudadanía a su clase política. Hubo manifestaciones a finales de 1988 y principios de 1989. Se denunció el pillaje de Rusia a los recursos de la nación, la rusificación, el impulso abjasio y la degradación medioambiental. En abril de 1989 se produjo una represión brutal de una manifestación pacífica proautodeterminación en la que se contaron 6 muertos. Shevardnadze acudió a Georgia como flamante ministro de la URSS y como georgiano para calmar la situación. Las manifestaciones contra los abjasios continuaron. En abril de 1990 acudió a las elecciones una mesa redonda de partidos nacionalistas y resultaron ganadores. Georgia no tardó en declararse independiente. Shevardnadze sería su presidente en 1992.

Moldavia (Capital: Chisinau)

Los moldavos, víctimas del pacto germano-soviético como los Estados bálticos, tomaron parte en las revueltas de las nacionalidades contra Rusia. Dos movimientos se formaron por élites intelectuales para la oposición: Alexei Matevici, de un club elitista, y moderados moldavos por otra parte. Sus objetivos eran al principio culturales. Fueron acusados de enemigos de la Perestroika bajo disfraz nacionalista por parte de Moscú, a lo que los moldavos respondieron con manifestaciones. En 1989 se juntaron en el Frente Nacional Moldavo, dirigido por el secretario de la Unión de Escritores (pro cultura e identidad nacional). El 25 de junio, convocaron una manifestación en Chisinau a la que acudieron unas 100.000 personas. Reivindicaron que la lengua oficial fuera la propia y parar la inmigración artificial para rusificarlos. Este movimiento nacional fue tan amplio que incluso una facción del Partido Comunista Moldavo se alineó con las tesis del Frente. El 27 de agosto se reclamó mayor autonomía en una manifestación mayor. El Sóviet Supremo de Moldavia convirtió al moldavo en lengua oficial de la república. Esto provocó al tiempo una huelga de la minoría rusa (13% de la población total) en la industria (donde eran mayoría). El 7 de noviembre se conmemoró la Revolución de Octubre. Se produjeron enfrentamientos violentos entre el ejército y nacionalistas. Moscú colocó al frente del PC moldavo a un reformista, próximo al PCUS, que produjo un apaciguamiento. El 22 de diciembre se convocó una manifestación independentista en Chisinau. Se reclamó la reunificación de las tierras rumanas, incluido el Transnistria. La situación se fue haciendo cada vez más explosiva. En las siguientes elecciones al Sóviet Supremo ganaron los nacionalistas. Al año siguiente, en junio, el primer ministro proclamó la soberanía de la república. Moscú se inhibió interesadamente frente a los separatistas minoritarios. Los rusos de Tiraspol (capital moldava para los rusos de Moldavia) decidieron organizarse en territorio autónomo en el interior de Moldavia. La región rusófona se constituyó en la República Rusa del Dniéster en septiembre (en el mapa, en verde). Otra minoría en Moldavia, los gagauzos (turcófonos), que se encontraba en la región del Komrat, intentó independizarse tras las elecciones del 28 de octubre de 1990. El gobierno moldavo los declaró ilegales y ellos se alinearon con la URSS. El 8 de diciembre hubo nuevas elecciones. Los nacionalistas moldavos mantuvieron el poder. Dado que el régimen de Iliescu, en Rumanía, pasaba sus horas más autoritarias, Moldavia se decantó por la independencia.

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