La Sociedad Internacional Post-Segunda Guerra Mundial
La sociedad internacional resultante de la Segunda Guerra Mundial era verdaderamente universal.
Sin embargo, también era heterogénea por dos razones:
Por la escisión Este-Oeste, que comienza con la Revolución bolchevique y se consolida tras la Segunda Guerra Mundial con el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En el fondo, no solo se enfrentan dos potencias hegemónicas, sino dos maneras de ver el mundo en lo político, lo económico y lo social. La Guerra Fría dio lugar a la lógica de los bloques, a un orden bipolar de enemigos que tuvo al mundo al borde de un tercer conflicto mundial y que generó un orden internacional fundado en un falso equilibrio. De hecho, algunos conflictos accesorios al enfrentamiento de bloques fueron inevitables, como la Guerra de Corea o la Guerra de Vietnam.
Por la escisión Norte-Sur que separa los Estados desarrollados de los que no lo son. Con la descolonización es cierto que surgen nuevos Estados y también es verdad que se hace patente la desigualdad existente entre esos nuevos Estados y las potencias tradicionales. Así las cosas, los nuevos Estados han ido aportando una voluntad de cambio y han influido en la generación de nuevas instituciones, como el Derecho internacional del desarrollo o el concepto de soberanía sobre los recursos naturales.
La Finalización de la Guerra Fría
Con la caída del muro de Berlín en 1989 y, consecuentemente, de la Unión Soviética, cabe preguntarse si surgió un nuevo orden internacional. La principal consecuencia de la Guerra Fría implicó que Estados Unidos se erigiera como una superpotencia mundial. Su poder económico y militar es sobradamente hegemónico y su respeto por los derechos humanos y por los límites al uso de la fuerza es, al menos, discutible.
Sin embargo, a nivel institucional, la caída de la Unión Soviética no modificó el papel preponderante ejercido por el Consejo de Seguridad de la ONU y sus cinco miembros permanentes: China, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y Francia. Gracias al derecho a veto, son esos cinco Estados los que determinan los designios del mundo, principalmente, mediante la aplicación de sanciones coercitivas armadas frente al quebrantamiento de la paz internacional.
Por otro lado, la escisión Norte-Sur permanece y, en el plano económico, prima la instalación del neoliberalismo.
Factores de Inestabilidad y Desafíos Contemporáneos
Además, sin asumir un pesimismo extremo, en la sociedad internacional contemporánea existen algunos factores que pueden generar inestabilidad como el resurgimiento de los radicalismos, el cambio climático, los desastres naturales. Incluso factores no necesariamente negativos en sí mismos, como las migraciones y el multiculturalismo, generan problemas de los que el DIP debe hacerse cargo. Por ende, existe un conjunto de factores de riesgo que generan constantes tensiones en el seno del DIP.
Con posterioridad a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, el auge del terrorismo internacional ha incidido en la generación de nociones destructivas para el DIP, como el concepto de guerra preventiva. Si bien durante el gobierno de Obama se ha morigerado el discurso de venganza de Bush hijo tras los atentados, la verdad es que Estados Unidos sigue actuando de manera unilateral en relación con el uso de la fuerza, muchas veces al margen de la juridicidad de la Carta de la ONU. Por su parte, la victoria electoral de Trump abre un escenario muy incierto.
En cierto sentido, el islamismo radical también ha planteado nuevas inquietudes y constituye la manifestación más descarnada de los temores del mundo árabe en relación con el debilitamiento de la tradición musulmana a causa de la expansión de la hegemonía de las potencias occidentales.
La Globalización y sus Efectos
La globalización también es un factor que ha incidido en la morfología contemporánea del DIP, ampliando las materias objeto de regulación. Sin embargo, la globalización no es completa, ya que horizontalmente hay muchos Estados que no se han visto beneficiados (los llamados Estados parias) y, verticalmente, no todo se globaliza; por ejemplo, la protección de los derechos humanos o del medio ambiente no son objeto de una protección global. La globalización también ha generado y sigue generando un debilitamiento de la posición del Estado, ya que los intercambios económicos desbordan el marco tradicional de la soberanía, escapan del control institucionalizado y difuminan la diferenciación entre la esfera pública y privada.
La Regionalización
Para mencionar un último fenómeno, la sociedad internacional está cada vez más regionalizada, ya que a lo largo y ancho del globo han surgido diversas organizaciones internacionales que agrupan Estados con intereses particulares desde el punto de vista geográfico, económico o ideológico.
En definitiva, nuestro orden internacional actual es sumamente complejo y heterogéneo, y no hay ninguna claridad sobre los cauces hacia los que se dirige.