El Reinado de los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Construcción del Estado Moderno

Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón.

El reinado de Isabel de Castilla y de Fernando de Aragón es el punto de partida del Estado Moderno. Enrique IV se enfrentaba a una rebelión de la nobleza y al desprestigio de su hija Juana, conocida como la Beltraneja. Por el Tratado de los Toros de Guisando (1468), Enrique IV reconoció como heredera a su hermana Isabel. Ante el matrimonio con Fernando de Aragón, Enrique IV retiró los derechos sucesorios a Isabel en favor de Juana. A la muerte de Enrique IV, Isabel se autoproclamó reina de Castilla, pero Juana reclamó sus derechos, encontrando apoyo en un sector de la alta nobleza castellana, en Portugal y en Francia, mientras que Isabel contaba con el apoyo mayoritario de las ciudades, parte del clero, de la nobleza y de Aragón. Alfonso V de Portugal invadió Castilla y ese mismo año estalló la guerra civil (1475-1479). Con el Tratado de Alcaçovas-Toledo (1479) se reconoció a Isabel como reina de Castilla.

La Concordia de Segovia fue un acuerdo al que llegaron Isabel y Fernando en el que se reconocía que en Castilla ambos tendrían la misma capacidad de poder. Sin embargo, en Aragón solo reinaba Fernando, quien con la firma de un decreto concedía la corregencia. Se trataba de una unión dinástica, aunque Aragón y Castilla mantuvieron sus peculiaridades; el único organismo común fue el Tribunal de la Inquisición.

Por otro lado, el peso de los reinos no fue equilibrado. La Corona de Castilla desempeñó un papel fundamental. El castellano acabaría imponiéndose como lengua preponderante. Incluso Navarra, conquistada en 1512 por Fernando ya muerta Isabel, sería anexionada a la Corona de Castilla en 1515.

Los Reyes Católicos. La Conquista del Reino Nazarí de Granada y la Incorporación del Reino de Navarra.

A finales del siglo XV, la presencia musulmana en la península se limitaba al Reino Nazarí de Granada, donde a lo largo de este mismo siglo, las relaciones entre ambos reinos se deterioraron. La conquista fue facilitada por las disputas internas del Reino Nazarí: luchas nobiliarias y enfrentamientos. La toma de Zahara en 1481 consumió enormes recursos económicos, suponiendo un gran esfuerzo militar; se movilizó a la nobleza y a la Santa Hermandad. Se empleó la táctica del asedio y la posterior capitulación, que los Reyes Católicos firmaron en 1492. En ella se estipuló que los granadinos conservarían sus tradiciones. El primer arzobispo de la ciudad, Hernando de Talavera, llevó a cabo una política de tolerancia en la captación de musulmanes, pero en 1499 fue sustituido por el Cardenal Cisneros, que dejó de respetar las capitulaciones, provocando la sublevación de los granadinos. Sofocada la revuelta, mediante un decreto de 1502 se tomó la decisión de que todos los musulmanes de Castilla tendrían que elegir entre la expulsión o el bautismo. La conquista del Reino de Granada puso fin a la Reconquista.

El Reino de Navarra había oscilado durante la Baja Edad Media entre la influencia francesa y las ambiciones de Aragón y Castilla. La incorporación fue consecuencia de las guerras civiles entre agramonteses y beaumonteses, que agravaron la debilidad del reino. El rey de Navarra, Juan III de Albret, y su mujer, Catalina de Foix, mostraron inclinación hacia Francia. Fernando, regente de Castilla, intensificó sus injerencias en Navarra. En 1512, el ejército castellano derrotó a los mercenarios franceses, entrando en Pamplona. En 1515, Fernando integró el Reino de Navarra en la Corona de Castilla, aunque en plano de igualdad y conservando sus fueros e instituciones.

Los Reyes Católicos: La Integración de las Canarias y la Aproximación a Portugal.

La muerte de Enrique IV en 1474 desencadenó la guerra de sucesión. Tras la victoria de Toro, el Tratado de Alcaçovas-Toledo puso fin al conflicto. También zanjaba el reparto del espacio marítimo de los reinos de Portugal y Castilla en el Atlántico. Fue un éxito diplomático para Portugal.

La conquista de las Canarias fue continuada por los Reyes Católicos. Las islas Canarias se integraron en la Corona de Castilla mediante capitulaciones firmadas por particulares con la Corona, quienes aportaban los recursos económicos y humanos. Finalizada la conquista, se repartían las tierras y se recibían cargos de gobierno en los nuevos territorios. La conquista causó el derrumbamiento demográfico de los guanches. Fueron obligados a cristianizarse. La principal fuente de riqueza fue el monocultivo de caña de azúcar. A partir de 1492, el tráfico hacia América se desarrolló de forma notable, ya que las islas por su situación geográfica eran escala obligada en el viaje de ida hacia el nuevo continente.

Para asegurar las relaciones diplomáticas con Portugal, los Reyes Católicos pactaron en el Tratado de Alcaçovas-Toledo el matrimonio de su hija Isabel de Aragón con Alfonso de Portugal. La temprana muerte de éste se resolvió con un segundo enlace de Isabel con el rey portugués Manuel I el Afortunado. De esta unión nació el infante don Miguel, que murió con dos años. Tras el fallecimiento de Isabel se mantuvo la alianza con un segundo matrimonio de Manuel con María de Aragón, otra hija de los Reyes Católicos. Pero el descubrimiento de América reabrió el conflicto. Los Reyes Católicos pidieron al Papa que confirmara su soberanía sobre las tierras descubiertas. La protesta portuguesa propició que el conflicto se resolviese definitivamente mediante el Tratado de Tordesillas (1494). El oeste fue para Castilla y el este para Portugal, lo que incluiría Brasil.

Los Reyes Católicos y la Organización del Estado: Instituciones de Gobierno.

El gobierno de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón sentó las bases del Estado Moderno al transformarse en una monarquía moderna y autoritaria, gracias a la toma de una serie de medidas y al reforzamiento de una serie de instituciones:

  • Se redujo el poder político de la nobleza, apartándola de los cargos superiores de la administración, y se acordó reintegrar a la Corona las tierras y rentas. A cambio, en las Cortes de Toro de 1505, se institucionalizó el mayorazgo.
  • Se controló a las Órdenes Militares. Se presionó a las Órdenes Militares para que nombrasen al rey.
  • Se eliminó el ejército medieval, siendo sustituido por un ejército permanente al servicio del rey.
  • Se rodearon de colaboradores: miembros de la baja nobleza, eclesiásticos y letrados formados en universidades y expertos en leyes con formación política, como el Cardenal Cisneros.
  • Se creó la Liga de la Santa Hermandad en Castilla. Se aprobó en las Cortes de Madrigal de 1476 y se utilizó para combatir el bandidaje. Con ella se restituyó la paz en el reino.
  • Se controló el poder municipal en Castilla. Se reforzó la figura del corregidor para la recaudación de impuestos y como supervisor. Pero quedaron sin corregidor las villas y ciudades sometidas a jurisdicción señorial.
  • Hasta 1480, las Cortes tuvieron mucho peso al necesitar los reyes el apoyo de las ciudades y su dinero. Pero cuando los impuestos de la Hermandad permitieron prescindir de los “servicios”, dejaron de convocarlas.
  • El Consejo Real de Castilla dejó de ser consultivo para ser de gobierno, y se crearon o reformaron consejos especializados de carácter consultivo: Aragón, Hacienda, Indias, Inquisición, Órdenes Militares y Cruzada.
  • Se creó una organización territorial de justicia con dos Chancillerías, una en Valladolid y otra en Granada, y dos Audiencias, en Santiago de Compostela y Sevilla.
  • Se impuso el derecho de Presentación o Patronato Regio. Los Reyes Católicos proponían al Papa las personas que ocuparían los cargos eclesiásticos más importantes.
  • Se creó la Institución del Tribunal de la Santa Inquisición en 1478. El Papa Sixto IV dio a los Reyes Católicos bula para establecer la Inquisición con el fin de perseguir a los sospechosos de herejía. El Tribunal del Santo Oficio, único organismo común a Castilla y Aragón desde 1483, estaba bajo autoridad directa de los reyes, que lo utilizaron como instrumento de su política autoritaria, jugando un papel trascendental al otorgar homogeneidad religiosa.

Los judíos en 1492 (Castilla y Aragón) y los mudéjares en 1502 (Castilla) fueron obligados a convertirse al catolicismo o abandonar dichos territorios con el fin de conseguir la unidad religiosa. Con este mismo objetivo, Cisneros reformó el clero regular y secular.

La modernización del Estado fue mayor en Castilla que en Aragón, donde apenas hubo cambios institucionales al continuar vigente el pactismo medieval.

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