Al inicio de la Guerra del Pacífico, Chile presentaba una considerable desventaja en sus fuerzas militares. La población de Chile apenas alcanzaba los dos millones y medio de habitantes, y su ejército contaba con solo 2.500 hombres. Perú, por su parte, tenía una población de tres millones de habitantes y un ejército de 8.000 efectivos. Bolivia, con dos millones de habitantes, disponía de 3.000 hombres en sus fuerzas armadas.
En cuanto al poderío naval, las condiciones tampoco eran favorables para Chile. Mientras Perú disponía de cuatro acorazados, varios transportes y corbetas, Chile solo contaba con dos acorazados y unas pocas fragatas y corbetas, algunas de ellas viejas y bastante endebles. Bolivia, por su parte, carecía de barcos de guerra. Precisamente en el ámbito naval se iniciaron las acciones bélicas.
Campaña Marítima
Los hechos más destacados de esta etapa fueron el Combate Naval de Iquique (21 de mayo de 1879) y el Combate de Angamos (8 de octubre de 1879).
La Escuadra chilena, al mando de Juan Williams Rebolledo, bloqueó Iquique, principal puerto salitrero de Perú. Luego, partió al Callao para un ataque sorpresa y dejó sosteniendo el cerco a la Esmeralda y a la Covadonga, dos viejas naves, la primera al mando de Arturo Prat y la segunda, de Carlos Condell.
Estas dos embarcaciones se enfrentaron a los buques peruanos Huáscar e Independencia. La Esmeralda fue hundida por el Huáscar, barco dirigido por Miguel Grau, mientras la Independencia era derrotada por la Covadonga. Este combate tuvo dos repercusiones significativas: el sacrificio de Prat y su tripulación levantó la moral del ejército chileno, y la pérdida de la Independencia fue un fuerte golpe para Perú.
Con posterioridad, en el Combate de Angamos, el Huáscar fue capturado, con lo que el dominio del mar quedó en manos de Chile.
Campaña de Tarapacá
Esta etapa de la guerra se inició con el desembarco de las tropas chilenas en Pisagua, el 12 de noviembre de 1879, al mando del general Erasmo Escala y acompañado por el ministro de Guerra en campaña, Rafael Sotomayor.
El 19 de noviembre de 1879, unos seis mil hombres bajo las órdenes del coronel Emilio Sotomayor combatieron en Dolores contra las fuerzas aliadas, dirigidas por el general peruano Juan Buendía. Tras el encuentro, Buendía abandonó el campo, y las fuerzas de Sotomayor registraron 62 muertos y 187 heridos.
Buendía reunió unos 6.500 efectivos, quienes derrotaron a unos 2.000 soldados chilenos en el Combate de Tarapacá, el 27 de noviembre de 1879. Sin embargo, inexplicablemente, el general Buendía se retiró del lugar con sus fuerzas, permitiendo que los chilenos tomaran posesión de la provincia de Tarapacá. Esto significó que los presidentes de Perú (Mariano Prado) y Bolivia (Hilarión Daza) fueran reemplazados, después de revueltas populares, por Nicolás de Piérola y Narciso Campero, respectivamente.
Campaña de Tacna y Arica
La organización de las fuerzas chilenas había sufrido ciertos cambios. Erasmo Escala fue reemplazado por el general Manuel Baquedano, y Rafael Sotomayor había muerto por causas naturales. Su cargo fue ocupado por José Francisco Vergara.
En cuanto a la campaña, después de que el Ejército chileno venciera a las tropas peruanas en la Cuesta de Los Ángeles (21 de marzo de 1880), hizo lo propio en Tacna (26 de mayo de 1880). Mientras los peruanos se retiraron a Arequipa, los bolivianos regresaron al Altiplano, sin volver a participar en el conflicto.
El 7 de junio fue el turno de Arica, cuyo Morro fue tomado en solo 55 minutos por los chilenos, comandados por el general Pedro Lagos, en una de las acciones más violentas del conflicto.
El Alma de la Victoria Chilena
Un personaje clave en la Guerra del Pacífico fue Rafael Sotomayor Baeza, nombrado por Aníbal Pinto como comisario general de gobierno. Sotomayor fue el motor de Chile en este conflicto, gracias a su gran capacidad organizativa y a su personalidad conciliadora, pero decidida. Supo imponer su visión moderna de la conflagración por encima de la de los generales y almirantes de la vieja escuela. Esta actitud permitió que Chile tuviera una dirección clara y favoreció la mancomunión entre civiles y militares, sentando las bases del éxito de la nación.
Esto lo hizo en terreno, participando activamente en operaciones como la captura del Huáscar y, luego, en la Campaña de Tarapacá. Tales esfuerzos le costaron la vida: en 1880, a los 56 años, en el campamento del Ejército de Yaras, en Tacna, falleció a causa de un ataque de apoplejía.
El Pacto Secreto Peruano-Boliviano
La génesis del tratado secreto firmado entre Perú y Bolivia se remonta a 1870. En ese año, Perú atravesaba una delicada situación económica, ya que el guano que explotaba, del cual provenían gran parte de sus ingresos fiscales, se había agotado. Su otro recurso natural estratégico, el salitre, estaba en manos privadas.
La única solución percibida era sacar a Chile de la competencia en la extracción del salitre, para así transferir la propiedad de las salitreras al Estado y hacerse con el monopolio. Para defender esta opción, Perú y Bolivia idearon este pacto secreto, dirigido contra Chile.
Campaña de Lima
Tras el fracaso de las conferencias de paz impulsadas por Estados Unidos, dado que los aliados no aceptaron ceder Tarapacá a Chile para compensarlo por sus pérdidas económicas y humanas, el objetivo de Chile fue tomar Lima, la capital peruana.
Primero se libró la Batalla de Chorrillos, en las afueras de Lima (13 de enero de 1881), donde el comandante de la Primera División del Ejército, Patricio Lynch, tuvo una decisiva participación en la victoria de Chile.
El último obstáculo para llegar a Lima era el resto del ejército peruano apostado en Miraflores, al mando de Nicolás de Piérola, el que fue derrotado el 15 de enero, con una destacada actuación del general Pedro Lagos. Finalmente, Lima había caído.