La Dinastía Borbónica en España: Orígenes, Guerra de Sucesión y Reformas de Felipe V y Fernando VI

La Guerra de Sucesión (1701-1715)

Desde finales del siglo XVII se veía venir la muerte sin descendencia del último monarca de los Austrias, Carlos II (1665-1700). Este hecho generó un conflicto por su sucesión que traspasó las fronteras, ya que los principales candidatos eran extranjeros: el francés Felipe de Anjou, de la casa Borbón (nieto de Luis XIV), y el archiduque Carlos de Austria. En su testamento, Carlos II nombró al francés como sucesor, lo que no fue aceptado por el candidato austríaco, conllevando a la guerra abierta en 1701.

El Conflicto Dinástico y la Dimensión Internacional

La guerra adquirió una dimensión internacional. El hecho de que Felipe de Anjou fuera también heredero al trono francés despertó el temor del resto de potencias europeas, temerosas de una hegemonía franco-española. Austria, Reino Unido, las Provincias Unidas, Saboya y Portugal conformaron la Gran Alianza para intervenir en el conflicto apoyando al archiduque Carlos, mientras que Francia lo hizo con Felipe.

A su vez, internamente se convirtió en una guerra civil. La Corona de Castilla permaneció fiel a Felipe V, especialmente el pueblo llano, que veía en el francés una esperanza para mejorar su situación. En contraste, en la Corona de Aragón, la mayoría apoyó al archiduque Carlos, pues veían en el Borbón una amenaza a su autonomía debido a su proyecto centralista.

La Guerra Civil Española y el Tratado de Utrecht

El conflicto se desarrolló en suelo español, aunque también se dieron batallas en el norte de Italia, Flandes y las colonias. En España, se desarrolló siempre a favor de las fuerzas borbónicas, salvo algunas ofensivas austríacas, como la toma de Gibraltar (1704). Un punto de inflexión fue la Batalla de Almansa (1707), tras la cual las tropas borbónicas conquistaron el reino de Valencia, desde donde se tomaría Aragón (1710).

Para 1711, la victoria militar de Felipe parecía evidente. Además, dicho año el archiduque Carlos fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Dado que Felipe renunciaba al trono austríaco, el resto de potencias comenzó a abandonar la Gran Alianza.

Así, en 1713 se firmó el Tratado de Utrecht, donde el resto de reinos reconocían la soberanía de Felipe V, a costa de la pérdida de los territorios hispánicos en Europa:

  • Austria fue la gran beneficiada, recibiendo el sur de Flandes (actual Bélgica) y los dominios italianos (Milán, Nápoles y Cerdeña).
  • Saboya recibió Sicilia.
  • Inglaterra controlaría Gibraltar y Menorca.

Si bien, la guerra continuó en la península por la resistencia de Cataluña y las Baleares, que no fueron controladas hasta 1714 y 1715 respectivamente. Finalizada la contienda, Felipe V se estableció definitivamente como rey de España, introduciendo a la dinastía borbónica con un amplio programa de reformas.

El Reinado de Felipe V (1715-1746)

Las Reformas Borbónicas: Centralización y Absolutismo

El triunfo borbónico fue seguido de una profunda reforma política, orientada hacia un modelo más centralizado, absolutista y eficaz, inspirado en el sistema francés e influido por el proyecto que había planteado el Conde-Duque de Olivares. Las principales reformas fueron:

  1. Sistema de Secretarías

    Se crearon Secretarías de Estado y Despacho (Guerra, Marina e Indias, Justicia, Estado y Hacienda), más ágiles, profesionalizadas y directas que los antiguos Consejos. Estaban dirigidas por un secretario, nombrado por el rey. Ello no significó la desaparición de los Consejos, ya que algunos se mantuvieron con un papel secundario, casi simbólico.

  2. Los Decretos de Nueva Planta

    Mediante estos decretos se consiguió la centralización y la hegemonización del territorio, implantando las leyes e instituciones castellanas por toda la Corona de Aragón. En 1707, se impusieron en Valencia y Aragón, y en 1715 en Cataluña y Mallorca. Entre sus medidas destacaron:

    • Abolición de instituciones aragonesas: virreyes (excepto en América), diputaciones, la Generalitat, etc.
    • Imposición del derecho penal castellano, conservando el civil (salvo Valencia, donde se implantaron ambos).
    • Implantación del régimen municipal castellano, gobernado por un corregidor, elegido por el rey.
    • Nuevo sistema fiscal, estableciendo nuevos impuestos, iguales para todo el Reino.

    Solo Navarra y las Provincias Vascas mantuvieron cierta autonomía, con la conservación de sus fueros (leyes provinciales de origen medieval), por su apoyo a Felipe V durante la guerra.

  3. Regalismo

    Felipe V ejerció un mayor control sobre la Iglesia, otorgándose el monarca el derecho a designar los altos cargos eclesiásticos (función exclusiva hasta entonces de la Santa Sede), además de ejercer un mayor control sobre las rentas eclesiásticas. Estas medidas fueron confirmadas en el Concordato con la Santa Sede de 1737.

  4. Introducción de los Intendentes

    Funcionario de origen francés, con funciones administrativas, judiciales, militares y hacendísticas. Eran designados por el rey y supervisaban los poderes locales, por lo que tendrían constantes tensiones con los corregidores.

  5. Reforma Militar

    Se creó un nuevo ejército centralizado, único para todo el reino y más profesionalizado. Además, se implantó un nuevo sistema de reclutamiento mediante levas entre la población masculina, salvo la nobleza (que ocupaba los altos mandos). Asimismo, los tercios fueron sustituidos por los regimientos como unidades militares básicas.

Política Exterior: Los Pactos de Familia

Con la llegada de los Borbones, tuvo lugar un cambio sustancial en las relaciones internacionales: Francia pasó de ser la archienemiga de España, constantemente enfrentadas, a ser su principal aliada. Los objetivos de Felipe V fueron:

  • Recuperar los territorios perdidos en Utrecht (especialmente en España e Italia).
  • Asegurar el imperio colonial en América.

Con la intención de cumplir el primer objetivo, inició su reinado con una política exterior ofensiva, dirigida por el ministro Alberoni. Este, entre 1717 y 1719, ocupó Cerdeña y Sicilia hasta que fue expulsado por las potencias europeas, coaligadas para mantener el orden establecido en Utrecht. Tras ello, aplicó una política realista, basada en la negociación y la intervención en los conflictos ya abiertos. Fue en este contexto cuando estrechó esa alianza con Francia, mediante los denominados Pactos de Familia, con la Francia de Luis XV, donde ambas naciones intervinieron juntas, apoyando a un mismo bando, en los conflictos europeos. Bajo Felipe V, se firmaron los siguientes:

  • Primer Pacto de Familia (1733): En el contexto de la Guerra de Sucesión Polaca, ambas potencias apoyaron al candidato Estanislao I, enfrentadas a Austria. Tras el fin de la guerra (1738), España logró que el infante Carlos (hijo de Felipe V y futuro Carlos III) fuera coronado rey de Nápoles y Sicilia, cedidos por Austria.
  • Segundo Pacto de Familia (1743): En la Guerra de Sucesión Austríaca, donde se obtuvo para el infante Felipe (segundo hijo de Felipe V) los ducados de Parma y Toscana.

Tras estos conflictos, España volvió a recuperar la influencia perdida en Italia tras el Tratado de Utrecht, pues aunque estos territorios no se integraron directamente en el Reino, estuvieron bajo su influencia indirecta, al estar gobernados por los hijos del rey.

Fernando VI (1746-1759): Paz y Reformismo Ilustrado

El reinado de Fernando VI estuvo marcado por la paz internacional y la estabilidad, sin participar en ninguna guerra. El rey, asesorado por el ministro Marqués de la Ensenada, aprovechó para continuar con el programa reformista, tratando de modernizar el país. Entre sus medidas, las más relevantes fueron:

Medidas Clave del Marqués de la Ensenada

  • Reforzamiento de la Marina Española: Se impulsó la construcción naval y el comercio.
  • Catastro de Ensenada (1749)

    Gran censo que recogía datos demográficos, sociales y económicos de toda la población española. Su objetivo era llevar a cabo una reforma fiscal más justa, donde los privilegiados también contribuyesen. Debido al rechazo de estos estamentos tan poderosos, no llegó a aplicarse. Sin embargo, se conserva como una fuente histórica de enorme valor, al ser el primer gran censo de población realizado en España.

  • La Gran Redada (1749)

    Durante el siglo XVIII, la población gitana vivía de forma itinerante. Ensenada, con el pretexto de “reeducarlos” y acabar con ese modo de vida, trató de detener y concentrar a toda la población gitana, separando a hombres y mujeres para evitar su reproducción. Por ello, es considerado por muchos autores como un claro intento de genocidio. Unos 10.000 gitanos fueron detenidos, falleciendo miles de ellos debido a las malas condiciones.

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