La Forja de la España Moderna: Monarquía, Unificación y Centralización (Siglos XV-XVIII)

Los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Consolidación del Estado Moderno (1474-1516)

Con los Reyes Católicos (1474-1516) se inicia el Estado Moderno en la península ibérica. La monarquía comenzó a concentrar todo el poder.

El enlace de Isabel I de Castilla con Fernando II de Aragón, junto al fin de la Guerra Civil Castellana, unió a los reinos más extensos de la península. La unión fue dinástica y no territorial. Cada reino conservó sus leyes, costumbres e instituciones, por lo que la monarquía era plural y no unitaria. Los Reyes Católicos no se denominaron «reyes de España», sino que se titularon con el nombre de los diferentes reinos. Realizaron la unificación territorial con la conquista del Reino Nazarí de Granada (1492) y la anexión de Navarra (1512), que, no obstante, conservó sus instituciones.

Para reforzar su poder, los Reyes Católicos crearon una serie de instituciones clave:

  • Chancillerías
  • Ejército permanente
  • Santa Hermandad

Además, establecieron un cuerpo de funcionarios, diplomáticos para la esfera internacional, los corregidores (que representaban la presencia de la Corona en los concejos), y la Inquisición, creada para luchar contra las herejías, aunque fue utilizada por la Corona con fines políticos.

Aparte de estas reformas internas, el reinado también se caracterizó por una notable proyección internacional: la expansión hacia el norte de África, la consolidación en Canarias, la intervención en Italia y el descubrimiento de América. Todo ello, sumado a una hábil política matrimonial, sentó las bases del futuro Imperio de los Austrias.

La Unificación Religiosa: Expulsión de Judíos (1492) y Moriscos (1609)

Los Reyes Católicos (1474-1516) impulsaron la unificación religiosa de la monarquía. En 1478, adaptaron la Inquisición romana para perseguir a los conversos (judíos y musulmanes convertidos), aunque pronto se convirtió en un mecanismo de represión al servicio de la monarquía.

En 1492, el mismo año de la toma de Granada, se decretó la expulsión de los judíos. Se les obligó a abandonar España o convertirse en el plazo de cuatro meses, bajo pena de muerte y pérdida de bienes. La mayoría se dirigió hacia Francia y Portugal (conocidos como sefardíes), sin poder llevar consigo dinero, oro ni plata. Esta medida fue apoyada por el Cardenal Cisneros y por la mayoría de países europeos, que ya los habían expulsado con anterioridad.

Por otro lado, en 1500 se inició una política de conversiones forzosas de mudéjares, lo que provocó un levantamiento en Granada. (Cabe recordar que, tras la conquista, se había iniciado una política de tolerancia que finalizó en este momento). Tras disolver la revuelta, se les obligó a bautizarse o abandonar España, siendo la mayoría bautizados y pasando a ser «moriscos».

En 1609, Felipe III (1598-1621) tomó nota del creciente descontento popular contra los moriscos (quienes vivían aislados, se sospechaba de su religiosidad y se temía que se sublevaran o ayudaran a los otomanos), y decidió expulsarlos de forma progresiva hasta 1613. Las consecuencias fueron notables, especialmente en Valencia y Aragón, que perdieron una sexta parte de su población. Se estima que se expulsaron unos 300.000 moriscos.

La Expulsión de Judíos (1492) y Moriscos (1609) – Texto Incompleto

Los Reyes Católicos (1474-1516) realizaron la unificación religiosa de la monarquía. En 1478 adaptaron la Inquisición romana para perseguir a conversos (judíos y musulmanes convertidos), aunque luego se convierte en un mecanismo de represión al servicio de la monarquía. En 1492, mismo año de la toma de Granada, se ejecuta la expulsión de los judíos por la que debían abandonar España o convertirse en el plazo de cuatro meses, bajo de pena de muerte y pérdida de bienes. La mayoría se van hacía Francia y Portugal (sefardíes) sin poderse llevar dinero, oro ni plata. Esta medida fue apoyada por el Cardenal Cisneros y la mayoría de países europeos que ya los habían expulsado anteriormente. Por otro lado, en 1500 se inicia una política de conversiones forzosas de mudéjares que provocó un levantamiento en Granada (cuando se conquistó se inició una política de tolerancia que acaba en este momento). Tras disolverlo se les obligó a bautizarse o abandonar España, siendo la mayoría bautizados pasando a ser “moriscos”. En 1609 Felipe III (1598-1621) tomó nota del descontento popular que existía contra los moriscos (vivían aislados, se sospechaba de su religiosidad, se temía que se sublevaran y que ayudaran a los otomanos), y decidió expulsarlos de forma progresiva hasta 1613. Las consecuencias fueron notables en Valencia y Aragón que perdió

Los Decretos de Nueva Planta y el Centralismo Borbónico

La muerte de Carlos II en 1700 dejó la Corona de España en manos de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Ante el temor de que ambas coronas se unieran, se formó una alianza entre Gran Bretaña, Holanda, Austria y la Corona de Aragón, que apoyaba la candidatura de Carlos de Austria al trono español. El conflicto, conocido como la Guerra de Sucesión Española, duró de 1701 a 1715, culminando con la victoria del bando borbónico.

Con la llegada de Felipe V al trono, se inició una política unificadora, especialmente en los territorios de la Corona de Aragón, mediante los Decretos de Nueva Planta. Estos decretos suprimieron las leyes, fueros e instituciones propias de estos reinos, unificando jurídicamente todo el territorio y poniendo fin al autogobierno y a la pluralidad institucional típica de la España de los Austrias.

La nueva monarquía borbónica buscaba un nuevo modelo de Estado centralizado: se suprimieron las diferentes Cortes regionales, quedando solo las Cortes Generales del Reino; de los Consejos, solo se mantuvieron el de Castilla y el de Indias; se eliminaron los validos y se crearon las Secretarías de Estado y Despacho (origen de los ministerios actuales); y se establecieron las Reales Audiencias para la administración de justicia en cada territorio.

Además, se dividió el territorio en provincias, se introdujo la figura del intendente, se mantuvieron los corregidores municipales y los virreyes fueron sustituidos por capitanes generales.

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