El Plan de Partición de Palestina
Durante siglos, el Imperio Otomano controló gran parte del Oriente Medio. En 1917, durante la Primera Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña se apoderaron de ese territorio. El territorio de Palestina quedó bajo dominio de Gran Bretaña hasta su independencia en 1948. El Mandato Británico fue autorizado en la Conferencia de San Remo el 25 de abril de 1920.
Debido a los enfrentamientos bélicos entre judíos y árabes, en 1947, el gobierno británico decidió transferir la cuestión de Palestina a las Naciones Unidas. Se solicitó la inclusión del problema en la agenda internacional, declarándose a Gran Bretaña no facultada para proponer ninguna política concreta, dejando así todo el asunto en manos de la Asamblea General.
Los delegados de los 57 países que por entonces conformaban la Organización de las Naciones Unidas sesionaron desde el 28 de abril hasta el 15 de mayo de ese mismo año. La Asamblea General resolvió nombrar un Comité Especial de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP), con la misión de hallar una solución al conflicto entre árabes y judíos en la región.
La comisión estaba compuesta por representantes de once países. Para garantizar la neutralidad de este comité, se decidió que ninguna de las grandes potencias estuviera allí representada. Después de meses de auditorías y recolección de datos, la comisión emitió un informe oficial el 31 de agosto de 1947: la mayoría de los países del comité recomendó la creación de dos estados separados, uno árabe y otro judío, quedando Jerusalén bajo una administración internacional. Una minoría del comité sugirió la creación de un único estado que incluyera a ambos pueblos.
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó la Resolución 181 que proponía el Plan de Partición recomendado por la mayoría de la comisión UNSCOP.
Reacciones al Plan de Partición
Las reacciones fueron muy distintas:
- Punto de vista judío (expresado por Ben-Gurión):
Una asociación judeo-árabe basada en la igualdad y en la ayuda mutua ayudará a obtener la regeneración de todo Oriente Medio. Los judíos comprendemos y simpatizamos profundamente con el ansia de unidad, independencia y progreso del pueblo árabe, y confío en que nuestros vecinos árabes comprenderán que los judíos, en su tierra natal histórica, no pueden, en ningún caso, convertirse en una minoría subordinada y dependiente como lo son en todos los demás países de la diáspora. La nación judía, en su propio país, debe convertirse en un estado libre e independiente, miembro de las Naciones Unidas. La nación judía anhela cooperar con sus libres vecinos árabes para promover el desarrollo económico, el progreso social y la auténtica independencia de los países semitas en el Oriente Medio.
- Postura árabe (a través del alto mando):
Los árabes de Palestina no reconocerán la validez de la recomendación de partición de las Naciones Unidas. Los árabes de Palestina consideran que todo intento por parte de los judíos, o de otra potencia o grupo de potencias extranjeras, de crear un estado judío en el territorio árabe es un acto de agresión que será repelido con la fuerza. No hay razón ni provecho de enviar una comisión de la ONU a Palestina, siendo que ningún árabe prestará colaboración con dicha comisión. Los esfuerzos de la ONU respecto de un proyecto de partición no tendrán éxito. Siendo preferible, por el prestigio de las Naciones Unidas, no embarcarse en esta aventura. En consideración al prestigio de las Naciones Unidas, deberán hacerse a un lado para evitar semejante injusticia. Es decisión absoluta de todo el pueblo árabe oponerse a todo intento de partición de la tierra. Los árabes de Palestina declaran frente a las Naciones Unidas que ellos jamás responderán o se someterán a ninguna potencia que imponga la partición.
El Nacimiento del Estado de Israel
A mediados de 1948, el Consejo Nacional Sionista decidió declarar la independencia del estado judío inmediatamente después de la retirada del Mandato Británico sobre Palestina.
El 12 de mayo de 1948 se reunió la Administración Nacional Judía encabezada por Ben-Gurión, para decidir acerca de la Declaración de Independencia. Se realizó una votación. Faltaba la decisión de Chaim Weizmann que en ese momento se encontraba en Estados Unidos. Por medio de teléfono, Weizmann dio su voto a favor.
En una breve ceremonia realizada el 14 de mayo de 1948, en el Museo de Tel Aviv, nació el Estado de Israel. Ben-Gurión leyó la Declaración de Independencia.
El primero en reconocer al nuevo estado fue el presidente Truman, causando el efecto de un rayo sobre los delegados de la ONU y asombrando a los propios representantes norteamericanos. La Unión Soviética fue la segunda potencia que dio a conocer su reconocimiento.
El 15 de mayo, el Estado de Israel entró en guerra.
La Declaración de Independencia
Crónica de la Carta de Independencia
En abril de 1948, Pinjas Rosen encomendó la redacción de la carta al abogado Mordechai Beham, quien tuvo dificultades para finalizar dicha tarea, razón por la cual se solicitó al rabino conservador de Estados Unidos, Davidowicz, redactar la declaración.
El primer borrador presentado contenía una orientación religiosa, en el cual era mencionado el nombre de Dios una cierta cantidad de veces. En los siguientes escritos se agregaron fundamentos históricos, políticos y morales, eliminando la palabra Dios.
Los primeros borradores recibieron severas críticas por parte de la Dirección Nacional. Se estableció un comité, con el permiso de Moshe Sharett, para formular una nueva propuesta. En el nuevo borrador, Zvi Berenson, introdujo el apartado que define al Estado de Israel como estado judío, libre, independiente y democrático. Este agregado permitió a las minorías asegurarse que serían consideradas ciudadanos del estado con igualdad de derechos.
Aun así continuaron los debates entre los representantes laicos y religiosos dentro del comité, por lo cual David Ben-Gurión tomó el trabajo en sus manos, abrevió un cuarto del borrador final y agregó el argumento legal referido al derecho natural del pueblo de Israel sobre su tierra. De esta manera fue aceptada la versión final de la Declaración de Independencia por todas las corrientes del pueblo.
Se puede observar al final del texto de la Declaración de Independencia la firma de todos los miembros del Consejo Nacional en orden alfabético. Sin embargo, la firma de Ben-Gurión es la primera que aparece, sin respetar el orden.
Por otro lado, llama la atención la firma de Weizmann, que era el presidente del Consejo Nacional.
La Conciliación del Status Quo
En 1947, Ben-Gurión llegó a un acuerdo con las corrientes religiosas acerca del carácter religioso del Estado de Israel.
A causa de los agudos desacuerdos entre laicos socialistas y religiosos referidos al carácter judío del Estado de Israel y el estatuto de la religión judía, la Conciliación del Status Quo intentó encontrar una manera que permitiese la convivencia a pesar de los desacuerdos entre los grupos judíos. Dicha conciliación fijó reglas de convivencia en determinados aspectos, pero no solucionó los desacuerdos. No fue posible definir completamente los lineamientos que caracterizan el estatuto de la religión en el estado, puesto que las condiciones políticas y sociales se modifican permanentemente.
La conciliación entre laicos y religiosos arribó al compromiso que el estatuto religioso del Estado de Israel se establecería acorde al patrón que existía en el asentamiento judío en Israel durante el Mandato Británico.
Había cuatro cuestiones religiosas que fueron acordadas en esta conciliación y más tarde el Parlamento del Estado de Israel las convirtió en ley:
- Respeto del kashrut en instituciones públicas, oficinas del gobierno y bases militares.
- Respeto del día sábado en lugares públicos y transporte público.
- Respeto del estatuto de autonomía de la educación religiosa.
- Exclusividad de los tribunales rabínicos ortodoxos para encargarse de matrimonios y divorcios.
El Carácter del Estado de Israel
En la Declaración se puede leer que el Estado de Israel es un estado judío y hogar nacional para todos los judíos de la diáspora.
La población israelí está conformada por diferentes grupos étnicos. Los judíos laicos y religiosos son la mayoría, y encontramos también grupos minoritarios como los árabes musulmanes y cristianos, los beduinos, drusos y circasianos.
El Estado de Israel es un estado democrático y judío en el que todos sus ciudadanos, sin diferencia de religión o credo, gozan de los mismos derechos. Sin embargo, los desacuerdos entre los diferentes grupos sociales generan un debate cotidiano y la imagen deseada del estado difiere de persona a persona.
En la cuestión del carácter del Estado de Israel es posible observar diversos enfoques. En sus extremos es posible encontrar, por un lado, la idea de un estado judío que pone el acento en la nación étnica y su ley rabínica, y por el otro lado, el concepto de un estado que diferencia entre la religión y la nación basado en su carácter político y democrático.
Definición de la Identidad de los Ciudadanos de Israel
El Estado de Israel ha forjado su identidad en torno al nacionalismo judío; ya en la Declaración de Independencia se puede leer que el Estado de Israel es un estado judío y democrático.
La definición de la propia identidad de los ciudadanos israelíes varía de acuerdo al grupo al cual pertenezca. Cuando decimos judío, el acento está puesto en el bagaje histórico y religioso; en cambio, la identidad israelí es una nueva identidad en la cual cobra relevancia el bagaje nacional. Un ciudadano israelí es aquel que vive en Israel y no importa si él reza en una sinagoga, mezquita, iglesia o si se define como ateo.