La Monarquía Hispánica en el Siglo XVII: Crisis, Validos y las Reformas de Olivares

La Monarquía Hispánica en el Siglo XVII: Validos, Crisis y Reformas

Conceptos y Eventos Clave del Periodo

Los Validos

Los validos, o favoritos de los reyes en la Europa del siglo XVII, poseían dos cualidades fundamentales: ser personas próximas al rey, de su total confianza, y convertirse en árbitros de la política y jefes de gobierno. Esta figura consolidó la idea de una monarquía aristocrática. Destacan el duque de Lerma con Felipe III y el Conde-Duque de Olivares con Felipe IV.

La Expulsión de los Moriscos (1609-1613)

La expulsión de los moriscos fue ordenada por el rey Felipe III y llevada a cabo de forma escalonada. Fueron expulsadas unas 300.000 personas, la mayoría de los reinos de Valencia y Aragón. Dado que la población morisca constituía una gran parte de la masa trabajadora, su marcha supuso una merma en la recaudación de impuestos. Para Valencia y Aragón, tuvo unos efectos despobladores que duraron décadas y causaron un vacío importante en el artesanado, la producción de telas, el comercio y el trabajo de campo.

La Unión de Armas (1640)

La Unión de Armas fue un sistema de contribución diseñado por el Conde-Duque de Olivares que pretendía que todos los reinos de la monarquía hispánica contribuyesen a las cargas financieras y de hombres que hasta entonces soportaba principalmente el Reino de Castilla. Este proyecto originará las sublevaciones de Portugal, Cataluña, Aragón y Andalucía.

La Paz de Westfalia (1648)

La Paz de Westfalia (1648) pone fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Esta guerra fue, en principio, un conflicto exclusivamente alemán entre protestantes y católicos, cuando los principales príncipes protestantes se rebelaron ante las aspiraciones políticas y religiosas del emperador Fernando II. Este conflicto local acabó convirtiéndose en un conflicto europeo, y las cuestiones religiosas pasaron a ser un mero pretexto, ya que lo que realmente se dirimía era la hegemonía en Europa de la casa de Habsburgo con sus dos ramas emparentadas: los Habsburgo españoles (conocidos como los Austrias) y los Habsburgo austriacos. Se configuraron dos bandos: los Habsburgo (españoles y austriacos) y los príncipes protestantes alemanes, apoyados por las Provincias Unidas, Dinamarca, Francia y Suecia. Aunque hubo victorias iniciales para los Habsburgo, como en Breda (1625), los tercios fueron sucesivamente derrotados. Finalmente, se firmó en 1648 la Paz de Westfalia.

Consecuencias para España:
  • España acepta la independencia del norte de los Países Bajos, zona que pasará a llamarse Provincias Unidas.
  • Los Habsburgo perdieron la hegemonía en Europa y, a partir de este momento, Francia pasó a ser la potencia principal.

El Tratado de los Pirineos (1659)

El Tratado de los Pirineos fue firmado en 1659 entre Francia y España, países que siguieron enfrentados tras la Paz de Westfalia. Supuso la cesión de importantes territorios a Francia: el Rosellón y la Cerdaña, además de la entrega de algunas plazas fortificadas en Flandes y Luxemburgo. Con este tratado, España perdió definitivamente su hegemonía, cediéndola a Francia. El acuerdo fue refrendado por el matrimonio del rey francés Luis XIV con María Teresa de Austria, hija de Felipe IV. A pesar de ello, las guerras entre ambos países continuaron durante el reinado de Carlos II hasta que se firmó el Tratado de Nimega, por el que España entregó a Francia el Franco Condado.

Los Proyectos de Reforma del Conde-Duque de Olivares

La Práctica del Valimiento en el Siglo XVII

Los monarcas del siglo XVII (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), conocidos como los «Austrias Menores», delegaron sus funciones de gobierno en manos de validos, lo que ocurrió en un contexto de grave crisis social y política en el conjunto del territorio peninsular. Felipe III, hijo y sucesor de Felipe II, estaba más interesado en la caza y el juego que en el gobierno. Con él se consolidó la práctica del valido, con el que el rey solía mantener una estrecha relación de amistad. El valido actuaba como un auténtico primer ministro e intentaba gobernar mediante juntas reducidas, compuestas por amigos y parientes que ocuparon los mejores cargos, lo que aumentó la corrupción. El valido de Felipe III fue el Duque de Lerma. En Francia, un ejemplo contemporáneo fue el cardenal Richelieu, valido de Luis XIII. Felipe IV continuó con la práctica del valimiento, y el Conde-Duque de Olivares se convirtió en su favorito.

El Gran Memorial: Proyectos de Reforma y su Fracaso

El Conde-Duque de Olivares emprendió un ambicioso proyecto de reformas, recogidas en el conocido como «El Gran Memorial». Este proyecto se apoyaba en dos principios fundamentales:

  • La reputación: obligaba a recuperar el prestigio militar y el protagonismo en el exterior para mantener la hegemonía europea. Esto implicó una activa participación en los conflictos europeos, como la Guerra de los Treinta Años.
  • La reformación: cuya finalidad era fortalecer la monarquía española, evitar su decadencia y recuperar la economía hispana.

La población recibió mal sus proyectos de reforma, y algunos grupos sociales los boicotearon.

Principales Proyectos de Reforma:
  1. Proyecto de un banco estatal: Olivares pretendió fundar una red nacional de erarios que liberase a la Corona de su dependencia de la banca extranjera. Los erarios actuarían como bancos: pagarían un interés a quienes depositaran su dinero en ellos y concederían préstamos a la Corona, que así no se endeudaría con bancos extranjeros. Para construir esta red se necesitaba un capital inicial que debía ser aportado obligatoriamente por los súbditos en proporción a su riqueza. Las Cortes se opusieron a la obligatoriedad de esta aportación y, a cambio, aceptaron un aumento del servicio de millones (un impuesto). De este modo, fracasó un proyecto innovador que fue sustituido por un recurso tradicional de efectos limitados: la subida de impuestos.
  2. Unificación jurídica e institucional de la monarquía: El asunto político más importante para Olivares era la unificación de la monarquía bajo unas mismas leyes e instituciones, lo que implicaba suspender fueros y privilegios particulares de cada reino. En su opinión, una monarquía unitaria facilitaría el gobierno de todos los territorios. Sin embargo, este ambicioso proyecto político ni siquiera se intentó llevar a la práctica, ya que era demasiado arriesgado ante la previsible negativa al centralismo de reinos como Portugal, Cataluña y Aragón.
  3. La Unión de Armas: Pretendía crear un ejército permanente de 140.000 hombres, reclutados de todos los reinos de la monarquía. Con ello se habrían conseguido dos objetivos esenciales:
    • La creación de un poderoso y eficaz ejército para fortalecer el poder absoluto del rey.
    • La distribución del coste de la guerra entre todos los territorios de la monarquía, descargando a Castilla de un peso que llevaba prácticamente en solitario. Se evitaba así que la presión fiscal recayera casi exclusivamente sobre Castilla y que los reinos no castellanos aumentaran sus contribuciones.

    La Unión de Armas fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona de Aragón, que la consideraban una imposición de una monarquía ajena y poco respetuosa con sus leyes e instituciones. Las Cortes de Aragón y de Valencia se negaron a aportar hombres, pero concedieron sumas de dinero; en cambio, Cataluña no aportó ni hombres ni dinero.

La Crisis de 1640 y la Caída de Olivares

El descontento hacia la política de Olivares fue creciendo por tres razones principales:

  • Los reinos periféricos (Portugal, Aragón, Cataluña y Valencia) rechazaban las pretensiones unitarias y centralistas de Olivares.
  • Los miembros de la alta nobleza se quejaban del escaso protagonismo que les concedía el autoritarismo del valido.
  • Las clases populares denunciaban su agotamiento económico y la presión fiscal que sufrían.

Los conflictos y protestas fueron constantes y desencadenaron rebeliones. El momento más crítico para la monarquía se alcanzó en 1640, cuando estallaron las rebeliones independentistas de Cataluña y Portugal. La impopularidad del valido fue en aumento y, en 1643, Felipe IV lo apartó de la política. Olivares murió dos años después, lo que supuso el fracaso definitivo de todos sus proyectos.

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