El Inicio de la Transición Tras la Muerte de Franco
El 20 de noviembre de 1975 muere Francisco Franco después de una larga agonía. Tan pronto murió Franco, se cumplieron las previsiones sucesorias y el príncipe Juan Carlos juró como Rey el 22 de noviembre de 1975.
El Primer Gobierno de la Monarquía y las Demandas de Cambio
El primer gobierno de la monarquía continuó presidido por Carlos Arias Navarro, aunque con innovaciones importantes: Manuel Fraga en Gobernación, José María de Areilza en Asuntos Exteriores y Antonio Garrigues Díaz-Cañabate en Justicia. Todos partían de la necesidad de un cambio. Además, sus deseos de reformas expresaban la necesidad de salir de la difícil situación económica tras la crisis del petróleo de 1973. Asimismo, el nombramiento como presidente de las Cortes de Torcuato Fernández-Miranda, consejero del Rey y profundo conocedor de las leyes franquistas, fue de gran importancia.
Este equipo inició una cierta reforma política, pero dos fuerzas aceleraron los cambios:
- La sociedad, que demandaba libertades.
- La oposición: la Junta Democrática (liderada por el PCE) y la Plataforma de Convergencia Democrática (liderada por el PSOE), que se unificaron en abril de 1976 en la Coordinación Democrática (conocida como Platajunta). Esta definió los siguientes objetivos:
- Legalización de los partidos políticos.
- Amnistía.
- Estatutos de autonomía.
- Libertades políticas.
- Convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes.
Durante los primeros meses de 1976, se produjeron una serie de manifestaciones en las principales ciudades españolas apoyando estas peticiones. Por otra parte, el llamado «búnker» (los sectores más inmovilistas del régimen) manifestó su intención de no permitir la más leve desviación de la ortodoxia franquista. Ante esta situación, se abrió camino una posición más posibilista, con la inclusión de algunos grupos de centro y centro-derecha, con el fin de llevar a cabo una reforma pactada.
Adolfo Suárez y la Ley para la Reforma Política
La dimisión de Arias Navarro el 1 de julio de 1976 permitió al Rey el nombramiento de un nuevo presidente del Gobierno el 3 de julio: Adolfo Suárez. El proyecto más ambicioso del gobierno de Suárez fue la Ley para la Reforma Política. Esta ley reconocía:
- La soberanía popular.
- El establecimiento de unas Cortes cuyos miembros serían elegidos por sufragio universal, directo y secreto.
- La elaboración de una Constitución.
- La defensa de derechos fundamentales e inviolables.
Las Cortes la aprobaron el 18 de noviembre de 1976, y el pueblo español hizo lo propio en referéndum el 15 de diciembre de 1976, con un 94% de votos afirmativos.
Las Primeras Elecciones Democráticas (1977)
Las elecciones se convocaron para el 15 de junio de 1977. Los principales partidos políticos que participaron tras su legalización fueron:
- Unión de Centro Democrático (UCD), liderada por Suárez.
- Alianza Popular (AP), de Manuel Fraga.
- Partido Socialista Obrero Español (PSOE), de Felipe González.
- Pacte Democràtic per Catalunya (PDC).
- Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
- Partido Nacionalista Vasco (PNV).
La votación fue multitudinaria y constituyó un acontecimiento histórico. El triunfo fue para el partido liderado por el propio Suárez, la UCD, que consiguió el 34% de los votos, seguido por el PSOE con el 29%.
La Consolidación Democrática: Constitución y Autonomías
El gobierno de la UCD y las Cortes surgidas de estas elecciones se enfrentaron a tareas históricas, destacando la elaboración de la Constitución de 1978.
La Constitución Española de 1978
La Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso fue la encargada de elaborar el texto constitucional. La Comisión designó, a su vez, a una ponencia de siete miembros (los Padres de la Constitución) para esta tarea. Fruto del consenso fue un texto de 169 artículos cuyas características principales son:
- Soberanía nacional.
- Aceptación de las autonomías.
- Abolición de la pena de muerte (salvo lo que pudieran disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra).
- Amnistía (previa a la Constitución, Ley 46/1977).
- Libertad religiosa y aconfesionalidad del Estado.
Establecía igualmente la separación de poderes:
- Poder Legislativo: Recae en las Cortes Generales, formadas por dos cámaras: el Congreso de los Diputados y el Senado.
- Poder Ejecutivo: Liderado por el Gobierno.
- Poder Judicial: Formado por jueces y magistrados independientes.
Fue aprobada en referéndum por amplia mayoría el 6 de diciembre de 1978.
Los Pactos de la Moncloa
En el terreno económico, se firmaron los Pactos de la Moncloa el 25 de octubre de 1977. Los Pactos se centraron en dos objetivos principales:
- El saneamiento de la economía frente a la recesión, la falta de inversiones y el aumento del precio del petróleo.
- La actuación jurídico-política que garantizase las libertades de expresión, reunión y asociación.
La Configuración del Estado de las Autonomías
En lo que respecta a la configuración del Estado de las Autonomías, para las nacionalidades históricas (Cataluña y el País Vasco), el paso hacia la democracia iba ligado a la recuperación de la autonomía. Suárez inició en 1977 el proceso preautonómico y de descentralización del Estado.
El primer paso se dio en Cataluña: tras la masiva manifestación del 11 de septiembre de 1977 en Barcelona, el presidente del Gobierno restableció la Generalitat y nombró presidente a Josep Tarradellas.
El caso vasco fue más complejo debido al terrorismo de ETA y a que los nacionalistas exigían la incorporación de Navarra al País Vasco, además de que el PNV inicialmente mostró reticencias hacia la Constitución. A pesar de ello, en diciembre de 1977 se constituyó el Consejo General Vasco, presidido por el socialista Ramón Rubial.
A lo largo de 1978 se dieron muchas manifestaciones proautonómicas. Este proceso autonómico se recogió en la Constitución, en su Título VIII, donde se regulaba la organización territorial del Estado. El texto contemplaba dos vías principales de acceso a la autonomía:
- Una vía rápida (artículo 151), pensada inicialmente para las nacionalidades históricas (Cataluña, País Vasco y Galicia), que permitía alcanzar el máximo nivel competencial rápidamente (Andalucía también accedió por esta vía).
- Una vía lenta (artículo 143), diseñada para el resto de regiones, con una asunción gradual de competencias.
El desarrollo autonómico posterior estuvo influido por la LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico) de 1982, que, aunque fue parcialmente declarada inconstitucional, buscaba homogeneizar el proceso. Entre 1979 y 1983, España se configuró con 17 comunidades autónomas. Las ciudades de Ceuta y Melilla obtuvieron sus Estatutos de Autonomía en 1995.
La Crisis de UCD y el Fin de una Etapa
El Segundo Gobierno de Suárez y sus Dificultades
En las elecciones generales del 1 de marzo de 1979, los resultados fueron similares a los de 1977. Suárez formó gobierno en minoría, ya que su partido, UCD, ganó las elecciones pero no alcanzó la mayoría absoluta.
El 3 de abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas. UCD consiguió el mayor número de votos y concejales, aunque el PSOE, mediante pactos con otras fuerzas de izquierda, se alzó con las alcaldías de las ciudades más importantes, como Madrid y Barcelona.
Se inició un periodo marcado por la falta de cohesión interna de UCD, debido a su heterogénea composición («partido de aluvión»), lo que dificultó la labor de gobierno de Suárez y la implementación de las reformas prometidas. Además, el gobierno afrontó graves problemas:
- La persistente crisis económica.
- Las tensiones derivadas del proceso autonómico, con crecientes demandas de competencias.
- El recrudecimiento del terrorismo, principalmente de ETA.
La crisis interna del partido fue aprovechada por el PSOE para plantear una moción de censura contra el gobierno en mayo de 1980, que aunque no prosperó, evidenció la debilidad del ejecutivo.
La Dimisión de Suárez y el Golpe de Estado del 23-F
Suárez terminó dimitiendo el 29 de enero de 1981. A principios de febrero, UCD celebró un congreso extraordinario en Mallorca para designar al sucesor de Adolfo Suárez. La elección recayó en el vicepresidente Leopoldo Calvo-Sotelo.
Sin embargo, sectores militares involucionistas organizaron un golpe de Estado para intentar frenar el proceso democrático. El 23 de febrero de 1981 (23-F), mientras se celebraba la sesión de investidura del nuevo presidente en el Congreso de los Diputados, un grupo de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero asaltó el hemiciclo. La intervención del Rey Juan Carlos I, desautorizando el golpe y asegurando la lealtad de los altos mandos militares a la Constitución, fue crucial. El golpe militar fracasó, y los implicados fueron detenidos y posteriormente juzgados y condenados.
El Gobierno de Calvo-Sotelo y el Camino a las Elecciones de 1982
Leopoldo Calvo-Sotelo fue finalmente investido presidente el 25 de febrero, pero su gobierno fue incapaz de frenar la desintegración de la UCD, lo que le llevó a convocar elecciones anticipadas para octubre de 1982. Una de las decisiones más significativas y controvertidas de su mandato fue la solicitud de ingreso de España en la OTAN. España se adhirió formalmente a la Alianza Atlántica en mayo de 1982.
Las elecciones de octubre de 1982 dieron una victoria arrolladora al PSOE. El nuevo gobierno, presidido por Felipe González, orientó sus esfuerzos a la modernización de España, su plena integración en la comunidad internacional (especialmente en la CEE) y la consolidación democrática, con una política pragmática orientada a ocupar el centro político.