La Fase Final de la Guerra Civil Española (Julio 1938 – Abril 1939)
La Batalla del Ebro y la Toma de Cataluña
La llegada franquista al Mediterráneo produjo una grave crisis interna en el bando republicano. La sensación de derrota comenzaba a extenderse y se hacía imprescindible retomar la iniciativa. Se preparó un ataque en el Ebro; en julio, las fuerzas republicanas atacaron en masa y consiguieron atravesar el río a través de tres puntos, y trasladaron carros, artillería, equipo y munición. En tres días, las vanguardias republicanas habían conquistado varias posiciones. Franco respondió con una gran acumulación de unidades y se inició entonces la larguísima batalla de desgaste. A finales de octubre, los franquistas pasaron a la ofensiva y obligaron al mando republicano a retirar lo más ordenadamente posible sus tropas al otro lado del río. En noviembre, la Batalla del Ebro había terminado, agotando las últimas reservas republicanas.
El Fin de la Guerra
En diciembre, el Ejército Nacional desencadenó sobre Cataluña su última gran ofensiva; el avance franquista se hizo imparable. Las tropas republicanas retrocedían de forma ordenada y se inició un tremendo éxodo de la población civil hacia la frontera. La capital catalana cayó en enero y Gerona en febrero. La República continuó resistiendo con la esperanza de que estallara la guerra en Europa y cambiara la situación española. Negociar era imposible: el Gobierno de Burgos se había negado repetidamente, incluso rechazaba la única condición que planteó el gobierno republicano: que no hubiera represalias contra los vencidos.
El 5 de marzo se produjo un golpe de estado encabezado por el Coronel Casado y por el dirigente socialista Julián Besteiro, que depusieron al gobierno de Negrín. Querían terminar con la resistencia y con la influencia de los comunistas en el Ejército Popular. Hubo combates entre golpistas y comunistas hasta el día 12. Casado pudo controlar Madrid. Inició un desesperado intento de negociación con el Gobierno de Burgos, pero este impuso la rendición sin condiciones. El 28 de marzo, unidades franquistas entraron en Madrid mientras miles de españoles intentaban abandonar el país. El 30 de marzo, Franco firmó su célebre último parte de guerra y el 1 de abril de 1939, la guerra había terminado.
Evolución Política y Económica en las Dos Zonas
Situación Inicial y Represión
La sublevación tuvo una consecuencia similar en ambos bandos: la ausencia de un poder civil organizado. En el lado sublevado, la autoridad quedó en manos de un puñado de generales sin una clara jefatura, que se organizaron a través de bandas que establecieron un régimen autoritario y militarizado al máximo y totalmente restrictivo de las libertades civiles. En el lado republicano, la resistencia de los civiles y militares estaba completamente deshecha y el gobierno quedó sin autoridad. El poder real quedó en manos de comités obreros organizados por partidos y sindicatos. En Cataluña, el Comité de Milicias Antifascistas, bajo el control de la C.N.T., dirigió las primeras operaciones y dictó medidas. Los fusilamientos fueron la respuesta a la resistencia al golpe. Entre los ejecutados hubo varios generales de prestigio.
En la zona rebelde, la represión, concentrada sobre todo en los dirigentes obreros y en cuantos se habían manifestado a favor del Frente Popular, fue bastante más organizada y dirigida que en el bando contrario. En la zona republicana, la represión fue espontánea y desigual, llevada a cabo por grupos casi siempre incontrolados por sus propias organizaciones, y se concentró especialmente en miembros del clero, políticos de la derecha, empresarios y terratenientes.
En la zona republicana, la organización económica y política fue dirigida por los comités de los partidos y sindicatos obreros, que se hicieron con el control de los transportes, servicios urbanos, suministros militares y centros de producción. El gobierno de José Giral se incautó por decreto de todas las empresas afectadas.
El Lado Republicano
Gobierno de Largo Caballero y Conflictos Internos
El 5 de septiembre se formó un nuevo gobierno de unidad con socialistas, comunistas, republicanos y nacionalistas, presidido por Francisco Largo Caballero y con el apoyo de la C.N.T. Las Cortes aprobaron el Estatuto Vasco. En pleno avance del enemigo, el gobierno intentó recuperar el control sobre la economía y el ejército. Nombró comités directivos e intentó regular el proceso de colectivización de la tierra.
El enfrentamiento latía la discrepancia entre los dos modelos revolucionarios que coexistían en el bando republicano. El primero, defendido por la C.N.T. y el POUM, y enfrentado al PCE. Ambos defendían la inmediata colectivización de tierras y fábricas. El segundo defendía la necesidad de controlar la producción y reconvertir la economía en economía de guerra. Era la línea defendida por la mayoría de los socialistas y republicanos; era la postura en la que insistía el PCE, que comenzaba a influir decisivamente por su posición sólida en los cuadros militares y por el apoyo exterior de la URSS.
La tensión entre ambos bloques estalló en forma de combates callejeros en 1937 en Barcelona. La insurrección fue utilizada por el PCE y por los representantes soviéticos para exigir la disolución del POUM. Ante la negativa del jefe de gobierno, los comunistas abandonaron el gabinete y provocaron la dimisión de Largo Caballero.
El Gobierno de Negrín y el Final
Se formó un gobierno presidido por Juan Negrín, de mayoría socialista pero inclinado hacia los comunistas. El POUM fue declarado ilegal. El gobierno de Negrín se prolongó hasta el final de la guerra. Azaña presentó su dimisión como Presidente de la República y se marchó a Francia. Días después, el Coronel Casado, nombrado jefe del Estado Mayor republicano, se rebeló en Madrid contra el gobierno de Negrín. Casado decidió negociar la entrega de Madrid al ejército franquista.
El Lado Franquista
Consolidación del Poder bajo Franco
La muerte del General Sanjurjo descabezó el movimiento. Los generales golpistas constituyeron la Junta de Defensa Nacional; los derechos civiles fueron suprimidos y se prohibieron las reuniones políticas. La implantación de un poder militar permitió establecer una economía de guerra. Se cancelaron todas las medidas de reforma agraria y se restituyeron las tierras a sus antiguos dueños.
El apoyo personal de Alemania, el control del Ejército de África y el éxito de las primeras operaciones en Extremadura convirtió a Franco en el más influyente de los generales sublevados. La elección de Franco significó el establecimiento de una dictadura personal y un régimen militar en el que Franco acumulaba todo el poder. Constituyó una Junta Técnica del Estado, compuesta exclusivamente por militares; las decisiones las tomaba el Caudillo.
Establecimiento del Nuevo Régimen
Con su cuñado Ramón Serrano Suñer, el nuevo régimen adquiere una definición mucho más clara. El Decreto de Unificación creaba un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS. El nuevo partido seguía a rajatabla el modelo del fascismo italiano y el nazismo alemán. Se crearon una organización sindical de tipo vertical y corporativo, un sindicato estudiantil único y el Servicio Social de la Mujer. Franco tenía plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales. Los servicios sociales fueron eliminados y sustituidos por el Auxilio Social.
La Iglesia recibió su recompensa por el apoyo en la ‘Cruzada’; entregó a la Iglesia plena potestad para regular la educación y marcar con una impronta religiosa todas las manifestaciones públicas de carácter civil o militar. Se eliminaron el matrimonio civil y el divorcio.
Costes Humanos y Económicos
La guerra tuvo un balance trágico. Rondó el medio millón de muertos. Había que añadir las consecuencias de la caída de la natalidad, así como el hecho de que la mortalidad se centró principalmente en la población joven y activa. Una segunda herida fue el exilio republicano. Desde el inicio de la guerra hubo gente que abandonó el país, incluyendo muchos niños de familias para garantizar su seguridad.
Los vencidos fueron silenciados, humillados y marginados; fueron expulsados de sus empleos y encarcelados. Las mujeres identificadas como simpatizantes de izquierdas sufrieron crueles castigos y fueron obligadas a raparse. Las cárceles se llenaron.
En el terreno económico, la vuelta a una economía predominante agraria tras la destrucción masiva del tejido industrial. La caída de la producción en todos los sectores se prolongó hasta 1950. A la enorme deuda causada por la guerra se sumó la pérdida del oro del Banco de España. El hundimiento de la renta nacional y el hambre durante la posguerra.
El efecto moral dejó marcadas a varias generaciones por el trauma del sufrimiento durante los tres años de conflicto, pero también por la represión posterior.