Transformaciones Sociales y Políticas en la Europa Medieval

La Aparición de la Burguesía

El crecimiento de las ciudades transformó la sociedad feudal, porque los reyes, los nobles y los eclesiásticos otorgaban a sus habitantes tanta libertad personal y una serie de derechos, como el de celebrar mercados, establecer su gobierno, etc. Esto permitió la formación de un nuevo grupo social no privilegiado, la burguesía, que se dedicaba a hacer trabajos artesanales y al comercio, y que no dependían de ningún señor feudal. La base de su riqueza era el dinero que cobraban por la faena, por la venta de sus productos o por los beneficios que generaban sus negocios. Según la riqueza, se hace distinción entre alta burguesía, formada por grandes comerciantes y banqueros, y pequeña burguesía, que incluía a los maestros artesanos y los pequeños comerciantes. Además de los burgueses, en las ciudades medievales vivían señores nobles y eclesiásticos que, atraídos por la riqueza y la actividad de la ciudad, establecieron su residencia (palacios, conventos, iglesias). También vivían en las ciudades otros grupos sociales, integrados por gente humilde: oficiales y aprendices de los gremios, criados, gente sin oficio y mendigos. También se establecieron minorías, como los judíos, muchos de los cuales eran artesanos, prestamistas o médicos, y se agrupaban en barrios separados: las calles, también llamadas aljamas y juderías.

El Gobierno de las Ciudades

En un primer momento, las ciudades formaron asambleas públicas de todos los vecinos para organizar su gobierno. Posteriormente, elegían magistrados, que se encargaban de las finanzas, el orden y la justicia, dirigidos por un alcalde. El ayuntamiento era el edificio donde se reunían y donde guardaban el sello, el escudo de armas o estandarte, el archivo y el tesoro de la ciudad. Con el tiempo, el gobierno de las ciudades fue pasando a manos de las familias más ricas de comerciantes y banqueros, que a veces estaban emparentados con la nobleza urbana y constituyeron un grupo privilegiado, el patriciado urbano.

La Cultura Urbana

En los siglos X y XI en la Europa occidental, leer y escribir era una tarea reservada a los clérigos, los funcionarios reales y a algunos mercaderes ricos. Pero a lo largo del siglo XII, el mejoramiento de las condiciones económicas y el desarrollo de la vida urbana favorecieron la ilustración de algunos nobles, especialmente entre los burgueses que se dedicaban a los negocios. Esta necesidad de conocimientos potenció en las ciudades el desarrollo de las escuelas, que dependían de la Iglesia o del gobierno de la ciudad. Muy pronto, el deseo de los estudiantes y los profesores de poder aprender y enseñar sin el control de las autoridades religiosas o municipales dio lugar a unas corporaciones llamadas universidades.

Los Reyes Buscan el Apoyo de la Burguesía

Entre los siglos X y XII, la monarquía ejerció un poder escaso sobre el territorio de su reino. Los reyes no podían imponerse a los señores feudales, porque no disponían de suficientes recursos económicos para mantener el ejército o la administración de todo un reino. A partir del siglo XII, los monarcas aprovecharon el crecimiento económico y la pujanza de la burguesía para intentar imponer su autoridad sobre la nobleza feudal y garantizar la unidad y la estabilidad del territorio de la corona. Los burgueses necesitaban una libertad personal y una seguridad que les permitieran desarrollar su actividad comercial por caminos, mares y ciudades. Aspiraban también a dictar leyes propias, a elegir a sus jueces y a tener gobierno local propio. Algunos reyes apoyaron a los burgueses y les ofrecieron cartas de privilegios que les hacían libres, es decir, no sometidos a ningún señor feudal. También les ofrecieron monopolios comerciales, permisos para abrir mercados y garantías para circular por todo el reino. A cambio del apoyo y de los privilegios reales, los burgueses facilitaron a los monarcas recursos económicos para las luchas que tenían contra los nobles.

Las Cortes y los Parlamentos

A las reuniones del consejo o corte real, formado por los representantes de la nobleza y del clero, se aceptó que estuvieran presentes los representantes de la burguesía, primeramente en ocasiones extraordinarias y más adelante de manera regular. Convocándolos, el rey pretendía reconocer la importancia de este estamento en la sociedad medieval, pero, sobre todo, quería pedirles subsidios, es decir, aportaciones en metálico. Las reuniones del rey con los tres estamentos (nobleza, clero y burguesía) recibían el nombre de cortes o parlamentos. En algunos reinos, el poder de la burguesía en las cortes era mayor que en otros. Por eso, a veces el monarca tenía que satisfacer las peticiones de los burgueses y escuchar los agravios antes de recibir las aportaciones económicas.

Las Guerras entre las Monarquías Europeas

El esfuerzo de algunas monarquías para consolidar el poder y establecer un reino con fronteras claras originó numerosos enfrentamientos entre los monarcas europeos. El conflicto más grave fue el de la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a Francia e Inglaterra entre los años 1337 y 1453. La guerra comenzó a raíz de un problema sucesorio de la corona francesa y por la pretensión del monarca inglés de ser reconocido como rey de Francia. Los ingleses ocuparon durante años una parte del territorio francés, pero el conflicto terminó con la victoria de Carlos VII de Francia.

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