España: Del Régimen de Primo de Rivera a la Proclamación de la República

Antecedentes: Crisis del Sistema de la Restauración

El fin de la Primera Guerra Mundial cortó la coyuntura económica favorable y a fines de 1919 se inició una crisis, que se hizo evidente en 1920.

Crisis económica y enfrentamiento social

En febrero de 1919, la huelga de la Canadiense (compañía eléctrica) paralizó Barcelona y conquistó la jornada de ocho horas. Pero, a finales de marzo, el movimiento huelguístico impulsado por el Sindicato Único (CNT) se hizo violento y político. Frente a él, los empresarios catalanes practicaron el cierre patronal y el fomento de Sindicatos Libres, el pistolerismo, ante la no intervención de los poderes públicos.

Descomposición de los partidos e inestabilidad política

La ficción del turno de partidos continuaba, pero en varias ocasiones se hubo de recurrir a gobiernos de concentración.

La derrota de Annual

A estos problemas se unió en 1921 la grave derrota militar en Marruecos (Annual: 13.000 bajas). Era un nuevo desastre nacional, por el que se pidieron responsabilidades al Ejército, al Gobierno y a la Monarquía.

El golpe de Estado de Primo de Rivera puso fin a estos difíciles momentos, pero también, a la larga, a la misma Monarquía.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El Golpe de Estado y el Directorio Militar

Miguel Primo de Rivera (1870-1930) ocupaba el cargo de capitán general de Cataluña cuando dio el golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923. (La actitud del rey Alfonso XIII respecto a este acontecimiento fue la de aceptar y colaborar con la Dictadura, lo que le acarrearía, en un futuro, gravísimas consecuencias).

Tras este, asumió el poder al frente de un Directorio Militar que dejó en suspenso la Constitución de 1876, las Cortes y la actividad de los partidos políticos y sindicatos. El Gobierno de las provincias fue encomendado a generales de brigada y la Mancomunidad de Cataluña fue disuelta. El Directorio consiguió restablecer el orden público y se apuntó un gran triunfo al finalizar la guerra de Marruecos.

Intentos de Institucionalización: Unión Patriótica y Asamblea Nacional Consultiva

En los primeros años de la dictadura, la actuación política se fundamentó en el personalismo del dictador, en el pragmatismo político y en cierto influjo del fascismo italiano. Posteriormente, Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen, para lo que creó un partido único, la Unión Patriótica, y se formó una Cámara Parlamentaria, la Asamblea Nacional Consultiva. Al mismo tiempo se crearon – para evitar la conflictividad social – los Comités Paritarios, en los que actuaron conjuntamente los patronos y los obreros.

El Directorio Civil

En 1925, el Directorio Militar fue sustituido por un Directorio Civil, en el que se integraron personalidades procedentes de la Unión Patriótica, políticos, incluso líderes del socialismo (Largo Caballero).

La Oposición a la Dictadura

A los políticos monárquicos se unieron los intelectuales, los estudiantes, la burguesía catalanista e incluso ciertos sectores del Ejército – Sanjuanada, en 1926; movimiento de Valencia, en 1929 -. El movimiento obrero fue duramente reprimido, no tanto el socialismo como el anarquismo, dentro del cual surgió la radical FAI (Federación Anarquista Ibérica).

El Fin de la Dictadura

El enfrentamiento de Primo de Rivera con el cuerpo de Artilleros, la incipiente crisis económica que afectó mucho a nuestras exportaciones agrarias (reflejo en España de la crisis del 29) y el incremento de la oposición antes citada complicaron aún más la situación y el dictador presentó su renuncia en enero de 1930.

El Final de la Guerra de Marruecos

El problema marroquí representaba uno de los asuntos más espinosos tras el desastre de Annual. Además de la impopularidad del conflicto, el propio ejército estaba dividido entre los abandonistas y los africanistas – partidarios de seguir la lucha -.

Pero la liquidación de la guerra se debió al error del dirigente rifeño Abd el-Krim, que atacó a los franceses en 1925. La actuación militar conjunta hispano-francesa en Alhucemas obligó a rendirse a Abd el-Krim, y facilitó el final de la guerra en 1927.

Este fue sin duda el mayor éxito que se apuntó el dictador, ya que satisfizo la demanda generalizada de acabar con la guerra, y elevó al mismo tiempo el prestigio de los militares africanistas.

La Economía Durante la Dictadura

El proceso seguido por la economía española durante la Dictadura fue semejante al de la economía mundial: una fase de expansión hasta 1929 y otra fase posterior de crisis. Así, en una primera etapa se acentuó el intervencionismo estatal en la vida económica (1924: Creación del Consejo Superior de Trabajo…). Importante ministro de Economía fue Calvo Sotelo.

Intervencionismo Estatal e Infraestructuras

Durante estos años se produjo en España una sensible mejoría en las comunicaciones, al ampliarse y perfeccionarse la red de carreteras. Igualmente se reordenó, modernizó y amplió la estructura de la red ferroviaria.

La política hidráulica impulsada por el conde de Guadalhorce perseguía un doble fin: mitigar la sed y falta de agua de la España interior y crear un potencial energético – hidroelectricidad – por medio de los saltos de agua.

Creación de Monopolios y Turismo

Durante estos años se crearon diversos monopolios, como la Compañía Arrendataria de Tabacos (1921), la Compañía Telefónica Nacional de España (1924), y la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA, 1927).

Igualmente se estableció con la Dictadura un tímido inicio del turismo (Red de Paradores Nacionales), se declararon Parques Nacionales… todo esto posteriormente sería base de nuestra economía.

Comercio Exterior y la Crisis de 1929

Respecto al Comercio, se incrementó la importación (textiles, productos químicos, maquinaria, etc.), pero siempre su línea de crecimiento estuvo por debajo de las exportaciones que se incrementaron en mayor medida (minerales, productos agrarios, vinos…). El inicio de la crisis del 29 marcará el hundimiento de ambas.

Las Exposiciones Internacionales de 1929

La doble exposición (Sevilla y Barcelona) fueron una operación de prestigio de la Dictadura y un propósito de impulsar nuestro desarrollo económico y nuestro comercio.

De la Monarquía Alfonsina a la Segunda República (1930-1931)

El Gobierno Berenguer y el Pacto de San Sebastián

Tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, el rey Alfonso XIII encargó al general Berenguer la formación de un nuevo Gobierno. Berenguer volvió a la normalidad constitucional anterior a la dictadura mediante unas Cortes ordinarias y como si nada hubiese ocurrido. Ante este programa, los partidos republicanos, la izquierda catalana y el Partido Socialista firmaron el Pacto de San Sebastián: sustituir el régimen de la Restauración por un nuevo sistema político plenamente democrático, excluyendo la figura del Rey.

La Sublevación de Jaca

Estas fuerzas políticas habían contactado con sectores militares para una acción conjunta, pero el Gobierno Berenguer logró controlar la sublevación militar de Jaca (12 de diciembre de 1930, a favor de la República), al mando de los capitanes Fermín Galán y Gabriel García Hernández, quienes serían fusilados. Así se convirtieron en mártires de la República.

Las Elecciones Municipales de 1931 y la Proclamación de la República

Un nuevo Gobierno, presidido por el almirante Aznar, decidió celebrar elecciones municipales, que el 12 de abril de 1931 dieron el triunfo a las candidaturas republicanas en casi todas las capitales de provincia. Aunque el triunfo global había correspondido a los monárquicos, los republicanos consideraron que la obtención del voto urbano era un triunfo definitivo, pues era un voto más libre que en el medio rural donde imperaba todavía el caciquismo. Los propios monárquicos, que lo sabían, aceptaron este punto de vista y, el 14 de abril, el rey partió hacia el exilio mientras se proclamaba la República.

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