Las elecciones municipales convocadas para el 12 de abril de 1931 fueron entendidas tanto por la población española como por las fuerzas políticas del país como unas elecciones plebiscitarias sobre la forma del Estado, es decir, como una decisión entre monarquía y república.
Las elecciones dieron el triunfo a las candidaturas de la conjunción republicano-socialista en casi todas las capitales de provincia (41 de 50), más difíciles de manipular. Los partidos monárquicos aceptaron el resultado como victoria de los partidos republicanos, la República se proclamó el 14 de abril de 1931 y el rey Alfonso XIII partió para el exilio.
Causas de la Proclamación de la Segunda República
A la hora de analizar las causas que motivaron la proclamación de la II República, debemos diferenciar entre causas remotas y causas próximas.
Causas Remotas
Entre las causas remotas se encuentran las derivadas del desgaste del sistema de la Restauración, vigente desde 1876, y el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera en su intento por restablecer el orden y recuperar el prestigio de la monarquía. Estos factores favorecieron el desarrollo del republicanismo como un sistema político alternativo y regenerador.
Causas Próximas
Entre las causas más cercanas podemos diferenciar entre las de tipo económico, político y social. Todas confluyeron en un momento en que el sistema político de la Restauración y la propia monarquía eran incapaces de dar solución a los problemas de la sociedad. Mientras, en el ámbito internacional, el auge de los fascismos en Europa y la propagación del comunismo exportado desde la URSS contribuyeron a polarizar la situación política a lo largo de la década. Además, el impacto de la crisis económica de 1929 influyó en el agravamiento de los conflictos sociales, al perjudicar sobre todo a obreros y campesinos.
Causas Económicas
La política económica de Primo de Rivera tuvo malos resultados. El proteccionismo del gobierno a las industrias del país, junto al monopolio de algunas empresas, acabó endeudando al Estado. De hecho, la II República recibiría de herencia una Hacienda con grandes deudas.
Esta situación se complicaría con la crisis de 1929, que, si bien no afectó a España tanto como a otros países, sí ralentizó la modernización que el país necesitaba en el sector industrial y agrario. El comercio exterior se hundió, bajó la Bolsa y la industria siderometalúrgica se vio afectada por el descenso de exportaciones, lo que derivó en un aumento del desempleo. La crisis internacional provocó además un descenso del número de emigrantes y el consiguiente aumento de la población. Con apenas protección social y prestación de desempleo inexistente, el número de huelgas y conflictos laborales se disparó. Todo ello puede explicar los deseos de cambio de amplios sectores de la población.
Causas Políticas
La oposición política a los últimos gobiernos de Alfonso XIII (el descrédito de Miguel Primo de Rivera y sus sucesores Berenguer y Aznar) hizo que los republicanos, catalanistas de izquierdas y socialistas comenzaran a organizarse y a desarrollar más presión política. En 1930, estos partidos firmaron el Pacto de San Sebastián, un programa en el que se exigía un gobierno provisional para acabar con la monarquía y proclamar la República.
Las elecciones municipales fueron entendidas tanto por la población española como por las fuerzas políticas del país como unas elecciones plebiscitarias sobre la forma del Estado, como una decisión entre monarquía y república.
Las elecciones dieron el triunfo a las candidaturas de la conjunción republicano-socialista en casi todas las capitales de provincia (41 de 50), más difíciles de manipular. Los monárquicos obtuvieron un número mayor de concejales, si bien la mayoría se lograron en el medio rural, donde la práctica del caciquismo y del pucherazo seguía manteniendo un fuerte arraigo. Por otra parte, el número de concejales traducido en número de votos significó una clara mayoría para la opción republicana. A Alfonso XIII no le quedó más salida que el exilio.
Causas Sociales
La sociedad heredada de la Restauración era mayoritariamente rural, agraria, caciquil y tradicional. Pero a pesar de ello, la lenta transformación económica que desde el siglo XIX venía experimentando permitió la aparición de una clase social obrera en las zonas industriales y en las grandes capitales que reivindicaba una sociedad más participativa, laica, democrática y con menos desigualdades sociales. Estos grupos tenían esperanza en que esas reivindicaciones se consiguieran con un régimen republicano, ya que con la monarquía de Alfonso XIII no se habían alcanzado. La República era esperada por las clases medias y obreras como una tabla de salvación para sus vidas.
El aumento de las tensiones sociales derivadas de los efectos de la situación económica y el impacto de la crisis mundial en esta se evidencian en el aumento del paro y en el elevado número de huelgas. También el auge del anarquismo en el mundo rural ante la explotación sobre los jornaleros propiciaba un clima de agitación social constante y proclive a los cambios.