La Gran Depresión y el Nuevo Orden Económico Post-Segunda Guerra Mundial: Un Recorrido Histórico

La Gran Depresión: Origen, Expansión y Recuperación Global

La Gran Depresión, iniciada en 1929, fue la crisis económica más grave del capitalismo contemporáneo. Su origen estuvo en Estados Unidos, pero su impacto fue global. No solo representó una caída abrupta del crecimiento económico, sino también una transformación del orden económico internacional. Para entenderla en profundidad es necesario examinar sus causas, cómo se difundió y cómo salieron de ella distintos países.

Causas: ¿Por qué se desencadenó la crisis?

Las causas de la Gran Depresión se dividen entre aquellas de carácter estructural y otras más inmediatas. Entre las causas estructurales destacan el subconsumo industrial y la caída de los precios agrícolas. Durante los años veinte, la producción industrial creció de forma muy acelerada, mientras que los salarios no lo hicieron al mismo ritmo. Esta diferencia generó una insuficiencia de demanda interna que, con el tiempo, debilitó el consumo. A ello se sumó la fuerte caída de los precios agrícolas, que redujo los ingresos de millones de agricultores, afectando también su capacidad de consumo y endeudamiento.

Por otro lado, la causa inmediata fue la crisis bursátil de 1929. Durante la década anterior se había producido una burbuja especulativa en la bolsa de Nueva York. Esta burbuja estuvo alimentada por un clima de optimismo generalizado (la llamada fase bull), por la expansión del crédito y por la entrada masiva de capitales al mercado financiero. Esta situación desembocó en el llamado “Jueves Negro”, el 24 de octubre de 1929, cuando se produjo el desplome de las cotizaciones. En palabras de John Maynard Keynes, gran parte de nuestras decisiones económicas no responden a cálculos racionales, sino a impulsos emocionales o “espíritus animales”, que en este caso provocaron el pánico.

Difusión: ¿Por qué la crisis fue tan profunda y generalizada?

Tras el estallido inicial, la crisis se extendió rápidamente y adoptó una dimensión global. En Estados Unidos, la caída del valor de los activos provocó una destrucción masiva de capital. Se generó un pánico bancario que derivó en una contracción del crédito y de la oferta monetaria. Al reducirse el consumo y la inversión, la producción industrial cayó bruscamente. El desempleo aumentó, muchas empresas quebraron y el campo también se vio gravemente afectado. Esta situación se agravó por la deflación: la caída generalizada de precios que, lejos de aliviar la situación, la empeoró al aumentar el peso real de las deudas.

A nivel internacional, la crisis se difundió a través de dos canales principales. El primero fue el colapso del mercado de capitales, que redujo el crédito internacional y provocó tensiones financieras en países como Alemania. El segundo fue la contracción del comercio internacional. En 1930, Estados Unidos aprobó la Ley Smoot-Hawley, que elevó fuertemente los aranceles. Esto dio lugar a una reacción en cadena de medidas proteccionistas en otros países, lo que hundió el comercio mundial.

Además, tres factores agravaron la crisis: la falta de cooperación internacional, la ausencia de un prestamista internacional en última instancia y el mantenimiento del patrón oro. Este sistema monetario impedía aplicar políticas monetarias y fiscales expansivas, lo que obligaba a los gobiernos a mantener políticas restrictivas en un contexto de recesión, reforzando así la depresión.

Salidas: ¿Por qué los países se recuperaron de la crisis? ¿Por qué unos más rápido que otros?

La recuperación de la Gran Depresión no fue simultánea ni homogénea. Los países que salieron antes del patrón oro y aplicaron políticas expansivas lograron recuperarse antes. En cambio, aquellos que mantuvieron políticas ortodoxas basadas en la estabilidad presupuestaria y la defensa del oro sufrieron recesiones más largas y profundas.

En Estados Unidos, la respuesta inicial de la administración Hoover fue mantener el patrón oro y aplicar políticas ortodoxas. Esto agravó la situación: la renta nacional cayó un 50 %, los ingresos agrícolas un 70 % y el paro alcanzó el 25 %. No fue hasta la llegada de Franklin D. Roosevelt y el New Deal, en 1933, que se produjo un cambio de rumbo. Se abandonó el patrón oro, se devaluó el dólar, se reformó el sistema financiero (Glass-Steagall Act), se compraron excedentes agrícolas, se impulsaron programas de empleo público y se aprobaron leyes como la Social Security Act. Estos cambios permitieron una mejora gradual, aunque los niveles de 1929 no se recuperarían completamente hasta la Segunda Guerra Mundial.

El Reino Unido vivió una recesión más suave y una recuperación más rápida. Su sistema bancario era más sólido, y abandonó el patrón oro ya en 1931, lo que le permitió devaluar la libra y ganar competitividad. Además, adoptó medidas proteccionistas moderadas y reforzó el comercio dentro de la Commonwealth. Su política fiscal fue más flexible que la de otros países europeos, lo que contribuyó a la recuperación.

En Francia, la crisis fue inicialmente más suave, gracias a sus reservas de oro y a un sistema financiero menos expuesto. Sin embargo, su mantenimiento del patrón oro hasta 1936 dificultó la recuperación. A esto se sumó una elevada inestabilidad política, y las políticas del Frente Popular —que incrementaron los salarios y los costes laborales— generaron desconfianza entre los inversores. El resultado fue una recuperación lenta y frágil.

Alemania, por su parte, sufrió una crisis muy intensa. Dependía del capital estadounidense y tenía que cumplir con las reparaciones de guerra, lo que limitaba su margen de maniobra. Entre 1930 y 1932 se aplicó una política de austeridad fiscal (el llamado “error Brüning”) que agravó el colapso económico y social. Sin embargo, tras la llegada de los Nazis al poder, Alemania repudió las reparaciones, abandonó el patrón oro de facto y adoptó una política económica expansiva. Se impulsaron grandes programas de empleo, obras públicas, el rearme y una fuerte intervención estatal en la economía. Estas medidas permitieron una recuperación rápida, aunque basada en un modelo insostenible a largo plazo, que solo podía mantenerse con expansión territorial, lo que condujo en última instancia a la Segunda Guerra Mundial.

En conclusión, la Gran Depresión fue el resultado de desequilibrios estructurales, errores de política económica y rigideces del sistema monetario internacional. La recuperación mostró la eficacia de las políticas expansivas frente a la ortodoxia económica. Esta crisis dejó profundas lecciones para la gestión de la economía, y marcó el inicio de un nuevo enfoque en política económica que influiría decisivamente en el diseño del orden económico posterior.

Consecuencias Económicas de la Segunda Guerra Mundial y el Nuevo Orden Internacional

La Segunda Guerra Mundial tuvo un impacto económico devastador, especialmente en Europa. La movilización de recursos humanos y materiales fue de una magnitud sin precedentes, y la destrucción de infraestructuras industriales, urbanas y de transporte dejó a muchos países en una situación crítica.

Uno de los problemas centrales en la posguerra fue el “dólar gap”: los países europeos necesitaban importar materias primas para reactivar su producción, pero no disponían de suficientes dólares para pagarlas. Al mismo tiempo, sin producción no podían exportar, y por tanto no podían obtener divisas. Esta situación bloqueaba cualquier posibilidad de recuperación autónoma.

La solución vino de la mano del European Recovery Plan (Plan Marshall, 1948-1952). Este programa consistió en una transferencia directa de bienes desde Estados Unidos a Europa, con supervisión constante. Su objetivo era desbloquear la economía europea y evitar el colapso económico.

  • El Plan Marshall representó el 2% del PIB estadounidense durante los años de aplicación.
  • Las ayudas se distribuyeron principalmente en:
    • Materias primas (33%)
    • Alimentos y fertilizantes (29%)
    • Energía (16%)
    • Maquinaria y bienes de equipo (17%)

Además de facilitar la recuperación, el Plan Marshall impulsó la cooperación entre países europeos, sentando las bases de la futura integración:

  • En 1950 se creó la Unión Europea de Pagos, para facilitar las transacciones comerciales mediante compensaciones multilaterales.
  • En 1951 nació la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), un mercado común de materias primas clave entre Francia, Alemania y el BENELUX, considerada el embrión de la futura Unión Europea.

Paralelamente, se reorganizó el sistema monetario internacional en la Conferencia de Bretton Woods (1944), con el objetivo de evitar las inestabilidades del período de entreguerras.

  • Se estableció un nuevo sistema basado en la paridad dólar-oro: el dólar pasó a ser la moneda de reserva internacional, convertible en oro a razón de 35 $ por onza, mientras que el resto de monedas fijaban su valor respecto al dólar.
  • Se crearon dos instituciones clave:
    • FMI (Fondo Monetario Internacional): para garantizar la estabilidad cambiaria y ayudar a países con dificultades temporales en su balanza de pagos.
    • Banco Mundial: para financiar a largo plazo infraestructuras y proyectos de desarrollo en países atrasados.

En resumen, la Segunda Guerra Mundial dejó una Europa devastada y dependiente del apoyo exterior. El Plan Marshall, junto con el nuevo orden internacional de Bretton Woods, permitió iniciar un proceso de reconstrucción y cooperación que sentó las bases para el crecimiento económico sostenido de las décadas siguientes.

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