La Independencia de Estados Unidos y su Constitución
La Declaración de Independencia (1776)
En 1776, Gran Bretaña envió a América tropas bien equipadas para sofocar la rebelión. Como respuesta a esta represión, el Congreso de Filadelfia, el 4 de julio de 1776, declaró solemnemente la independencia de los Estados Unidos de América. Los representantes de la nueva República iniciaron inmediatamente negociaciones para obtener el apoyo de Francia.
Desarrollo de la Guerra y la Paz de Versalles (1783)
A finales de 1776, Washington detuvo el avance inglés en Nueva Jersey. Destaca, sobre todo, la primera gran victoria del ejército continental, dirigido por Washington, en Saratoga en 1777. Posteriormente, la intervención francesa, especialmente en las Antillas y gracias a su dominio del mar, permitió cercar al ejército británico del Sur y forzar su capitulación en 1781 en Yorktown, lo que puso fin a las acciones bélicas.
La Paz de Versalles, firmada el 3 de septiembre de 1783, puso fin al conflicto. Aunque consolidó la independencia americana, sus términos fueron percibidos como poco favorables para algunos de los países que habían apoyado la causa estadounidense.
La Constitución de 1787
En 1787, cincuenta y cinco representantes de las antiguas colonias se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Esta Constitución, inspirada en los principios de igualdad y libertad, se configuró como la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo político, estableciendo un régimen republicano y democrático.
El Consulado Napoleónico: Consolidación y Reformas
Durante el Consulado, Napoleón inició una importante labor pacificadora, concretada con la Paz de Lunéville con Austria en 1801 y la Paz de Amiens con Gran Bretaña en 1802. De igual carácter pacificador fue el Concordato con la Santa Sede de 1801, mediante el cual el Papa Pío VII aceptaba la secularización de los bienes de la Iglesia y el gobierno del primer cónsul, además de mantener los Estados Pontificios. A cambio, Napoleón reconocía al catolicismo como la religión mayoritaria de los franceses y se comprometía a mantener económicamente al clero y el culto. En política interior, destaca la creación del Código Civil de 1804, que aunaba la legislación basada en el Derecho romano con los principios fundamentales de la Revolución Francesa.
Orígenes de la Revolución Francesa
El Malestar Revolucionario
El siglo XVIII fue testigo de un aumento constante de la población francesa. Esto, sumado a la disminución de las crisis de subsistencias (reducción de la mortalidad catastrófica) y una natalidad que se mantenía alta (a pesar de un descenso entre la aristocracia), generó nuevas presiones. En cuanto a los precios, el aumento de la población impulsó la demanda, lo que, en ausencia de un mercado nacional integrado, provocó un incremento generalizado de los precios. Sin embargo, el factor que más contribuyó al estallido de la revolución fue la carestía de cereales y la consiguiente subida de sus precios en los años inmediatamente anteriores a 1789.
La monarquía francesa se enfrentó al inmovilismo político de los estamentos privilegiados, que se oponían a cualquier reforma fiscal necesaria para sanear la Hacienda real, agobiada por los gastos de la Corte y la costosa Guerra de Independencia Americana. Los intentos sucesivos de ministros de Hacienda como Turgot, Necker, Brienne y Calonne fracasaron rotundamente debido a la férrea oposición de los privilegiados a pagar impuestos. En este contexto, dos hechos relevantes se produjeron en 1778: la ayuda de Francia a las colonias norteamericanas y un descenso generalizado de los precios agrícolas y ganaderos, que, aunque complejo en sus efectos, añadió otra capa de inestabilidad económica. No obstante, el problema fundamental siguió siendo la política fiscal. Desde 1781, la publicación del Compte rendu de Necker expuso al pueblo francés la magnitud de los gastos de la Hacienda real, lo que contribuyó significativamente al estado de crispación social previo a la revolución.
El Pensamiento Ilustrado
El Pensamiento Ilustrado, impulsado por filósofos e intelectuales, puso en entredicho las bases de la sociedad de la época mediante el uso de la razón. Figuras como Voltaire, Montesquieu o Rousseau, junto a otros pensadores, configuraron un nuevo marco de ideas que representaba una ruptura radical con el Antiguo Régimen. Este nuevo ideario se caracterizó principalmente por:
- El ataque constante a la Iglesia Católica y la intolerancia religiosa que esta representaba.
- La formulación de la teoría del Contrato Social.
Principales Grupos Políticos de la Revolución Francesa
Durante la Revolución Francesa, surgieron diversos grupos políticos con ideologías y objetivos distintos:
- Monárquicos: Defensores de la monarquía, con facciones como:
- Realistas: Partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen.
- Constitucionalistas: Partidarios de una monarquía parlamentaria.
- Girondinos: Los más moderados de los republicanos. Representaban a la alta burguesía comercial, eran conservadores y defendían la propiedad privada. Consideraban que la revolución debía extenderse por Europa.
- Jacobinos o Montañeses: Los más exaltados y radicales. Representaban a la burguesía media y a las clases populares (sans-culottes). Entre sus líderes más prominentes se encontraba Robespierre.