La Guerra Hispano-Estadounidense: Causas, Desarrollo y Consecuencias del 98

Clasificación del Documento

El texto tiene una naturaleza político-jurídica y, puesto que está extraído de la fuente original, se trata de una fuente primaria. Sus autores son las personas que diplomáticamente representan a los países implicados en el conflicto y quienes se han encargado de resolverlo por la vía diplomática. Está destinado al pueblo español, cubano y los ciudadanos de EE.UU., así como al resto de los estados a quienes se les informa de una modificación en la soberanía de una serie de territorios. Se escribió en el contexto histórico del fin de la guerra entre España y EE.UU. (1898), cuando en España gobernaba la regente María Cristina y como presidente Sagasta en el Partido Liberal.

Estructura del Tratado de París (1898)

Podríamos dividir el texto en cuatro partes:

  • En la primera parte, España renuncia a la soberanía de Cuba y Cuba pasa a ser un protectorado de EE.UU.
  • En la segunda parte, España cede a EE.UU. la isla de Guam y Puerto Rico.
  • En la tercera parte, España cede a EE.UU. el archipiélago de Filipinas por 20.000.000 $.
  • Y en la cuarta parte, se habla de la liberación de los prisioneros de ambos bandos.

Contexto Histórico y Desarrollo del Conflicto de 1898

Antecedentes y Causas

En febrero de 1895 se produjo un movimiento independentista en Cuba que pronto se convirtió en insurrección en toda la isla contra la metrópoli. En 1896 sucedía lo mismo en Filipinas. En diciembre de 1898, España, tras una derrota militar, perdía Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Como consecuencia de la pérdida de los restos del imperio colonial, se desencadenó una crisis nacional ante la desmoralización, el escándalo y la debilidad militar y política demostrada por el gobierno de la Restauración. Al conjunto de estos acontecimientos se le ha dado el nombre de “Desastre del 98”.

Las principales causas del conflicto cubano fueron:

  • La maduración del movimiento independentista indígena, ya muy avanzado y bajo el liderazgo de Antonio Maceo y José Martí.
  • Los errores cometidos por el gobierno español, que fue retrasando la concesión de autonomía prometida en la Paz de Zanjón y eludió un control real sobre los abusos que padecían los trabajadores indígenas. Además, los distintos gobiernos se dejaron presionar por los grupos con intereses coloniales, que se oponían a cualquier cambio que pudiera reducir sus ganancias.
  • El respaldo norteamericano a los insurgentes. Los políticos estadounidenses eran partidarios de la independencia cubana, porque significaba el abandono por los europeos de la última colonia y la posibilidad de explotar la riqueza de la isla. Las compañías azucareras y la opinión pública respaldaban ese punto de vista. El apoyo fue primero diplomático y, a partir de 1891, cuando la ley de aranceles prohibió a los cubanos el comercio libre, se convirtió en apoyo y presión a favor de la insurrección.

Desarrollo de la Guerra

El desarrollo del conflicto comenzó tras la respuesta independentista que se inició en febrero de 1895 (El Grito de Baire), liderada por José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez, extendiéndose rápidamente a toda la isla. El gobierno liberal intentó una política de negociación enviando a Martínez Campos, pero fracasó. Fue sustituido por Valeriano Weyler, que llegó a la isla para emplear métodos más contundentes.

A la ofensiva se le sumó la concentración de los campesinos en aldeas cerradas, evitando así que ayudaran a las tropas insurrectas. La dificultosa asistencia médica y acceso a alimentos provocó una elevada mortalidad tanto entre campesinos como en el ejército. Tras el asesinato de Cánovas, el nuevo gobierno liberal probó una nueva estrategia de conciliación, relevando a Weyler del mando y concediendo a Cuba un proyecto de autonomía, con gobierno propio, parlamento y los mismos derechos peninsulares. Fue entonces cuando EE.UU. decidió intervenir. La opinión pública presionaba a favor de la guerra. La explosión del acorazado estadounidense Maine, anclado en el puerto de La Habana, propició el estallido de la guerra el 15 de febrero de 1898. Los EE.UU. atribuyeron toda la responsabilidad del incidente a España, a quien correspondía garantizar la seguridad en el puerto. A continuación, el gobierno americano propuso la compra de la isla y lanzó un ultimátum que amenazaba con la guerra si en tres días España no renunciaba a la soberanía de la isla, para evitar su negativa.

Desde el punto de vista de dirigentes políticos y militares españoles, el enfrentamiento era inevitable, ya que se trataba de una cuestión de prestigio. El desarrollo de las operaciones fue rápido y contundente. La superioridad material y técnica norteamericana era enorme. La flota española, tras permanecer sitiada en Santiago, fue derrotada.

En Filipinas, la rebelión fue frenada parcialmente cuando España ejecutó al líder independentista José Rizal, pero más tarde la flota norteamericana acudió en ayuda de los insurrectos, destrozando la flota española.

El Tratado de París y el Fin del Imperio

Ante las aplastantes derrotas en Cuba y Filipinas, España tuvo que pedir un armisticio y en diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París, por el que España renunciaba a Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Al año siguiente, con la venta de las Marianas, Carolinas y Palaos a Alemania, se liquida el Imperio español, a excepción de los territorios africanos.

Consecuencias del Desastre del 98

Las consecuencias del desastre colonial fueron enormes. Las consecuencias humanas fueron devastadoras; se estima que murieron 60.000 soldados españoles. A las clases populares apenas les importó la pérdida de las colonias y poco a poco se creó entre ellos un rechazo hacia la participación en las guerras. Entre la élite intelectual o política sí se produjo un sentimiento de desmoralización ante la pérdida colonial.

Entre las consecuencias económicas, destaca que España quedó privada de los impuestos de las colonias.

En cuanto a las consecuencias políticas, tanto el Partido Conservador como el Partido Liberal se vieron desgastados por los hechos, pero el desgaste fue mayor en el Partido Liberal de Sagasta, ya que es el que se encontraba en el poder cuando se produjo la pérdida de las colonias. A nivel militar, hubo una crisis debido a la dureza de la derrota y a las críticas hacia los militares de algunos sectores sociales.

Repercutió también en la ideología, surgiendo una serie de críticas tanto hacia el funcionamiento del sistema de la Restauración como a la propia mentalidad derrotista y conformista del país. Destacan los regeneracionistas, quienes criticaban el aislamiento del cuerpo electoral del país, la corrupción de los partidos políticos, el caciquismo y el atraso económico y social de España respecto a los países europeos más avanzados. Como solución, proponían la limpieza del sistema electoral, la dignificación de la vida parlamentaria, la reforma educativa y ayudas sociales. Eran partidarios de una acción encaminada al bien común y no a los intereses políticos de la oligarquía. Entre los regeneracionistas, destacó Joaquín Costa.

Importancia y Valoración del Tratado

El texto tiene una gran importancia, ya que recoge los acuerdos diplomáticos entre Estados Unidos y España para poner fin al conflicto que les enfrentaba por la isla de Cuba. Dada la rápida derrota de España, el acuerdo responde a los intereses norteamericanos. Las consecuencias fueron sobre todo morales, ya que esta derrota suponía la pérdida de las últimas colonias del Imperio español donde el sol, decían, no se ponía.

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