La Baja Edad Media en los Reinos Peninsulares: Transformaciones y Desafíos (Siglos XIV-XV)

Reinos Peninsulares en la Baja Edad Media: Características y Expansión (Siglos XIV-XV)

La Baja Edad Media comprende los siglos XIV y XV, los últimos del Medievo, que presentan características propias tanto en Europa como en España. Una vez superado el siglo XIII, el proceso de Reconquista estaba muy avanzado y los reinos peninsulares, perfectamente definidos. Portugal había concluido su Reconquista, mientras que Navarra, que en su momento fue expansiva, quedó encajonada entre Castilla y Aragón. La Corona de Castilla se consolidó como uno de los reinos más poderosos del panorama peninsular.

Los principales reinos peninsulares experimentaron durante la Baja Edad Media una expansión territorial fuera de sus fronteras, probablemente debido a la inercia del proceso conquistador de siglos anteriores. Así, Portugal se volcó en su expansión por las costas de África y el Atlántico, dominando los archipiélagos de Madeira y Azores. La Corona de Castilla, tras la conquista de Tarifa y Algeciras, aseguró el control del Estrecho de Gibraltar y se dispuso a extenderse por el Atlántico. Castilla entró en conflicto con Portugal por la expansión atlántica, hasta que, durante el reinado de los Reyes Católicos, se acordó la delimitación de sus respectivas zonas de influencia. La Corona de Aragón, por su parte, se expandió por el Mediterráneo, donde sus intereses económicos, comerciales y políticos dependían de la compleja situación de Italia y el Mediterráneo occidental.

Tensiones y Conflictos entre los Reinos Peninsulares

Las tensiones entre los reinos peninsulares también estuvieron presentes en este periodo. Ya se han mencionado las existentes entre Portugal y Castilla a raíz de su expansión atlántica. El candidato portugués, Juan I (Joao I), derrotó a las fuerzas castellanas en la Batalla de Aljubarrota (1385), una victoria que, para los portugueses, simbolizaría en los siglos venideros el rechazo a las amenazas castellanas. Entre las Coronas de Castilla y Aragón, los conflictos fueron menores y se centraron principalmente en las fronteras compartidas.

Crisis Demográfica: La Peste Negra y sus Consecuencias

Desde el punto de vista demográfico, la Baja Edad Media se caracterizó por una profunda crisis, provocada principalmente por la Peste Negra. Sin embargo, la catastrófica mortalidad de la gran Peste Negra no fue el único factor; el siglo XIV también se caracterizó por hambrunas recurrentes, producto de años consecutivos de malas cosechas, así como por guerras y conflictos constantes. Además, nuevas epidemias o brotes de peste, aunque no tan devastadores como el de mediados del siglo XIV, se sucedieron cada diez o quince años. En el siglo XV, esta crisis demográfica comenzó a superarse, y hacia finales de la centuria, la recuperación ya se había consolidado, anunciando el crecimiento demográfico de los inicios de la Edad Moderna.

La Economía Bajomedieval: Agricultura, Ganadería y Comercio

La economía se basaba en una agricultura de escasa productividad, con técnicas rudimentarias y centrada en los productos mediterráneos tradicionales. La actividad ganadera fue especialmente importante en Castilla, donde la Mesta gozaba de grandes privilegios. El comercio exterior de Castilla también comenzó a desarrollarse, especialmente en la Baja Andalucía. La actividad manufacturera estaba organizada, como es sabido, desde el siglo XII por los gremios. La gran crisis demográfica del siglo XIV tuvo importantes repercusiones económicas.

Transformaciones Políticas y Dinásticas

Los cambios políticos experimentados en este periodo en todos los reinos fueron significativos. En primer lugar, se produjo un cambio de dinastías reinantes. Navarra experimentó diversos cambios dinásticos, pero durante la Baja Edad Media permaneció bajo la órbita de Francia. En Portugal, Juan I (Joao I) inauguró la dinastía de Avis. En las Coronas de Castilla y Aragón, finalmente reinaría una misma dinastía: los Trastámara. Pedro I el Cruel se enfrentó en una guerra civil contra su hermanastro Enrique de Trastámara. El primero fue apoyado por Inglaterra y el segundo por Francia, potencias que, a su vez, estaban enfrentadas en la Guerra de los Cien Años. Las Cortes de los reinos que formaban la Corona de Aragón se reunieron en Caspe y decidieron quién debía ocupar el trono: Fernando de Trastámara (Fernando I). A esta solución pactada en las Cortes se le conoce como el Compromiso de Caspe (1412).

Los monarcas medievales, aunque teóricamente se encontraban en la cúspide del sistema de vasallaje, no siempre ostentaban el mismo nivel de poder. Durante estos siglos, hubo monarcas que intentaron reforzar su autoridad frente a la nobleza o las Cortes. Por otro lado, los reyes necesitaban el apoyo de las Cortes. Esta institución, que representaba a los diversos estamentos sociales, había surgido en los siglos inmediatamente anteriores. Normalmente, los monarcas solicitaban de ellas subsidios o apoyos económicos extraordinarios. En la Corona de Castilla, los reyes controlaban más fácilmente las únicas Cortes, mientras que en la Corona de Aragón existían Cortes por cada uno de los reinos que la componían y, además, funcionaban bajo el principio del «pactismo», por el cual el monarca no podía ejercer su plena voluntad en ellas.

Sociedad y Cultura en la Baja Edad Media

La Baja Edad Media fue una época de significativos conflictos sociales. La nobleza presionó con impuestos a la población campesina, que ya sufría la crisis económica y demográfica, además de la presión de sus señores. Esto explica dos revueltas importantes. La primera fueron las denominadas Guerras Irmandiñas, aunque finalmente el movimiento fue reprimido.

La sociedad bajomedieval contaba con dos minorías significativas: los mudéjares, musulmanes a quienes se les había permitido permanecer en los territorios reconquistados, y los judíos. El odio hacia los judíos por parte de la población mayoritaria cristiana se tradujo en persecuciones y asaltos a las juderías (conocidos como pogromos).

Desde un punto de vista cultural, la Baja Edad Media fue la época del florecimiento del arte Gótico y la construcción de numerosas catedrales. Las lenguas romances, nacidas siglos atrás, estaban plenamente consolidadas y se utilizaban en la administración y la justicia. Las universidades estaban afianzadas y su enseñanza utilizaba el latín como lengua de comunicación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *