La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el que puso fin al régimen de la Restauración. Este acontecimiento marcó el inicio de un período de dictadura militar en España. El sistema de la Restauración, donde los partidos se turnaban el poder pacíficamente, se encontraba en una profunda crisis institucional que, a medida que pasaba el tiempo, acentuaba el descontento en el ejército, lo que se conocía como «ruido de sables».
Causas y Justificación del Golpe de Estado
El golpe de Estado se produjo un año después del ascenso de Mussolini al poder en Italia, en un contexto internacional marcado por la desconfianza hacia los sistemas parlamentarios. Entre las razones que desembocaron en el golpe, podemos destacar:
- El impacto de la Revolución Bolchevique y la Primera Guerra Mundial, que generaron un clima de inestabilidad y temor a la revolución social.
- La conflictividad social impulsada por el sindicalismo obrero, especialmente la CNT, que provocó violentos enfrentamientos y derivó en un período conocido como pistolerismo.
- El auge de los nacionalismos periféricos (catalán, vasco y gallego), que era percibido por el ejército como una amenaza a la unidad de España.
- El desastre de Annual (1921) en la guerra de Marruecos, que generó un profundo malestar en el ejército y en la opinión pública, y cuyas responsabilidades se investigaban en el Expediente Picasso, que salpicaba a altos mandos militares e incluso al rey Alfonso XIII.
El Establecimiento de la Dictadura
La comisión del Congreso que investigaba el Expediente Picasso debía presentar sus conclusiones el 1 de octubre de 1923. Para evitarlo, Miguel Primo de Rivera se sublevó la noche del 12 al 13 de septiembre con el apoyo del rey Alfonso XIII. Primo de Rivera exigió la disolución inmediata del gobierno y la entrega del poder a los militares. Con esta sublevación, declaró el estado de guerra, disolvió las Cortes e ilegalizó los partidos políticos. Aunque inicialmente se presentó como una solución temporal, en realidad buscaba frenar cualquier reforma democratizadora.
Apoyos y Oposición Inicial
El golpe tuvo una buena acogida inicial, aunque este apoyo fue disminuyendo con el paso del tiempo. Siempre contó con el respaldo del ejército, la monarquía y parte de las clases medias y la oligarquía. Además, buscó el amparo de las masas de trabajadores no politizadas.
La oposición surgió principalmente entre las clases medias urbanas, estudiantes e intelectuales. El régimen tuvo que hacer frente a la oposición de los nacionalismos (gallegos, vascos y, sobre todo, catalanes), contra los que fue cada vez más represivo, lo que llevó a muchos de sus representantes a abrazar el republicanismo.
Dentro del movimiento obrero, la CNT y los comunistas vieron la dictadura como una amenaza directa. Sin embargo, el PSOE y la UGT adoptaron una actitud expectante y de colaboración táctica con el régimen, participando en sus estructuras corporativas.
Supuestamente, el régimen primorriverista iba a ser una solución transitoria de 90 días, pero se prolongó durante seis años y cuatro meses, dividiéndose en dos etapas: el Directorio Militar y el Directorio Civil.
El Directorio Militar (1923-1925)
En esta primera fase, Primo de Rivera se erigió como ministro único, contando con el apoyo y asesoramiento de ocho generales de brigada y un contralmirante. Durante el Directorio Militar, se destituyeron las autoridades civiles, que fueron sustituidas por militares. Sus principales objetivos fueron:
1. Establecimiento de la paz social y el orden público
Se mantuvo el estado de guerra, lo que suponía la suspensión de la Constitución de 1876, la disolución del Congreso y el Senado, y la atribución a la jurisdicción militar de los delitos políticos.
2. Desarraigo del caciquismo
Para ello, se investigaron casos de corrupción, se promulgaron nuevos estatutos municipales y provinciales y se disolvieron las diputaciones provinciales en enero de 1924, a excepción de las del País Vasco y Navarra.
3. Creación de la Unión Patriótica
Se creó un nuevo partido gubernamental llamado la Unión Patriótica, cuyos principales afiliados provenían de la antigua oligarquía caciquil, el carlismo, la oligarquía agricultora y los sectores católicos. Este partido sirvió al régimen para hacer propaganda de la dictadura y difundir su ideología derechista. Sus líneas ideológicas principales fueron:
- La defensa de la religión católica.
- El rechazo a la democracia liberal.
- Un nacionalismo español centralista y antirregionalista.
Su lema era «Patria, Religión y Monarquía».
4. Reforzamiento del nacionalismo español y lucha contra el separatismo
Esta política se aplicó con especial dureza en Cataluña, donde se prohibió izar la bandera catalana (la senyera) y entonar su himno (Els Segadors), además de restringir el uso del catalán en actos oficiales.
5. Resolución del problema de Marruecos
La acción más importante de Primo de Rivera fue la resolución del conflicto en Marruecos. El líder rifeño Abd el-Krim intentó atacar el protectorado francés, lo que propició una acción militar conjunta hispano-francesa. En 1925, España y Francia lograron vencer a las tropas de Abd el-Krim gracias al exitoso Desembarco de Alhucemas, la primera operación conjunta de fuerzas de armada, aire y tierra bajo un único mando en la historia militar.
El Directorio Civil (1925-1930)
Con el problema de Marruecos resuelto, se intentó iniciar una fase de institucionalización del régimen. Para ello, el 3 de diciembre de 1925 se llevó a cabo una remodelación del gabinete, incluyendo a civiles en el gobierno. La actuación política se centró en tres ámbitos:
Política económica
Se desarrolló un nacionalismo económico intervencionista, favorecido por la prosperidad económica internacional de los años veinte (los «felices años 20»). Se crearon monopolios estatales como CAMPSA (petróleo) o Telefónica. Sin embargo, el intento de introducir un impuesto global sobre la renta provocó el rechazo de los sectores más conservadores.
Obras públicas
Se presentaron ambiciosos proyectos para construir carreteras, se mejoró la red ferroviaria y se puso en práctica una política hidráulica con la creación de las confederaciones hidrográficas y la construcción de embalses. Estas medidas contribuyeron a reducir el paro.
Política laboral
Se creó la Organización Corporativa Nacional, que establecía comités paritarios para resolver conflictos entre obreros y patronos, con la participación de la UGT. Esta política buscaba la paz social a través de la intervención del Estado en las relaciones laborales.
A pesar de estos esfuerzos, la dictadura fracasó en su intento de institucionalizarse. No tenía un proyecto político firme y claro, y con el tiempo demostró su decadencia y la falta de apoyos sólidos.
La Oposición al Régimen y la Caída de la Dictadura
La oposición al régimen fue creciendo con el tiempo:
- Los republicanos se organizaron en torno a la Alianza Republicana.
- Los anarquistas, integrados en la CNT, se dividieron entre un sector dialogante y otro más violento, partidario de la acción directa.
- Hubo intentos de golpes de Estado, como la «Sanjuanada» en 1926.
- Los estudiantes universitarios iniciaron protestas, especialmente contra la concesión de validez a los títulos de universidades privadas religiosas.
- Finalmente, el PSOE abandonó su postura colaboracionista y se declaró a favor de la República.
La caída de Primo de Rivera y la ‘Dictablanda’
Ante la creciente oposición y la pérdida de confianza del rey y de parte del ejército, Primo de Rivera dudó sobre su continuidad. Preguntó a los capitanes generales qué debía hacer, pero al no recibir un apoyo explícito, dimitió el 28 de enero de 1930 y se exilió en París, donde murió el 16 de marzo de ese mismo año.
Para sustituirlo, Alfonso XIII encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer. Su mandato, conocido popularmente como la «Dictablanda», intentó una lenta y fallida vuelta a la normalidad constitucional. La lentitud de Berenguer y la pervivencia del caciquismo causaron el deterioro definitivo del sistema monárquico.
El Pacto de San Sebastián y el fin de la Monarquía
En este contexto, republicanos, socialistas y regionalistas catalanes firmaron el Pacto de San Sebastián el 17 de agosto de 1930. En él, acordaron una estrategia común para poner fin a la monarquía y crearon un comité revolucionario encabezado por Niceto Alcalá-Zamora.
Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931, formándose un nuevo gobierno dirigido por el almirante Juan Bautista Aznar. Este convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, planteándolas como un plebiscito sobre la monarquía. La victoria de la coalición republicano-socialista en las grandes ciudades fue interpretada como un rechazo popular a Alfonso XIII. Ante el resultado, el rey aceptó la decisión popular, abandonó España y el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República.
