La España del Siglo XVIII: El Establecimiento de los Borbones y las Reformas Ilustradas

La Guerra de Sucesión Española (1700-1713)

Carlos II, rey entre 1665 y 1700, que no obtuvo descendencia, legó en su testamento todos sus reinos a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, con la condición de que estos permanecieran unidos bajo una misma corona. El temor de Inglaterra, Austria y Holanda a la formación de un gran bloque hispano-francés, provocó la Guerra de Sucesión Española (1700-1713), conflicto que determinó el cambio dinástico (puso fin a la dinastía de los Austrias e inició el reinado de los Borbones) y el ocaso de la hegemonía española en Europa.

Al final del conflicto, España se reducía, según el historiador Domínguez Ortiz, a “un binomio bien definido: España y sus colonias”. El conflicto tuvo una doble perspectiva: europea y civil. En Europa, el ascenso de Felipe V al trono español confirmaba la hegemonía francesa. En España, este rey representaba el modelo centralista francés, apoyado en la Corona de Castilla, mientras que el archiduque Carlos personificaba el modelo foralista, apoyado en la Corona de Aragón y, especialmente, en Cataluña.

La guerra terminó con el triunfo de Felipe V. Junto a victorias militares clave como Villaviciosa y Almansa, un acontecimiento internacional fue crucial para entender el desenlace: Carlos heredó en 1711 el Sacro Imperio Romano Germánico; sus aliadas, Gran Bretaña y Holanda, temieron la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca.

El Tratado de Utrecht (1713)

La guerra concluyó con la firma del Tratado de Utrecht (1713), que estableció las siguientes condiciones:

  • Reconocimiento dinástico: Felipe V fue reconocido por las potencias europeas como rey de España, pero a cambio debió renunciar a cualquier derecho a la corona francesa. Con él comenzaba la dinastía Borbón en España.
  • Pérdidas territoriales en Europa: Los Países Bajos españoles y los territorios italianos (Nápoles y Cerdeña) pasaron a Austria. El reino de Saboya se anexionó Sicilia.
  • Concesiones a Gran Bretaña: Gran Bretaña obtuvo Gibraltar, Menorca, el navío de permiso (derecho a comerciar con las Indias españolas) y el asiento de negros (permiso para comerciar esclavos en las Indias).

La Política Exterior Borbónica: El Revisionismo y los Pactos de Familia

La política exterior, de carácter revisionista, de los primeros Borbones consistió en recuperar los territorios perdidos en Utrecht, sostener los derechos al trono francés y reafirmar el dominio en América. Por ello, España se alió a Francia a través de los Pactos de Familia, dirigidos principalmente contra Austria, Gran Bretaña y Portugal.

  • Primer Pacto de Familia (1733): España intervino junto a Francia en la Guerra de Sucesión de Polonia, lo que supuso la adjudicación de la corona de Nápoles y Sicilia para el infante don Carlos (primer hijo del segundo matrimonio de Felipe V, con Isabel de Farnesio).
  • Segundo Pacto de Familia (1743): Implicó la entrada de España en la Guerra de Sucesión de Austria, en la que se reconoció soberano de Parma, Plasencia y Guastalla al segundo hijo, el infante don Felipe.

El reinado de Fernando VI (1746-1759) se caracterizó por el principio de neutralidad.

La Política Exterior de Carlos III

La presión ejercida por Gran Bretaña sobre las flotas españolas en América, el contrabando y la amenaza de expansión por el Caribe, obligó a Carlos III (1759-1788) a abandonar la neutralidad y a firmar en 1761 el Tercer Pacto de Familia, en el contexto de la Guerra de los Siete Años. La Paz de París (1763) puso fin a la guerra y confirmó el predominio británico (España cedió La Florida a Reino Unido).

En 1779 se renovó el Tercer Pacto en el contexto de la Guerra de Independencia de Norteamérica (1776-1783). Tras la derrota de Gran Bretaña, España recuperó La Florida y Menorca, pero no Gibraltar.

La Nueva Monarquía Borbónica: Modelo de Estado y Reformas Centralizadoras

La llegada de los Borbones propició importantes cambios en la estructura del Estado, introducidos esencialmente durante el reinado de Felipe V (1700-1746). A este le sucedieron Fernando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808). Las medidas centralizadoras, siguiendo la tradición francesa de la Monarquía Absoluta, tenían el objetivo de hacer más eficaz la maquinaria del Estado.

Los Decretos de Nueva Planta y la Administración Territorial

Se adoptaron novedades importantes en la organización del Estado:

  • Decretos de Nueva Planta: Supusieron la abolición de los fueros e instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón (1707 Aragón y Valencia, 1715 Mallorca, 1716 Cataluña). Los fueros de las provincias vascas y Navarra se mantuvieron, ya que apoyaron a Felipe V durante la Guerra de Sucesión.
  • Nuevo modelo de administración territorial: Se basó en la división del territorio en provincias. Los Virreyes fueron sustituidos por los Capitanes Generales como gobernadores políticos. Las Reales Audiencias se mantuvieron para las cuestiones judiciales. Siguiendo el modelo francés, se creó la figura de los Intendentes, funcionarios encargados de las cuestiones económicas.

Reforma de la Administración Central y Regalismo

  • Administración Central: La nueva dinastía consolidó el establecimiento de una plena monarquía absoluta. Se suprimieron todos los Consejos, exceptuando el Consejo de Castilla, que se convirtió en el gran órgano asesor del rey.
  • Secretarías de Despacho: Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina, Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los ministerios. En 1787 se estableció la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros.
  • Política Regalista: La nueva dinastía intensificó la política regalista, buscando la supremacía de la Corona (poder civil) sobre la Iglesia. Las dos medidas principales fueron el establecimiento de un mayor control sobre la Inquisición y la expulsión de la Compañía de Jesús (1767).
  • Reforma de la Hacienda: Hubo intentos, ineficaces, de reformar la Hacienda. Se trató de unificar y racionalizar el sistema de impuestos, para lo cual se llevó a cabo el Catastro de Ensenada (1749).

Expansión y Transformaciones Económicas en el Siglo XVIII

Felipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759) y Carlos III (1759-1788) realizaron importantes reformas económicas, influidos por las ideas del Mercantilismo, la Fisiocracia y la Ilustración. La importante recuperación demográfica (se pasó de unos 7,5 millones de habitantes a principios del siglo XVIII a 10,5 a finales del mismo) ayudó al desarrollo de la producción al aumentar la demanda.

Fomento de la Agricultura

Fue trascendental el esfuerzo de Olavide y Jovellanos por modernizar la explotación de la tierra, liberándola de las “manos muertas”, así como el interés por colonizar tierras incultas (como en Sierra Morena). Pese a la resistencia de la nobleza (que contaba con importantes latifundios) y de la Iglesia, se introdujeron en Valencia, Murcia o Cataluña sistemas de cultivo intensivo (arroz, legumbres, frutales) y cultivos industriales (lino, cáñamo). El desarrollo de la vid propició una industria muy próspera y en la zona norte se introdujeron nuevos cultivos, como el maíz o la patata. La labor de las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País fue fundamental.

Industria y Comercio

Con el fin de favorecer el mercado interno, se creó una red de infraestructuras para el transporte (Caminos Reales, Canal de Castilla, puentes, puertos…).

  • Industria: Se fomentó con las Reales Fábricas de Manufacturas (paños, sedas, cristal, tapices, armas, tabaco, porcelanas…), aunque con malos resultados económicos al estar enfocadas casi exclusivamente en la Corte y en los Reales Sitios.
  • Comercio: Se combinaron medidas proteccionistas para estimular la producción nacional, en fuerte competencia con Gran Bretaña, y se liberalizó el comercio con América, lo que permitió comerciar con las Indias a cualquier español desde cualquier puerto.

Causas del Despegue Económico de Cataluña

El comercio permitió a la burguesía catalana reunir los capitales necesarios para la revolución industrial de la centuria siguiente. Además, era la región más dinámica y avanzada, con mayor capacidad de orientar su producción al mercado, no solo al autoconsumo.

La Ilustración y el Despotismo Ilustrado de Carlos III

La Ilustración en España se inscribe en el marco general de la Ilustración europea (espíritu crítico, fe en la razón, confianza en la ciencia, afán didáctico; con filósofos como Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Kant…). Los ilustrados constituyeron una minoría culta interesada en la reactivación de la economía, en las ideas del liberalismo y en la educación. Realizaron una crítica moderada de algunos aspectos de la realidad social del país, aunque en general no apoyaron planteamientos revolucionarios. Este afán reformista les llevó a chocar con la Iglesia y con gran parte de la aristocracia.

El Apogeo de las Luces y las Reformas de Carlos III

En la primera mitad de siglo se crearon las principales Academias (Lengua, Medicina, Historia y Bellas Artes de San Fernando), instrumentos de difusión de Las Luces, el Jardín Botánico y el Gabinete de Historia Natural.

La Ilustración llegó a su apogeo en el reinado de Carlos III (1759-1788), quien representa el Despotismo Ilustrado en España. Su anterior experiencia como rey de Nápoles (1735-1759) y sus ministros y consejeros ilustrados (Aranda, Floridablanca, Campomanes) le llevaron a emprender numerosas reformas, no siempre bien acogidas por el pueblo (como el Motín de Esquilache, 1766).

Fruto de ese interés por los asuntos económicos y sociales fue la creación de las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País. También se desarrollaron los primeros periódicos y revistas literarias y científicas, y se crearon nuevas instituciones de enseñanza: Reales Estudios de San Isidro, Colegio de Cirugía, Escuela de Mineralogía, Escuela de Ingenieros de Caminos… El desarrollo de las ciencias experimentales fue importante por la labor de científicos como Celestino Mutis.

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