La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht
En 1700, Carlos II muere sin descendencia directa. Los principales candidatos al trono eran Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Francia) y el archiduque Carlos de Habsburgo (hijo del emperador de Austria). El testamento de Carlos II designaba como sucesor al candidato Borbón, quien fue proclamado rey como Felipe V.
Este nombramiento provocó un conflicto en el equilibrio de poder entre las potencias europeas, ya que se fortalecería la influencia borbónica en Europa. Por ello, Gran Bretaña, Portugal y Holanda se mostraron contrarias a esta situación, apoyando al candidato austriaco y generando así un conflicto internacional.
Pero en 1711, con la muerte del emperador de Austria, el trono imperial recayó en el archiduque Carlos. De esta forma, el peligro de desequilibrio europeo lo constituía un Habsburgo en el trono de dos reinos tan importantes (España y el Imperio). Los ingleses y holandeses manifestaron su interés por acabar la guerra y reconocer a Felipe V. La paz se firmó en los Tratados de Utrecht y Rastadt a cambio de importantes concesiones:
- A Austria: El Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña.
- A Gran Bretaña: Gibraltar y Menorca, junto a privilegios comerciales con la América española.
Cambio Dinástico: Los Primeros Borbones y el Absolutismo
La monarquía autoritaria de los Austrias ya había iniciado un proceso de concentración de poder en Castilla. Sus Cortes no se reunían desde 1665 y, desde el siglo XVI, solo lo habían hecho para aprobar impuestos. En cambio, en la Corona de Aragón, y también en Navarra y el País Vasco, se habían conservado instituciones propias con cierto grado de soberanía respecto al poder central.
Al instalarse los Borbones en el trono español a principios del siglo XVIII, impusieron el modelo de absolutismo. En esta fórmula política, el monarca absoluto constituía la encarnación misma del Estado. A él le pertenecía el territorio y de él emanaban las instituciones. Su poder era prácticamente ilimitado, pues era fuente de ley, autoridad máxima del gobierno y cabeza de la justicia. Con esta nueva concepción, los monarcas, secundados por consejeros fieles y competentes, combatieron las pocas limitaciones que aún actuaban sobre las prerrogativas de la Corona, afanándose por fortalecer el poder real.
Reformas en la Organización del Estado: La Monarquía Centralista
Felipe V, mediante los Decretos de la Nueva Planta, impuso la organización político-administrativa de Castilla a los territorios de la Corona de Aragón, que perdieron soberanía y se integraron en un modelo centralista. La Nueva Planta abolió las Cortes de los diferentes reinos, integrándolas en las Cortes de España (Castilla), que se reunirían a petición del rey y para jurar al heredero.
El Consejo de Aragón fue suprimido y el de Castilla asumió sus funciones; ahora los consejos eran órganos meramente consultivos. El monarca se situaba por encima de cualquier institución, y su labor era auxiliada por las Secretarías de Estado y del Despacho. Dichos secretarios eran elegidos por el rey y auxiliados a su vez por funcionarios. Las principales secretarías eran:
- Secretaría de Estado.
- Asuntos Extranjeros.
- Justicia.
- Guerra y Marina.
- Hacienda.
Se reorganizó el territorio eliminando los virreinatos y creando demarcaciones provinciales. El intendente gozaba de amplios poderes y tenía como misión la recaudación de impuestos y la dinamización económica del país.
La Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
Carlos III accedió al trono español al morir su hermanastro Fernando VI sin descendencia directa. Al iniciar su reinado en España, se mostró partidario, como otros monarcas absolutos europeos, de seguir algunas de las ideas de progreso y racionalización ilustradas, siempre que no atentaran contra el poder de la monarquía absoluta. Se inició así la etapa del Despotismo Ilustrado en nuestro país.
Carlos III tuvo que enfrentarse a la fuerte oposición de los grupos privilegiados a su programa de reformas. Así, en 1766 se produjo el Motín de Esquilache, una revuelta de causas complejas en la que se unieron el malestar por la escasez, el elevado precio de los alimentos, el rechazo al excesivo poder de los altos cargos extranjeros y el descontento de los privilegiados.
Carlos III destituyó a Esquilache, paralizó temporalmente las reformas y tomó medidas populares. Los motines cesaron y, ante el control de la situación, el rey se mostró decidido a continuar con las reformas. Carlos III contó con una serie de ministros y colaboradores españoles, entre los que cabe destacar:
- Campomanes.
- Conde de Floridablanca.
- Conde de Aranda.
- Personajes ilustrados como Olavide, Cabarrús y Jovellanos.
Estos colaboradores propusieron una serie de medidas tendentes a la modernización y racionalización del Estado.
Evolución de la Política Exterior en Europa
El reinado de los Borbones se inició con una importante pérdida de poder e influencia de la Corona española en el contexto internacional. Esto permitió liberar a la monarquía de la pesada carga militar y financiera que había supuesto el mantenimiento de las numerosas posesiones europeas en los siglos XVI y XVII, de forma que los Borbones concentraron sus energías en mejorar la situación en el interior del país.
El siglo XVIII fue una centuria de relativa paz. Los principales enfrentamientos se produjeron a causa del empeño de Isabel de Farnesio en asegurar el trono de Nápoles y Sicilia para su hijo mayor. Los intereses españoles en Italia comportaron el enfrentamiento con algunas potencias europeas, en especial con Austria.
La llegada al trono de Fernando VI inauguró una época de neutralidad en la política exterior; sus esfuerzos se dirigieron a la reestructuración del ejército y de la flota. En la segunda mitad de siglo, con Carlos III, España intervino en la Guerra de los Siete Años al lado de Francia y contra Gran Bretaña. La guerra finalizó en la Paz de París, por la que España perdió Florida y territorios de México a favor de Gran Bretaña, mientras que Luisiana pasaba de manos francesas a españolas. Posteriormente, se recuperaría Menorca de manos inglesas.
España intervendría junto a Francia en la Guerra de Independencia de Estados Unidos apoyando a las colonias. Al final del conflicto, se recuperaron Florida y territorios de México.
La Política Borbónica en América y las Reformas Comerciales
Los Borbones, y especialmente Carlos III, se preocuparon por reorganizar el comercio con América. A pesar de las dificultades consiguientes a la crisis económica del siglo XVII, las colonias seguían siendo una importante fuente de ingresos para la Corona.
El comercio colonial mantenía a principios del siglo XVIII la estructura creada por los Austrias, con dos puertos: el tradicional Sevilla y el de Cádiz, que monopolizaban el derecho al comercio americano. Asimismo, la incapacidad de la industria y agricultura castellana para abastecer la demanda americana dio lugar a que gran parte del comercio estuviese en manos de comerciantes extranjeros.
H4. Etapas de la Liberalización Comercial
En el siglo XVIII, a imitación de otros países, se fundaron compañías comerciales otorgándoles numerosos privilegios y el monopolio sobre productos o territorios americanos. Pero muy pronto este nuevo sistema se demostró también ineficaz.
Durante el reinado de Carlos III, el gobierno acabó con el monopolio del comercio americano y estableció la libre comunicación de los puertos españoles:
- Primero con el Caribe.
- Después con todas las colonias.
Se abrieron una serie de puertos al libre comercio y se decretó la libertad de todos los puertos para comerciar con América.
La Ilustración en España
La asimilación y difusión de las nuevas ideas ilustradas en España fue lenta y difícil. La ausencia de amplios grupos burgueses, el conservadurismo de los medios intelectuales universitarios y el enorme peso de la Iglesia obstaculizaron la difusión de la nueva corriente de pensamiento hasta la mitad de siglo.
A partir de 1750-1760, surgió una generación de pensadores que reflejaban las preocupaciones ilustradas. No formaban un grupo homogéneo, pero coincidían en el interés por la ciencia, el espíritu crítico y la idea de progreso. Todos ellos estaban convencidos de que únicamente la mejora del nivel cultural de la población podía sacar al país de su atraso. Por ello, se enfocaron en dos objetivos prioritarios:
H4. Objetivos de los Ilustrados Españoles
- La Educación: Hicieron de la educación el eje sobre el que debía sustentarse el cambio social. Para conseguir ese objetivo, se enfrentaron a las órdenes religiosas y a los estamentos privilegiados, defendiendo una enseñanza útil y práctica, obligatoria para ambos sexos.
- La Economía: Eran conscientes del atraso del país, que provenía de la gran cantidad de tierras amortizadas en manos de la nobleza y el clero, el excesivo control de las actividades económicas y el desconocimiento de nuevas técnicas. Por ello, se esforzaron en estudiar la situación real del país y proponer una serie de reformas que contribuyeran al crecimiento económico.
