Franco unifica las dos únicas fuerzas políticas permitidas en «territorio nacional», Falange Española, y los carlistas, dando lugar a un nuevo partido llamado:

Sublevación militar y guerra (1936-1939). La Guerra Civil fue el momento más trágico de la historia contemporánea de España. El reformismo de la izquierda parlamentaria y los deseos revolucionarios de los sectores más radicales de la sociedad provocaron un choque con la España más conservadora. En las elecciones de Febrero de 1936 se produjo una fuerte polarización de las fuerzas políticas. La izquierda se agrupó en una coalición “Frente Popular» y se convirtió en la fuerza ganadora. El Gobierno quedó formado por la Izquierda Republicana de Azaña y la Uníón Republicana de Martínez Barrio. El resto debía prestar apoyo parlamentario. Alcalá Zamora fue destituido por las Cortes como presidente de la República, y le sustituyó Azaña. Con gran oposición de la derecha, Casares Quiroga fue nombrado presidente del Gobierno.  Esta polarización produjo un clima de violencia, con enfrentamientos y huelgas. La Falange Española y otros grupos de extrema derecha organizaron patrullas armadas para atacar las izquierdas, quienes responderían de la misma forma, dando lugar a una espiral de violencia que preocupó a una parte de las derechas que ya pensaba en un golpe de fuerza para acabar con el Frente Popular y restablecer el orden. El ejército pensaba que había peligro de una revolución comunista, y comenzó a planificar un levantamiento armado liderado por el general Sanjurjo, refugiado en Portugal, y organizado desde Pamplona por el General Mola. Perseguían el restablecimiento del orden y la autoridad, la defensa de la unidad de España y de la religión católica, y tenía un marcado carácter antidemocrático y anticomunista. El Gobierno trasladó a los militares sospechosos de estar implicados ( sospechosos de pertenecer a la asociación clandestina de oficiales antirrepublicanos). La excusa final fue el asesinato el 13 de Julio de 1936 de Calvo Sotelo en venganza por el asesinato del teniente Castillo. Ello aceleró el levantamiento militar que se inició el 17 de Julio de 1936 en Marruecos, dando comienzo a la Guerra Civil.

Los sublevados habían previsto una operación rápida para apoderarse del poder, pero el golpe ni triunfó en su totalidad ni pudo ser sofocado y la división del país en dos bandos originó una larga y cruenta guerra. 

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 Triunfó en todo el Protectorado de Marruecos, al día siguiente (18 Julio)  el general Franco tomó el mando del ejército de África, a la vez otros jefes militares se sublevaron en la Península. Triunfaron en zonas del interior, Baleares y Canarias, pero fracasó en el resto de España.  El  gobierno de la República tardó en reaccionar, pero después Casares dimitíó y José Giral se hizo cargo del gobierno. Autorizó la entrega de armas a los sindicatos y partidos políticos del Frente Popular, de este modo consiguieron mantener su dominio sobre los principales centros industriales, agricultura de exportación y la mayoría de la flota, aviación y reservas de oro.  Ante esta desventaja inicial, los sublevados necesitaban trasladar rápidamente el ejército de África a la Península. Consiguieron establecer un puente aéreo entre Tetuán y Sevilla con la ayuda de aviones alemanes e italianos, quienes además estaban dispuestos a facilitar armamento y soldados. 

Dimensión política e internacional del conflicto

Enseguida se conformaron dos bandos. Los sublevados (nacionales), defendían la unidad de España, inspirados por el fascismo. Estaba compuesto por grupos conservadores y católicos, partidos de derechas, organizaciones de extrema derecha, tradicionalistas (carlistas),  falangistas, y todos los que se habían opuesto a las reformas de la República. Su intención era “restablecer el orden” mediante una dictadura militar.  Los republicanos defendían la legalidad republicana y el sistema democrático, habían apoyado el Frente Popular y estaban constituidos por clases populares, pequeña burguésía y campesinado. Había muchos partidarios de las organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas, pero también las clases medias republicanas y un nutrido grupo de intelectuales. Todos ellos representaban intereses muy diversos, desde sectores reformistas a grupos revolucionarios. Pero la Guerra tuvo una gran repercusión internacional en un momento de mucha tensión en Europa. Fue visto como una lucha entre las democracias revolucionarias y los regíMenes fascistas en ascenso (Alemania e Italia).Se pensó que España era el primer escenario de un  enfrentamiento a escala mundial.  La mayor parte de la opinión democrática y progresista del mundo se decantó por la República, al igual que la URSS y los partidos comunistas.  


En tanto que la población conservadora de las democracias y los gobiernos fascistas pensaban que la sublevación de Franco era una manera de luchar contra la expansión del comunismo. Así como el catolicismo, que en su mayor parte acabó apoyando a los sublevados.  Los dos bandos recurrieron al exterior para obtener apoyos. Los sublevados (nacionales) obtuvieron ayuda militar en aviones, hombres y armas. Pero los republicanos se encontraron con la negativa de las democracias a prestarles ese apoyo. Temían que el conflicto español se extendiese por Europa, por lo que defendieron una política de apaciguamiento ante la amenaza de la Alemania nazi. Se temía que la implicación en el conflicto español pudiera precipitar el estallido de una nueva guerra europea y había impedir que se internacionalizara aislándolo. Francia impulsó la creación de un Comité de No Intervención (Agosto 1936) con sede en Londres. Pero no logró el objetivo que pretendía, ya que Alemania e Italia se lo saltaron desde el primer momento. La política de no intervención constituyó una gran injusticia para la República y una de las causas de su derrota al impedirle adquirir armas para hacer frente a la insurrección. La República tuvo que enviar las reservas de oro del Banco de España a la Uníón Soviética en Octubre de 1936  para comprar armas. Además se activó un movimiento de solidaridad antifascista (Brigadas Internacionales) formada por voluntarios extranjeros. Sin embargo los sublevados (nacionales) fueron los más favorecidos con el apoyo extranjero. La ayuda alemana e  italiana fue la más importante tanto numérica como tácticamente. Alemania envió a su aviación, la Legión Cóndor, y probó algunas de sus nuevas armas. Cobró su ayuda con la entrega de minerales y otros productos energéticos. El apoyo italiano fue también muy importante, sobre todo en tropas (el Corpo Truppe Volontaire). Además miles de marroquíes sirvieron en el bando nacional.

Evolución de las dos zonas. Bando republicano: Guerra y revolución

El Gobierno republicano entregó armas a los sindicatos y organizaciones políticas del Frente Popular, esto originó un descontrol interno. Además se disolvíó el ejército tradicional y se crearon batallones de voluntarios, en los que debían integrarse las milicias populares.


 Durante el verano de 1936, el poder del Estado era incapaz de controlar la situación y fue sustituido por nuevos organismos que impusieron un nuevo orden revolucionario. En algunas zonas se produjo la colectivización de la propiedad privada (incautar y distribuir la riqueza) y un violento movimiento anticlerical y antiburgués. Se puede decir que la sublevación militar provocó que se extendiese una revolución social.  En Septiembre de 1936 se formó un gobierno de concentración presidido por Largo Caballero, con la participación de todas las fuerzas de izquierda, incluso unos meses después entraron cuatro ministros anarcosindicalistas. Pero pronto surgieron problemas entre comunistas y anarcosindicalistas, los últimos defendían que la revolución debía ser prioritaria; en tanto que los comunistas pensaban que había que centrarse en ganar la guerra. Los problemas que debilitaron definitivamente al gobierno estallaron en Barcelona en 1937 (Hechos de Mayo) con enfrentamientos en las calles entre anarquistas e izquierdistas. Se formó en Mayo de 1937 un nuevo gobierno presidido por Juan Negrín formado solo por partidos políticos. Negrín propuso una política de resistencia de la República e intentó alcanzar un acuerdo con su programa de los Trece Puntos para que cesara la lucha armada, pero Franco no aceptó. Durante los últimos meses insistíó en la necesidad de resistir con la esperanza de que el previsible estallido de una guerra en Europa cambiara el escenario. Pero tras la pérdida de Cataluña en Febrero de 1939 la República tenía los días contados. 

La zona sublevada (nacional): Un Estado totalitario

En la zona nacional la disciplina militar y la proclamación del estado de guerra mantuvieron en todo momento el orden. La muerte de Sanjurjo, que debía encabezar la sublevación, planteó un problema de liderazgo. Se creó en Burgos una Junta de Defensa Nacional presidida por Cabanellas.Se suspendíó la Constitución y prohibíó cualquier actividad política. Pero Franco fue ganando adeptos para dirigir la guerra, en parte porque Hitler y Mussolini lo reconocieron como su interlocutor.  En  Octubre de 1936 fue nombrado “Jefe del gobierno del Estado” y Generalísimo de los Ejércitos españoles y trasladó su cuartel general a Salamanca. Existíó un mando militar único. Sólo eran legales Falange Española de las JONS, cuyo jefe,


José Antonio Primo de Rivera, había sido fusilado, y la Comunión Tradicionalista (carlistas). Se toleraba la CEDA y los grupos monárquicos.  Posteriormente Franco, inspirándose en los modelos italiano y alemán, hizo un Decreto de Unificación creando un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Franco sería el Jefe Nacional de ese partido único. Se creó un primer gobierno en Burgos. Franco tenía la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno. El nuevo Estado se inspiraba en el fascismo y defendía un modelo social basado en el conservadurismo y el catolicismo. Se abolíó la legislación republicana, se suprimieron las libertades y se impuso la censura. También los estatutos de autonomía y se restablecíó la pena de muerte. También se aprobó el Fuero del Trabajo, con un único sindicato y se prohibieron las huelgas y reivindicaciones obreras. También se respetaba la influencia de la Iglesia y se hizo público el apoyo de los obispos a los sublevados. El nuevo Estado era confesional y se derogó el matrimonio civil y el divorcio. La zona nacional se había convertido en un Estado totalitario.

Desarrollo del conflicto bélico


Batalla de Madrid. Tras cruzar el Estrecho, en Julio de 1936, el objetivo inicial de los sublevados era tomar Madrid. El general Yagüe al mando de las tropas de África consiguió enlazar con la zona sublevada del norte tras tomar Badajoz. En Octubre de 1936 Franco líberó el Alcázar de Toledo y estaba a las puertas de Madrid.  Pero la resistencia de la población en medio de consignas como “No pasarán”, y la llegada de las primeras Brigadas Internacionales  frenaron las pretensiones de Franco. Aquí concluyó la fase denominada de columnas (milicias republicanas formada por voluntarios de partidos y sindicatos sin la disciplina militar). 

Las batallas del Jarama y de Guadalajara. Fracasada la toma de Madrid, los sublevados emprendieron intentos por aislar Madrid cortando sus comunicaciones con Valencia. Estas maniobras produjeron las batallas del Jarama y de Guadalajara, ésta última a cargo de topas italianas y que


se saldó con un nuevo fracaso ante el reconstituido ejército de la  República.

La batalla del Norte. Ante la imposibilidad de tomar Madrid, la lucha se trasladaba al Norte. En Abril se produjo el primer bombardeo aéreo del mundo sobre una población civil, en Guernica por la aviación alemana e italiana por orden de Franco. Para aliviar la presión militar sobre el norte, la República abríó nuevos frentes contraatacando en Brunete, cerca de Madrid, y Belchite, en Aragón. Pero no evitó que las tropas nacionales ocuparan toda la zona en Octubre. 

La ruptura del territorio republicano. Tras esta derrota el ejército republicano se reorganizó con la creación de las Brigadas Mixtas a cargo del general Vicente Rojo. Intentó tomar la iniciativa con diversas ofensivas, como la batalla de Teruel. Pero el ejército de Franco desencadenó la campaña de Aragón, llegando al Mediterráneo en Abril de 1938, dividiendo el territorio republicano en dos zonas.

La batalla del Ebro. Fue uno de los mayores episodios militares de la guerra. Empezó en Julio de 1938 con un ataque republicano pero no pudieron consolidar sus conquistas. Franco envió grandes refuerzos y contó con el apoyo de las aviaciones alemanas e italianas y consiguió detener el ataque, que los republicanos tuvieran que replegarse y posteriormente avanzar ocupando parte de Tarragona y la desembocadura del Ebro. En Noviembre de 1938 se dio por acabada la batalla y el ejército republicano quedó mermando.  Se produjo entonces la ofensiva sobre Cataluña y Barcelona caía en Enero de 1939 sin lucha. Esto precipitó la huida hacia Francia de miles de refugiados, y del propio Gobierno, con el presidente Negrín y el de la República, Azaña. Un mes después toda Cataluña estaba ocupada.

El final de la Guerra. Negrín regresó de Francia y quería continuar la guerra con ayuda de los comunistas. Pero a finales de Febrero Reino Unido y Francia reconocieron al gobierno de Franco y Azaña presentó su dimisión como presidente de la República.


A primeros de Marzo se produjo una sublevación (interna, dentro de las propias fuerzas republicanas) contra el gobierno de la República dirigida por el coronel Casado, que había entrado en contacto con espías de Franco para poner fin a la guerra mediante una negociación. Logró controlar Madrid y creó una Junta de Defensa para negociar con Franco “una paz honrosa”. Pero éste no aceptó, obligó a entregar las armas y las tropas nacionales entraron en Madrid sin lucha. En los días posteriores se fue ocupando el resto del territorio aún republicano.. El 1 de Abril de 1939 Franco firmó en Burgos el último parte de guerra dando por concluido el conflicto. 

Consecuencias de la Guerra

Tuvo un balance trágico que se manifestó en muertes y desapariciones, el exilio de numerosos españoles, la represión brutal durante y después de la guerra y las pérdidas económicas. La guerra comportó miseria y muerte para miles de personas de ambos bandos. Algunas fuentes calculan que murieron más de medio millón de personas, contabilizando militares y civiles. Además muchas muertes violentas no figuran en ningún registro. La represión fue sistemática, además de los fusilados hay que contar con presos e internados en campos de concentración, los condenados a trabajos forzados y las personas que permanecieron ocultas. Algunos antifranquistas constituyeron una guerrilla, conocida como maquis que actuaban en los montes.  Asimismo, muchas personas tuvieron que exiliarse. La pérdida fue demoledora para la vida cultural, pues numerosos intelectuales y profesores abandonaron el país.  La guerra también tuvo elevados costes económicos que iba a condicionar gravemente el futuro del país. Se destruyeron las infraestructuras y se paralizó la actividad económica, se perdieron las cosechas y la cabaña ganadera, se produjo una fuerte reducción de la producción industrial.  La desnutrición provocó enfermedades y ocasiónó muertes. La guerra causó además un enorme endeudamiento. El hundimiento de la renta nacional y per cápita, y el hambre estuvo presente en la vida de los españoles durante una dura posguerra.  También destruyó la convivencia entre los españoles, y el sistema democrático creado durante la Segunda República que fue sustituido por una dictadura militar que se prolongará durante 40 años.

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