Evolución Política de Al-Ándalus
Conquista, Emirato y Esplendor del Califato de Córdoba (711-1031)
Los musulmanes desembarcan en Gibraltar en el 711 y derrotan en la batalla de Guadalete al ejército de Don Rodrigo. No conquistaron algunas zonas de la franja cantábrica y los Pirineos. Los conquistadores conservaban sus tierras a cambio del pago de tributos.
Tras la conquista musulmana, la península se convirtió en una provincia o emirato dependiente del Califato de Damasco, gobernado por un emir. En el 756, Abd-al Rahmán I llegó a la península, haciéndose con el poder y proclamándose emir independiente, jefe político pero no religioso. El poder musulmán se desarrolló económica y urbanísticamente.
En el 929, Abd-al Rahmán III se autoproclamó califa y jefe político y espiritual. Esto representó el esplendor cultural de Al-Ándalus. En el 976, Almanzor, ministro de Hisham II, se hizo con el poder y convirtió el califato en una dictadura militar, apoyado en las victorias de su ejército contra los núcleos cristianos del norte. A la muerte de Almanzor, las luchas entre bandos rivales acabaron produciendo la fase final del califato, que terminaría en el 1031, cuando una rebelión depuso al último califa, Hisham III.
Fragmentación y Dominio Norteafricano: Taifas, Almorávides y Almohades
Tras la deposición de Hisham III, Al-Ándalus se fragmentó en numerosos Reinos de Taifas (en árabe, facción o bandería), que se fueron reduciendo, sobre todo por la incorporación de los más pequeños a otros mayores. Seguían siendo territorios prósperos económicamente y, en algunos casos, tuvieron gran importancia cultural, pero su supervivencia dependía, con frecuencia, del pago de tributos.
A finales del siglo XI, ante el avance de los reinos cristianos que en 1085 conquistaron Toledo, los Taifas reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultraortodoxos que habían formado un gran imperio en el norte de África. Su dirigente, Yusuf ibn Tashfin, llegó a la península en 1086 y venció a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz), tras lo que regresó a África. Pero en 1090, retornó a la península con el objetivo de conquistar los Reinos Taifas, que caerían en su poder.
Aunque este poder no llegó a consolidarse del todo, en el siglo siguiente caería el dominio almorávide, estableciéndose los segundos Reinos de Taifas hacia el año 1145. Al mismo tiempo, un nuevo imperio, el almohade, surgía en África y derrotaba a los almorávides. El dominio almohade de la península se inició en 1147 con la ocupación de Sevilla, pero no terminó hasta 1172.
Lograda la unificación de Al-Ándalus, los almohades aumentaron su ataque contra los reinos cristianos. En 1195, el califa Yusuf II aplastó al ejército castellano dirigido por Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. Los reyes cristianos relegaron sus diferencias internas para hacer un frente común contra los almohades.
Organización Económica y Estructura Social de Al-Ándalus
La base económica de Al-Ándalus era la agricultura. Se perfeccionaron las técnicas de regadío y se introdujeron cultivos como el algodón, el arroz o el azafrán. Seguían predominando los latifundios, pero los grandes propietarios residían en ciudades que se convirtieron en centros de consumo, estimulándose la artesanía y el comercio. Se potenció el comercio exterior, sobre todo con la exportación de aceite, y se propició la circulación monetaria.
Grupos Sociales
Socialmente, se distinguían distintos grupos según su origen étnico, su religión, riqueza y poder:
- Musulmanes: Existía una aristocracia de origen árabe y otra de origen sirio, entre las que se dieron frecuentes tensiones. Los bereberes, establecidos en tierras más pobres, protagonizaron rebeliones como la del 741. Los muladíes (conversos), lo que les facilitó la integración social y les eximía de tributos especiales.
- Minorías no musulmanas: Pudieron mantener sus leyes y autoridades a cambio del pago de tributos. Dentro de ellas estaban los judíos, que colaboraron con los musulmanes, y los mozárabes (cristianos), que fueron disminuyendo de número por las conversiones y por la emigración a reinos cristianos.
- Esclavos: Aunque no eran una pieza clave en la economía, la base de la estructura social la formaban los esclavos (eslavos, prisioneros de guerra de origen europeo y negros de origen sudanés).
La Expansión de los Reinos Cristianos: Etapas de la Reconquista
Fases Clave de la Reconquista
- Siglos VIII al X: Los musulmanes eran militarmente superiores a los reinos cristianos, que se limitaron a ocupar territorios casi despoblados, como la cuenca del Duero.
- Siglo XI – Mediados del XII: El Califato entra en crisis y se fragmenta en los Reinos de Taifas. Alfonso VI, rey de Castilla y León, conquista en 1085 el reino de Toledo, de gran valor estratégico. Los musulmanes reclaman la ayuda de los almorávides, que frenan el avance de Castilla con victorias como las de Sagrajas, Consuegra y Uclés. Por su parte, Aragón se extiende hasta el valle medio del Ebro, tomando Zaragoza (1118). A mediados del siglo XII, coincidiendo con la decadencia almorávide, se culmina la conquista del valle del Tajo, tomando Lisboa, y del valle del Ebro hasta Tortosa.
- 2ª mitad del Siglo XII: El poder de los almohades y las disputas entre los reyes cristianos frenaron el avance conquistador, que se limitó a los cursos altos de los ríos Turia, Júcar y Guadiana.
- Siglo XIII (Fase Final): Tras la derrota de Alarcos (1195), los reinos cristianos se unen, incentivados por la declaración de cruzada del Papa Inocencio III, en un ejército que derrota a los almohades en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) y despeja el camino hacia el valle del Guadalquivir. Aragón, con Jaime I el Conquistador, se anexiona Mallorca, Ibiza y el Reino de Valencia. Portugal conquista Faro; y Castilla, culminada por Alfonso X el Sabio, la conquista de Andalucía y la incorporación del Reino de Murcia. Solo queda en manos musulmanas el Reino Nazarí de Granada.
Diversidad Cultural y Centros de Traducción en la Edad Media
Durante ocho siglos, en la península convivieron cristianos, musulmanes y judíos, aunque las relaciones entre ellos no siempre fueron pacíficas. Esta convivencia otorgó al panorama cultural de la época un carácter plural. La existencia de mudéjares en territorios cristianos y de mozárabes en los musulmanes, así como de judíos en unos y otros, proporcionó un intercambio de conocimientos.
La situación de la zona cristiana era muy diferente a la de Al-Ándalus, que actuó como transmisor del pensamiento científico antiguo y oriental. En los territorios cristianos fue la Iglesia quien asumió el papel de preservar y transmitir la cultura, en concreto los monasterios, mediante copia y conservación de libros e impartiendo enseñanzas en escuelas monacales.
El puente cultural entre el mundo islámico y la cristiandad fueron los centros de traducción del árabe (como Toledo), donde se dio un gran impulso a las traducciones, facilitando el acceso a los fondos bibliográficos. Cristianos, árabes y judíos traducían al latín obras en árabe y en griego; esto contribuyó a difundir en el Occidente cristiano gran parte del conocimiento perdido de la antigüedad griega y de la ciencia del mundo islámico.
