Aragón y Zaragoza: Historia, Resistencia y Legado desde el Siglo XVIII

El Siglo XVIII en Aragón: Transformaciones y Resistencia

El siglo XVIII comienza en España con la Guerra de Sucesión (1701-1715), un conflicto internacional entre dos pretendientes al trono tras la muerte de Carlos II «el Hechizado», quien falleció sin descendencia. Por un lado, estaban los austracistas, apoyados por Inglaterra y Holanda, que querían colocar en el trono al archiduque Carlos de Austria, de la Casa de los Habsburgo, que había gobernado España desde el siglo XVI. Por otro lado, estaban los borbónicos, que defendían los derechos de Felipe V de Borbón, nieto de Luis XIV de Francia, quien había sido nombrado heredero por el propio Carlos II en su testamento.

Durante la guerra, el Reino de Aragón no mantuvo una posición fija: en algunos momentos apoyó a Felipe V y en otros al archiduque Carlos. Esta actitud fue interpretada por Felipe V, una vez ganada la guerra, como una traición. Como castigo, impuso los Decretos de Nueva Planta, que suprimieron los antiguos Estados de la Corona de Aragón y todas sus instituciones propias. Aragón perdió sus fueros, se impuso el castellano como única lengua oficial, y se aplicó la legislación y fiscalidad castellana. A partir de entonces, Aragón quedó bajo el control del Consejo de Castilla. Este proceso marca el inicio de un Estado español centralizado, con un solo gobierno desde Madrid. Para hablar de una nación española como tal, habrá que esperar al siglo XIX, durante la guerra contra los franceses, cuando los ciudadanos empiezan a identificarse como parte de una misma comunidad con historia y cultura común. Y como país unificado, no será hasta el reinado de Fernando VII, quien fue el primero en titularse como rey de España.

En 1766 estalló el Motín de Esquilache, que comenzó en Madrid y se extendió por varias ciudades, incluida Zaragoza, donde tuvo bastante fuerza. El aragonés Conde de Aranda fue quien logró controlar la situación, lo que le permitió llegar a ser presidente del Consejo de Castilla. Desde ahí, aunque no consiguió limitar el poder absoluto del rey Carlos III ni recuperar las instituciones aragonesas, sí defendió los intereses del territorio. Zaragoza, además, tuvo una de las Sociedades Económicas de Amigos del País más destacadas, donde se debatían ideas para mejorar la economía y la sociedad. El mayor logro del Conde de Aranda para Aragón fue la construcción del Canal Imperial, una obra clave para el desarrollo agrícola y económico de la región, que en parte financió él mismo.

Zaragoza en la Mirada de José Martí: Historia, Resistencia y Poesía

Este poema dedicado a Zaragoza fue escrito por José Martí, un destacado líder independentista cubano, tras su estancia en la ciudad entre 1873 y 1874. Martí fue enviado a España después de que se le conmutara una condena de prisión en Cuba por sus actividades revolucionarias. Como resultado, terminó viviendo en Zaragoza, donde completó sus estudios universitarios y llegó a conocer bien la ciudad.

Cuando habla de «la de la heroica defensa», se refiere a Zaragoza, que recibió oficialmente el título de «muy heroica» tras resistir con firmeza durante los Sitios contra las tropas napoleónicas. Fue la primera vez que un ejército se enfrentaba a una resistencia tan intensa por parte de la población civil. Aquella lucha convirtió a Zaragoza en un símbolo internacional de resistencia popular. Los Sitios fueron inmortalizados por artistas de diferentes países —pintores, cineastas y escritores— debido a la implicación masiva de toda la población: hombres, mujeres, niños y ancianos, sin distinción de clase social. De las cerca de 55.000 personas que vivían en la ciudad, apenas sobrevivieron unas 12.000, lo que muestra la brutalidad del conflicto.

En los párrafos 4, 5 y 6 del poema, Martí menciona el espíritu rebelde de los zaragozanos, algo que, como revolucionario, le resulta admirable. En los párrafos 4 y 6 alude a hechos históricos como la destitución del Capitán General de Aragón y su sustitución por José Palafox, así como la lucha contra los franceses primero y luego contra los carlistas. Es importante recordar que cuando Martí llegó a Zaragoza, la ciudad arrastraba una larga tradición de luchas populares: desde la Guerra de la Independencia, pasando por las guerras carlistas, hasta el bienio progresista. Incluso en su época se alzaron barricadas tras el golpe de Estado de Pavía, en defensa de la república.

Respecto a los personajes históricos que menciona, hay que aclarar que Padilla, aunque aparece en el poema, era un comunero castellano, por lo que no guarda relación directa con Aragón. En cambio, Lanuza sí era aragonés: fue Justicia del Reino en el siglo XVI y se enfrentó al autoritarismo de Felipe II defendiendo los fueros e instituciones del territorio, lo que le costó la vida. Su inclusión en el poema refuerza la imagen de una Zaragoza combativa desde hace siglos, algo que conecta con la propia identidad rebelde de Martí, aunque sus ideales fueran distintos.

En definitiva, el poema refleja cómo Zaragoza era vista por los extranjeros de la época: una ciudad valiente, revolucionaria y dispuesta a plantarle cara al poder establecido.

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