Cánovas del castillo ideología

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA


Comprender el origen de la Restauración borbónica exige tener en cuenta varios factores: 1)La fragilidad y la completa incapacidad de la I República para resolver tres conflictos bélicos simultáneos (la guerra colonial, la cantonalista y la carlista). 2) La pasividad y la debilidad de toda posible oposición social a la Restauración.
 3) La fuerza de los grupos sociales favorables a un cambio de régimen político y al regreso de los Borbones: La  alta burguésía y los grandes propietarios de tierras, que reclamaba disciplina y estabilidad para el despliegue de sus lucrativas actividades económicas. Los intereses coloniales de los plantadores de Cuba, que temían los proyectos de reforma republicanos. Los mandos y oficiales del Ejército aunque eran mayoritariamente liberales, ahora estimaban que la Gloriosa Revolución del 68, cuyo triunfo habían facilitado directa o indirectamente, había sobrepasado lo aceptable. La Iglesia católica, ya que la mayor parte del clero español abrazaba las ideas reaccionarias, antidemocráticas y antisocialistas defendidas por el papa Pío IX.Al día siguiente del golpe del general Martínez Campos restableciendo la monarquía borbónica, Antonio Cánovas del Castillo se hizo con el control de la situación, asumíó el gobierno y —con el respaldo pleno del rey— logró que los generales alfonsinos aceptaran sus directrices y su liderazgo. A partir de ese momento, Cánovas del Castillo pasó a convertirse en el verdadero creador del sistema político (conocido también como sistema canovista)
Que funciónó de manera inalterable durante toda la época de la Restauración. Las carácterísticas ideológicas más destacadas de su pensamiento político eran el conservadurismo, la defensa de las libertades, la fidelidad a la institución monárquica, el rechazo a la democracia, el antiigualitarismo y el antisocialismo. Para Cánovas, resultaba imprescindible lograr que el pleno reconocimiento de las libertades individuales fuera compatible con el mantenimiento del orden y la disciplina social que hacían posible el desarrollo económico. Admiraba el sistema político liberal y monárquico de Gran Bretaña —la potencia económica y militar más poderosa del mundo donde jamás se producían violentas revoluciones ni sublevaciones militares— e intentó tomar el éxito y la estabilidad británicas como el modelo a imitar para nuestro país. Pero por otro lado, su carácter pragmático («la política es el arte de lo posible», «en política todo lo que no es posible es falso») le impulsó a practicar el compromiso con los adversarios ideológicos y a buscar siempre el acuerdo con los partidos de izquierda liberal («gobernar es transigir»).Desde ese planteamiento el sistema político de la Restauración tenía un carácter conservador y se asentaba en un sistema parlamentario liberal, pero poco o nada democrático.
El nuevo régimen pretendía devolver la estabilidad política, económica y social al país (superar el carácter partidista de los moderados de la etapa anterior, acabar con el intervencionismo militar en la vida política y la proliferación de los enfrentamiento civiles). Las bases del nuevo sistema quedaron fijadas en la Constitución de 1876, en la que se trataba de hacer compatible la defensa de los valores tradicionales (familia, religión, propiedad), los principios políticos moderados y la introducción de algunos de los principios democráticos de 1868.

LAS BASES DEL SISTEMA

El sistema político canovista se sustentó sobre unas bases o pilares tanto legales (la Corona, la Constitución de 1876, la subordinación del ejército al poder civil) como de hecho (el bipartidismo, el turno de partidos, el falseamiento electoral, el caciquismo).

LA CORONA:

La monarquía era una institución incuestionable y permanente. Su papel era ejercer como árbitro en la vida política y garantizar la alternancia en el poder entre los partidos políticos. Debía de adoptar un papel neutral y constitucional. Queda jurídicamente definida (Constitución de 1876) como una monarquía hereditaria y representativa.

EL EJÉRCITO:

Cánovas pretendía terminar con el militarismo «que había traído muchos males a España», y poner fin a los «nefastos pronunciamientos» y a las continuas intromisiones de los mandos del Ejército en las cuestiones políticas. Ello implicaba la aceptación por el ejército de su papel constitucional, así como su subordinación al poder civil. Para evitar futuros pronunciamientos militares, que podían romper la “convivencia continuada”, que defendía Cánovas, el Rey no sería en adelante solamente la clave del mecanismo político-constitucional, sino también Jefe Supremo del Ejército.

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