1. Crisis del Parlamentarismo Español (1914-1923)
A. El Impacto de la Primera Guerra Mundial
El gobierno del conservador Eduardo Dato mantuvo una posición de neutralidad tras el estallido del conflicto (agosto de 1914). Esta decisión se fundamentó en factores como el aislamiento histórico de la política exterior española y su escaso peso político y militar en el contexto internacional.
La sociedad española se polarizó, apoyando a uno u otro bando, lo que generó una profunda polémica:
- Germanófilos: Sectores como la aristocracia, el clero, oficiales del ejército y terratenientes apoyaban a los Imperios Centrales, viéndolos como representantes de la autoridad y el orden conservador.
- Aliadófilos: Sectores financieros se inclinaron por las potencias de la Entente, consideradas defensoras del liberalismo parlamentario y la democracia.
La neutralidad tuvo un efecto económico dual: España se convirtió en suministradora clave de productos industriales y agrarios. El incremento de la demanda exterior estimuló el crecimiento de la producción, pero simultáneamente provocó un aumento descontrolado de los precios. Esto conllevó un empeoramiento drástico del nivel de vida de las clases populares, lo que desencadenó una oleada de huelgas y un aumento de la conflictividad social, culminando en el movimiento huelguístico del verano de 1917.
Por otro lado, la Revolución Bolchevique en Rusia estimuló las perspectivas revolucionarias de las organizaciones obreras, mientras que la burguesía exigió a los gobiernos la adopción de medidas represivas contra el movimiento obrero.
B. La Crisis de 1917
En 1917 confluyeron la crisis política, militar y social, dando lugar a una protesta generalizada de carácter antigubernamental, considerada por muchos historiadores como la crisis final del sistema de la Restauración.
Causas de la Crisis Militar
El descontento militar se debió a varios factores:
- Excesivo número de oficiales en relación con el número de soldados.
- Diferencias internas y agravios dentro del ejército.
- Ascensos obtenidos por méritos de guerra, percibidos como injustos por la antigüedad.
- Disminución de los salarios de los militares.
El descontento desembocó en la formación de las Juntas de Defensa (asociaciones de militares que reclamaban aumentos salariales y reivindicaban los ascensos por antigüedad). En el Manifiesto de 1917 (junio), las Juntas culpaban al gobierno de los males del ejército, y Dato se vio forzado a reconocerlas como órganos representativos militares.
La Crisis Política
La crisis política se inició cuando el gobierno Dato, en abril de 1917, suspendió las garantías constitucionales, clausuró las Cortes e impuso la censura de prensa. Como reacción, la Lliga Regionalista promovió la reunión en Barcelona de una Asamblea de Parlamentarios. Esta asamblea exigió la formación de un gobierno provisional que descentralizara el Estado y convocara elecciones a Cortes Constituyentes. Aunque unos 70 parlamentarios de todo el país se reunieron, el intento fracasó debido a:
- Discrepancias ideológicas entre los asistentes.
- La posición de las Juntas de Defensa.
- El temor de las fuerzas burguesas a un estallido revolucionario incontrolable.
La Crisis Social
La crisis social fue motivada por el descenso de los salarios reales. En marzo de 1917, la CNT y la UGT firmaron un manifiesto para contener los precios bajo la amenaza de una huelga general.
La tensión estalló en agosto de 1917 cuando la UGT hizo un llamamiento a la huelga general para derribar al gobierno y convocar elecciones a Cortes Constituyentes. La huelga tuvo una incidencia muy desigual: fue importante en los grandes núcleos urbanos, pero no afectó al medio rural. El gobierno declaró la ley marcial y reprimió el movimiento, condenando a los miembros de la huelga a cadena perpetua.
A pesar de la magnitud de la protesta, el movimiento de 1917 no consiguió sus objetivos. La consecuencia más importante fue la formación de sucesivos gobiernos de concentración, como el Gobierno Nacional, impulsado por Maura en 1918 e integrado por conservadores, liberales y regionalistas catalanes de la Lliga (Cambó). Sin embargo, las diferencias internas entre sus miembros imposibilitaron cualquier intento serio de restablecimiento del orden social.
C. La Descomposición del Sistema
Los sectores más conservadores buscaron la solución a la mala situación en una dictadura militar. Este periodo se caracterizó por una gran inestabilidad gubernamental: se volvió al turno dinástico, pero ningún partido logró reunir la mayoría parlamentaria necesaria para gobernar con estabilidad. Además, el ejército tomó un protagonismo creciente en la vida política, presentándose como una solución de fuerza capaz de salvar a la monarquía.
Auge Sindical y el Trienio Bolchevique
Por otro lado, los sindicatos incrementaron su afiliación, especialmente la CNT, que fue refundada en el Congreso de Sants (1918) tras haber estado prohibida durante la guerra.
En Andalucía, la miseria del campesinado, el aumento de los precios y la influencia de la revolución soviética dieron paso al “Trienio Bolchevique” (1918-1921), caracterizado por una sucesión de revueltas campesinas que desafiaron el orden establecido.
El Pistolerismo en Barcelona
El movimiento huelguístico fue muy intenso en los centros industriales, destacando Barcelona.
En 1919, la huelga de la empresa eléctrica, La Canadiense, finalizó, pero el incumplimiento de la promesa de liberar a los detenidos provocó su reanudación. La patronal respondió con el lock out (cierre de empresas) y una durísima represión contra los sindicatos.
En este contexto, algunos anarquistas cometieron atentados contra las autoridades. A su vez, los empresarios crearon la Federación Patronal y el Sindicato Libre para contrarrestar la fuerza obrera, recurriendo a la contratación de pistoleros.
El general Martínez Anido, gobernador civil de Barcelona, protegió a los pistoleros de la Patronal y ejerció una dura represión contra los sindicalistas mediante la “ley de fugas” (que permitía a un policía disparar a un detenido alegando intento de fuga).
Esta época fue conocida como el Pistolerismo (1916-1923), donde fueron asesinados conocidos líderes como Salvador Seguí (el “noi del Sucre”) o el propio presidente del gobierno, Eduardo Dato (1921). Se registraron más de 800 atentados, con un saldo de 226 personas muertas.
D. El Desastre de Annual y la Crisis Final
Ante esta situación interna, el gobierno decidió reemprender acciones militares para afianzar el control del territorio del protectorado español en Marruecos.
El general Silvestre se adentró en el Rif y, en 1921, Abd-el-Krim atacó por sorpresa el puesto español de Annual. España perdió casi todo el territorio ocupado y sufrió 13.000 bajas. El Desastre de Annual acentuó el distanciamiento entre los militares y la clase política.
Se formó un gobierno de concentración presidido por Maura que no logró consolidarse. Se nombró una comisión en el Congreso encargada de elaborar un informe sobre lo sucedido en Marruecos (el “Expediente Picasso”), lo cual provocó la oposición frontal del ejército. La cuestión de Marruecos se convirtió en el factor decisivo que aceleró la crisis política, conduciendo finalmente al golpe de Estado de 1923.
