Constitucion del ferrocarril en el gobierno liberal

12.3. Isabel II (1843-1868): el reinado efectivo

Durante el reinado de Isabel II (1843-1868)
se produjo la consolidación definitiva del régimen liberal, basada en una alianza con la corriente moderada, y marginando y reprimiendo al resto. Podemos establecer cuatro etapas:

1.La década moderada (1844-1854)


En mayo de 1844 Narváez llega al poder con el objetivo de frenar la radicalización, imponiendo el llamado principio de orden (autoridad del Estado sobre la sociedad civil). Este proyecto político se plasmó en la Constitución de 1845 (vigente hasta 1868):


Monarquía constitucional, con soberanía compartida entre las Cortes y la Reina (liberalismo doctrinario). Estado confesional.

-Fortalecimiento de la Corona:
Iniciativa legislativa, disolución de las Cortes, derecho de veto, designación del Senado.


Cortes bicamerales

Senado, de nombramiento real con carácter vitalicio entre las altas jerarquías de la nobleza , la iglesia y el ejército, y Congreso con sufragio censitario limitado a los mayores contribuyentes y a un reducido número de personalidades de la cultura, ejército, administración, iglesia, etc. (capacidades).

La organización del Estado siguió un modelo centralizado y jerarquizado, de influencia francesa:

-Las leyes de 1845 eliminaron la autonomía de los ayuntamientos y diputaciones, restringiendo la representación popular.

-Sobre la cuestión foral, se optó por una solución intermedia que evitase conflictos. En el Real Decreto de 1844 se mantenían los ayuntamientos forales y las Juntas Generales vascas y navarra, pero las aduanas se trasladaron hasta los Pirineos.

-Se ordenó un nuevo cuerpo legislativo sobre las bases de igualdad ante la ley,  protección de la propiedad y libertad económica: unificación del sistema tributario (Alejandro Mon), Código Penal de 1848, reforma de la justicia.

-En  cuanto a las relaciones con la Iglesia, en 1844 se suspendió la venta de bienes desamortizados y se devolvieron a sus propietarios los no vendidos. En 1851 se firmó un Concordato por el que el Papa reconoce a Isabel II y acepta los bienes desamortizados a cambio de la financiación de la Iglesia por el Estado.   

El poder de los moderados se sustentó en la Corona, en el ejército y en la manipulación del voto, sustituyendo  la milicia por la guardia civil y limitando la libertad de expresión. Además de la corriente mayoritaria encabezada por Narváez, dentro de los moderados existían otros dos grupos: los viluministas, reaccionarios dirigidos por el marqués de Viluma, y puritanos (Joaquín Francisco Pacheco) que añoraban la Constitución de 1837. En el lado opuesto progresistas y democrátas optaron por el retraimiento (no participación política) o la insurrección violenta. El sistema moderado entró en crisis cuando intentó imponer una política autoritaria dentro de sus propia filas. En 1852 Juan Bravo Murillo presentó un programa de reformas y un proyecto de revisión de la Constitución de 1845 para formar una burocracia estatal moderna y someter el parlamento al gobierno (gobierno por decreto). La oposición que recibió este proyecto, provocó la dimisión de Bravo Murillo y el final de la década moderada (crisis de julio de 1854).

2. El bienio progresista. (1854-1856)


El 30 de junio de 1854 fracasaba el levantamiento del general Leopoldo O´Donnell en Vicalvaro (“vicalvarada”), publicando el Manifiesto de Manzanares, redactado por Antonio Cánovas del Castillo: respeto al trono, legalidad constitucional, rebaja de impuestos, remodelación de la ley electoral y de imprenta y restauración de la Milicia. Ante la extensión del movimiento revolucionario, moderados y  progresistas acordaron  un gobierno encabezado por Espartero, con O´Donnell como ministro de Guerra. El primer objetivo del nuevo régimen fue restaurar el orden público, huyendo del radicalismo, volviendo al régimen progresista del 37 con la elaboración de la constitución “non nata” de 1856: Soberanía nacional, poder legislativo compatido entre el Rey y las Cortes, tolerancia religiosa, senado  según los criterios de 1837 y amplios derechos individuales.

La llamada cuestión social o conflictividad planteada por los nuevos trabajadores urbanos y los campesinos no cesó  (huelga general de Barcelona en julio de 1855), alimentada por el alza de precios a finales de 1855. La Ley de Desamortización de Pascual Madoz (1855) pretendía terminar la venta de bienes del clero y autorizar la enajenación de bienes de propios y comunes de los ayuntamientos para amortizar la deuda del Estado, completando el proyecto de Mendizabal.

El gobierno progresista cayó en 1856 por la conflictividad social, la hostilidad de la Corona, de los círculos moderados y la fragmentación de la coalición de gobierno.

3. La Unión Liberal (1856-1863)


En 1856 O´Donnell forzó la dimisión de Espartero e impuso  la Unión Liberal, proyecto político de partido único (entre progresistas y moderados) que logró la estabilidad gubernamental hasta marzo de 1863, aislando a los sectores más reaccionarios y radicales. Las cortes fueron clausuradas antes de aprobar la nueva constitución y restableció la constitución moderada de 1845.

Esta etapa se caracterizó por su moderantismo político y la modernización económica que pretendía la consolidación del sistema capitalista: liberalización de la propiedad y del subsuelo (Ley Hipotecaria de 1858 y Ley de Minas de 1859), política estatal de obras públicas (Canal de Isabel II), transporte y comunicaciones, expansión industrial de Asturias, País Vasco y Cataluña.

En política exterior, España intento participar en la expansión imperialista europea y recuperar prestigo internacional: intervención en Indochina (1858), reincorporación de Santo Domingo (1861-1864) y campaña de Marruecos de 1859

4.El final del reinado de Isabel II (1863-1868)


El gobierno unionista negaba la alternancia en el poder, presentando disidencias dentro y fuera del partido; mientras,  tuvo que enfrentarse a una fuerte conflictividad social (sublevación agraria de Loja en Granada, 1861) por lo que fue contestado tanto por los moderados (movimiento neocatólico de Cándido Nocedal) como por los progresistas, demócratas y republicanos.

El 27 de febrero de 1863 O´Donnell dimite, sucediendose una serie gobiernos inestables que van a coincidir con la crisis de 1866: sublevación  del general Prim, noche de San Daniel, crisis agraria y financiera de 1866 y Pacto de Ostende, firmado por la oposición para rechazar a los borbones y convocar Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino.

Las muertes de O´Donell (1867) y Narváez (1868) contribuyeron a la descomposición del régimen del 1845, incapaz de ampliar la participación en el sistema político, monopolizado por las corrientes moderadas. La revolución de 1868 prococó el exilio de la reina y el inicio del sexenio democrático.

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