CREACIÓN DE LAS PRIMERAS ASOCIACIONES OBRERAS

12.2 Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental a la sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.

Los cambios económicos y jurídicos tuvieron sus repercusiones en la organización social:
Se liquidó la sociedad estamental del Antiguo Régimen ynació la sociedad burguesa de clases. La nobleza decrece, especialmente la pequeña nobleza (hidalgos). La alta aristocracia, aunque pierde su papel dominante sigue teniendo enorme peso e influencia social. Esta nobleza, la mayoría residente en Madrid, vive de las rentas agrícolas.

La gran burguesía nace y se desarrolla principalmente en estos momentos, son los hombres de negocios, los banqueros, los comerciantes importantes, grandes terratenientes y nuevos industriales.

Las clases medias crecen lentamente, está integrado por empleados públicos (funcionarios), militares, profesores, clero (que desciende un 50 %), abogados, médicos, comerciantes y medianos labradores.

Las clases populares (más del 50%) disminuyen en beneficio de las clases medias de la burguesía. Hasta que se aprueba el sufragio universal están apartadas de la vida pública por no llegar a la contribución. Dentro de este grupo, nos encontramos artesanos, sirvientes, proletariados industrial, mineros y empleados ferroviarios. Las condiciones de vida y laborales de la clase obrera eran muy duras: sueldos bajos, jornadas de quince horas laborables, trabajo infantil desde los ocho años, condiciones precarias, despido libre, analfabetismo, e inexistencia de protección social. Su esperanza de vida estaba en torno a los 30 años, frente a la esperanza de vida de la burguesía que estaba en torno a los 50.

Las clases rurales eran las más abundantes de la sociedad. El proceso desamortizador posibilitó el aumento de labradores autónomos pero también provocó que muchos jornaleros perdieran sus arrendamientos, incrementando la proletarización de este sector de la sociedad.

Los pobres de solemnidad (mendigos y vagabundos) eran más de 250.000 personas.

El crecimiento de la población en España no fue tan espectacular como en la mayoría de los países industrializados. Se pasó de 11,5 millones en 1800 a 18,5 millones en 1900. La moderación en el crecimiento demográfico se explica porque la tasa de mortalidad se mantuvo bastante alta durante todo el s. XIX, como consecuencia de las guerras civiles y de la aparición de epidemias: fiebre amarilla, paludismo y cólera.

Hubo un movimiento de la población desde el centro hacia la periferia especialmente hacia el norte. Aumentó la población urbana, disminuyó la población activa del sector primario en aumento de los sectores secundario y terciario. El mayor ritmo de crecimiento se produjo entre 1820 y 1860, una vez que las colonias se independizaron y finalizó la emigración hacia América. En las últimas décadas del s. XIX el ritmo de crecimiento volvió a caer, y se produjo un avalancha emigratoria hacia Chile, Argentina y Cuba.

Las primeras manifestaciones de conflictividad social fueron los movimientos ludistas, consistentes en la destrucción de las máquinas a las que consideraban responsables de las miserias y el paro, como en el caso de la fábrica de los hermanos Bonaplata.

A partir de 1840, la situación de precariedad de los trabajadores les llevó a crear asociaciones de ayuda mutua para que los protegieran del paro y la enfermedad. A pesar de la prohibición de asociarse, de 1842 hasta 1855, los obreros crearon una organización de asociaciones de ayuda mutua. La existencia de esta organización explica el éxito de la primera huelga general en España en 1855. Las autoridades alarmadas prohibieron las sociedades obreras.

La restauración de las libertades de expresión y de asociación durante el Sexenio democrático facilitó la implantación en España de la AIT, creada en Londres en 1864 y dividida pronto entre las tendencias marxistas y las anarquistas de Bakunin sobre los procedimientos para conseguir la emancipación económica y social de la clase obrera.

En 1868, Fanelli, colaborador de Bakunin, visitó España y fundó los primeros núcleos de la AIT en Madrid y Barcelona. Dos años más tarde se celebró en Barcelona el I Congreso Obrero Español. Tras la escisión de la AIT, se formó en Madrid una sección de inspiración marxista dirigida por Lafargue. Desde entonces el movimiento obrero español se dividió en dos bandos: el socialista, predominante en Madrid, Bilbao, Cantabria y Asturias y, el anarquista, mayoritario en Cataluña, Andalucía, Valencia y Aragón. En 1874, el general Serrano, declara ilegales todas las asociaciones obreras que pasarán a la clandestinidad.

El 2 de mayo de 1879 se fundó el PSOE, presidido por Pablo Iglesias y con 25 miembros. En 1881, aprovechando la Ley de Asociaciones del gobierno de Sagasta, inscribieron oficialmente el partido que ya contaba con 900 militantes. Durante la EXPO de Barcelona (1888), el PSOE celebró su primer congreso en esta ciudad, poco después de la fundación de la UGT, sindicato vinculado al partido.

En la década de 1980 el socialismo español organizó las Casas del Pueblo, centros de reunión con finalidades doctrinales, culturales y formativas. Por otra parte reivindicó la jornada laboral de ocho horas, exigencia que se planteó en las concentraciones convocadas el 1 de mayo de cada año con motivo de la celebración de la fiesta del trabajo.

Las ideas anarquistas tuvieron un gran éxito en Cataluña entre los trabajadores y en Andalucía entre los campesinos. Se centraban en dos principios: la libertad absoluta, sin jerarquías de ningún tipo y la bondad de la sociedad libre. Pretendían la destrucción del Estado, de la propiedad y de cualquier forma de autoridad (política, religiosa y familiar). Postulaban la creación de comunas.

Tras el Asunto de la Mano Negra (una serie de asesinatos y delitos comunes organizados por grupos clandestinos de anarquistas), el anarquismo perdió fuerza. Durante los años 90, el movimiento anarquista se escindió en tres direcciones: la actividad sindical, la propaganda y el atentado terrorista. Ejemplos a destacar: el atentado contra Martínez Campos, el asesinato de Cánovas, la bomba en el Liceo de Barcelona y el atentado contra Alfonso XIII.

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