El Impacto del Desastre del 98 y el Regeneracionismo
La derrota española ante Estados Unidos y la pérdida del resto de su imperio colonial, percibidas en España como un «desastre», originaron una profunda crisis de la conciencia nacional y de la legitimidad del sistema de la Restauración. Ese estado de opinión abarcó, sobre todo, a las clases medias, las cuales impulsaron el llamado Regeneracionismo Intelectual.
Este movimiento consistió en una serie de propuestas y medidas para remediar una situación que sus promotores entendían como la culminación de la decadencia de España. Para cambiar la situación, propusieron programas basados en:
- La reorganización política.
- La dignificación de la vida parlamentaria.
- La reforma educativa.
- La acción orientada hacia la ayuda social y las obras públicas.
- Una política orientada al bien común y no en beneficio de los intereses de la oligarquía.
Los escritores regeneracionistas más destacados fueron: Leopoldo Alas (*Clarín*), Joaquín Costa, los escritores de la llamada Generación del 98 y algunos científicos como Santiago Ramón y Cajal.
El Revisionismo Político en la Crisis de la Restauración
En la crisis del sistema político de la Restauración intervinieron varios factores:
- La fragmentación en múltiples tendencias de los partidos dinásticos, lo que dificultó enormemente la práctica del turno de partidos.
- Esta fragmentación e inestabilidad tuvo como consecuencia el mayor protagonismo del rey en el sistema político (Alfonso XIII).
- Aumentó también la oposición de las fuerzas antidinásticas.
Las dos propuestas más sólidas de reforma del sistema de la Restauración por los partidos dinásticos las realizaron los gobiernos de Antonio Maura, líder del Partido Conservador, y José Canalejas, líder del Partido Liberal. Ambos protagonizaron lo que se denomina Revisionismo Político a través de la aplicación de una serie de medidas que intentaron legitimar el sistema de la Restauración vinculándolo a la sociedad y planteando, al menos sobre el papel, el fin del caciquismo y la corrupción electoral.
El Programa de Maura: La «Revolución desde Arriba»
El programa de Maura se denominó la «revolución desde arriba». Adoptó un importante conjunto de medidas de inversión pública:
- Economía e Infraestructura: Aprobación de la Ley de Protección de la Industria Nacional, el plan de reconstrucción naval (en línea con el rearme de las potencias europeas) y actuaciones dirigidas a mejorar la situación de la agricultura.
- Demandas Sociales: En 1908 se estableció el Instituto Nacional de Previsión (antecedente de la Seguridad Social). También se reguló el descanso dominical y la jornada laboral de mujeres y niños.
- Reforma Política: Se intentó poner fin a la corrupción electoral, sin mucho éxito. Se reconoció cierta autonomía municipal con el proyecto de la nueva Ley de Administración Local, por la que se creaban las mancomunidades (asociaciones de las Diputaciones de cada región), un primer paso para un autogobierno regional que daría respuesta a los nacionalismos periféricos.
Los sucesos de la Semana Trágica pusieron fin al gobierno de Maura y a su «revolución desde arriba». Maura, con el apoyo del ejército y del Rey, decretó el embarco de más tropas con destino a Marruecos, decidiendo que fueran unidades de reservistas que debían embarcar en Barcelona.
El Programa de Canalejas: Hacia la Democratización
El intento de reformar el sistema político liberal en una dirección democrática fue obra del nuevo líder del Partido Liberal, José Canalejas. Su programa se sintetizaba en los siguientes enunciados:
- La aprobación de un servicio militar universal y obligatorio que hacía desaparecer los sustitutos por la redención en metálico.
- La supresión de los impuestos indirectos de consumos.
- Relaciones Iglesia-Estado: Trató de redefinir las relaciones Iglesia-Estado. La «Ley del Candado» prohibió la instalación de nuevas comunidades religiosas en tanto se llegaba a un nuevo acuerdo con el Vaticano.
- Organización Territorial: La Ley de Mancomunidades, que trataba de dar solución al problema de la descentralización del Estado, satisfaciendo las peticiones catalanistas.
Desde este momento se abrió un periodo de crisis permanente y de alternancia entre los dos partidos políticos dinásticos.
La Constitución de 1931: Fundamentos de la Segunda República
El 9 de diciembre de 1931 se aprobó la Constitución de la Segunda República, que constaba de 125 artículos. Sus principales características eran:
H3.1. Principios Fundamentales
- Soberanía Popular: Se declaró al nuevo Estado español como una «República democrática de trabajadores de todas clases».
- Sufragio Universal: Se estableció el sufragio universal masculino y femenino. Tras un largo y complejo debate en las Cortes, las mujeres españolas obtuvieron el derecho de voto (Art. 36: «Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes»). No pudieron ejercerlo hasta 1933.
H3.2. Derechos y Libertades
Se incluyó una extensa declaración de derechos y libertades:
- Derechos Civiles: Reconocimiento del divorcio y equiparación de hijos legítimos e ilegítimos.
- Garantías Individuales: Habeas corpus, inviolabilidad de domicilio y correspondencia, libertad de expresión, reunión y asociación.
- Derechos Sociales: Educación primaria obligatoria y gratuita; seguridad social; matrimonio civil y divorcio.
H3.3. Organización de Poderes
Se estableció una separación radical de poderes, con prioridad para el legislativo:
- Poder Legislativo: Parlamento unicameral (Congreso de los Diputados), que controlaba al Gobierno y al Presidente de la República.
- Poder Ejecutivo: Recaía en el Gobierno, con un presidente nombrado por el Presidente de la República (Jefe del Estado elegido para una duración de 6 años y con capacidad para dar decretos y disolver las Cortes).
- Poder Judicial: Recaía en los jueces y en los jurados populares.
H3.4. Organización Territorial y Laicidad
- Organización Territorial: Por primera vez en la historia constitucional española, se reconoció el derecho de las regiones a crear regiones autónomas y de aprobar Estatutos de Autonomía por las Cortes (camino intermedio entre el Estado federal y el unitario).
- Separación Estado-Iglesia: Se estableció un Estado laico sin religión oficial ni financiación a la Iglesia católica. Se garantizó la libertad de cultos. Además, se prohibió ejercer la educación, el comercio y la industria a las órdenes religiosas y se disolvió la Compañía de Jesús (jesuitas).
