Introducción: Del Bienio Reformista al Bienio Radical-Cedista
Tras la aprobación de la Constitución de 1931, la Segunda República vivió una etapa inicial de reformas intensas durante el primer bienio (1931-1933). En noviembre de 1933, Azaña dimitió y convocó elecciones, terminando el periodo conocido como Bienio Reformista. Entre las causas de la dimisión están las maniobras políticas del Partido Radical para expulsar a los socialistas del gobierno, y sobre todo la pérdida de prestigio del gobierno tras el suceso de Casas Viejas. El resultado fue un claro triunfo del centro-derecha, que se debió a múltiples causas: el desgaste del gobierno, la conflictividad social, la unidad del centro-derecha que presentó candidaturas únicas, la división en la izquierda y la abstención de la CNT. Fueron las primeras elecciones en las que votaron las mujeres. A este período se le conoce como Bienio Radical-Cedista.
La Política del Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
El partido más votado fue la CEDA de Gil Robles (115 escaños), seguido del Partido Radical de Lerroux (102). En la izquierda, el PSOE seguía siendo el partido más votado, pero con la mitad de escaños (58). Ante el triunfo de la derecha se produjeron levantamientos e insurrecciones por parte de anarquistas. Debido a esta reacción popular, los dos primeros gobiernos estuvieron presididos e integrados en su mayoría por el Partido Radical. La CEDA apoyó al Partido Radical en el Parlamento con la condición de que eliminara las reformas del gobierno anterior.
Política de Rectificación
Se llevó a cabo lo que se conoció como “política de rectificación”. Sus principales medidas fueron:
- Se paralizó la reforma agraria.
- Se impidió la aplicación de la ley de congregaciones religiosas.
- Se firmó un Concordato con la Iglesia, dotando al clero de fondos para su subsistencia.
- Se paralizó el Estatuto de Autonomía Vasco.
- Se puso en puestos clave a militares claramente antirrepublicanos (Franco, Mola…).
- Se concedió la amnistía a Sanjurjo y sus colaboradores.
Política Laboral
En Política Laboral: se debilitaron los avances en derechos laborales impulsados por Largo Caballero. Además, aumentó el control policial al movimiento obrero y la represión en huelgas y protestas. Se redujo el papel de los jurados mixtos y se dio más poder a los patronos.
Se presentó un proyecto de reforma constitucional que no llegó a aprobarse. A ello hay que añadir el clima de radicalización que vivían las masas sociales debido a la paralización de la reforma agraria y expulsión de jornaleros que habían ocupado tierras. En este contexto se produjo la Revolución de Octubre de 1934.
La Revolución de Octubre de 1934
Causas de la Revolución de Octubre de 1934
- El detonante fue la entrada en octubre de 1934 de tres miembros de la CEDA en el Gobierno, cuya legitimidad democrática era cuestionada por la Izquierda (la CEDA, por sus concentraciones y simbología, era vista por sectores de la izquierda como la entrada del fascismo en España).
- Tras la victoria de las derechas y la política de paralización de las reformas del bienio progresista por parte de la derecha, una parte de la izquierda se planteó la posibilidad de una revolución popular.
- Además, en Europa, se estaban desarrollando los siguientes acontecimientos: la subida de Hitler al poder en Alemania (1933) y la actuación del régimen totalitario del canciller Dollfuss en Austria (febrero de 1934), prohibiendo todos los partidos políticos y aplastando una rebelión socialista bombardeando los barrios obreros de Viena… Amplios sectores de la izquierda interpretaron estos hechos como un adelanto de lo que podría ocurrir en España.
Desarrollo de la Revolución
En cuanto al desarrollo de la Revolución, comienza con la convocatoria por parte de la UGT de una huelga general en todo el país. El gobierno declaró el “estado de guerra” y el movimiento fracasó porque el ejército sofocó con facilidad los focos huelguistas. En Barcelona se proclamó el Estado Catalán, pero el ejército dominó la situación y suspendió el gobierno autonómico, acusado de rebeldía.
El único lugar en el que triunfó la insurrección fue en Asturias, donde se había firmado un pacto entre socialistas, comunistas y anarquistas, con el fin de socializar los medios de producción, en un movimiento revolucionario conjunto. Los obreros asturianos se levantaron en armas, organizaron los suministros, mantuvieron la producción y cubrieron los servicios sanitarios. Controlaron toda la provincia, destituyeron a las autoridades, conquistaron la capital en duros combates contra el Ejército y proclamaron la Revolución Socialista. Los revolucionarios se fueron apoderando de los diversos cuarteles, logrando controlar las cuencas mineras.
Para combatir la revolución asturiana, el Gobierno entregó plenos poderes militares al general Franco, que hizo traer las tropas de la Legión. La resistencia asturiana fue feroz, pero la Legión entró en Asturias con una dura represión. El día 19 de octubre se pactó una rendición y en los días posteriores las fuerzas de seguridad se encargaron de la represión.
Consecuencias de la Revolución de Octubre de 1934
El balance fue durísimo: murieron entre 1.000 y 2.000 insurrectos, según diferentes historiadores, unos 300 miembros de las fuerzas de seguridad y del ejército, y más de 30 sacerdotes y religiosos. Además, hubo miles de heridos, fusilamientos sin juicio en los primeros momentos, 30.000 detenidos, muchos de manera arbitraria, incluidos Companys y Azaña (que no había participado en la revolución) y los principales dirigentes socialistas. La ciudad de Oviedo sufrió graves daños.
La autonomía de Cataluña quedó suspendida temporalmente. Su restablecimiento fue gradual, pero ya no recuperó parte de sus competencias. Hubo numerosas condenas a muerte, pero al final se indultó a los máximos responsables y se ejecutó a dirigentes secundarios.
Se produjo un giro aún más conservador en la política del gobierno: la CEDA salió fortalecida (cinco carteras en el nuevo gobierno presidido por Lerroux). Se aceleraron las medidas contrarreformistas.