Introducción: El Legado de Franco y el Inicio de la Democracia
El fin de la dictadura de Franco dio paso a la monarquía de Juan Carlos I de Borbón, designado por el propio dictador. El rey, sin embargo, inició un camino hacia la apertura política. Los hitos clave para la implantación de la democracia fueron:
- En 1976, el rey confía el gobierno a Adolfo Suárez, quien desmanteló el sistema franquista y pactó con los líderes de la oposición las bases para la celebración de elecciones en 1977.
- En 1977, se convocan elecciones a Cortes Constituyentes, permitiendo la participación de todos los partidos políticos.
- En 1978, la Constitución Española es aprobada por las Cortes y ratificada en referéndum por los ciudadanos españoles. Entre otros aspectos fundamentales, reconoce el Estado de las Autonomías.
- El partido político que lideró este proceso fue la UCD (Unión de Centro Democrático), bajo el liderazgo de Adolfo Suárez.
El desmantelamiento del régimen franquista se debió a múltiples factores: el agotamiento de la fórmula autoritaria, incapaz de resolver los profundos cambios sociales y económicos en España; el papel crucial del rey; la actuación estratégica de las fuerzas políticas lideradas por Adolfo Suárez; y la actitud pragmática de la oposición democrática, que renunció a algunos principios básicos en aras del consenso. La influencia internacional, favorable a la democratización de España, también tuvo una relevancia significativa.
La Transición fue un periodo complejo y lleno de desafíos, marcado por dos momentos clave: la legalización del PCE (Partido Comunista de España) y el intento de golpe de Estado del 23F en 1981. Ambos obstáculos fueron superados con éxito, consolidando el proceso democrático, que se dio por finalizado en 1982 con el triunfo electoral del PSOE.
El Desarrollo de la Transición Española
El Fin del Régimen Franquista: El Gobierno de Arias Navarro
La Transición fue un proceso complejo, dificultado por varios factores: la fuerte oposición de sectores franquistas dentro de las instituciones del Estado (especialmente el ejército), una grave crisis económica, las intensas reivindicaciones de los partidos políticos y los continuos atentados terroristas.
Aunque el rey fue designado bajo las leyes franquistas, dentro del propio franquismo existían dos sectores bien diferenciados:
- Inmovilistas: Compuestos por viejos franquistas, la práctica totalidad del ejército y el sindicalismo vertical (salvo algunos dirigentes). Su objetivo era mantener un “franquismo sin Franco”.
- Aperturistas: Sectores liderados por Manuel Fraga que abogaban por la creación de asociaciones políticas, conscientes de que el régimen no podría perdurar tras la muerte de Franco.
Fuera del régimen, la oposición democrática se articulaba en torno a dos grandes tendencias:
- Moderada: Integrada por monárquicos partidarios de Juan Carlos I, democristianos y liberales. Sus líderes, aunque se habían opuesto al régimen de manera contundente, no habían tenido un contacto estrecho con él.
- Radical: Conformada por el PSOE, el PCE, UGT y CCOO, representando a la izquierda tradicional e histórica con una fuerte tradición obrerista.
El proyecto del rey era instaurar un sistema democrático, pero el trauma histórico de la Guerra Civil dificultaba la evolución. Tanto la extrema izquierda como la extrema derecha, en ocasiones con la connivencia de ciertos sectores del ejército, utilizaron la violencia para intentar impedir el proceso.
En este complejo contexto, el gobierno estuvo presidido por Carlos Arias Navarro, lo que inicialmente supuso un continuismo del franquismo. Arias, sin embargo, no parecía la figura adecuada para liderar un proceso reformista de tal envergadura.
Durante su mandato, se produjeron importantes movilizaciones por la amnistía, crecientes tensiones en el País Vasco (con la actividad de ETA y cierto apoyo popular), y una huelga general en Vitoria (1976) que fue reprimida con extrema dureza, resultando en cinco muertos y decenas de heridos. Finalmente, Arias Navarro dimitió por su falta de sintonía con el rey y su incapacidad para impulsar las reformas necesarias.
El Gobierno de Adolfo Suárez: La Reforma desde la Legalidad
En julio de 1976, Adolfo Suárez fue nombrado presidente del gobierno. Aunque procedía de las filas falangistas, su proyecto reformista, inicialmente impreciso, se caracterizó por ser dirigido desde la legalidad heredada del franquismo, y no desde una ruptura radical. Es decir, los cambios se implementaron a partir de las leyes vigentes, lo que permitió que el establecimiento de un nuevo sistema democrático se realizara sin grandes traumas. Suárez se valió de los instrumentos de dicha legalidad, como las Cortes Españolas, para aprobar la Ley de Reforma Política. Esta ley, considerada el inicio del proceso que culminaría en la Constitución de 1978, fue aprobada tanto por las Cortes como por los ciudadanos españoles en referéndum, sentando las bases para la implantación de la democracia. Un aspecto crucial fue la instauración, por sufragio universal, de unas Cortes compuestas por Congreso y Senado, además del anuncio de elecciones democráticas. Si bien esta ley no concretaba la forma del nuevo sistema, sí eliminaba los obstáculos que el régimen franquista ofrecía para instaurar un sistema democrático. La ley fue aprobada por una gran mayoría (94% de aprobación popular).
El siguiente paso fundamental fue convocar elecciones generales, para lo cual Suárez necesitaba el apoyo de la oposición. Una vez conseguido el respaldo del PSOE, la continuación del proceso implicó la controvertida legalización del PCE (Partido Comunista de España), prohibido durante el franquismo, en abril de 1977.
Durante este periodo, se produjo una preocupante reactivación del terrorismo. En el País Vasco, la ebullición política era intensa; aunque Suárez concedió una amnistía, ETA continuó con sus atentados. También destacaron otros grupos terroristas: el GRAPO, de extrema izquierda, responsable de bombas y secuestros de personalidades ligadas al franquismo; y el terrorismo de extrema derecha, que culminó en los trágicos asesinatos de Atocha (1977), donde fueron asesinados abogados laboralistas ligados al PCE. A pesar de la violencia, Suárez logró que él y la mayoría de los líderes de la oposición publicaran un comunicado conjunto denunciando el terrorismo y apoyando el proceso democrático.
Finalmente, se convocaron las elecciones generales de junio de 1977 para las Cortes Constituyentes, cuya principal misión sería elaborar una constitución democrática. Se presentaron cuatro grandes fuerzas políticas:
- UCD (Unión de Centro Democrático): Liderada por Adolfo Suárez, aglutinaba a centristas y sectores de la derecha democrática.
- PSOE (Partido Socialista Obrero Español): Con Felipe González y Alfonso Guerra como figuras destacadas, representaba al socialismo democrático.
- PCE (Partido Comunista de España): Liderado por Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri, representaba a la izquierda antifranquista.
- AP (Alianza Popular): Encabezada por Manuel Fraga, agrupaba a la derecha post-franquista.
- También obtuvieron representación partidos nacionalistas como el PNV y CDC.
La UCD ganó las elecciones, y el PSOE se consolidó como la segunda fuerza política. A partir de entonces, las Cortes Constituyentes iniciaron la redacción de la Constitución, buscando el consenso entre todas las fuerzas políticas representadas.
La Constitución Española de 1978: Pilar de la Democracia
La nueva Constitución Española proclamaba que la soberanía nacional reside en el pueblo, establecía la monarquía parlamentaria como forma política del Estado y garantizaba la separación e independencia de tres poderes:
- Poder Legislativo: Recae en las Cortes Generales, formadas por dos cámaras (Congreso de los Diputados y Senado), elegidas por sufragio universal. Son las depositarias de la soberanía nacional y las encargadas de elaborar las leyes.
- Poder Ejecutivo: El gobierno dirige la política interior y exterior. Puede presentar proyectos de ley a las Cortes. A su vez, las Cortes controlan al ejecutivo a través de la investidura del presidente del gobierno por los diputados y mediante las mociones de censura.
- Poder Judicial: Constituido por jueces y magistrados que administran la Justicia, de forma independiente.
La gran novedad de la Constitución de 1978 fue el reconocimiento pleno de las Comunidades Autónomas, conjugando la “indisoluble unidad de la Nación española” con el reconocimiento del derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Otros aspectos fundamentales incluyeron el reconocimiento de los derechos humanos y las libertades, conforme a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y la igualdad de todos los españoles ante la ley. También se estableció la aconfesionalidad del Estado, aunque se tuvieron en cuenta las creencias religiosas de la sociedad (mayoría católica). Asimismo, fijaba la libertad de enseñanza, de mercado y los derechos fundamentales a la vida, a la propiedad privada, a la educación y a la huelga. El referéndum para la ratificación del Proyecto de Constitución tuvo lugar el 6 de diciembre de 1978, siendo aprobada por el 87,78% de los votantes, lo que representaba el 58,97% del censo electoral.